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Old/New Testament

Each day includes a passage from both the Old Testament and New Testament.
Duration: 365 days
Reina Valera Actualizada (RVA-2015)
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Jueces 19-21

Un levita y su concubina en Belén

19 En aquellos días, cuando no había rey en Israel, había un hombre de Leví que habitaba como forastero en la parte más remota de la región montañosa de Efraín. Este había tomado para sí como concubina a una mujer de Belén de Judá. Su concubina se enfadó con él[a] y se fue de su lado para irse a la casa de su padre, a Belén de Judá, y estuvo allá durante cuatro meses. Su marido se levantó y la siguió para hablarle amorosamente y hacerla volver. Llevó consigo a un criado suyo y un par de asnos. Ella lo hizo entrar en la casa de su padre. Y al verlo el padre de la joven, salió a recibirlo gozoso. Su suegro, el padre de la joven, le insistió y se quedó con él tres días, comiendo, bebiendo y alojándose allí. Y sucedió que al cuarto día, cuando se levantaron muy de mañana, el levita se dispuso a partir. Pero el padre de la joven dijo a su yerno:

—Fortalécete con un poco de pan y después se pueden ir.

Se sentaron los dos juntos, y comieron y bebieron. Entonces el padre de la joven dijo al hombre:

—Quédate, por favor, a pasar la noche, y alégrese tu corazón.

El hombre se levantó para irse, pero su suegro le insistió, y se quedó otra vez a pasar la noche allí. Al quinto día, se levantó muy de mañana para irse, y el padre de la joven le dijo:

—Por favor, fortalécete; y esperen hasta que decline el día.

Y comieron los dos. Entonces se levantó el hombre para irse con su concubina y su criado. Pero su suegro, el padre de la joven, le dijo:

—He aquí que el día se acaba y está anocheciendo. Por favor, pasen aquí la noche, porque el día ya ha declinado. Pasa aquí la noche y alégrese tu corazón. Mañana se levantarán temprano para su viaje, y te irás a tu morada.

10 Pero el hombre no quiso pasar la noche allí, sino que se levantó y partió.

El levita y su concubina en Gabaa

Llegó frente a Jebús, que es Jerusalén, con su par de asnos aparejados y con su concubina. 11 Cuando estaban cerca de Jebús, el día había declinado mucho. Entonces el criado dijo a su señor:

—Ven, vayamos a esta ciudad de los jebuseos y pasemos la noche en ella.

12 Su señor le respondió:

—No iremos a ninguna ciudad de extranjeros en la que no hay hijos de Israel. Más bien, pasaremos hasta Gabaa. —Dijo además a su criado—: 13 Ven y acerquémonos a uno de esos lugares para pasar la noche en Gabaa o en Ramá.

14 Pasando de largo, caminaron; y el sol se puso cuando estaban junto a Gabaa, que pertenece a Benjamín. 15 Entonces allí se apartaron del camino para entrar y pasar la noche en Gabaa. Entraron y se sentaron en la plaza de la ciudad, porque no hubo quien los recibiera en su casa para pasar la noche.

16 Pero he aquí que al atardecer un anciano volvía de trabajar en el campo. Este hombre era de la región montañosa de Efraín y habitaba como forastero en Gabaa, pues los habitantes de aquel lugar eran de los hijos de Benjamín. 17 Alzando los ojos, vio a aquel viajero en la plaza de la ciudad; y el anciano le preguntó:

—¿A dónde vas y de dónde vienes?

18 Él le respondió:

—Pasamos de Belén de Judá hasta las partes más remotas de la región montañosa de Efraín, de donde soy. Fui hasta Belén de Judá y voy a mi casa[b], pero no hay quien me reciba en su casa. 19 No obstante, nosotros tenemos paja y forraje para nuestros asnos, y también tenemos pan y vino para mí, para tu sierva y para el criado que está con tus siervos. No nos falta nada.

20 El anciano dijo:

—La paz sea contigo. Lo que te falte quede todo a mi cargo, pero no pases la noche en la plaza.

21 Los hizo entrar en su casa y dio forraje a los asnos. Y ellos se lavaron los pies, comieron y bebieron.

El crimen cometido en Gabaa

22 Cuando estaban alegrándose, he aquí que los hombres de la ciudad, hombres pervertidos, rodearon la casa y golpearon la puerta diciendo al anciano dueño de la casa:

—¡Saca fuera al hombre que ha entrado en tu casa, para que lo conozcamos!

23 Aquel hombre, dueño de la casa, salió a ellos y les dijo:

—¡No, hermanos míos! Por favor, no cometan esta maldad, porque este hombre ha entrado en mi casa. No cometan esta vileza. 24 He aquí mi hija virgen y la concubina de él. Yo se las sacaré; humíllenlas y hagan con ellas lo que les parezca bien. Pero no hagan esta vileza a este hombre.

25 Pero aquellos hombres no lo quisieron escuchar; por lo cual, tomando el hombre a su concubina, la sacó afuera. Ellos la violaron y abusaron de ella toda la noche hasta el amanecer, y la dejaron cuando rayaba el alba.

26 Cuando amanecía, la mujer vino y cayó delante de la puerta de la casa de aquel hombre donde estaba su señor, hasta que fue de día. 27 Y levantándose de mañana su señor, abrió las puertas de la casa y salió para seguir su camino. Y he aquí la mujer, su concubina, estaba tendida delante de la puerta de la casa, con sus manos sobre el umbral.

28 Él le dijo:

—Levántate y vámonos.

Pero no hubo respuesta. Entonces el hombre la cargó sobre el asno, se puso en camino y se fue a su pueblo. 29 Cuando llegó a su casa, tomó un cuchillo, y sujetando firmemente a su concubina, la desmembró en doce pedazos y los envió por todo el territorio de Israel. 30 Y sucedió que todo el que lo veía, decía:

—¡Jamás se ha hecho ni visto cosa semejante, desde el día en que los hijos de Israel subieron de la tierra de Egipto hasta el día de hoy! ¡Considérenlo, deliberen y hablen!

Condenación del crimen de Gabaa

20 Entonces todos los hijos de Israel salieron, desde Dan hasta Beerseba y la tierra de Galaad, y la asamblea acudió como un solo hombre al SEÑOR en Mizpa. Los jefes de todo el pueblo, de todas las tribus de Israel, estaban presentes en la reunión del pueblo de Dios, cuatrocientos mil hombres de infantería que sacaban espada. Y los hijos de Benjamín oyeron que los hijos de Israel habían subido a Mizpa. Entonces dijeron los hijos de Israel:

—Digan cómo fue cometido este crimen.

El levita, marido de la mujer asesinada, respondió y dijo:

—Yo llegué con mi concubina a Gabaa de Benjamín para pasar la noche. Entonces se levantaron contra mí los hombres de Gabaa y rodearon la casa por causa mía, por la noche, con la idea de matarme. Violaron a mi concubina de tal manera que ella murió. Después sujeté a mi concubina, la corté en pedazos y los envié por todo el territorio de la heredad de Israel, por cuanto habían cometido una infamia y una vileza en Israel. He aquí, todos ustedes, oh hijos de Israel, den aquí su parecer y consejo.

Entonces todo el pueblo, como un solo hombre, se levantó y dijo:

—¡Ninguno de nosotros irá a su morada ni nadie regresará a su casa! Y ahora, esto es lo que haremos a Gabaa: Subiremos[c] por sorteo contra ella. 10 De todas las tribus de Israel tomaremos diez hombres de cada cien y cien de cada mil y mil de cada diez mil, que lleven provisiones al pueblo, para que yendo a Gabaa de Benjamín, le hagan conforme a toda la vileza que ha cometido en Israel.

Benjamín en pie de guerra

11 Todos los hombres de Israel se juntaron contra la ciudad, unidos como un solo hombre. 12 Y las tribus de Israel enviaron hombres por toda la tribu de Benjamín, diciendo:

—¿Qué crimen es este que se ha cometido entre ustedes? 13 Ahora pues, entreguen a esos hombres perversos que están en Gabaa, para que los matemos y extirpemos el mal de en medio de Israel.

Pero los hijos de Benjamín no quisieron escuchar la voz de sus hermanos, los hijos de Israel. 14 Más bien, los hijos de Benjamín vinieron de sus ciudades y se reunieron en Gabaa para salir a la guerra contra los hijos de Israel. 15 Aquel día fueron contados los hijos de Benjamín: veintiséis mil hombres de las ciudades que sacaban espada, sin contar a los habitantes de Gabaa, que fueron setecientos hombres escogidos. 16 Entre toda aquella gente había setecientos hombres escogidos que eran zurdos, todos los cuales tiraban una piedra con la honda a un cabello, y no fallaban.

Guerra de exterminio contra Benjamín

17 Fueron contados los hombres de Israel, excluyendo a los de Benjamín: cuatrocientos mil hombres que sacaban espada, todos hombres de guerra. 18 Luego se levantaron los hijos de Israel, subieron a Betel y consultaron a Dios diciendo:

—¿Quién subirá primero por nosotros a la batalla contra los hijos de Benjamín?

Y el SEÑOR respondió:

—Judá subirá primero.

19 Los hijos de Israel se levantaron por la mañana y acamparon frente a Gabaa. 20 Salieron los hijos de Israel a la batalla contra Benjamín. Y los hombres de Israel dispusieron la batalla contra ellos junto a Gabaa. 21 Pero los hijos de Benjamín salieron de Gabaa y aquel día dejaron muertos en tierra a veintidós mil hombres de Israel. 22 Sin embargo, el pueblo se fortaleció, y los hombres de Israel volvieron a disponer la batalla en el mismo lugar donde la habían dispuesto el primer día. 23 Los hijos de Israel subieron y lloraron delante del SEÑOR hasta el atardecer, y consultaron al SEÑOR diciendo:

—¿Volveremos a la batalla contra los hijos de Benjamín, nuestros hermanos?

Y el SEÑOR les respondió:

—Suban contra ellos.

24 El segundo día, los hijos de Israel se acercaron a los hijos de Benjamín. 25 Aquel segundo día los de Benjamín salieron de Gabaa contra ellos y dejaron muertos en tierra a otros dieciocho mil de los hijos de Israel, todos los cuales sacaban espada.

26 Entonces subieron todos los hijos de Israel y todo el pueblo, y fueron a Betel. Lloraron, permanecieron allí delante del SEÑOR, ayunaron aquel día hasta el atardecer y ofrecieron holocaustos y sacrificios de paz delante del SEÑOR. 27 Los hijos de Israel consultaron al SEÑOR. (El arca del pacto de Dios estaba allí en aquellos días; 28 y Fineas hijo de Eleazar, hijo de Aarón, servía delante de ella en aquellos días). Ellos preguntaron:

—¿Volveremos a salir a la batalla contra los hijos de Benjamín, nuestros hermanos, o desistiremos?

Y el SEÑOR respondió:

—Suban, porque mañana yo los entregaré en su mano.

29 Entonces Israel puso gente emboscada alrededor de Gabaa. 30 Y el tercer día, cuando los hijos de Israel subieron contra los hijos de Benjamín, dispusieron la batalla frente a Gabaa, como las otras veces. 31 Los hijos de Benjamín salieron para enfrentar al pueblo y fueron alejados de la ciudad. Como las otras veces, comenzaron a matar a algunos de ellos en el campo, por los caminos, uno de los cuales sube a Betel y otro a Gabaa. Habían matado a unos treinta hombres de Israel, 32 y los hijos de Benjamín decían: “¡Son vencidos delante de nosotros, como la primera vez!”. Pero los hijos de Israel habían dicho: “Huiremos y los alejaremos de la ciudad hasta los caminos”. 33 Entonces todos los hombres de Israel se levantaron de su lugar, y dispusieron la batalla en Baal-tamar. La gente emboscada de Israel se lanzó desde su lugar, al oeste[d] de Gabaa, 34 y fueron ante Gabaa diez mil hombres escogidos de todo Israel.

La batalla comenzó a arreciar, pero ellos no se daban cuenta de que el desastre se les venía encima. 35 El SEÑOR derrotó a Benjamín ante Israel, y los hijos de Israel mataron aquel día a veinticinco mil cien hombres de Benjamín, todos los cuales sacaban espada. 36 Entonces los hijos de Benjamín vieron que estaban derrotados.

Los hombres de Israel habían cedido terreno a Benjamín, porque estaban confiados en la gente emboscada que habían puesto contra Gabaa. 37 La gente de la emboscada se apresuró y acometió contra Gabaa. La gente de la emboscada se desplegó y mató a filo de espada a toda la ciudad. 38 Los hombres de Israel tenían un acuerdo con los de la emboscada: que se hiciera subir una gran columna de humo desde la ciudad.

39 Cuando los hombres de Israel retrocedieron en la batalla, los de Benjamín comenzaron a derribar muertos a unos treinta hombres de Israel y decían: “Ciertamente son vencidos delante de nosotros, como en la primera batalla”. 40 Pero cuando la señal, una columna de humo, comenzó a subir de la ciudad, entonces Benjamín miró hacia atrás, y he aquí que el fuego de la ciudad entera subía al cielo. 41 Entonces los hombres de Israel se volvieron, y los de Benjamín se aterrorizaron, porque vieron que el desastre se les había venido encima. 42 Luego volvieron las espaldas ante los hombres de Israel, hacia el camino del desierto. Pero la batalla los alcanzó, y los que venían de las ciudades los destruían en medio de ellos. 43 Así cercaron a los de Benjamín, los persiguieron desde Noja[e], y los acosaron hasta la misma Gabaa por el lado oriental. 44 Cayeron dieciocho mil hombres de Benjamín, todos ellos hombres de valor.

45 Entonces se dirigieron hacia el desierto, y huyeron a la peña de Rimón; y fueron muertos otros cinco mil hombres en los caminos. Continuaron acosándolos hasta Gidom y mataron a otros dos mil hombres de ellos. 46 Y todos los que cayeron de Benjamín aquel día fueron veinticinco mil hombres que sacaban espada, todos hombres de valor. 47 Pero seiscientos hombres se dirigieron al desierto y huyeron a la peña de Rimón, y permanecieron en la peña de Rimón durante cuatro meses. 48 Los hombres de Israel se volvieron contra los hijos de Benjamín y en las ciudades hirieron a filo de espada tanto a hombres como animales, y todo lo que fue hallado. Asimismo, prendieron fuego a todas las ciudades que hallaron.

Israel llora por Benjamín

21 Los hombres de Israel habían jurado en Mizpa, diciendo: “Ninguno de nosotros dará su hija por mujer a los de Benjamín”. Entonces el pueblo fue a Betel, y ellos permanecieron allí, delante de Dios hasta el atardecer. Y alzando su voz lloraron amargamente y dijeron:

—Oh SEÑOR Dios de Israel, ¿por qué ha sucedido esto en Israel, que falte hoy una tribu de Israel?

Al día siguiente, el pueblo se levantó muy de mañana. Edificaron allí un altar, y ofrecieron holocaustos y sacrificios de paz. Y los hijos de Israel dijeron:

—¿Quién de entre todas las tribus de Israel no ha venido a la congregación, al SEÑOR?

Porque se había hecho un juramento solemne contra quien no subiera ante el SEÑOR en Mizpa, diciendo: “Morirá irremisiblemente”.

Mujeres para los sobrevivientes

Los hijos de Israel se lamentaban por causa de Benjamín su hermano, y decían:

—¡Una tribu ha sido cortada hoy de Israel! ¿Qué haremos en cuanto a conseguir mujeres para los que han quedado? Porque nosotros hemos jurado por el SEÑOR que no les daremos por mujeres a nuestras hijas. —Y añadieron—: ¿Hay alguno de entre las tribus de Israel que no haya subido al SEÑOR, en Mizpa?

Y he aquí, hallaron que ninguno de Jabes, en Galaad, había ido al campamento, a la congregación. Cuando el pueblo fue contado, he aquí que no había allí ningún hombre de los habitantes de Jabes, en Galaad. 10 Entonces la asamblea envió allá a doce mil hombres de los valientes. Y les mandaron diciendo:

—Vayan y maten a filo de espada a los habitantes de Jabes, en Galaad, con las mujeres y los niños. 11 Esto es lo que han de hacer: Eliminarán a todo hombre, y a toda mujer que haya tenido unión sexual con varón.

12 Entre los habitantes de Jabes, en Galaad, hallaron a cuatrocientas muchachas vírgenes, que no habían tenido unión sexual con varón; y las llevaron al campamento en Silo, en tierra de Canaán.

13 Entonces toda la asamblea envió un mensaje a los hijos de Benjamín que estaban en la peña de Rimón y les proclamaron la paz. 14 En aquel tiempo volvieron los de Benjamín, y les dieron por mujeres a las que habían conservado vivas de las mujeres de Jabes, en Galaad. Pero estas no fueron suficientes para ellos.

15 El pueblo se lamentaba por causa de Benjamín, porque el SEÑOR había abierto una brecha en las tribus de Israel. 16 Entonces los ancianos de la asamblea dijeron:

—¿Qué haremos en cuanto a conseguir mujeres para los que han quedado? Porque las mujeres de Benjamín han sido exterminadas. 17 —Y dijeron—: Lo que era de Benjamín sea herencia de sus sobrevivientes, para que no sea exterminada una tribu de Israel. 18 Pero nosotros no les podemos dar mujeres de nuestras hijas.

Porque los hijos de Israel habían jurado diciendo: “¡Maldito el que dé mujer a los de Benjamín!”. 19 Y dijeron:

—He aquí que cada año hay fiesta del SEÑOR en Silo.

Silo está al norte de Betel, al lado oriental del camino que sube de Betel a Siquem y al sur de Lebona. 20 Y mandaron a los hijos de Benjamín, diciendo:

—Vayan y pongan emboscada en las viñas. 21 Miren; y he aquí que cuando las jóvenes de Silo salgan a bailar en círculos, ustedes saldrán de las viñas y arrebatarán cada uno una mujer para sí de las jóvenes de Silo, y se irán a la tierra de Benjamín. 22 Y sucederá que cuando sus padres o sus hermanos vengan a pleito ante nosotros, les diremos: “Hágannos el favor de concedérnoslas, porque nosotros no conseguimos en la guerra mujeres para todos ellos. Además, ustedes no son culpables, porque no se las han dado”.

23 Los hijos de Benjamín lo hicieron así y tomaron mujeres, una cada uno, raptándolas de entre las que danzaban. Después se fueron, volvieron a sus heredades, reedificaron las ciudades y habitaron en ellas. 24 También los hijos de Israel partieron de allí, cada uno a su tribu o clan y se fueron de allí, cada uno a su heredad.

25 En aquellos días no había rey en Israel, y cada uno hacía lo que le parecía recto ante sus propios ojos.

Lucas 7:31-50

31 —¿A qué, pues, compararé a los hombres de esta generación? ¿A qué son semejantes? 32 Son semejantes a los muchachos que se sientan en la plaza y gritan los unos a los otros diciendo:

“Les tocamos la flauta

y no bailaron;

entonamos canciones de duelo

y no lloraron”.

33 Porque ha venido Juan el Bautista, que no come pan ni bebe vino, y dicen: “¡Demonio tiene!”. 34 Ha venido el Hijo del Hombre que come y bebe, y dicen: “¡He aquí un hombre comilón y bebedor de vino, amigo de publicanos y de pecadores!”. 35 Pero la sabiduría es justificada por todos sus hijos.

Una mujer pecadora recibe perdón

36 Uno de los fariseos le pidió que comiera con él; y cuando entró en la casa del fariseo se sentó a la mesa. 37 Y he aquí, cuando supo que Jesús estaba a la mesa en casa del fariseo, una mujer que era pecadora en la ciudad llevó un frasco de alabastro con perfume. 38 Y estando detrás de Jesús, a sus pies, llorando, comenzó a mojar los pies de él con sus lágrimas y los secaba con los cabellos de su cabeza. Y le besaba los pies y los ungía con el perfume. 39 Al ver esto, el fariseo que lo había invitado a comer se dijo a sí mismo:

—Si este fuera profeta conocería quién y qué clase de mujer es la que le está tocando, porque es una pecadora.

40 Entonces, respondiendo Jesús le dijo:

—Simón, tengo algo que decirte.

Él dijo:

—Di, Maestro.

41 —Cierto acreedor tenía dos deudores: Uno le debía quinientas monedas, y el otro solamente cincuenta monedas. 42 Como ellos no tenían con qué pagar perdonó a ambos. Entonces, ¿cuál de estos lo amará más?

43 Respondiendo Simón, dijo:

—Supongo que aquel a quien perdonó más.

Y él le dijo:

—Has juzgado correctamente.

44 Y vuelto hacia la mujer, dijo a Simón:

—¿Ves esta mujer? Yo entré en tu casa y no me diste agua para mis pies; pero esta ha mojado mis pies con lágrimas y los ha secado con sus cabellos. 45 Tú no me diste un beso, pero desde que entré, esta no ha cesado de besar mis pies. 46 Tú no ungiste mi cabeza con aceite, pero esta ha ungido mis pies con perfume. 47 Por lo cual te digo que sus muchos pecados son perdonados puesto que amó mucho. Pero al que se le perdona poco, poco ama.

48 Y a ella le dijo:

—Tus pecados te son perdonados.

49 Los que estaban con él a la mesa comenzaron a decir entre sí:

—¿Quién es este que hasta perdona pecados?

50 Entonces Jesús le dijo a la mujer:

—Tu fe te ha salvado; vete en paz.

Reina Valera Actualizada (RVA-2015)

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