Old/New Testament
36 Y Elihú siguió diciendo:
2 —Espérame un poco, y te informaré, pues aún tengo palabras a favor de Dios.
3 Desde lejos traeré mi saber
y atribuiré justicia a mi Hacedor.
4 Pues, ciertamente, mis palabras no son mentira;
contigo está alguien que es completo en conocimiento.
5 »He aquí que Dios es poderoso pero no desprecia a nadie.
Es poderoso en la fuerza del entendimiento.
6 No otorga vida al impío,
pero a los afligidos concede justicia.
7 No aparta sus ojos de los justos; los hace sentar en tronos
junto con los reyes para siempre,
y los enaltece.
8 Aunque estén presos con grilletes
y atrapados con cuerdas de aflicción,
9 él les declara lo que han hecho
y sus transgresiones,
pues ellos mismos se enaltecieron.
10 Él abre el oído de ellos a la corrección
y manda que se vuelvan de la iniquidad.
11 Si ellos escuchan y le sirven
acabarán sus días con bienestar
y sus años con prosperidad.
12 Pero si no escuchan
serán traspasados por la lanza
y perecerán en su ignorancia.
13 Pues los impíos de corazón
acumulan ira;
no clamarán cuando él los ate.
14 Ellos mismos morirán en la juventud,
y acabarán su vida entre
los pervertidos[a].
15 »Él libra al afligido en su aflicción;
en medio de la opresión abre sus oídos.
16 También te induce a salir
de las fauces de la tribulación
a un lugar espacioso, libre de restricciones
al solaz de tu mesa llena de abundancia.
17 »Pero a ti, por estar lleno del juicio que merece el impío,
el juicio y la justicia te echarán mano.
18 Por lo cual teme, no sea que te tiente la abundancia
ni el mucho soborno te desvíe.
19 En la desgracia no te ayudará tu clamor ni todos tus esfuerzos.
20 No anheles la noche,
cuando los pueblos se desvanecen en su lugar.
21 Cuídate de no volver a la iniquidad, porque eso escogiste más que la aflicción.
22 »He aquí que Dios es exaltado
en su poder.
¿Quién hay que enseñe como él?
23 ¿Quién le ha prescrito su camino? ¿Quién le dirá: “Has hecho maldad”?
24 Acuérdate de engrandecer su obra
la cual cantan los hombres.
25 Todos los hombres la han visto;
el ser humano la mira de lejos.
26 He aquí que Dios es tan sublime que nosotros no le podemos conocer.
Es inescrutable el número de sus años.
27 ȃl atrae las gotas del agua
y a la lluvia convierte en vapor
28 el cual destilan las nubes
y chorrean en abundancia sobre los hombres.
29 ¿Quién podrá comprender de veras
el despliegue de las nubes
y el tronar de su bóveda?
30 He aquí que sobre ella despliega su luz
y cubre las profundidades del mar.
31 Pues por medio de ellos
gobierna a los pueblos
y da comida en abundancia.
32 Con sus manos cubre el rayo
y le manda dar en su blanco.
33 Su trueno anuncia su presencia; ciertamente tiene celo contra
la iniquidad[b].
37 »También por esto tiembla mi corazón y salta fuera de su lugar.
2 Oigan atentamente el estruendo de su voz, el retumbo que sale de su boca.
3 Debajo de todos los cielos lo desencadena
y su relámpago cubre los confines de la tierra.
4 Después de él ruge el trueno; truena con su majestuosa voz. Cuando se oye su sonido, él no lo detiene.
5 Dios truena maravillosamente con su voz;
hace grandes cosas que no las podemos comprender.
6 Pues a la nieve dice:
“¡Desciende a la tierra!”;
y a la lluvia y al aguacero:
“¡Sean impetuosos, oh lluvia y aguaceros!”.
7 »Pone su sello en la mano de todo hombre,
para que todos los hombres reconozcan la obra suya.
8 La fiera entra en su escondrijo permanece en su guarida.
9 El huracán viene de su cámara;
y el frío, de los vientos del norte.
10 Por el soplo de Dios se forma el hielo,
y se solidifica la extensión de las aguas.
11 Él también recarga las nubes de humedad, y la nube dispersa sus relámpagos.
12 Por su designio las hace girar alrededor para que realicen todo lo que les ordene sobre la faz de su mundo habitado.
13 Unas veces como azote,
otras veces por causa de su tierra
y otras veces por misericordia, él
las hace aparecer.
14 »Presta atención a esto, oh Job; detente y reflexiona
en las obras maravillosas de Dios.
15 ¿Sabes tú cómo las pone Dios
y hace aparecer su nube luminosa?
16 ¿Sabes tú cómo flotan las nubes,
las maravillas de aquel
que es perfecto en conocimiento?
17 Tú, cuyas ropas quedan calientes cuando la tierra es silenciada
a causa del viento del sur,
18 ¿has extendido con él la bóveda celeste, firme cual espejo de metal laminado?
19 Muéstranos qué le hemos de decir pues no podemos organizar nuestras ideas a causa de las tinieblas.
20 ¿Habrá que informarle que yo he de hablar?
¿Se le ha de referir lo que diga el hombre?
21 »Y ahora, nadie puede mirar el sol que resplandece entre las nubes, cuando pasa el viento y las despeja.
22 Del norte viene un dorado esplendor;
alrededor de Dios hay una temible majestad.
23 El Todopoderoso, a quien no podemos alcanzar,
es sublime en poder y en justicia.
Es grande en rectitud; no oprime.
24 Por tanto, le temen los hombres.
Él no mira a ninguno de los que se creen sabios.
La carta a los creyentes gentiles
22 Entonces pareció bien a los apóstoles y a los ancianos con toda la iglesia que enviaran a unos hombres elegidos de entre ellos a Antioquía con Pablo y Bernabé: a Judas que tenía por sobrenombre Barsabás, y a Silas, quienes eran hombres prominentes entre los hermanos. 23 Por medio de ellos escribieron:
Los apóstoles, los ancianos y los hermanos, a los hermanos gentiles que están en Antioquía, Siria y Cilicia. Saludos.
24 Por cuanto hemos oído que algunos que han salido de nosotros, a los cuales no dimos instrucciones, les han molestado con palabras, trastornando sus vidas, 25 de común acuerdo nos ha parecido bien elegir unos hombres y enviarlos a ustedes con nuestros amados Bernabé y Pablo, 26 hombres que han arriesgado su vida por el nombre de nuestro Señor Jesucristo. 27 Así que hemos enviado a Judas y a Silas, los cuales también les confirmarán de palabra el mismo informe.
28 Porque ha parecido bien al Espíritu Santo y a nosotros no imponerles ninguna carga más que estas cosas necesarias: 29 que se abstengan de cosas sacrificadas a los ídolos, de sangre, de lo estrangulado y de inmoralidad sexual[a]. Si se guardan de tales cosas, harán bien. Que les vaya bien.
30 Entonces, una vez despedidos, ellos descendieron a Antioquía; y cuando habían reunido a la asamblea, entregaron la carta. 31 Al leerla, se regocijaron a causa de esta palabra alentadora. 32 Judas y Silas, como también eran profetas, exhortaron a los hermanos con abundancia de palabras y los fortalecieron. 33 Después de pasar allí algún tiempo, fueron despedidos en paz por los hermanos para volver a los que los habían enviado. 34 [b], 35 Pero Pablo y Bernabé se quedaron en Antioquía, enseñando la palabra del Señor y anunciando el evangelio con muchos otros.
Comienzo del segundo viaje misionero
36 Después de algunos días, Pablo dijo a Bernabé: “Volvamos ya a visitar a los hermanos en todas las ciudades en las cuales hemos anunciado la palabra del Señor, para ver cómo están”.
37 Bernabé quería llevar consigo a Juan, llamado Marcos; 38 pero a Pablo le parecía bien no llevar consigo a quien se había apartado de ellos desde Panfilia y que no había ido con ellos a la obra. 39 Surgió tal desacuerdo entre ellos que se separaron el uno del otro. Bernabé tomó a Marcos y navegó a Chipre; 40 y Pablo escogió a Silas y salió encomendado por los hermanos a la gracia del Señor. 41 Luego recorría Siria y Cilicia, fortaleciendo a las iglesias.
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