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Old/New Testament

Each day includes a passage from both the Old Testament and New Testament.
Duration: 365 days
Reina Valera Actualizada (RVA-2015)
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Proverbios 8-9

La excelencia de la sabiduría

¿Acaso no llama la sabiduría

y alza su voz el entendimiento?

Sobre los lugares prominentes junto
al camino,
en las encrucijadas de las rutas se pone de pie.
Junto a las puertas, ante la ciudad[a],
en el acceso a las entradas da voces:
“¡Oh hombres, a ustedes llamo! Mi voz se dirige a los hijos del hombre.
Entiendan, ingenuos, la sagacidad;
y ustedes, necios, dispongan[b] el corazón.
Escuchen, porque hablaré
cosas excelentes
y abriré mis labios para decir cosas rectas.
Porque mi boca hablará la verdad
y mis labios abominan la impiedad.
Justas son todas las palabras de mi boca;
no hay en ellas cosa torcida ni perversa.
Todas ellas son correctas al que entiende, y rectas a los que han hallado el conocimiento.
10 Reciban mi corrección antes que la plata, y el conocimiento antes que el
oro escogido.
11 Porque la sabiduría es mejor que
las perlas;
nada de lo que desees podrá
compararse con ella.
12 “Yo, la sabiduría, habito
con la sagacidad,
y me hallo con el conocimiento
de la discreción.
13 El temor del SEÑOR es aborrecer el mal. Aborrezco la soberbia, la arrogancia, el mal camino y la boca perversa.
14 Míos[c] son el consejo y la eficiente sabiduría;
mía[d] es la inteligencia, y mía la valentía.
15 Por mí reinan los reyes,
y los magistrados administran justicia.
16 Por mí gobiernan los gobernantes,
y los nobles juzgan[e] la tierra[f].
17 Yo amo a los que me[g] aman,
y me hallan los que con diligencia me buscan.
18 Conmigo están las riquezas y la honra, los bienes duraderos y la justicia.
19 Mejor es mi fruto que el oro, que el oro fino;
mis resultados son mejores que la plata escogida.
20 Camino por la senda de la justicia, por los senderos del derecho;
21 para hacer que los que me aman hereden un patrimonio,
y para que yo colme sus tesoros.
22 “El SEÑOR me creó como su obra maestra,
antes que sus hechos más antiguos.
23 Desde la eternidad tuve el principado, desde el principio, antes que la tierra.
24 Nací antes que existieran los océanos, antes que existiesen los manantiales cargados[h] de agua.
25 Nací antes que los montes fuesen asentados,
antes que las colinas.
26 No había hecho aún la tierra ni los campos
ni la totalidad del polvo del mundo.
27 Cuando formó los cielos allí estaba yo; cuando trazó el horizonte sobre la faz del océano,
28 cuando afirmó las nubes arriba, cuando reforzó las fuentes del océano,
29 cuando dio al mar sus límites
y a las aguas ordenó que no traspasasen su mandato.
Cuando establecía los cimientos de la tierra,
30 con él estaba yo, como un artífice maestro. Yo era su delicia todos los días
y me regocijaba en su presencia en todo tiempo.
31 Yo me recreo en su tierra habitada,
y tengo mi delicia con los hijos del hombre.
32 “Ahora pues, hijos, óiganme: Bienaventurados los que guardan mis caminos.
33 Escuchen la corrección y sean sabios;
no la menosprecien.
34 Bienaventurado el hombre que
me escucha
velando ante mis entradas cada día,
guardando los postes de mis puertas.
35 Porque el que me halla, halla la vida
y obtiene el favor del SEÑOR.
36 Pero el que me pierde se hace daño
a sí mismo;
todos los que me aborrecen aman
la muerte”.

El llamado de la sabiduría

La sabiduría edifica su casa, labra sus siete columnas,

mata sus animales, mezcla su vino
y pone su mesa.
Envía a sus criadas
y llama desde lo más alto de la ciudad:
“¡Si alguno es ingenuo, que venga acá!”.
Y a los faltos de entendimiento dice:
“Vengan, coman mi pan
y beban mi vino que yo he mezclado.
Dejen la ingenuidad y vivan; pongan sus pies en el camino
de la inteligencia”.
El que corrige al burlador se acarrea vergüenza,
y el que reprende al impío se acarrea afrenta.
No reprendas al burlador porque
te aborrecerá;
corrige al sabio y te amará.
Da al sabio, y será más sabio;
enseña al justo y aumentará su saber.
10 El principio de la sabiduría es el temor del SEÑOR,
y el conocimiento del Santísimo es la inteligencia.
11 Porque por mí se aumentarán tus días,
y años de vida te serán añadidos.
12 Si eres sabio, para ti lo serás; pero si eres burlador, sufrirás tú solo.

El llamado de la necedad

13 La mujer necia es alborotadora;
es libertina y no conoce la vergüenza[i].
14 Ella se sienta en una silla a la puerta de su casa,
en lo alto de la ciudad,
15 para llamar a los que pasan por
el camino,
a los que van directo por sus sendas:
16 “¡Si alguno es ingenuo, que venga acá!”.
Y a los faltos de entendimiento dice:
17 “Las aguas hurtadas son dulces
y el pan comido en oculto es delicioso”.
18 No saben ellos que allí están los muertos, que sus invitados están en lo profundo del Seol.

2 Corintios 3

El ministerio del nuevo pacto

¿Comenzamos otra vez a recomendarnos a nosotros mismos? ¿O acaso tenemos necesidad, como algunos, de cartas de recomendación para ustedes, o de ustedes? Ustedes son nuestra carta, escrita en nuestro corazón, conocida y leída por todos los hombres. Es evidente que ustedes son carta de Cristo, expedida por nosotros, escrita no con tinta, sino con el Espíritu del Dios vivo; no en tablas de piedra, sino en las tablas de corazones humanos.

Esta confianza tenemos delante de Dios, por medio de Cristo: no que seamos suficientes en nosotros mismos, como para pensar que algo proviene de nosotros, sino que nuestra suficiencia proviene de Dios. Él mismo nos capacitó como ministros del nuevo pacto, no de la letra, sino del Espíritu. Porque la letra mata, pero el Espíritu vivifica.

Y si el ministerio de muerte, grabado con letras sobre piedras, vino con gloria —tanto que los hijos de Israel no podían fijar la vista en el rostro de Moisés a causa de la gloria de su rostro, la cual se había de desvanecer—, ¡cómo no será con mayor gloria el ministerio del Espíritu! Porque si el ministerio de condenación era con gloria, ¡cuánto más abunda en gloria el ministerio de justificación! 10 Pues lo que había sido glorioso no es glorioso en comparación con esta excelente gloria. 11 Porque si lo que se desvanecía era por medio de gloria, ¡cuánto más excede en gloria lo que permanece!

12 Así que, teniendo tal esperanza, actuamos con mucha confianza; 13 no como Moisés, quien ponía un velo sobre su cara para que los hijos de Israel no se fijaran en el fin de lo que se estaba desvaneciendo. 14 Sin embargo, sus mentes fueron endurecidas; pues hasta el día de hoy, cuando leen el antiguo pacto, el mismo velo sigue puesto, porque solo en Cristo es quitado. 15 Aún hasta el día de hoy, cada vez que leen a Moisés, el velo está puesto sobre el corazón de ellos. 16 Pero cuando se conviertan al Señor, el velo será quitado. 17 Porque el Señor es el Espíritu; y donde está el Espíritu del Señor, allí hay libertad. 18 Por tanto, todos nosotros, mirando a cara descubierta como en un espejo la gloria del Señor, somos transformados de gloria en gloria en la misma imagen, como por el Espíritu del Señor.

Reina Valera Actualizada (RVA-2015)

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