Old/New Testament
Profecía contra los aliados de Egipto
30 Entonces vino a mí la palabra del SEÑOR, diciendo: 2 “Oh hijo de hombre, profetiza y di que así ha dicho el SEÑOR Dios[a]: ‘¡Lamenten! ¡Ay de aquel día! 3 Porque cercano está aquel día; cercano está el día del SEÑOR. Será día de nublado, la hora de las naciones. 4 La espada llegará a Egipto, y habrá estremecimiento en Etiopía cuando en Egipto caigan los heridos, y tomen sus riquezas y sean destruidos sus cimientos. 5 Etiopía, Libia, Lidia y toda Arabia[b], los de Cub y los hijos de la tierra del pacto caerán a espada juntamente con ellos’. 6 Así ha dicho el SEÑOR: ‘Así caerán los que apoyan a Egipto. Caerá el orgullo de su poderío, desde Migdol hasta[c] Asuán, caerán en ella a espada, dice el SEÑOR Dios[d]. 7 Quedarán desolados en medio de las tierras desoladas, y sus ciudades estarán en medio de las ciudades arruinadas. 8 Y sabrán que yo soy el SEÑOR, cuando yo prenda fuego a Egipto y todos sus ayudadores sean quebrantados’.
9 “En aquel tiempo saldrán de delante de mí mensajeros en naves, para hacer temblar a la confiada Etiopía. Habrá estremecimiento entre ellos, como en el día de Egipto, ¡porque he aquí que viene! 10 Así ha dicho el SEÑOR Dios[e]: ‘Pondré fin a la multitud de Egipto por medio de Nabucodonosor, rey de Babilonia. 11 Él y su pueblo junto con él, los más crueles de las naciones, serán traídos para destruir la tierra. Ellos desenvainarán sus espadas contra Egipto y llenarán la tierra de muertos. 12 Convertiré en sequedad los canales, y abandonaré la tierra en mano de malvados. Destruiré la tierra y su plenitud por medio de extranjeros. Yo, el SEÑOR, he hablado’ ”.
13 Así ha dicho el SEÑOR Dios[f]: “También destruiré los ídolos. Pondré fin a los dioses de Menfis, y ya no habrá príncipe en la tierra de Egipto. Y pondré temor en la tierra de Egipto: 14 Desolaré a Patros, prenderé fuego a Tanis y ejecutaré actos justicieros en Tebas. 15 Derramaré mi ira sobre Sin, la fortaleza de Egipto, y exterminaré la multitud de Tebas. 16 Prenderé fuego a Egipto: Sin tendrá grandes dolores de parto, Tebas será destrozada, y Menfis tendrá continuas angustias. 17 Los jóvenes de Heliópolis y de Bubastis caerán a espada; ellas irán en cautiverio. 18 En Tafnes se oscurecerá el día cuando yo rompa allí los yugos de Egipto, y en ella cesará la soberbia de su poderío. Una nube la cubrirá, y sus hijas irán en cautiverio. 19 Ejecutaré actos justicieros en Egipto. Y sabrán que yo soy el SEÑOR”.
Decadencia egipcia y apogeo babilónico
20 Aconteció en el séptimo día del mes primero[g] del año once, que vino a mí la palabra del SEÑOR, diciendo: 21 “Oh hijo de hombre, yo he roto un brazo del faraón, rey de Egipto, y he aquí que no se lo ha vendado poniéndole medicinas, ni se le ha puesto una venda para ser entablillado, a fin de fortalecerlo para que pueda sostener la espada. 22 Por eso, así ha dicho el SEÑOR Dios[h], he aquí que yo estoy contra el faraón, rey de Egipto, y romperé sus brazos, el fuerte y el fracturado; haré que la espada se caiga de su mano. 23 Dispersaré a los egipcios entre las naciones y los esparciré por los países.
24 “Pero fortaleceré los brazos del rey de Babilonia y pondré mi espada en su mano. Romperé los brazos del faraón y gemirá delante de aquel con gemidos de un herido de muerte. 25 Fortaleceré, pues, los brazos del rey de Babilonia, mientras que los brazos del faraón decaerán. Y sabrán que yo soy el SEÑOR, cuando yo ponga mi espada en la mano del rey de Babilonia y él la extienda contra la tierra de Egipto. 26 Dispersaré a los egipcios entre las naciones y los esparciré por los países. Y sabrán que yo soy el SEÑOR”.
Alegoría del cedro y de los cipreses
31 Aconteció en el primer día del mes tercero[i] del año once que vino a mí la palabra del SEÑOR, diciendo: 2 “Oh hijo de hombre, di al faraón, rey de Egipto, y a su multitud: ‘¿A quién te has comparado en tu grandeza? 3 He aquí que consideraré al cedro del Líbano, de ramas hermosas, que ensombrecía al bosque. Era de gran altura y su copa estaba entre las nubes[j]. 4 Las aguas lo hicieron crecer; lo enalteció el abismo, que dirigió sus ríos alrededor de su vergel, y envió sus canales a todos los árboles del campo. 5 Por tanto, superó en altura a todos los árboles del campo y sus ramas se multiplicaron. A causa de la abundancia de agua, se extendió el ramaje que había echado. 6 En sus ramas hacían su nido todas las aves del cielo, debajo de su ramaje parían todos los animales del campo, y a su sombra habitaban todas las grandes naciones. 7 Se hizo hermoso por su grandeza y por la extensión de su follaje, pues su raíz estaba junto a muchas aguas. 8 En el jardín de Dios los demás cedros no lo igualaban, los cipreses no se le podían comparar en ramaje ni los castaños tuvieron ramas semejantes a las suyas. Ningún árbol en el jardín de Dios era igual a él en hermosura. 9 Lo hice hermoso por la abundancia de su follaje, y todos los árboles en Edén, el jardín de Dios, le tuvieron envidia’.
10 “Por tanto, así ha dicho el SEÑOR Dios[k]: ‘Por cuanto se elevó[l] en estatura y levantó su copa hasta las nubes[m], y su corazón se enalteció con su altura, 11 por eso lo he entregado en mano de la más poderosa de la naciones, que ciertamente hará con él conforme a su impiedad. Yo lo he desechado; 12 y los extranjeros, los más crueles de los pueblos, lo cortan y lo abandonan. Sobre los montes y en todos los valles cae su follaje, y sus ramas son rotas en todas las quebradas de la tierra. Todos los pueblos de la tierra se van de su sombra; lo abandonan. 13 Sobre su tronco caído habitan todas las aves del cielo, y sobre sus ramas están todos los animales del campo. 14 Así sucede para que ninguno de los árboles que crecen junto a las aguas se exalte por su altura ni levante su copa hasta las nubes[n]; y para que ninguno de los árboles que beben aguas confíe en la altura de sus ramas. Porque todos son entregados a la muerte, a la parte más baja de la tierra, en medio de los hijos de los hombres que descienden a la fosa’”.
15 Así ha dicho el SEÑOR Dios[o]: “El día en que él descienda al Seol haré que haya duelo y lo cubriré con el océano. Detendré sus ríos, y las muchas aguas serán detenidas. Por él cubriré de tinieblas el Líbano, y por él todos los árboles del campo se desmayarán. 16 Por el estruendo de su caída haré temblar las naciones, cuando lo haga descender al Seol, junto con los que desciendan a la fosa. Todos los árboles del Edén, los escogidos del Líbano, todos los que beben aguas, se consolarán a sí mismos en la parte más baja de la tierra. 17 Ellos también descenderán con él al Seol, junto con los muertos a espada, los que fueron su brazo, los que habitaban a su sombra en medio de las naciones.
18 “¿A quién, pues, te has comparado así en gloria y en grandeza en medio de los árboles del Edén? Junto con los árboles del Edén, serás derribado a la parte más baja de la tierra. Yacerás en medio de los incircuncisos, junto con los muertos a espada.
“Eso es el faraón y toda su multitud”, dice el SEÑOR Dios[p].
Lamento por el rey de Egipto
32 Aconteció en el primer día del mes duodécimo[q] del año doce que vino a mí la palabra del SEÑOR, diciendo: 2 “Oh hijo de hombre, entona un lamento por el faraón, rey de Egipto, y dile:
“‘Has llegado a ser semejante
a un león de las naciones.
Tú eres como el monstruo de los mares; irrumpes en tus ríos,
agitas las aguas con tus pies
y enlodas sus corrientes.
3 Así ha dicho el SEÑOR Dios[r]: Extenderé contra ti mi red
en medio de la reunión
de muchos pueblos,
y con mi malla te levantarán.
4 Te arrojaré en la tierra;
te lanzaré sobre la superficie
del campo.
Haré que las aves del cielo
habiten sobre ti;
haré que se sacien de ti las bestias
de toda la tierra.
5 Tus carnes expondré sobre los montes,
y llenaré los valles con tus restos.
6 Regaré la tierra con el correr
de tu sangre,
y de ti se llenarán las quebradas.
7 Cuando yo te haya extinguido, cubriré los cielos
y haré que se oscurezcan las estrellas. Cubriré el sol con una nube,
y dejará de alumbrar la luz de la luna.
8 Haré que se oscurezcan sobre ti todos los astros luminosos del cielo,
y traeré tinieblas sobre tu tierra, dice el SEÑOR Dios[s].
9 “‘Perturbaré el corazón de muchos pueblos cuando haga llevar a los tuyos
en cautividad[t] entre las naciones,
a tierras que jamás has conocido.
10 Haré que muchos pueblos
queden atónitos a causa de ti. Por tu causa sus reyes
se estremecerán de terror,
cuando yo esgrima mi espada ante sus rostros.
En el día de tu caída
todos temblarán a cada instante, cada uno por su propia vida.
11 Porque así ha dicho el SEÑOR Dios[u]:
La espada del rey de Babilonia vendrá contra ti.
12 Con espadas de hombres valientes haré caer tu multitud.
Todos ellos son los más crueles
de las naciones.
Destruirán la soberbia de Egipto,
y toda su multitud será deshecha.
13 Haré perecer todos sus animales
de junto a las muchas aguas. Nunca más las agitará
el pie del hombre
ni las agitarán las pezuñas
de los animales.
14 Entonces aquietaré sus aguas,
y haré que sus ríos corran como
el aceite, dice el SEÑOR Dios[v].
15 “‘Cuando yo convierta en desolación la tierra de Egipto y la tierra sea vaciada de su plenitud,
cuando yo haga morir a todos los que habitan en ella,
sabrán que yo soy el SEÑOR’.
16 “Este es un lamento, y lo entonarán. Las hijas de las naciones lo entonarán. Por Egipto y por toda su multitud lo entonarán”, dice el SEÑOR Dios[w].
Egipto yacerá en el Seol
17 Aconteció en el día quince del mes primero[x] del año doce que vino a mí la palabra del SEÑOR, diciendo: 18 “Oh hijo de hombre, lamenta tú por la multitud de Egipto y hazlos descender, tanto a él como a las hijas de las naciones poderosas, a las partes más bajas de la tierra, junto con los que descienden a la fosa: 19 ‘¿A quién superas en hermosura? ¡Desciende para que te hagan yacer con los incircuncisos!’.
20 “En medio de los muertos a espada caerán. Él es entregado a la espada. Arrástrenlo con toda su multitud. 21 De en medio del Seol los más fuertes de los poderosos, con sus ayudadores, hablarán de él: ‘Ya han descendido y yacen con los incircuncisos, muertos a espada’.
22 “Allí está Asiria y toda su multitud alrededor de sus sepulcros. Todos ellos cayeron muertos a espada. 23 Sus sepulcros han sido puestos en los lugares más profundos de la fosa, y su multitud yace alrededor de su sepulcro. Todos ellos, los que impusieron su terror en la tierra de los vivientes, han caído muertos a espada.
24 “Allí está Elam, con toda su multitud alrededor de su sepulcro. Todos ellos cayeron muertos a espada y han descendido incircuncisos a las partes más bajas de la tierra, porque impusieron su terror en la tierra de los vivientes. Cargan con su afrenta, junto con los que descienden a la fosa. 25 En medio de los muertos le tendieron su lecho, y toda su multitud está alrededor de su sepulcro, todos incircuncisos, muertos a espada; porque impusieron su terror en la tierra de los vivientes. Cargan con su afrenta, junto con los que descienden a la fosa. Fue puesto en medio de los muertos.
26 “Allí están Mesec y Tubal, con toda su multitud alrededor de sus sepulcros, todos ellos incircuncisos, muertos a espada; porque impusieron su terror en la tierra de los vivientes. 27 No yacen con los valientes que cayeron, de entre los incircuncisos, los cuales descendieron al Seol con sus armas de guerra; cuyas espadas fueron puestas debajo de sus cabezas, y cuyos pecados quedaron puestos sobre sus huesos; porque impusieron su terror sobre los valientes en la tierra de los vivientes. 28 Tú, pues, serás quebrantado entre los incircuncisos, yacerás con los muertos a espada.
29 “Allí está Edom con sus reyes y todos sus dirigentes que en su poderío fueron puestos junto con los muertos a espada. Ellos yacen con los incircuncisos y con los que descienden a la fosa.
30 “Allí están los príncipes del norte, todos ellos, y todos los de Sidón, quienes a pesar del terror causado por su poderío yacen avergonzados, incircuncisos, junto con los muertos a espada. Y cargan con su afrenta, junto con los que descienden a la fosa.
31 “A estos mirará el faraón, y se consolará por toda su multitud, los muertos a espada, aun el faraón y todo el ejército, dice el SEÑOR Dios[y]. 32 Porque impuso[z] su terror en la tierra de los vivientes, también al faraón y a toda su multitud se les hará yacer entre los incircuncisos, con los muertos a espada”, dice el SEÑOR Dios[aa].
La vida según la voluntad de Dios
4 Puesto que Cristo ha padecido en la carne, ármense también ustedes con la misma actitud. Porque el que ha padecido en la carne ha roto con el pecado 2 para vivir el tiempo que le queda en la carne, no en las pasiones de los hombres sino en la voluntad de Dios. 3 Porque ya es suficiente el haber hecho en el tiempo pasado los deseos de los gentiles, habiendo andado en sensualidad, en bajas pasiones, en borracheras, en orgías, en banquetes y en abominables idolatrías. 4 A ellos les parece cosa extraña que ustedes ya no corran con ellos en el mismo desenfreno de disolución, y por eso los ultrajan. 5 Ellos darán cuenta a quien ha de juzgar a los vivos y a los muertos. 6 Porque por esto ha sido anunciado el evangelio aun a los muertos, para que sean juzgados en la carne como los hombres, pero vivan en espíritu según Dios.
7 El fin de todas las cosas se ha acercado. Sean, pues, prudentes y sobrios en la oración. 8 Sobre todo, tengan entre ustedes un ferviente amor, porque el amor cubre una multitud de pecados. 9 Hospédense los unos a los otros sin murmuraciones. 10 Cada uno ponga al servicio de los demás el don que ha recibido, como buenos administradores de la multiforme gracia de Dios. 11 Si alguien habla, hable conforme a las palabras de Dios. Si alguien presta servicio, sirva conforme al poder que Dios le da, para que en todas las cosas Dios sea glorificado por medio de Jesucristo, a quien pertenecen la gloria y el dominio por los siglos de los siglos. Amén.
Glorificando a Dios en el sufrimiento
12 Amados, no se sorprendan por el fuego que arde entre ustedes para ponerlos a prueba como si les aconteciera cosa extraña. 13 Antes bien, gócense a medida que participan de las aflicciones de Cristo, para que también en la revelación de su gloria se gocen con regocijo. 14 Cuando son injuriados en el nombre de Cristo, son bienaventurados porque el glorioso Espíritu de Dios reposa sobre ustedes[a].
15 Así que, ninguno de ustedes padezca como homicida, o ladrón, o malhechor, o por entrometerse en asuntos ajenos. 16 Pero si alguno padece como cristiano, no se avergüence; más bien, glorifique a Dios en este nombre. 17 Porque es tiempo de que el juicio comience por la casa de Dios. Y si primero comienza por nosotros, ¿cómo será el fin de aquellos que no obedecen al evangelio de Dios?
18 Y si el justo con dificultad se salva, ¿en qué irá a parar el impío y pecador?[b].
19 Por eso, los que sufren según la voluntad de Dios, que encomienden su vida[c] al fiel Creador haciendo el bien.
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