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Old/New Testament

Each day includes a passage from both the Old Testament and New Testament.
Duration: 365 days
Reina Valera Actualizada (RVA-2015)
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Josué 7-9

Acán y el anatema de Jericó

Pero los hijos de Israel transgredieron con respecto al anatema. Acán[a] hijo de Carmi, hijo de Zabdi, hijo de Zéraj, de la tribu de Judá, tomó del anatema; y la ira del SEÑOR se encendió contra los hijos de Israel.

Josué envió hombres desde Jericó hasta Hai, que estaba junto a Bet-avén, hacia el oriente de Betel, y les dijo:

—Suban y espíen la tierra.

Ellos fueron y espiaron Hai, y volviendo a Josué le dijeron:

—No suba todo el pueblo. Suban solo unos dos mil o tres mil hombres; ellos tomarán Hai. No fatigues a todo el pueblo allí, porque ellos son pocos.

Fueron allá unos tres mil hombres del pueblo, los cuales huyeron delante de los de Hai. Los hombres de Hai mataron de aquellos a unos treinta y seis hombres y los persiguieron desde la puerta de la ciudad hasta Sebarim, donde los derrotaron en la bajada, de modo que el corazón del pueblo desfalleció y vino a ser como agua.

Entonces Josué rasgó su ropa y se postró en tierra sobre su rostro delante del arca del SEÑOR hasta el anochecer, él y los ancianos de Israel; y echaron polvo sobre sus cabezas. Entonces dijo Josué:

—¡Ay, SEÑOR Dios[b]! ¿Por qué hiciste cruzar el Jordán a este pueblo, para entregarnos en mano de los amorreos, para que nos destruyan? ¡Ojalá hubiéramos decidido habitar al otro lado del Jordán! ¡Oh, Señor! ¿Qué diré, puesto que Israel ha vuelto la espalda delante de sus enemigos? Los cananeos y todos los habitantes de la tierra lo oirán, nos rodearán y borrarán nuestro nombre de la tierra. Entonces, ¿qué harás tú por tu gran nombre?

10 El SEÑOR dijo a Josué:

—Levántate. ¿Por qué te postras así sobre tu rostro? 11 Israel ha pecado. Han quebrantado mi pacto que yo les había mandado. Han tomado del anatema, han robado, han mentido y lo han escondido entre sus enseres. 12 Por esto los hijos de Israel no podrán prevalecer ante sus enemigos. Más bien, volverán la espalda ante sus enemigos, porque se han convertido en anatema. Yo no estaré más con ustedes, si no destruyen el anatema de en medio de ustedes. 13 Levántate, purifica al pueblo y di: “Purifíquense para mañana, porque el SEÑOR Dios de Israel dice así: ‘Anatema hay en medio de ti, oh Israel. No podrán prevalecer delante de sus enemigos hasta que hayan quitado el anatema de en medio de ustedes’ ”. 14 Se acercarán, pues, mañana, por sus tribus. La tribu que el SEÑOR tome se acercará por sus clanes. El clan que el SEÑOR tome se acercará por sus familias. La familia que el SEÑOR tome se acercará por sus varones. 15 El que sea descubierto con el anatema será quemado a fuego, él y todo lo suyo, porque ha quebrantado el pacto del SEÑOR y ha cometido una vileza en Israel.

16 Al levantarse Josué muy de mañana, hizo que se acercara Israel por sus tribus, y fue tomada la tribu de Judá. 17 Al hacer que se acercara la tribu de Judá, fue tomado el clan de los hijos de Zéraj. Al hacer que se acercara el clan de los hijos de Zéraj, fue tomado Zabdi. 18 Y al hacer que se acercaran los varones de su familia, fue tomado Acán hijo de Carmi, hijo de Zabdi, hijo de Zéraj, de la tribu de Judá. 19 Entonces Josué dijo a Acán:

—¡Hijo mío, por favor, da gloria y reconocimiento al SEÑOR Dios de Israel, y declárame lo que has hecho! ¡No me lo encubras!

20 Acán respondió a Josué diciendo:

—Verdaderamente yo he pecado contra el SEÑOR Dios de Israel, y he hecho así y así: 21 Vi entre el botín un manto babilónico muy bueno, dos kilos de plata y un lingote de oro de medio kilo de peso, lo cual codicié y tomé. Todo ello está escondido bajo tierra en medio de mi tienda, y el dinero está debajo de ello.

22 Josué envió mensajeros que fueron corriendo a la tienda. Y he aquí, aquello estaba escondido allí en su tienda, y el dinero estaba debajo. 23 Lo tomaron de la tienda y lo llevaron a Josué y a todos los hijos de Israel, y lo pusieron delante del SEÑOR. 24 Entonces Josué y todo Israel con él tomaron a Acán[c] hijo de Zéraj, la plata, el manto, el lingote de oro, sus hijos, sus hijas, sus bueyes, sus asnos, sus ovejas, su tienda y todo lo que tenían; y los llevaron al valle de Acor. 25 Y Josué dijo:

—¿Por qué nos has ocasionado destrucción? ¡El SEÑOR te destruya a ti en este día!

Todos los israelitas los apedrearon, y después de apedrearlos, los quemaron a fuego. 26 Después levantaron sobre él un gran montón de piedras que permanece hasta el día de hoy. Así el SEÑOR se aplacó del ardor de su ira. Por eso se llama el nombre de aquel lugar valle de Acor, hasta el día de hoy.

La caída de Hai

El SEÑOR dijo a Josué:

—No temas ni desmayes. Toma contigo a toda la gente de guerra, levántate y sube contra Hai. Mira, yo he entregado en tu mano al rey de Hai, a su pueblo, su ciudad y su tierra. Harás a Hai y a su rey como hiciste a Jericó y a su rey. Solamente tomarán para ustedes su botín y su ganado. Pon una emboscada en el lado occidental de la ciudad.

Josué y toda la gente de guerra se levantaron para subir contra Hai. Josué escogió treinta mil hombres fuertes, a quienes envió de noche, y les mandó diciendo:

—Miren, pondrán una emboscada detrás de la ciudad. No se alejen mucho de la ciudad, y estén todos preparados. Yo y toda la gente que está conmigo nos acercaremos a la ciudad. Y sucederá que cuando salgan contra nosotros como la primera vez, huiremos delante de ellos. Saldrán tras nosotros hasta que los hayamos alejado de la ciudad porque dirán: “Huyen de nosotros como la primera vez”. Huiremos, pues, delante de ellos, y ustedes se levantarán de la emboscada y se apoderarán de la ciudad, pues el SEÑOR su Dios la entregará en la mano de ustedes. Y sucederá que cuando hayan tomado la ciudad, le prenderán fuego. Harán conforme a la palabra del SEÑOR. Miren que yo se lo he mandado.

Entonces Josué los envió, y ellos se fueron al lugar de la emboscada y se pusieron entre Betel y Hai, al oeste de Hai. Josué pasó aquella noche en medio del pueblo, 10 y levantándose Josué muy de mañana pasó revista al pueblo. Luego subió delante del pueblo contra Hai, junto con los ancianos de Israel.

11 Toda la gente de guerra que estaba con él subió y se acercó; llegaron frente a la ciudad y acamparon hacia el norte de Hai, estando el valle entre ellos y Hai. 12 Tomó unos cinco mil hombres y los puso en emboscada entre Betel y Hai, hacia el lado oeste de la ciudad. 13 Así ordenaron a la gente: todo el campamento hacia el lado norte de la ciudad, y la guardia emboscada hacia el oeste de la ciudad. Y Josué pasó aquella noche en medio del valle.

14 Sucedió que cuando el rey de Hai vio esto, los hombres de la ciudad se apresuraron, se levantaron muy de mañana y salieron al encuentro de Israel, para combatir él y todo su pueblo frente al Arabá, en el lugar acordado, no sabiendo que le estaba puesta una emboscada detrás de la ciudad. 15 Josué y todo Israel, fingiéndose vencidos ante ellos, huyeron por el camino del desierto. 16 Todo el pueblo que estaba en Hai[d] se reunió para perseguirlos. Y persiguieron a Josué, siendo así alejados de la ciudad. 17 No quedó hombre en Hai y en Betel que no saliera tras Israel. Y por perseguir a Israel, dejaron la ciudad abierta. 18 Entonces el SEÑOR dijo a Josué:

—Extiende la lanza que tienes en tu mano hacia Hai, porque yo la entregaré en tu mano.

Josué extendió hacia la ciudad la lanza que tenía en su mano. 19 Y levantándose rápidamente de su lugar, los hombres que estaban en la emboscada corrieron cuando él extendió su mano, y entraron en la ciudad. Así la tomaron y se apresuraron a prender fuego a la ciudad.

20 Los hombres de Hai volvieron el rostro, y al mirar, he aquí que el humo de la ciudad subía al cielo. Pero no les fue posible huir ni a un lado ni a otro, porque el pueblo que iba hacia el desierto se volvió contra los que lo perseguían. 21 Josué y todo Israel, viendo que los de la emboscada habían tomado la ciudad y que el humo de la ciudad subía, se volvieron y mataron a los hombres de Hai. 22 Los otros salieron de la ciudad a su encuentro. Así estuvieron en medio de Israel, los unos por un lado y los otros por el otro. Los mataron hasta que no quedó ni un sobreviviente ni un fugitivo. 23 También tomaron vivo al rey de Hai y lo llevaron ante Josué.

24 Sucedió que cuando los israelitas acabaron de matar a todos los habitantes de Hai en el campo, en el desierto donde ellos los habían perseguido, y cuando todos habían caído a filo de espada hasta ser exterminados, todos los israelitas se volvieron a Hai y mataron a todos a espada. 25 El número de los que cayeron aquel día, entre hombres y mujeres, fue de doce mil, todos los de Hai. 26 Porque Josué no retrajo su mano que había extendido con la lanza, hasta que destruyó a todos los habitantes de Hai. 27 Los israelitas solo tomaron para sí el ganado y el botín de aquella ciudad, conforme a la palabra que el SEÑOR había mandado a Josué.

28 Josué incendió Hai y la convirtió en un montículo de ruinas perpetuas, una desolación hasta el día de hoy. 29 Al rey de Hai lo colgó de un árbol hasta el atardecer. Cuando el sol se ponía, Josué mandó que quitaran su cuerpo del árbol y lo echaran a la puerta de la ciudad, donde levantaron sobre él un gran montón de piedras, que permanece hasta el día de hoy.

El altar y la ley en el monte Ebal

30 Entonces Josué edificó en el monte Ebal un altar al SEÑOR Dios de Israel, 31 como Moisés siervo del SEÑOR había mandado a los hijos de Israel y como está escrito en el libro de la ley de Moisés: un altar de piedras sin labrar sobre las cuales nadie había alzado herramientas de hierro. Sobre él ofrecieron holocaustos al SEÑOR e hicieron sacrificios de paz.

32 También escribió allí sobre las piedras, en presencia de los hijos de Israel, una copia de la ley de Moisés, que él había escrito. 33 Y todo Israel, sus ancianos, oficiales y jueces, tanto extranjeros como naturales, estaban de pie a ambos lados del arca delante de los sacerdotes levitas que llevaban el arca del pacto del SEÑOR. La mitad de ellos estaba hacia el monte Gerizim y la otra mitad hacia el monte Ebal, de la manera que Moisés siervo del SEÑOR lo había mandado, para que bendijeran primeramente al pueblo de Israel.

34 Después de esto, leyó todas las palabras de la ley, las bendiciones y las maldiciones, conforme a todo lo que está escrito en el libro de la Ley[e]. 35 No hubo palabra alguna de todas las cosas que mandó Moisés, que Josué no leyera delante de toda la congregación de Israel, incluyendo las mujeres, los niños y los extranjeros que vivían entre ellos.

Israel hace alianza con Gabaón

Aconteció que cuando oyeron estas cosas todos los reyes que estaban a este lado del Jordán, tanto en la región montañosa como en la Sefela y en toda la costa del mar Grande hasta el Líbano (heteos, amorreos, cananeos, ferezeos, heveos y jebuseos), se agruparon para combatir de común acuerdo contra Josué e Israel.

Pero cuando los habitantes de Gabaón oyeron lo que Josué había hecho a Jericó y a Hai, usaron de astucia. Fueron y se proveyeron[f] tomando sobre sus asnos costales viejos, odres de vino viejos, rotos y remendados, sandalias viejas y remendadas en sus pies, y ropa vieja sobre sí. Y todo el pan de que se habían provisto para el camino estaba seco y mohoso. Así fueron a Josué, al campamento en Gilgal, y le dijeron a él y a los hombres de Israel:

—Nosotros venimos de una tierra lejana. Hagan, pues, alianza con nosotros.

Los hombres de Israel respondieron a los heveos:

—Quizás ustedes habitan en medio de nosotros. ¿Cómo, pues, podremos hacer alianza con ustedes?

Ellos respondieron a Josué:

—Nosotros somos tus siervos.

Y Josué les preguntó:

—¿Quiénes son ustedes y de dónde vienen?

Ellos le respondieron:

—Tus siervos hemos venido de tierras muy lejanas, a causa del renombre del SEÑOR tu Dios. Porque hemos oído de su fama y de todas las cosas que hizo en Egipto[g], 10 y de todo lo que hizo a los dos reyes de los amorreos que estaban al otro lado del Jordán: a Sejón rey de Hesbón, y a Og rey de Basán, que estaba en Astarot[h]. 11 Por eso nuestros ancianos y todos los habitantes de nuestra tierra nos hablaron diciendo: “Tomen en sus manos provisión para el camino, vayan al encuentro de ellos y díganles: ‘Nosotros somos sus siervos; por tanto, hagan alianza con nosotros’. 12 Este pan nuestro estaba caliente cuando tomamos provisiones de nuestras casas para el camino, el día que salimos para venir a ustedes. He aquí que ahora ya está seco y mohoso. 13 También estos odres estaban nuevos cuando los llenamos. He aquí que ahora ya están rotos. Y esta ropa nuestra y nuestras sandalias están ya viejas a causa del camino tan largo.

14 Los hombres de Israel[i] tomaron de sus provisiones, pero no consultaron al SEÑOR. 15 Entonces Josué hizo paz con ellos, e hizo una alianza con ellos de conservarles la vida. Los jefes de la congregación también se lo juraron.

16 Y sucedió que tres días después de haber hecho alianza con ellos, se enteraron de que eran sus vecinos y que habitaban en medio de ellos. 17 Entonces los hijos de Israel partieron, y al tercer día llegaron a las ciudades de ellos. Sus ciudades eran Gabaón, Cafira, Beerot y Quiriat-jearim. 18 Pero los hijos de Israel no los mataron, porque los jefes de la congregación les habían jurado por el SEÑOR Dios de Israel. Por eso toda la congregación murmuraba contra los jefes. 19 Y todos los jefes respondieron a toda la congregación:

—Nosotros les hemos jurado por el SEÑOR Dios de Israel. Por eso ahora no los podemos tocar. 20 Esto es lo que haremos con ellos: Los dejaremos que vivan, para que no venga sobre nosotros la ira a causa del juramento que les hemos hecho. 21 —Además, los jefes les dijeron—: Déjenlos vivir.

Así llegaron a ser cortadores de leña y portadores de agua para toda la congregación, como les habían dicho los jefes.

22 Entonces, llamándolos Josué, les habló diciendo:

—¿Por qué nos han engañado diciendo: “Habitamos muy lejos de ustedes”, siendo así que habitan en medio de nosotros? 23 Ahora pues, ustedes son malditos, y no faltarán de entre ustedes siervos ni cortadores de leña ni portadores de agua para la casa de mi Dios.

24 Ellos respondieron a Josué y dijeron:

—Porque tus siervos fueron bien informados de que el SEÑOR tu Dios había mandado a Moisés su siervo que les había de dar toda la tierra, y que habían de destruir delante de ustedes a todos los habitantes del país. Por eso temimos mucho por nuestra vida a causa de ustedes e hicimos esto. 25 Ahora pues, he aquí estamos en tu mano. Haz con nosotros lo que te parezca bueno y recto.

26 Así hizo con ellos Josué: Los libró de la mano de los hijos de Israel, y no los mataron. 27 Pero aquel día los destinó para ser cortadores de leña y portadores de agua para la congregación y para el altar del SEÑOR, en el lugar que el SEÑOR eligiera, como lo son hasta el día de hoy.

Lucas 1:21-38

21 El pueblo estaba esperando a Zacarías, y se extrañaba de que él pasara tanto tiempo en el templo. 22 Cuando salió, no les podía hablar; y se dieron cuenta de que había visto una visión en el templo. Él se comunicaba con ellos por señas pues se había quedado mudo.

23 Sucedió que, cuando se cumplieron los días de este ministerio, él se fue a su casa. 24 Y después de aquellos días su mujer Elisabet concibió y se recluyó por cinco meses diciendo:

25 —Así ha hecho conmigo el Señor en los días en que se dignó mirarme para quitar mi afrenta entre los hombres.

Anuncio del nacimiento de Jesús

26 En el sexto mes, el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea llamada Nazaret, 27 a una virgen desposada con un hombre llamado José, de la casa de David. El nombre de la virgen era María. 28 Cuando entró a donde ella estaba, dijo:

—¡Te saludo[a], muy favorecida! El Señor está contigo[b].

29 Pero ella se turbó por sus palabras y se preguntaba qué clase de salutación sería esta. 30 Entonces el ángel le dijo:

—¡No temas, María, porque has hallado gracia ante Dios! 31 He aquí concebirás en tu vientre y darás a luz un hijo, y llamarás su nombre Jesús. 32 Este será grande, y será llamado Hijo del Altísimo; y el Señor Dios le dará el trono de su padre David. 33 Reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y de su reino no habrá fin.

34 Entonces María dijo al ángel:

—¿Cómo será esto? Porque yo no conozco varón.

35 Respondió el ángel y le dijo:

—El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por lo cual también el santo Ser que nacerá será llamado Hijo de Dios. 36 He aquí, también tu parienta Elisabet ha concebido un hijo en su vejez. Este es el sexto mes para ella que era llamada estéril. 37 Porque ninguna cosa será imposible para Dios.

38 Entonces María dijo:

—He aquí la sierva del Señor; hágase conmigo conforme a tu palabra.

Y el ángel se fue de ella.

Reina Valera Actualizada (RVA-2015)

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