Old/New Testament
4 Y la palabra de Samuel llegaba a todo Israel.
Los filisteos capturan el arca
Por aquel tiempo Israel salió en pie de guerra al encuentro de los filisteos, y acampó junto a Eben-ezer, mientras que los filisteos acamparon en Afec. 2 Los filisteos se dispusieron para combatir contra Israel; y cuando se libró la batalla, Israel fue vencido ante los filisteos, quienes mataron en el campo de batalla a unos cuatro mil hombres.
3 Cuando el pueblo volvió al campamento, los ancianos de Israel preguntaron:
—¿Por qué nos ha causado hoy el SEÑOR una derrota ante los filisteos? Hagamos traer acá desde Silo el arca del pacto del SEÑOR, a fin de que venga en medio de nosotros y nos libre de mano de nuestros enemigos.
4 Entonces el pueblo envió a Silo, e hicieron traer de allí el arca del pacto del SEÑOR de los Ejércitos, que tiene su trono entre los querubines. Ofni y Fineas, los dos hijos de Elí, estaban allí con el arca del pacto de Dios.
5 Aconteció que cuando el arca del pacto del SEÑOR llegó al campamento, todo Israel gritó con un júbilo tan grande que la tierra tembló. 6 Cuando los filisteos oyeron el estruendo del júbilo, preguntaron:
—¿A qué se debe este estruendo de gran júbilo en el campamento de los hebreos?
Cuando se enteraron de que el arca del SEÑOR había sido traída al campamento, 7 los filisteos tuvieron miedo. Y decían:
—¡Los dioses han venido al campamento! —Y añadían—: ¡Ay de nosotros, porque semejante cosa no había sucedido antes! 8 ¡Ay de nosotros! ¿Quién nos librará de mano de estos dioses fuertes? Estos son los dioses que hirieron a los egipcios con toda clase de plagas en el desierto. 9 Esfuércense, oh filisteos, y sean hombres para que no sirvan a los hebreos como ellos les han servido a ustedes. ¡Sean hombres y combatan!
10 Los filisteos combatieron e Israel fue vencido; y cada uno huyó a su morada. Ocurrió una gran derrota, pues cayeron de Israel treinta mil hombres de infantería. 11 El arca de Dios fue tomada, y fueron muertos Ofni y Fineas, los dos hijos de Elí.
Tragedia en la casa de Elí
12 Aquel mismo día, cierto hombre de Benjamín corrió desde el campo de batalla hasta Silo, con la ropa rasgada y tierra sobre su cabeza. 13 Cuando llegó, he aquí que Elí estaba sentado en un banco vigilando junto al camino, porque su corazón temblaba a causa del arca de Dios. Cuando aquel hombre llegó a la ciudad y dio la noticia, toda la ciudad prorrumpió en griterío. 14 Al oír Elí el estruendo del griterío, preguntó:
—¿Qué estruendo de alboroto es este?
El hombre se dio prisa, vino y dio la noticia a Elí. 15 Elí tenía ya noventa y ocho años; sus pupilas estaban inmóviles, de modo que no podía ver. 16 El hombre dijo a Elí:
—Soy el que ha venido de la batalla; hoy escapé de la batalla.
Y Elí le preguntó:
—¿Qué ha pasado, hijo mío?
17 El mensajero respondió y dijo:
—Israel ha huido delante de los filisteos. Ha ocurrido una gran mortandad entre el pueblo. También han muerto tus dos hijos, Ofni y Fineas; y el arca de Dios ha sido capturada.
18 Y aconteció que cuando él mencionó el arca de Dios, Elí cayó de espaldas del banco, junto a la puerta. Se quebró la nuca y murió, porque era hombre anciano y obeso. Él había juzgado a Israel durante cuarenta años.
19 También su nuera, la mujer de Fineas, que estaba encinta y próxima a dar a luz, al oír la noticia de que el arca de Dios había sido capturada y que su suegro y su marido habían muerto, se encorvó y dio a luz; porque le sobrevinieron sus dolores. 20 Al tiempo que moría, le decían las que estaban junto a ella:
—No tengas temor, porque has dado a luz un hijo.
Pero ella no respondió ni prestó atención. 21 Ella llamó al niño Icabod[a] diciendo:
—La gloria se ha apartado de Israel.
Dijo esto porque el arca de Dios había sido capturada, y por lo ocurrido a su suegro y a su marido. 22 Ella dijo:
—La gloria se ha apartado de Israel, porque el arca de Dios ha sido capturada.
El arca de Dios y la imagen de Dagón
5 Después de haber capturado el arca de Dios, los filisteos la llevaron de Eben-ezer a Asdod. 2 Los filisteos tomaron el arca de Dios, la introdujeron en el templo de Dagón y la pusieron junto a Dagón. 3 Y cuando los de Asdod se levantaron temprano al día siguiente, he aquí que Dagón estaba caído en tierra sobre su rostro, frente al arca del SEÑOR. Entonces tomaron a Dagón y lo pusieron otra vez en su sitio.
4 Pero al levantarse temprano al día siguiente, he aquí que Dagón estaba caído en tierra sobre su rostro, frente al arca del SEÑOR; y la cabeza y las manos de Dagón estaban cortadas, sobre el umbral. Solo el tronco[b] le había quedado a Dagón. 5 Por esta razón los sacerdotes de Dagón, y todos los que entran en el templo de Dagón, no pisan el umbral de Dagón en Asdod, hasta el día de hoy.
El arca trae plagas a los filisteos
6 La mano del SEÑOR se agravó contra los de Asdod: Los asoló y los hirió con tumores, tanto en Asdod como en sus territorios. 7 Al ver esto, los hombres de Asdod dijeron:
—¡Que no se quede con nosotros el arca del Dios de Israel, porque su mano es dura sobre nosotros y sobre Dagón nuestro dios!
8 Entonces mandaron reunirse con ellos a todos los gobernantes de los filisteos y les preguntaron:
—¿Qué haremos con el arca del Dios de Israel?
Ellos respondieron:
—Que el arca del Dios de Israel sea trasladada a Gat.
Y trasladaron el arca del Dios de Israel. 9 Pero aconteció, después que la habían trasladado, que la mano del SEÑOR fue contra la ciudad ocasionando gran pánico. E hirió a los hombres de la ciudad, desde el menor hasta el mayor, de modo que aparecieron en ellos tumores. 10 Entonces enviaron el arca de Dios a Ecrón. Y sucedió que cuando el arca de Dios llegó a Ecrón, los de Ecrón dieron voces diciendo:
—¡Han trasladado hasta nosotros el arca del Dios de Israel, para que nos haga morir a nosotros y a nuestro pueblo![c].
11 Entonces mandaron reunir a todos los gobernantes de los filisteos, y dijeron:
—Envíen el arca del Dios de Israel y que vuelva a su lugar, no sea que nos mate a nosotros y a nuestro pueblo[d].
Pues había pánico de muerte en toda la ciudad, y la mano de Dios se había agravado allí. 12 Los hombres que no habían muerto fueron llagados con tumores, y el clamor de la ciudad subía hasta el cielo.
Los filisteos devuelven el arca
6 El arca del SEÑOR estuvo en la tierra de los filisteos siete meses. 2 Entonces los filisteos llamaron a los sacerdotes y adivinos, y les preguntaron:
—¿Qué haremos con el arca del SEÑOR? Dennos a conocer cómo la hemos de enviar a su lugar.
3 Ellos respondieron:
—Si envían el arca del Dios de Israel, no la envíen sola; sino más bien envíenle una ofrenda por la culpa. Entonces serán sanados y entenderán por qué su mano no se apartó de ustedes.
4 Ellos preguntaron:
—¿Cuál será la ofrenda por la culpa que le hemos de enviar?
Ellos respondieron:
—Darán cinco tumores de oro y cinco ratones de oro, conforme al número de los gobernantes de los filisteos, porque la misma plaga los ha afligido a todos ustedes y a sus gobernantes. 5 Hagan, pues, figuras de sus tumores y de los ratones[e] que destruyen la tierra, y den gloria al Dios de Israel; quizás aligere el peso de su mano sobre ustedes, sobre sus dioses y sobre su tierra. 6 ¿Por qué endurecen su corazón, como los egipcios y el faraón endurecieron su corazón? Después que él se había mofado de ellos, ¿no los dejaron ir, y se fueron? 7 Hagan, pues, una carreta nueva; luego tomen dos vacas que estén criando, sobre las cuales no haya sido puesto yugo; aten las vacas a la carreta y hagan volver sus terneros, de detrás de ellas, al corral. 8 Tomen luego el arca del SEÑOR y pónganla sobre la carreta. Pongan junto a ella, en una caja, los objetos de oro que le han de dar como ofrenda por la culpa, y déjenla ir. 9 Entonces miren: Si sube a Bet-semes por el camino hacia su territorio, entonces es el SEÑOR quien nos ha hecho este mal tan grande. Si no, nos convenceremos de que no fue su mano la que nos hirió, sino que nos ha sucedido por casualidad.
10 Y los hombres lo hicieron así. Tomaron dos vacas que estaban criando, las ataron a la carreta y encerraron sus terneros en el corral. 11 Luego pusieron sobre la carreta el arca del SEÑOR y la caja con los ratones de oro y las figuras de sus tumores. 12 Entonces las vacas se fueron de frente por el camino de Bet-semes. Iban por el camino, mugiendo mientras iban, sin apartarse ni a la derecha ni a la izquierda. Y los gobernantes de los filisteos fueron tras ellas hasta la frontera de Bet-semes.
El arca de Dios vuelve a Israel
13 Los habitantes de Bet-semes estaban segando el trigo en el valle, y alzando sus ojos divisaron el arca y se alegraron al verla. 14 La carreta llegó al campo de Josué, de Bet-semes, y se detuvo allí, porque había una gran piedra. Entonces ellos partieron la madera de la carreta y ofrecieron las vacas en holocausto al SEÑOR. 15 Los levitas bajaron el arca del SEÑOR y la caja que estaba junto a ella, en la cual estaban los objetos de oro, y las pusieron sobre aquella gran piedra. Aquel día los hombres de Bet-semes hicieron holocaustos y ofrecieron sacrificios al SEÑOR. 16 Cuando los cinco gobernantes de los filisteos vieron esto, regresaron a Ecrón el mismo día.
17 Los tumores de oro que los filisteos dieron al SEÑOR como ofrenda por la culpa fueron: uno por Asdod, uno por Gaza, uno por Ascalón, uno por Gat y uno por Ecrón. 18 También los ratones de oro fueron según el número de todas las ciudades filisteas de los cinco gobernantes, tanto las ciudades fortificadas como sus aldeas sin muros. La gran piedra[f], sobre la cual colocaron el arca del SEÑOR, está en el campo de Josué, de Bet-semes, hasta el día de hoy.
19 Entonces Dios hirió a algunos de los hombres de Bet-semes, porque habían mirado dentro del arca del SEÑOR. Hirió a setenta personas[g] del pueblo. Y el pueblo hizo duelo, porque el SEÑOR los había herido con una plaga tan grande. 20 Los hombres de Bet-semes dijeron:
—¿Quién podrá estar delante del SEÑOR, este Dios santo? ¿Y a quién irá desde nosotros?
21 Entonces enviaron mensajeros a los habitantes de Quiriat-jearim, y dijeron:
—Los filisteos han devuelto el arca del SEÑOR. Desciendan y súbanla al lugar de ustedes.
La misión de los doce
9 Reuniendo a los doce[a], les dio poder y autoridad sobre todos los demonios y para sanar enfermedades. 2 Los envió a predicar el reino de Dios y a sanar a los enfermos. 3 Y les dijo:
—No tomen nada para el camino: ni bastón ni bolsa ni pan ni dinero; ni tengan dos túnicas. 4 En cualquier casa en que entren, permanezcan allí y de allí salgan. 5 Y dondequiera que no los reciban, al salir de aquella ciudad sacudan el polvo de sus pies como testimonio contra ellos.
6 Y saliendo, pasaban de aldea en aldea anunciando el evangelio y sanando por todas partes.
La muerte de Juan el Bautista
7 El tetrarca Herodes oyó de todo lo que estaba pasando y estaba perplejo porque algunos decían que Juan había resucitado de los muertos. 8 Otros decían que Elías había aparecido, y otros que alguno de los antiguos profetas había resucitado. 9 Pero Herodes dijo: “A Juan yo lo decapité. ¿Quién, pues, es este de quien escucho tales cosas?”. Y procuraba verle.
Jesús alimenta a cinco mil
10 Cuando los apóstoles regresaron, contaron a Jesús todo lo que habían hecho. Y él los tomó consigo y se retiró aparte a la ciudad llamada Betsaida. 11 Pero, al saberlo, las multitudes lo siguieron; y él los recibió, y les hablaba del reino de Dios y sanaba a los que tenían necesidad de ser sanados.
12 El día comenzó a declinar, y los doce se acercaron a él y le dijeron:
—Despide a la gente para que vayan a las aldeas y a los campos de alrededor, y se alojen y hallen comida porque aquí estamos en un lugar desierto.
13 Él les dijo:
—Denles ustedes de comer.
Pero ellos dijeron:
—No tenemos más que cinco panes y dos pescados, a no ser que vayamos nosotros y compremos comida para todo este pueblo.
14 Porque eran como cinco mil hombres. Entonces dijo a sus discípulos:
—Hagan que se sienten en grupos de unos cincuenta cada uno.
15 Y así lo hicieron, haciendo que todos se sentaran. 16 Entonces Jesús tomó los cinco panes y los dos pescados y, alzando los ojos al cielo, los bendijo. Luego los partió e iba dando a sus discípulos para que los pusieran delante de la gente. 17 Todos comieron y se saciaron, y de lo que sobró recogieron doce canastas de pedazos.
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