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Old/New Testament

Each day includes a passage from both the Old Testament and New Testament.
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Reina Valera Actualizada (RVA-2015)
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2 Reyes 24-25

24 En sus días subió Nabucodonosor, rey de Babilonia, y Joacim fue su vasallo durante tres años. Luego cambió de parecer y se rebeló contra él. Entonces el SEÑOR envió contra él tropas de los caldeos, de los sirios, de los moabitas y de los amonitas; y las envió contra Judá para destruirla, conforme a la palabra que el SEÑOR había hablado por medio de sus siervos los profetas. Ciertamente esto vino contra Judá por mandato del SEÑOR, para quitarla de su presencia por los pecados de Manasés, por todo lo que él había hecho, así como por la sangre inocente que había derramado; pues había llenado Jerusalén de sangre inocente. Por eso el SEÑOR no estuvo dispuesto a perdonar.

Los demás hechos de Joacim y todas las cosas que hizo, ¿no están escritos en el libro de las crónicas de los reyes de Judá? Joacim reposó con sus padres, y su hijo Joaquín reinó en su lugar.

El rey de Egipto no volvió a salir de su tierra, porque el rey de Babilonia había tomado todo lo que era del rey de Egipto, desde el arroyo de Egipto hasta el río Éufrates.

Joaquín y la cautividad de Jerusalén

Joaquín tenía dieciocho años cuando comenzó a reinar, y reinó tres meses en Jerusalén. El nombre de su madre era Nejusta hija de Elnatán, de Jerusalén.

Él hizo lo malo ante los ojos del SEÑOR, conforme a todas las cosas que había hecho su padre.

10 En aquel tiempo los servidores de Nabucodonosor, rey de Babilonia, subieron contra Jerusalén; y la ciudad fue sitiada. 11 También Nabucodonosor, rey de Babilonia, vino contra la ciudad, cuando sus servidores la tenían sitiada. 12 Entonces Joaquín, rey de Judá, se entregó al rey de Babilonia, él con su madre, sus servidores, sus oficiales y sus funcionarios. El rey de Babilonia lo apresó en el octavo año de su reinado. 13 Luego sacó de allí todos los tesoros de la casa del SEÑOR y los tesoros de la casa del rey. Rompió en pedazos todos los utensilios de oro que había hecho Salomón, rey de Israel, para la casa del SEÑOR, como el SEÑOR había dicho. 14 Y llevó en cautiverio a toda Jerusalén: a todos los magistrados, a todos los guerreros valientes (un total de diez mil cautivos), y a todos los herreros y artesanos. No quedó nadie, excepto la gente más pobre del pueblo de la tierra.

15 También llevó cautivos a Babilonia a Joaquín, a la madre del rey, a las mujeres del rey, a los funcionarios del rey y a los poderosos del país; los llevó cautivos de Jerusalén a Babilonia. 16 El rey de Babilonia llevó cautivos a Babilonia a todos los hombres de guerra, que eran siete mil, a los artesanos y herreros que eran mil, y a todos los valientes ejercitados para la guerra.

17 El rey de Babilonia proclamó rey en lugar de Joaquín a su tío Matanías, y cambió su nombre por el de Sedequías.

Sedequías y la caída de Jerusalén

18 Sedequías tenía veintiún años cuando comenzó a reinar, y reinó once años en Jerusalén. El nombre de su madre era Hamutal hija de Jeremías, de Libna.

19 Él hizo lo malo ante los ojos del SEÑOR, conforme a todo lo que había hecho Joacim. 20 Ciertamente el furor del SEÑOR estaba contra Jerusalén y Judá, hasta que los echó de su presencia.

Entonces Sedequías se rebeló contra el rey de Babilonia.

25 Y aconteció el diez del mes décimoa del noveno año de su reinado que Nabucodonosor, rey de Babilonia, vino con todo su ejército contra Jerusalén. Luego acamparon contra ella y construyeron muros de asedio contra ella en derredor.

La ciudad estuvo sitiada hasta el año once del rey Sedequías. En el noveno día del mes cuarto[a] prevaleció el hambre en la ciudad, y no había alimentos para el pueblo de la tierra.

Entonces se abrió una brecha en la ciudad, y huyeron de noche el rey[b] y todos los hombres de guerra por el camino de la puerta que estaba entre los dos muros, junto al jardín del rey, mientras los caldeos estaban junto y alrededor de la ciudad. Se dirigieron[c] hacia el Arabá, pero el ejército de los caldeos persiguió al rey y lo alcanzó en las llanuras de Jericó; y todo su ejército fue dispersado de su lado.

Entonces prendieron al rey y lo llevaron ante el rey de Babilonia, en Ribla, y este pronunció[d] sentencia contra aquel. Degollaron a los hijos de Sedequías en su presencia. Y a Sedequías le sacó los ojos, lo aprisionó con cadenas de bronce y lo hizo llevar a Babilonia.

El séptimo[e] día del mes quinto[f] del año diecinueve de Nabucodonosor, rey de Babilonia, vino a Jerusalén Nabuzaradán, capitán de la guardia, servidor del rey de Babilonia. Incendió la casa del SEÑOR, la casa del rey y todas las casas de Jerusalén; incendió todo edificio grande. 10 Todo el ejército de los caldeos que estaba con el capitán de la guardia demolió los muros alrededor de Jerusalén.

11 Nabuzaradán, capitán de la guardia, hizo llevar cautivo al resto del pueblo que había quedado en la ciudad, a los desertores que se habían pasado al rey de Babilonia y al resto de la gente. 12 Sin embargo, el capitán de la guardia hizo quedar una parte de la gente más pobre de la tierra, como viñadores y labradores.

13 Los caldeos destrozaron las columnas de bronce que estaban en la casa del SEÑOR, así como las bases de las pilas móviles y la fuente de bronce que estaban en la casa del SEÑOR; y se llevaron el bronce a Babilonia. 14 También se llevaron las ollas, las palas, las despabiladeras, los cucharones y todos los utensilios de bronce con que servían. 15 El capitán de la guardia se llevó también los incensarios y los tazones para la aspersión, tanto los de oro como los de plata.

16 En cuanto a las dos columnas, la fuente y las bases de las pilas móviles que Salomón había hecho para la casa del SEÑOR, no hubo manera de pesar el bronce de todos estos objetos. 17 La altura de cada columna era de ocho metros. Encima tenían un capitel de bronce de un metro y medio de alto y alrededor, sobre el capitel, había una red y granadas, todo de bronce. La segunda columna tenía una labor igual, con la red.

18 El capitán de la guardia tomó también a Seraías, el sacerdote principal; a Sofonías, el segundo sacerdote; y a tres guardias de la puerta. 19 Y de la ciudad tomó a un funcionario que estaba encargado de los hombres de guerra; a cinco hombres de los más íntimos del rey que se hallaban en la ciudad y al escriba principal de la milicia, quien reclutaba al pueblo de la tierra, y a sesenta hombres del pueblo de la tierra que se hallaban en la ciudad. 20 Nabuzaradán, capitán de la guardia, los tomó y los llevó ante el rey de Babilonia, en Ribla. 21 El rey de Babilonia los hirió y los mató en Ribla, en la tierra de Hamat. Así fue llevado cautivo Judá lejos de su tierra.

Gedalías es asesinado

22 Sobre la gente que Nabucodonosor, rey de Babilonia, había dejado en la tierra de Judá, el rey puso a Gedalías hijo de Ajicam, hijo de Safán. 23 Todos los jefes de los soldados, ellos y sus hombres (Ismael hijo de Netanías, Johanán hijo de Carea, Seraías hijo de Tanjumet, de Netofa, y Jazanías hijo de cierto hombre de Maaca) se enteraron de que el rey de Babilonia había puesto por gobernador a Gedalías. Ellos y sus hombres fueron a él en Mizpa. 24 Entonces Gedalías les juró a ellos y a sus hombres, diciéndoles: “No tengan temor a los servidores de los caldeos. Habiten en la tierra y sirvan al rey de Babilonia, y les irá bien”.

25 Pero aconteció en el mes séptimo[g] que Ismael hijo de Netanías, hijo de Elisama, de la descendencia real, fue con diez hombres, e hirieron y dieron muerte a Gedalías y a los judíos y caldeos que estaban con él en Mizpa. 26 Entonces todo el pueblo se levantó, desde el menor hasta el mayor, con los jefes de los soldados, y se fueron a Egipto, porque tenían temor a los caldeos.

Evil-merodac honra a Joaquín

27 Aconteció el veintisiete del mes duodécimo[h] del año treinta y siete de la cautividad de Joaquín, rey de Judá, que Evil-merodac, rey de Babilonia, en el primer año de su reinado, indultó a Joaquín, rey de Judá, y lo sacó de la cárcel. 28 Habló con Joaquín amigablemente y puso su sitial más alto que los sitiales de los reyes que estaban con él en Babilonia. 29 Cambió su ropa de prisión, y Joaquín comía en la presencia del rey siempre, todos los días de su vida. 30 En cuanto a su ración, le fue dada una ración continua de parte del rey, cada cosa en su día, todos los días de su vida.

Juan 5:1-24

Jesús sana al paralítico en Betesda

Después de esto había una fiesta de los judíos, y Jesús subió a Jerusalén. En Jerusalén, junto a la puerta de las Ovejas, hay un estanque con cinco pórticos que en hebreo se llama Betesda[a]. En ellos yacía una multitud de enfermos, ciegos, cojos y paralíticos [b].

Se encontraba allí cierto hombre que había estado enfermo durante treinta y ocho años. Cuando Jesús lo vio tendido y supo que ya había pasado tanto tiempo así, le preguntó:

—¿Quieres ser sano?

Le respondió el enfermo:

—Señor, no tengo a nadie que me meta en el estanque cuando el agua es agitada; y mientras me muevo yo, otro desciende antes que yo.

Jesús le dijo:

—Levántate, toma tu cama y anda.

Y en seguida el hombre fue sanado, tomó su cama y anduvo. Y aquel día era sábado.

10 Entonces los judíos le decían a aquel que había sido sanado:

—Es sábado y no te es lícito llevar tu cama.

11 Pero él les respondió:

—El que me sanó, él mismo me dijo: “Toma tu cama y anda”.

12 Entonces le preguntaron:

—¿Quién es el hombre que te dijo: “Toma tu cama y anda”?

13 Pero el que había sido sanado no sabía quién había sido, porque Jesús se había apartado pues había mucha gente en el lugar. 14 Después Jesús lo halló en el templo y le dijo:

—He aquí, has sido sanado; no peques más para que no te ocurra algo peor.

15 El hombre se fue y declaró a los judíos que Jesús era el que lo había sanado. 16 Por esta causa los judíos perseguían a Jesús, porque hacía estas cosas en sábado. 17 Pero Jesús les respondió:

—Mi Padre hasta ahora trabaja; también yo trabajo.

18 Por esta razón los judíos aún más procuraban matarle, porque no solo quebrantaba el sábado sino que también llamaba a Dios su propio Padre, haciéndose igual a Dios.

Jesús habla de su autoridad

19 Por esto respondió Jesús y les decía:

—De cierto, de cierto les digo que el Hijo no puede hacer nada de sí mismo sino lo que ve hacer al Padre. Porque todo lo que él hace, esto también lo hace el Hijo de igual manera. 20 Porque el Padre ama al Hijo y le muestra todas las cosas que él mismo hace. Y mayores obras que estas le mostrará, de modo que ustedes se asombrarán. 21 Porque así como el Padre resucita a los muertos y les da vida, así también el Hijo da vida a los que quiere. 22 Porque el Padre no juzga a nadie sino que todo el juicio lo dio al Hijo 23 para que todos honren al Hijo como honran al Padre. El que no honra al Hijo, no honra al Padre que lo envió.

24 »De cierto, de cierto les digo que el que oye mi palabra y cree al que me envió tiene vida eterna. El tal no viene a condenación sino que ha pasado de muerte a vida.

Reina Valera Actualizada (RVA-2015)

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