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Old/New Testament

Each day includes a passage from both the Old Testament and New Testament.
Duration: 365 days
Reina Valera Actualizada (RVA-2015)
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Ester 6-8

Amán es humillado ante Mardoqueo

Aquella noche se le fue el sueño al rey, y pidió que le trajeran el libro de las memorias o crónicas; y fueron leídas delante del rey. Y se halló escrito en él que Mardoqueo había declarado contra Bigtán y Teres, dos eunucos del rey, guardias de la puerta, que habían conspirado para quitar la vida al rey Asuero. Luego el rey preguntó:

—¿Qué honra o qué distinción se le hizo a Mardoqueo por esto?

Y los servidores que servían al rey le respondieron:

—Nada se ha hecho por él.

Entonces preguntó el rey:

—¿Quién está en el patio?

Amán había entrado al patio exterior del palacio real para pedir al rey que hiciera colgar a Mardoqueo en la horca que tenía preparada para él. Y los servidores del rey le respondieron:

—He aquí, Amán está en el patio.

Y el rey dijo:

—Que entre.

Amán entró, y el rey le preguntó:

—¿Qué se hará al hombre a quien el rey desea honrar?

Amán pensó en su corazón: “¿A quién más deseará honrar el rey sino a mí?”. Entonces Amán respondió al rey:

—Para el hombre a quien el rey desea honrar, que traigan la vestidura real con que se haya vestido el rey, y el caballo en que haya cabalgado el rey y pónganle una corona real sobre su cabeza. Que entreguen la vestidura y el caballo por medio de alguno de los oficiales más nobles del rey, y que vistan a aquel hombre a quien el rey desea honrar. Haz que lo paseen a caballo por la plaza de la ciudad y proclamen delante de él: “¡Así se hace con el hombre a quien el rey desea honrar!”.

10 Entonces el rey dijo a Amán:

—¡Date prisa, toma la vestidura y el caballo, como has dicho, y haz eso con el judío Mardoqueo que se sienta junto a la puerta real. No omitas nada de todo lo que has dicho.

11 Entonces Amán tomó la vestidura y el caballo, vistió a Mardoqueo y lo paseó a caballo por la plaza de la ciudad, proclamando delante de él:

—¡Así se hace con el hombre a quien el rey desea honrar!

12 Luego Mardoqueo volvió a la puerta real, y Amán regresó de prisa a su casa apesadumbrado y con la cabeza cubierta. 13 Amán contó a Zeres, su mujer, y a todos sus amigos todo lo que le había acontecido. Entonces, sus sabios y su mujer le dijeron:

—Si Mardoqueo, delante de quien has comenzado a caer, es de la descendencia de los judíos, no lo vencerás. ¡De hecho caerás delante de él!

14 Aún estaban ellos hablando con él cuando llegaron los eunucos del rey, y se apresuraron a llevar a Amán al banquete que Ester había preparado.

Ester revela su identidad judía

Fueron, pues, el rey y Amán a comer con la reina Ester. También este segundo día, mientras bebían el vino, el rey preguntó a Ester:

—Reina Ester, ¿cuál es tu petición? Te será dada. ¿Qué es lo que solicitas? ¡Hasta la mitad del reino te será concedida!

Entonces la reina Ester respondió y dijo:

—¡Oh rey, si he hallado gracia ante tus ojos, y si a su majestad le parece bien, que me sea concedida la vida por mi petición y mi pueblo por mi solicitud! Porque yo y mi pueblo hemos sido vendidos para ser destruidos, muertos y exterminados. Si hubiéramos sido vendidos para ser esclavos y esclavas, yo habría callado; pues tal desgracia no justificaría molestar al rey…

El rey Asuero preguntó a la reina Ester:

—¿Quién es ese, y dónde está el que ha concebido hacer tal cosa?

Y Ester respondió:

—¡El enemigo y adversario es este malvado Amán!

Entonces Amán se llenó de terror en la presencia del rey y de la reina.

Caída de Amán y triunfo de Mardoqueo

El rey se levantó enfurecido y dejando de beber vino se fue al jardín del palacio. Y Amán se quedó de pie, rogando a la reina Ester por su vida; porque vio que el mal ya estaba decidido para él, de parte del rey.

Cuando el rey regresó del jardín del palacio a la sala donde estaban bebiendo vino, Amán había caído sobre el diván en que estaba Ester. Entonces el rey dijo:

—¿También ha de violar a la reina estando yo en la casa?

En cuanto salió la palabra de la boca del rey, le cubrieron la cara a Amán. Entonces Harbona, uno de los eunucos al servicio del rey, dijo:

—He aquí, hay una horca de veinticinco metros de alto, que Amán ha hecho en su casa para Mardoqueo, quien había hablado bien en favor del rey.

Entonces el rey dijo:

—¡Cuélguenlo en ella!

10 Así colgaron a Amán en la horca que él había preparado para Mardoqueo. Y se apaciguó la ira del rey.

Ese mismo día el rey Asuero dio a la reina Ester la casa de Amán, el enemigo de los judíos. También Mardoqueo vino a la presencia del rey, porque Ester le declaró lo que él era de ella. El rey se quitó su anillo que había vuelto a tomar de Amán y se lo dio a Mardoqueo. Y Ester puso a Mardoqueo a cargo de la casa de Amán.

Decreto real a favor de los judíos

Ester volvió a hablar en presencia del rey. Se echó a sus pies llorando, y le imploró que evitara la desgracia concebida por Amán el agageo y el plan que había ideado contra los judíos. El rey extendió hacia Ester el cetro de oro, y ella se levantó y se puso de pie delante del rey. Entonces dijo:

—Si al rey le parece bien, si he hallado gracia delante de él, si el asunto le parece correcto al rey y yo soy agradable a sus ojos, que se escriba para revocar las cartas maquinadas por Amán hijo de Hamedata, el agageo, que escribió para destruir a los judíos que están en todas las provincias del rey. Porque, ¿cómo podría yo soportar y ver el mal que alcanzaría a mi pueblo? ¿Cómo podría yo soportar y ver la destrucción de mi gente?

Entonces el rey Asuero respondió a la reina Ester y al judío Mardoqueo:

—He aquí, he dado a Ester la casa de Amán, y a él lo han colgado en la horca porque extendió su mano contra los judíos. Ustedes, pues, escriban en nombre del rey acerca de los judíos como les parezca bien y séllenlo con el anillo real. Porque el documento que se escribe en nombre del rey y se sella con el anillo del rey es irrevocable.

En aquel momento fueron llamados los escribas del rey, el día veintitrés del mes tercero, que es el mes de Siván[a]. Y conforme a todo lo que Mardoqueo mandó, se escribió a los judíos, a los sátrapas, a los gobernadores y a los magistrados de las provincias, que desde la India hasta Etiopía eran ciento veintisiete provincias. A cada provincia se escribió según su escritura y a cada pueblo en su idioma. También a los judíos se les escribió según su escritura y en su idioma. 10 Mardoqueo escribió las cartas en nombre del rey Asuero, las selló con el anillo del rey y las envió por medio de mensajeros a caballo, que cabalgaban los veloces corceles de las caballerizas reales. 11 En ellas el rey facultaba a los judíos que estaban en cada una de las ciudades, a que se reunieran y estuvieran a la defensiva para destruir, matar y exterminar a todo ejército de pueblo o provincia que los asediara, incluyendo a los niños y a las mujeres, y para tomar botín de ellos 12 en todas las provincias del rey Asuero, en un solo día: el día trece del mes duodécimo, que es el mes de Adar[b]. 13 Una copia del documento debía ser promulgada como ley en cada provincia, y debía ser proclamada a todos los pueblos, a fin de que los judíos estuvieran preparados para aquel día y tomaran venganza de sus enemigos. 14 Los mensajeros que cabalgaban los veloces corceles reales partieron de prisa, impulsados por la orden del rey. El decreto fue promulgado en Susa, la capital.

15 Mardoqueo salió de la presencia del rey con una vestidura real azul y blanca, una gran corona de oro y un manto de lino fino y púrpura. Y la ciudad de Susa gritaba de gozo y alegría. 16 Los judíos tuvieron esplendor y alegría, regocijo y honra. 17 En cada provincia y en cada ciudad, dondequiera que llegaba la palabra del rey y su decreto, los judíos tenían alegría y regocijo, banquete y día de fiesta. Muchos de los pueblos de la tierra declaraban ser judíos, porque el miedo a los judíos había caído sobre ellos.

Hechos 6

Elección de los siete

En aquellos días, como crecía el número de los discípulos, se suscitó una murmuración de parte de los helenistas contra los hebreos, de que sus viudas eran desatendidas en la distribución diaria. Así que, los doce convocaron a la multitud de los discípulos y dijeron:

—No conviene que nosotros descuidemos la palabra de Dios para servir a las mesas. Escojan, pues, hermanos, de entre ustedes a siete hombres que sean de buen testimonio, llenos del Espíritu y de sabiduría, a quienes pondremos sobre esta tarea. Y nosotros continuaremos en la oración y en el ministerio de la palabra.

Esta propuesta agradó a toda la multitud; y eligieron a Esteban, hombre lleno de fe y del Espíritu Santo, a Felipe, a Prócoro, a Nicanor, a Timón, a Parmenas y a Nicolás, un prosélito de Antioquía. Presentaron a estos delante de los apóstoles; y después de orar, les impusieron las manos.

Y la palabra de Dios crecía, y el número de los discípulos se multiplicaba en gran manera en Jerusalén; inclusive un gran número de sacerdotes obedecía a la fe.

Esteban es tomado preso

Esteban, lleno de gracia y de poder, hacía grandes prodigios y milagros en el pueblo. Y se levantaron algunos de la sinagoga llamada de los Libertos, de los cireneos y los alejandrinos, y de los de Cilicia y de Asia, discutiendo con Esteban. 10 Y no podían resistir la sabiduría y el espíritu con que hablaba. 11 Entonces sobornaron a unos hombres para que dijeran: “Le hemos oído hablar palabras blasfemas contra Moisés y contra Dios”. 12 Ellos incitaron al pueblo, a los ancianos y a los escribas. Y se levantaron contra él, le arrebataron y le llevaron al Sanedrín. 13 Luego presentaron testigos falsos que decían:

—Este hombre no deja de hablar palabras contra este santo lugar y contra la ley. 14 Porque le hemos oído decir que ese Jesús de Nazaret destruirá este lugar y cambiará las costumbres que Moisés nos dejó.

15 Entonces, todos los que estaban sentados en el Sanedrín, cuando fijaron los ojos en él, vieron su cara como si fuera la cara de un ángel.

Reina Valera Actualizada (RVA-2015)

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