Old/New Testament
Juicio contra los gobernantes
11 Entonces el Espíritu me elevó y me llevó a la puerta oriental de la casa del SEÑOR, la que da hacia el este. Y he allí, en la entrada de la puerta había veinticinco hombres, entre los cuales vi a Jazanías hijo de Azur y a Pelatías hijo de Benaías, magistrados del pueblo.
2 Luego me dijo: “Oh hijo de hombre, estos son los hombres que maquinan perversidad y dan mal consejo en esta ciudad. 3 Ellos dicen: ‘No está cercano el tiempo de edificar casas. Esta ciudad será la olla, y nosotros la carne’. 4 Por tanto, profetiza contra ellos. ¡Profetiza, oh hijo de hombre!”.
5 Entonces descendió sobre mí el Espíritu del SEÑOR y me dijo: “Diles que así ha dicho el SEÑOR: ‘Así han hablado, oh casa de Israel, y yo he sabido los pensamientos que suben de sus espíritus. 6 Ustedes han multiplicado sus muertos en esta ciudad; han llenado de muertos sus calles. 7 Por tanto, así dice el SEÑOR Dios[a], sus muertos que han dejado en medio de ella, ellos serán la carne; y ella la olla. Pero a ustedes yo los sacaré de en medio de ella. 8 Temen la espada, y espada traeré sobre ustedes, dice el SEÑOR Dios[b]. 9 Los sacaré de en medio de ella, los entregaré en mano de extraños y entre ustedes ejecutaré actos justicieros. 10 ¡A espada caerán! Los juzgaré en la frontera de Israel, y sabrán que yo soy el SEÑOR. 11 Esta ciudad no les servirá de olla ni ustedes serán la carne dentro de ella. ¡En la frontera de Israel los habré de juzgar! 12 Y sabrán que yo soy el SEÑOR, que no han andado en mis leyes ni han cumplido mis decretos; sino que han actuado según los decretos de las naciones que están a su alrededor’ ”.
13 Y mientras yo profetizaba, aconteció que murió Pelatías hijo de Benaías. Entonces caí postrado sobre mi rostro y exclamé a gran voz, diciendo: “¡Ay, SEÑOR Dios[c]! ¿Exterminarás al remanente de Israel?”.
Un destello de esperanza
14 Y vino a mí la palabra del SEÑOR, diciendo: 15 “Oh hijo de hombre, tus mismos hermanos —los hombres que están contigo en la cautividad[d] y toda la casa de Israel, todos ellos— son aquellos a quienes los habitantes de Jerusalén han dicho: ‘¡Permanezcan lejos del SEÑOR! ¡Es a nosotros a quienes ha sido dada la tierra como posesión!’. 16 Por tanto, diles que así ha dicho el SEÑOR Dios[e]: ‘Aunque los he arrojado lejos entre las naciones y aunque los he dispersado por los países, por un breve tiempo he sido para ellos un santuario en los países a donde han llegado’. 17 Por tanto, di que así ha dicho el SEÑOR Dios[f]: ‘Yo los reuniré de entre los pueblos y los recogeré de los países en los cuales han sido dispersados, y les daré la tierra de Israel’. 18 Allá volverán, y quitarán de ella todas sus cosas detestables y todas sus cosas abominables. 19 Les daré otro[g] corazón, y pondré un espíritu nuevo dentro de ellos[h]. De la carne de ellos quitaré el corazón de piedra y les daré un corazón de carne, 20 para que anden según mis estatutos y guarden mis decretos y los pongan por obra. Ellos serán mi pueblo, y yo seré su Dios. 21 Pero haré que la conducta de aquellos, cuyo corazón anda tras sus cosas detestables y sus abominaciones, recaiga sobre sus cabezas”, dice el SEÑOR Dios[i].
La gloria del Señor deja Jerusalén
22 Entonces los querubines alzaron sus alas, con las ruedas que estaban junto a ellos. Y la gloria del Dios de Israel estaba por encima, sobre ellos. 23 Luego la gloria del SEÑOR ascendió de en medio de la ciudad y se detuvo sobre el monte que está al oriente de la ciudad.
24 Luego el Espíritu me elevó y me volvió a llevar en visión del Espíritu de Dios a Caldea, a los que estaban en la cautividad. Entonces la visión que había visto se fue de mí. 25 Y comuniqué a los cautivos todas las cosas del SEÑOR que él me había mostrado.
Actos simbólicos de la cautividad
12 Vino a mí la palabra del SEÑOR, diciendo: 2 “Oh hijo de hombre, tú habitas en medio de una casa rebelde. Ellos tienen ojos para ver y no ven, y tienen oídos para oír y no oyen, porque son una casa rebelde. 3 Por tanto, tú, oh hijo de hombre, prepárate un equipaje de cautivo, y sal cautivo de día, ante su vista. Sal como cautivo de tu lugar a otro lugar, ante su vista. Quizás lo consideren, porque son una casa rebelde. 4 En pleno día, ante su vista, sacarás tu equipaje como si fuera equipaje de cautivo, y te irás al anochecer ante su vista, como los que son sacados en cautividad. 5 Perfora el muro ante su vista y salc por él. 6 Ante su vista llevarás el equipaje sobre tus hombros. Saldrásd en la penumbra; cubrirás tu cara para no ver la tierra, porque te he puesto como señal para la casa de Israel”.
7 E hice así como me fue ordenado: Saqué de día mi equipaje, como equipaje de cautivo, y al anochecer perforé el muro con mis propias manos. Salí[j] en la penumbra, y llevé mi equipaje sobre los hombros, ante su vista.
8 Entonces, por la mañana, vino a mí la palabra del SEÑOR, diciendo: 9 “Oh hijo de hombre, ¿no te han preguntado los de la casa de Israel, esa casa rebelde, qué estás haciendo? 10 Diles que así ha dicho el SEÑOR Dios[k]: ‘Esta profecía es para el gobernante en Jerusalén, y para toda la casa de Israel que está en medio de ella’. 11 Diles: ‘Yo soy una señal para ustedes; así como yo he hecho, les será hecho a ellos. Irán en cautividad, en cautiverio’. 12 El gobernante que está en medio de ellos alzará sus cosas al hombro en la penumbra y saldrá. Perforarán el muro para salir[l] por él. Cubrirá su cara para no ver la tierra con sus ojos. 13 Pero extenderé mi red sobre él, y quedará atrapado en mi trampa. Lo traeré a Babilonia, a la tierra de los caldeos, pero no la verá, y allí morirá[m]. 14 A todos los que estén alrededor de él, sus ayudantes[n] y todas sus tropas, los esparciré a todos los vientos, y tras ellos desenvainaré la espada. 15 Y sabrán que yo soy el SEÑOR, cuando los disperse entre las naciones y los esparza por los países. 16 Pero haré que unos pocos de ellos escapen de la espada, del hambre y de la peste, para que cuenten acerca de todas sus abominaciones entre las naciones a donde lleguen. Y sabrán que yo soy el SEÑOR”.
17 Entonces vino a mí la palabra del SEÑOR, diciendo: 18 “Oh hijo de hombre, come tu pan con temblor y bebe tu agua con estremecimiento y angustia. 19 Dirás al pueblo de la tierra que así dice el SEÑOR Dios[o] a los habitantes de Jerusalén, acerca de la tierra de Israel: ‘Comerán su pan con angustia, y beberán su agua con horror, porque la tierra será desolada de su plenitud a causa de la violencia de todos los que viven en ella. 20 Las ciudades habitadas serán arruinadas, y la tierra será una desolación’. Y sabrán que yo soy el SEÑOR”.
Contra los falsos profetas
21 Entonces vino a mí la palabra del SEÑOR, diciendo: 22 “Oh hijo de hombre, ¿qué refrán es este que tienen ustedes acerca de la tierra de Israel, que dice: ‘Los días se prolongan, y toda visión se desvanece’? 23 Por tanto, diles que así ha dicho el SEÑOR Dios[p]: ‘Haré cesar este refrán, y no lo pronunciarán más en Israel’. Más bien, diles que se han acercado los días y el cumplimiento[q] de toda visión, 24 pues no habrá más falsa visión ni adivinación lisonjera en medio de la casa de Israel. 25 Porque yo, el SEÑOR, hablaré; la palabra que hablaré se cumplirá. No habrá más dilación, pues en sus días, oh casa rebelde, diré la palabra y la cumpliré”, dice el SEÑOR Dios[r].
26 Y vino a mí la palabra del SEÑOR, diciendo: 27 “Oh hijo de hombre, he aquí que los de la casa de Israel dicen: ‘La visión que este ha visto es para después de muchos días; este profetiza para tiempos remotos’. 28 Por tanto, diles que así ha dicho el SEÑOR Dios[s]: ‘No habrá más dilación para ninguna de mis palabras. La palabra que hable se cumplirá’ ”, dice el SEÑOR Dios[t].
13 Entonces vino a mí la palabra del SEÑOR, diciendo: 2 “Oh hijo de hombre, profetiza contra los profetas de Israel que profetizan. Di a los que solo profetizan lo que hay en sus propios corazones: ‘Escuchen la palabra del SEÑOR. 3 Así ha dicho el SEÑOR Dios: ¡Ay de los profetas insensatos que andan tras su propio espíritu, y que nada han visto! 4 Oh Israel, como zorras entre las ruinas han sido tus profetas. 5 Ustedes no han subido a las brechas ni han levantado un muro alrededor de la casa de Israel, de modo que pueda prevalecer en la batalla en el día del SEÑOR’. 6 Ellos ven vanidad y adivinación mentirosa. Dicen: ‘Así dice el SEÑOR’, pero el SEÑOR no los ha enviado. ¡Con todo, esperan que él confirme las palabras de ellos! 7 ¿Acaso no es vana la visión que han visto, y no es mentira la adivinación que han pronunciado? Porque dicen: ‘El SEÑOR dice’, sin que yo haya hablado. 8 Por tanto, así ha dicho el SEÑOR Dios, porque han hablado vanidad y han visto mentira; por eso, he aquí yo estoy contra ustedes, dice el SEÑOR Dios. 9 Mi mano estará contra los profetas que ven vanidad y adivinan mentira. Ellos no estarán en el consejo de mi pueblo. No serán inscritos en el registro de la casa de Israel ni volverán al suelo de Israel. Y sabrán que yo soy el SEÑOR Dios.
10 “Por tanto, porque han extraviado a mi pueblo diciendo: ‘¡Paz!’, cuando no hay paz, y porque mientras él edifica el muro, ellos[u] lo recubren con cal, 11 di a los que lo recubren con cal, que caerá. Vendrá una lluvia torrencial, caerán piedras de granizo y se desencadenará un viento huracanado. 12 Y he aquí que el muro caerá. ¿Acaso no les dirán: ‘¿Dónde está, pues, la cal con que lo recubrieron?’. 13 Por tanto, así dice el SEÑOR Dios[v], a causa de mi ira haré que se desate un viento huracanado. Por mi furor habrá lluvia torrencial, y piedras de granizo con furia, para destruir. 14 Así destruiré el muro que ustedes han recubierto con cal; lo echaré a tierra, y su cimiento quedará al descubierto. Y cuando caiga, ustedes serán exterminados en medio de la ciudad. Y sabrán que yo soy el SEÑOR. 15 Así desahogaré mi ira en el muro y en los que lo recubrieron con cal. Y les diré: ‘Ya no existe el muro ni aquellos que lo recubrieron, 16 los profetas de Israel que profetizan a Jerusalén y ven visiones de paz, cuando no hay paz’, dice el SEÑOR Dios[w].
Contra las profetisas falsas
17 “Y tú, oh hijo de hombre, pon tu rostro contra las hijas de tu pueblo que profetizan lo que hay en sus propios corazones. Profetiza contra ellas, 18 y diles que así ha dicho el SEÑOR Dios[x]: ‘¡Ay de aquellas que cosen cintas sobre las muñecas de las manos[y], y que para cazar las almas hacen velos de todo tamaño para las cabezas! ¿Habrán de cazar las almas de mi pueblo y preservarán su propia vida? 19 Ustedes me han profanado entre mi pueblo por puñados de cebada y por pedazos de pan, dando muerte a las personas que no debían morir y dando vida a las personas que no debían vivir, mediante el mentir a mi pueblo que escucha la mentira’.
20 “Por tanto, así ha dicho el SEÑOR Dios[z]: ‘He aquí, yo estoy contra sus cintas con que cazan las almas como aves. Las arrancaré de sus brazos y dejaré ir libres como aves las almas que cazan. 21 Asimismo, romperé sus velos y libraré a mi pueblo de su mano. No estarán más al alcance de sus manos cual presa de caza. Y sabrán que yo soy el SEÑOR. 22 Por cuanto en vano han causado dolor al corazón del justo, al cual yo no causé dolor, y han fortalecido las manos del pecador para no apartarlo de su mal camino a fin de librar su vida. 23 Por tanto, ya no verán más visiones vanas, ni volverán a proferir adivinación; yo libraré a mi pueblo de sus manos. Y sabrán que yo soy el SEÑOR’”.
1 Santiago, siervo de Dios y del Señor Jesucristo, a las doce tribus de la dispersión: Saludos.
Fe y sabiduría
2 Hermanos míos, tengan por sumo gozo cuando se encuentren en diversas pruebas 3 sabiendo que la prueba de su fe produce paciencia. 4 Pero que la paciencia tenga su obra completa para que sean completos y cabales, no quedando atrás en nada. 5 Y si a alguno de ustedes le falta sabiduría, pídala a Dios —quien da a todos con liberalidad y sin reprochar— y le será dada. 6 Pero pida con fe, no dudando nada. Porque el que duda es semejante a una ola del mar movida por el viento y echada de un lado a otro. 7 No piense tal hombre que recibirá cosa alguna del Señor. 8 El hombre de doble ánimo es inestable en todos sus caminos.
Pobreza y riqueza
9 El hermano de humilde condición, gloríese en su exaltación; 10 pero el rico, en su humillación porque él pasará como la flor de la hierba. 11 Pues se levanta el sol con su calor y seca la hierba, cuya flor se cae, y su bella apariencia se desvanece. De igual manera también se marchitará el rico en medio de sus negocios.
Tentaciones y dones
12 Bienaventurado el hombre que persevera bajo la prueba porque, cuando haya sido probado, recibirá la corona de vida que Dios ha prometido a los que lo aman.
13 Nadie diga cuando sea tentado: “Soy tentado por Dios” porque Dios no es tentado por el mal, y él no tienta a nadie. 14 Pero cada uno es tentado cuando es arrastrado y seducido por su propia pasión. 15 Luego esa pasión, después de haber concebido, da a luz el pecado; y el pecado, una vez llevado a cabo, engendra la muerte.
16 Mis amados hermanos, no se engañen: 17 Toda buena dádiva y todo don perfecto proviene de lo alto y desciende del Padre de las luces en quien no hay cambio ni sombra de variación. 18 Por su propia voluntad, él nos hizo nacer por la palabra de verdad para que fuéramos como primicias de sus criaturas.
Oidores y hacedores de la Palabra
19 Sepan, mis amados hermanos: Todo hombre sea pronto para oír, lento para hablar y lento para la ira 20 porque la ira del hombre no lleva a cabo la justicia de Dios. 21 Por lo tanto, desechando toda suciedad y la maldad que sobreabunda, reciban con mansedumbre la palabra implantada la cual puede salvar su vida[a].
22 Pero sean hacedores de la palabra, y no solamente oidores engañándose a ustedes mismos. 23 Porque cuando alguno es oidor de la palabra y no hacedor de ella, este es semejante al hombre que mira su cara natural en un espejo. 24 Se mira a sí mismo y se marcha, y en seguida olvida cómo era. 25 Pero el que presta atención a la perfecta ley de la libertad y persevera en ella sin ser oidor olvidadizo sino hacedor de la obra, este será bienaventurado en lo que hace.
La verdadera religión
26 Si alguien parece ser religioso y no refrena su lengua sino que engaña a su corazón, la religión del tal es vana. 27 La religión pura e incontaminada delante de Dios y Padre es esta: cuidar a los huérfanos y a las viudas en su aflicción, y guardarse sin mancha del mundo.
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