Print Page Options
Previous Prev Day Next DayNext

Old/New Testament

Each day includes a passage from both the Old Testament and New Testament.
Duration: 365 days
Reina Valera Actualizada (RVA-2015)
Version
Ester 9-10

La venganza de los judíos

El día trece del mes duodécimo, que es el mes de Adar[a], cuando habían de ser ejecutados la palabra del rey y su decreto, el mismo día en que los enemigos de los judíos esperaban ejercer poder sobre ellos, ocurrió todo lo contrario. Porque fueron los judíos los que ejercieron poder sobre los que los aborrecían. Los judíos se congregaron en sus ciudades en todas las provincias del rey Asuero, para echar mano sobre los que habían procurado su mal. Nadie los pudo resistir porque el temor de ellos había caído sobre todos los pueblos. Todos los magistrados de las provincias, los sátrapas, los gobernadores y los encargados de las obras del rey enaltecían a los judíos, porque el miedo a Mardoqueo había caído sobre ellos. Pues Mardoqueo era grande en el palacio real; su fama se difundía por todas las provincias y se iba engrandeciendo más y más.

Los judíos dieron a sus enemigos un golpe de espada con matanza y destrucción, e hicieron con sus enemigos lo que quisieron. En Susa, la capital, los judíos mataron y destruyeron a quinientos hombres. Entonces mataron a Parsandata, Dalfón, Aspata, Porata, Adalías, Aridata, Parmasta, Arisai, Aridai y Vaizata, 10 los diez hijos de Amán hijo de Hamedata, el enemigo de los judíos. Pero no echaron mano de sus despojos.

11 El mismo día llegó al rey el número de muertos en Susa, la capital. 12 Y el rey dijo a la reina Ester:

—Si en Susa, la capital, los judíos han matado y destruido a quinientos hombres y a los diez hijos de Amán, ¿qué habrán hecho en las otras provincias del rey? ¿Cuál es, pues, tu petición? Te será concedida. ¿Qué más solicitas? Y será hecho.

13 Y Ester respondió:

—Si al rey le parece bien, concédase también mañana a los judíos en Susa, para que hagan conforme a lo decretado para hoy, y que cuelguen en la horca a los diez hijos de Amán.

14 El rey mandó que se hiciera así. El decreto se promulgó en Susa, y colgaron a los diez hijos de Amán. 15 Entonces los judíos que estaban en Susa se congregaron también el día catorce del mes de Adar[b], y mataron en Susa a trescientos hombres. Pero no echaron mano de sus despojos.

Institución de la fiesta de Purim

16 También el resto de los judíos que estaban en las provincias del reino se congregó para defenderse y así descansar de sus enemigos. Mataron a setenta y cinco mil de los que los aborrecían, pero no echaron mano de sus despojos.

17 Esto ocurrió el día trece del mes de Adar[c]. Y el día catorce del mismo mes reposaron y lo hicieron día de banquete y de regocijo. 18 Pero los judíos que estaban en Susa se congregaron el trece y también el catorce del mismo mes, y el quince del mes reposaron y lo hicieron día de banquete y de regocijo. 19 Por eso los judíos que viven a campo abierto en las aldeas sin muros hacen del catorce del mes de Adar[d] un día de alegría, de banquete y de fiesta, y para enviar porciones de comida cada uno a su vecino.

20 Mardoqueo escribió estas cosas y envió cartas a todos los judíos que estaban en todas las provincias del rey Asuero, cercanas y lejanas, 21 ordenándoles que celebraran cada año los días catorce y quince del mes de Adar[e]; 22 porque en estos días los judíos tuvieron reposo respecto a sus enemigos. El mes que de tristeza se cambió en alegría, y de duelo en día de fiesta, se les ordenó que lo celebren con días de banquete y de regocijo, y para enviar porciones de comida, cada uno a su vecino, y regalos a los necesitados.

23 Los judíos aceptaron como costumbre hacer lo que habían comenzado a celebrar y lo que les escribió Mardoqueo, 24 porque Amán hijo de Hamedata, el agageo, enemigo de todos los judíos, había planeado el exterminio de los judíos y había realizado un pur[f], es decir, un sorteo para confundirlos y acabar con ellos. 25 Pero cuando Ester fue a la presencia del rey, este declaró por escrito que el perverso plan que concibió contra los judíos recayera sobre su cabeza. Y colgaron a él y a sus hijos en la horca. 26 Por esto llamaron a estos días Purim[g], debido a la palabra pur[h].

Entonces, por todas las palabras de este documento, por lo que ellos habían visto al respecto y por lo que les había sucedido, 27 los judíos establecieron y se comprometieron a aceptar para ellos mismos, para sus descendientes y para todos los que se hubieran adherido a ellos, la obligación de no dejar de celebrar estos dos días, según está escrito al respecto, en su respectiva fecha cada año. 28 Y estos días son recordados y celebrados de generación en generación en todas las familias, provincias y ciudades.

Estos días de Purim no dejarán de celebrarse entre los judíos ni su memoria cesará entre sus descendientes. 29 La reina Ester hija de Abijail, junto con el judío Mardoqueo, suscribió con plena autoridad confirmando esta segunda carta acerca de Purim. 30 Mardoqueo envió cartas a todos los judíos, a las ciento veintisiete provincias del reino de Asuero, con palabras de paz y de verdad, 31 para instituir estos días de Purim en sus fechas señaladas, tal como el judío Mardoqueo y la reina Ester habían establecido para ellos, tal como lo habían aceptado para ellos mismos y para sus descendientes, con respecto a sus ayunos y a su clamor. 32 El mandato de Ester confirmó estas cosas acerca de Purim, y fue escrito en un libro.

La grandeza de Mardoqueo

10 El rey Asuero impuso tributo sobre la tierra y las costas del mar. Todos los hechos de su autoridad y de su poder y el acta de la grandeza de Mardoqueo, a la que lo elevó el rey, ¿no están escritos en el libro de las crónicas de los reyes de Media y de Persia? Porque el judío Mardoqueo fue el segundo después del rey Asuero. Él fue grande entre los judíos y estimado por la multitud de sus hermanos. Procuraba el bienestar de su pueblo y promovía la paz entre todos los de su linaje.

Hechos 7:1-21

Discurso de Esteban

Entonces el sumo sacerdote preguntó:

—¿Es esto así?

Y él respondió:

—Hermanos y padres, oigan. El Dios de la gloria apareció a nuestro padre Abraham cuando estaba en Mesopotamia, antes que habitase en Harán, y le dijo: “Sal de tu tierra y de tu parentela y vete a la tierra que te mostraré”[a]. Entonces salió de la tierra de los caldeos y habitó en Harán. Después que murió su padre, Dios le trasladó de allá a esta tierra en la cual ustedes habitan ahora[b]. Pero no le dio heredad en ella, ni siquiera para asentar su pie; aunque prometió darla en posesión a él y a su descendencia después de él[c], aun cuando él no tenía hijo. Así Dios le dijo que su descendencia sería extranjera en tierra ajena y que los reducirían a esclavitud y los maltratarían por cuatrocientos años[d]. “Pero yo juzgaré a la nación a la cual sirvan”, dijo Dios, “y después de esto saldrán y me rendirán culto en este lugar”[e]. Dios le dio el pacto de la circuncisión; y así Abraham engendró a Isaac y le circuncidó al octavo día[f]. Lo mismo hizo Isaac a Jacob, y Jacob a los doce patriarcas.

»Los patriarcas, movidos por envidia, vendieron a José para Egipto[g]. Pero Dios estaba con él; 10 le libró de todas sus tribulaciones y le dio gracia y sabiduría en la presencia del faraón, rey de Egipto, quien le puso por gobernador sobre Egipto y sobre toda su casa[h]. 11 Entonces vino hambre y gran tribulación en toda la tierra de Egipto y en Canaán, y nuestros padres no hallaban alimentos. 12 Pero al oír Jacob que había trigo en Egipto, envió a nuestros padres la primera vez[i]. 13 La segunda vez, José se dio a conocer a sus hermanos[j]. Así el linaje de José fue dado a conocer al faraón. 14 Y José envió e hizo venir a su padre Jacob y a toda su familia, que eran setenta y cinco personas[k]. 15 Así descendió Jacob a Egipto, donde él y nuestros padres terminaron su vida. 16 Y fueron llevados a Siquem y puestos en el sepulcro que Abraham compró a precio de plata, de los hijos de Hamor en Siquem[l].

17 »Como se acercaba el tiempo de la promesa, la cual Dios había asegurado a Abraham, el pueblo creció y se multiplicó en Egipto 18 hasta que se levantó en Egipto otro rey que no conocía a José[m]. 19 Con astucia este rey se aprovechó de nuestro pueblo y maltrató a nuestros padres, haciéndoles exponer a la muerte a sus bebés para que no sobrevivieran. 20 En aquel tiempo nació Moisés[n] y era agradable a Dios. Él fue criado tres meses en la casa de su padre; 21 pero cuando fue expuesto a la muerte, la hija del faraón lo recogió y lo crió como a hijo suyo[o].

Reina Valera Actualizada (RVA-2015)

Version Reina Valera Actualizada, Copyright © 2015 by Editorial Mundo Hispano