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Old/New Testament

Each day includes a passage from both the Old Testament and New Testament.
Duration: 365 days
Reina Valera Actualizada (RVA-2015)
Version
Números 12-14

María es castigada con lepra

12 María y Aarón hablaron contra Moisés a causa de la mujer cusita que había tomado, porque él había tomado por mujer a una cusita. Ellos dijeron:

—¿Acaso solo por medio de Moisés ha hablado el SEÑOR? ¿No ha hablado también por medio de nosotros?

Y lo oyó el SEÑOR. Moisés era un hombre muy manso, más manso que todos los hombres que había sobre la faz de la tierra. Repentinamente el SEÑOR dijo a Moisés, a Aarón y a María:

—Vayan ustedes tres al tabernáculo de reunión.

Y fueron los tres. Entonces el SEÑOR descendió en una columna de nube, se detuvo a la entrada del tabernáculo y llamó a Aarón y a María. Ellos dos se acercaron, y él les dijo:

—Oigan mis palabras: Si tuvieran un profeta del SEÑOR, yo me manifestaría a él en visión o hablaría con él en sueños. No es así con mi siervo Moisés, quien es fiel en toda mi casa. Cara a cara hablo con él, en persona[a], y no por enigmas. Y él contempla la apariencia del SEÑOR. ¿Por qué, pues, no tuvieron temor de hablar contra mi siervo, contra Moisés?

Entonces el furor del SEÑOR se encendió contra ellos. Y se fue. 10 Cuando la nube se apartó de encima del tabernáculo, he aquí que María quedó leprosa, blanca como la nieve. Aarón se volvió hacia María, y he aquí que estaba leprosa. 11 Entonces Aarón dijo a Moisés:

—¡Ay, señor mío! Por favor, no pongas sobre nosotros el pecado, porque locamente hemos actuado y hemos pecado. 12 Por favor, no sea ella como el que sale muerto del vientre de su madre, con la mitad de su carne consumida.

13 Entonces Moisés clamó al SEÑOR diciendo:

—¡Oh Dios, sánala, por favor!

14 El SEÑOR respondió a Moisés:

—Si su padre le hubiera escupido en su cara, ¿no quedaría avergonzada durante siete días? Que sea recluida fuera del campamento durante siete días, y después será readmitida.

15 Así María fue recluida fuera del campamento durante siete días. El pueblo no se puso en marcha hasta que María fuera readmitida. 16 Después partió el pueblo de Hazerot y acampó en el desierto de Parán.

Moisés envía espías a Canaán

13 Entonces el SEÑOR habló a Moisés diciendo: “Envía hombres para que exploren la tierra de Canaán, la cual yo doy a los hijos de Israel. Envíen un hombre de cada tribu de sus padres; cada uno de ellos debe ser un dirigente entre ellos”.

Moisés los envió desde el desierto de Parán, de acuerdo con el mandato del SEÑOR. Todos aquellos hombres eran jefes de los hijos de Israel. Sus nombres son los siguientes:

de la tribu de Rubén,

Samúa hijo de Zacur;

de la tribu de Simeón, Safat hijo de Hori;

de la tribu de Judá, Caleb hijo de Jefone;

de la tribu de Isacar, Igal hijo de José;

de la tribu de Efraín, Oseas hijo de Nun;

de la tribu de Benjamín,

Palti hijo de Rafú;

10 de la tribu de Zabulón,

Gadiel hijo de Sodi;

11 de la tribu de José, es decir, de la tribu de Manasés, Gadi hijo de Susi;

12 de la tribu de Dan,

Amiel hijo de Gemali;

13 de la tribu de Aser, Setur hijo de Micael;

14 de la tribu de Neftalí,

Najbi hijo de Vapsi;

15 de la tribu de Gad, Geuel hijo de Maqui.

16 Estos son los nombres de los hombres que Moisés envió para explorar la tierra. A Oseas hijo de Nun Moisés le puso por nombre Josué. 17 Los envió Moisés a explorar la tierra de Canaán y les dijo: “Suban de aquí al Néguev, y de allí suban a la región montañosa. 18 Observen qué tal es la tierra, y el pueblo que la habita, si es fuerte o débil, si es poco o numeroso. 19 Observen qué tal es la tierra habitada, si es buena o mala; cómo son las ciudades habitadas, si son solo campamentos o fortificaciones; 20 cómo es la tierra, si es fértil o árida; si hay en ella árboles o no. Esfuércense y tomen muestras del fruto del país”.

Era el tiempo de las primeras uvas. 21 Ellos fueron y exploraron la tierra desde el desierto de Zin hasta Rejob, hacia Lebo-hamat. 22 Fueron por el Néguev y llegaron a Hebrón. Allí habitaban Ajimán, Sesai y Talmai, descendientes de Anac. (Hebrón fue edificada siete años antes que Tanis en Egipto). 23 Después llegaron al arroyo de Escol. Allí cortaron una rama con un racimo de uvas, la cual llevaron entre dos en un palo. También tomaron granadas e higos. 24 A aquel lugar llamaron[b] arroyo de Escol[c], por el racimo que los hijos de Israel cortaron allí.

25 Al cabo de cuarenta días volvieron de explorar la tierra.

Informe desalentador de los espías

26 Entonces fueron y se presentaron a Moisés, a Aarón y a toda la congregación de los hijos de Israel, en el desierto de Parán, en Cades, y dieron informes a ellos y a toda la congregación. También les mostraron el fruto de la tierra. 27 Y le contaron diciendo:

—Nosotros llegamos a la tierra a la cual nos enviaste, la cual ciertamente fluye leche y miel. Este es el fruto de ella. 28 Solo que el pueblo que habita aquella tierra es fuerte. Sus ciudades están fortificadas y son muy grandes. También vimos allí a los descendientes de Anac. 29 Amalec habita en la tierra del Néguev; y en la región montañosa están los heteos, los jebuseos y los amorreos. Los cananeos habitan junto al mar y en la ribera del Jordán.

30 Entonces Caleb hizo callar al pueblo delante de Moisés, y dijo:

—¡Ciertamente subamos y tomémosla en posesión, pues nosotros podremos más que ellos!

31 Pero los hombres que fueron con él dijeron:

—No podremos subir contra aquel pueblo, porque es más fuerte que nosotros.

32 Y comenzaron a desacreditar la tierra que habían explorado, diciendo ante los hijos de Israel:

—La tierra que fuimos a explorar es tierra que traga a sus habitantes. Todo el pueblo que vimos en ella son hombres de gran estatura. 33 También vimos allí gigantes, hijos de Anac, raza de gigantes. Nosotros, a nuestros propios ojos, parecíamos langostas; y así parecíamos a sus ojos.

El pueblo se rebela contra el SEÑOR

14 Entonces toda la congregación gritó y dio voces; el pueblo lloró aquella noche. Todos los hijos de Israel se quejaron contra Moisés y Aarón; toda la congregación les dijo:

—¡Ojalá hubiéramos muerto en la tierra de Egipto! ¡Ojalá hubiéramos muerto en este desierto! ¿Por qué nos trae el SEÑOR a esta tierra para caer a espada? ¿Para que nuestras mujeres y nuestros pequeños sean una presa? ¿No nos sería mejor volver a Egipto?

Y se decían unos a otros:

—¡Nombremos un jefe y volvámonos a Egipto!

Moisés y Aarón se postraron sobre sus rostros delante de toda la asamblea de la congregación de los hijos de Israel. Entonces Josué hijo de Nun y Caleb hijo de Jefone, que estaban entre los que habían ido a explorar la tierra, rompieron sus vestiduras y hablaron a toda la congregación de los hijos de Israel, diciendo:

—La tierra por donde pasamos para explorarla es buena en gran manera. Si el SEÑOR se agrada de nosotros, nos introducirá en esa tierra. Él nos entregará la tierra que fluye leche y miel. Solo que no se rebelen contra el SEÑOR ni teman al pueblo de esa tierra, porque serán para nosotros pan comido. Su protección se ha apartado de ellos, mientras que con nosotros está el SEÑOR. ¡No les teman!

10 Entonces toda la congregación habló de apedrearlos. Pero la gloria del SEÑOR se dejó ver en el tabernáculo de reunión ante todos los hijos de Israel.

Moisés intercede por su pueblo

11 Entonces el SEÑOR dijo a Moisés:

—¿Hasta cuándo me ha de menospreciar este pueblo? ¿Hasta cuándo no me ha de creer, a pesar de todas las señales que he hecho en medio de ellos? 12 Yo lo heriré con peste y lo desalojaré, y haré de ti una nación más grande y más fuerte que ellos.

13 Pero Moisés respondió al SEÑOR:

—Luego lo oirán los egipcios, porque de en medio de ellos sacaste a este pueblo con tu poder. 14 Y lo contarán a los habitantes de esta tierra, los cuales han oído que tú, oh SEÑOR, estás en medio de este pueblo; que te dejas ver cara a cara, oh SEÑOR, y que tu nube está sobre ellos. Han oído que tú vas delante de ellos, de día en una columna de nube, y de noche en una columna de fuego. 15 Pero si tú haces morir a este pueblo como a un solo hombre, entonces las naciones que han oído de tu fama dirán: 16 “Porque el SEÑOR no fue capaz de introducir a ese pueblo en la tierra que les prometió con juramento, por eso los mató en el desierto”. 17 Ahora pues, sea engrandecido el poder del Señor, de acuerdo con lo que has hablado diciendo: 18 “El SEÑOR es lento para la ira y grande en misericordia. Él perdona la iniquidad y la rebelión, pero de ninguna manera dará por inocente al culpable. Castiga la maldad de los padres sobre los hijos, sobre la tercera y sobre la cuarta generación”. 19 Perdona, pues, la iniquidad de este pueblo según la grandeza de tu misericordia, como lo has perdonado desde Egipto hasta aquí.

20 Entonces el SEÑOR dijo:

—Yo lo he perdonado, conforme a tu palabra. 21 Sin embargo, vivo yo, y la gloria del SEÑOR llena toda la tierra, 22 que de los que vieron mi gloria y las señales que hice en Egipto y en el desierto, y que me han puesto a prueba ya diez veces y no han escuchado mi voz, 23 ninguno verá la tierra que prometí con juramento a sus padres. Ninguno de los que me han menospreciado la verá. 24 Pero a mi siervo Caleb, por cuanto ha demostrado un espíritu diferente y me ha seguido con integridad, yo lo introduciré en la tierra a la que él fue, y su descendencia la tendrá en posesión. 25 Ahora bien, puesto que los amalequitas y los cananeos habitan en el valle, vuelvan mañana y marchen al desierto, rumbo al mar Rojo.

Castigo del pueblo y de los espías

26 Entonces el SEÑOR habló a Moisés y a Aarón diciendo:

27 —¿Hasta cuándo he de soportar a esta perversa congregación que se queja contra mí? ¡Yo he oído las quejas que los hijos de Israel hacen contra mí! 28 Diles: “¡Vivo yo, dice el SEÑOR, si no hago con ustedes conforme a lo que han hablado a mis oídos! 29 En este desierto caerán sus cadáveres, todos los que fueron contados en su censo, de veinte años para arriba, y que han murmurado contra mí. 30 A la verdad, no son ustedes los que entrarán en la tierra por la cual alcé mi mano jurando que los haría habitar en ella, con la excepción de Caleb hijo de Jefone y de Josué hijo de Nun. 31 Pero a sus pequeños, de quienes dijeron que serían una presa, a ellos yo los introduciré, y ellos conocerán la tierra que ustedes han despreciado. 32 En cuanto a ustedes, sus cadáveres caerán en este desierto. 33 Sus hijos andarán errantes[d] en el desierto durante cuarenta años. Ellos llevarán la paga de las infidelidades de ustedes hasta que sus cadáveres sean consumidos en el desierto. 34 Conforme al número de los cuarenta días en que exploraron la tierra, cargarán con sus iniquidades durante cuarenta años: un año por cada día. Así conocerán mi disgusto”. 35 Yo, el SEÑOR, he hablado; ciertamente esto haré a toda esta perversa congregación que se ha reunido contra mí. En este desierto serán consumidos, y aquí morirán.

36 Los hombres que Moisés envió a explorar la tierra y que de regreso hicieron murmurar contra él a toda la asamblea, desacreditando aquella tierra, 37 esos hombres que habían desacreditado la tierra murieron delante del SEÑOR, a causa de la plaga. 38 Pero Josué hijo de Nun y Caleb hijo de Jefone quedaron con vida entre aquellos hombres que habían ido a explorar la tierra.

Derrota de Israel en Horma

39 Moisés dijo estas cosas a todos los hijos de Israel, y el pueblo se afligió mucho. 40 Después se levantaron muy de mañana para subir a la cumbre del monte, diciendo:

—Henos aquí, vamos a subir al lugar del cual ha hablado el SEÑOR, porque hemos pecado.

41 Pero Moisés dijo:

—¿Por qué traspasan el mandato del SEÑOR? Esto no les saldrá bien. 42 No suban, porque el SEÑOR no está entre ustedes. No sean derrotados delante de sus enemigos. 43 Pues los amalequitas y los cananeos están allí ante ustedes, y caerán a espada. Porque han dejado de seguir al SEÑOR, por eso el SEÑOR no estará con ustedes.

44 Sin embargo, se atrevieron a subir a la cumbre del monte, aunque ni el arca del pacto del SEÑOR ni Moisés se movieron de en medio del campamento. 45 Entonces descendieron los amalequitas y los cananeos que habitaban en aquella región montañosa, y los hirieron y los destrozaron hasta llegar a Horma.

Marcos 5:21-43

Jesús sana a una mujer

21 Cuando Jesús hubo cruzado de nuevo en la barca a la otra orilla, se congregó alrededor de él una gran multitud. Y él estaba junto al mar. 22 Y vino uno de los principales de la sinagoga, llamado Jairo. Cuando lo vio, se postró a sus pies 23 y le imploró mucho diciendo:

—Mi hijita está agonizando. ¡Ven! Pon las manos sobre ella para que sea salva y viva.

24 Jesús fue con él. Y lo seguía una gran multitud, y lo apretujaban.

25 Había una mujer que sufría de hemorragia desde hacía doce años. 26 Había sufrido mucho de muchos médicos y había gastado todo lo que tenía, y de nada le había aprovechado; más bien, iba de mal en peor. 27 Cuando oyó hablar de Jesús, vino por detrás de él entre la multitud y tocó su manto 28 porque ella pensaba: “Si solo toco su manto, seré sanada”. 29 Al instante se secó la fuente de su sangre y sintió en su cuerpo que ya estaba sana de aquel azote. 30 De pronto, Jesús, reconociendo dentro de sí que había salido poder de él, volviéndose a la multitud dijo:

—¿Quién me ha tocado el manto?

31 Sus discípulos le dijeron:

—Ves la multitud que te apretuja, y preguntas: “¿Quién me tocó?”.

32 Él miraba alrededor para ver a la que había hecho esto. 33 Entonces la mujer, temiendo y temblando, sabiendo lo que en ella había sido hecho, fue y se postró delante de él y le dijo toda la verdad.

34 Él le dijo:

—Hija, tu fe te ha salvado. Vete en paz y queda sanada de tu azote.

Jesús resucita a la hija de Jairo

35 Mientras él aún hablaba, vinieron de la casa del principal de la sinagoga diciendo:

—Tu hija ha muerto. ¿Para qué molestas más al Maestro?

36 Pero Jesús, sin hacer caso a esta palabra que se decía, dijo al principal de la sinagoga:

—No temas; solo cree.

37 Y no permitió que nadie lo acompañara, sino Pedro, Jacobo y Juan, el hermano de Jacobo. 38 Llegaron a la casa del principal de la sinagoga, y él vio el alboroto y a los que lloraban y lamentaban mucho. 39 Y al entrar les dijo:

—¿Por qué hacen alboroto y lloran? La niña no ha muerto sino que duerme.

40 Ellos se burlaban de él. Pero él los sacó a todos, y tomó al padre y a la madre de la niña y a los que estaban con él, y entró a donde estaba la niña. 41 Tomó la mano de la niña y le dijo:

—Talita, cumi[a] (que traducido es: Niña, a ti te digo, levántate).

42 Y en seguida la niña se levantó y andaba, pues tenía doce años. Y quedaron atónitos. 43 Él les mandó estrictamente que nadie lo supiera y ordenó que le dieran a ella de comer.

Reina Valera Actualizada (RVA-2015)

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