Print Page Options
Previous Prev Day Next DayNext

Old/New Testament

Each day includes a passage from both the Old Testament and New Testament.
Duration: 365 days
Reina Valera Actualizada (RVA-2015)
Version
Génesis 36-38

Los descendientes de Esaú

36 Estos son los descendientes de Esaú, el cual es Edom. Esaú tomó a sus esposas de entre las mujeres de Canaán: a Ada hija de Elón el heteo, a Oholibama hija de Aná, hijo[a] de Zibeón el heveo, y a Basemat hija de Ismael, hermana de Nebayot.

De Esaú, Ada dio a luz a Elifaz; Basemat dio a luz a Reuel, y Oholibama dio a luz a Jeús, a Jalam y a Coré. Estos son los hijos de Esaú que le nacieron en la tierra de Canaán.

Esaú tomó a sus mujeres, a sus hijos, a sus hijas, a todas las personas de su casa, sus rebaños, su ganado y todas las posesiones que había adquirido en la tierra de Canaán, y se fue a una tierra, lejos de Jacob su hermano; porque los bienes de ellos eran muchos, y no podían habitar juntos. Tampoco podía mantenerlos la tierra en que habitaban, a causa de sus ganados. Así habitó Esaú en la región montañosa de Seír. Esaú es Edom.

Estos fueron los descendientes de Esaú, padre de los edomitas, en la región montañosa de Seír; 10 estos son los nombres de los hijos de Esaú: Elifaz, hijo de Ada, mujer de Esaú; Reuel, hijo de Basemat, mujer de Esaú.

11 Los hijos de Elifaz fueron: Temán, Omar, Zefo, Gatam y Quenaz. 12 Timna fue concubina de Elifaz hijo de Esaú, y ella le dio a luz a Amalec. Estos fueron los hijos de Ada, mujer de Esaú.

13 Los hijos de Reuel fueron: Najat, Zéraj, Sama y Miza. Estos fueron los hijos de Basemat, mujer de Esaú.

14 Los hijos de Oholibama, mujer de Esaú e hija de Aná, hijo[b] de Zibeón, que ella dio a luz de Esaú, fueron: Jeús, Jalam y Coré.

15 Estos fueron los jefes de entre los hijos de Esaú:

Los hijos de Elifaz, primogénito de Esaú, fueron: los jefes Temán, Omar, Zefo, Quenaz, 16 Coré, Gatam y Amalec. Estos fueron los jefes de Elifaz en la tierra de Edom, los cuales fueron hijos de Ada.

17 Estos fueron los hijos de Reuel hijo de Esaú: los jefes Najat, Zéraj, Sama y Miza. Estos fueron los jefes de la línea de Reuel en la tierra de Edom. Estos hijos le nacieron a Basemat, mujer de Esaú.

18 Estos fueron los hijos de Oholibama, mujer de Esaú: los jefes Jeús, Jalam y Coré. Estos fueron los jefes que nacieron a Oholibama, mujer de Esaú, hija de Aná.

19 Estos fueron, pues, los hijos de Esaú, el cual es Edom; y estos fueron sus jefes.

Los descendientes de Seír el horeo

20 Estos fueron los hijos de Seír el horeo, habitantes de aquella tierra: Lotán, Sobal, Zibeón, Aná, 21 Disón, Ezer y Disán. Estos fueron los jefes de los horeos, hijos de Seír, en la tierra de Edom.

22 Los hijos de Lotán fueron Hori y Hemam. Timna fue hermana de Lotán.

23 Los hijos de Sobal fueron: Alván, Manajat, Ebal, Sefo y Onam.

24 Los hijos de Zibeón fueron Ayías y Aná. Este Aná fue el que descubrió las aguas termales[c] en el desierto, cuando apacentaba los asnos de su padre Zibeón.

25 Los hijos de Aná fueron Disón y Oholibama hija de Aná.

26 Los hijos de Disón fueron: Hemdán, Esbán, Itrán y Querán.

27 Los hijos de Ezer fueron: Bilhán, Zaaván y Acán.

28 Los hijos de Disán fueron Uz y Arán.

29 Estos fueron los jefes de los horeos: los jefes Lotán, Sobal, Zibeón, Aná, 30 Disón, Ezer y Disán. Ellos fueron los jefes de los horeos, según sus jefaturas en la tierra de Seír.

La monarquía temprana en Edom

31 Estos fueron los reyes que reinaron en la tierra de Edom, antes que hubiera rey de los hijos de Israel:

32 Bela hijo de Beor reinó en Edom. El nombre de su ciudad fue Dinaba.

33 Murió Bela, y reinó en su lugar Jobab hijo de Zéraj, de Bosra.

34 Murió Jobab, y reinó en su lugar Husam, de la tierra de los temanitas.

35 Murió Husam, y reinó en su lugar Hadad hijo de Bedad, el que derrotó a Madián en el campo de Moab. El nombre de su ciudad fue Avit.

36 Murió Hadad, y reinó en su lugar Samla, de Masreca.

37 Murió Samla, y reinó en su lugar Saúl, de Rejobot, que está junto al Río.

38 Murió Saúl, y reinó en su lugar Baal-janán hijo de Acbor.

39 Murió Baal-janán hijo de Acbor, y reinó en su lugar Hadad[d]. El nombre de su ciudad fue Pau, y el nombre de su mujer fue Mehetabel, hija de Matred, hija de Mezaab.

Jefes del clan de Esaú

40 Estos fueron los nombres de los jefes de Esaú, según sus familias, sus localidades y sus nombres: los jefes Timna, Alva, Jetet, 41 Oholibama, Ela, Pinón, 42 Quenaz, Temán, Mibzar, 43 Magdiel e Iram. Estos fueron los jefes de Edom, según las áreas de la tierra de su posesión. Este es Esaú, padre de los edomitas.

José y sus hermanos

37 Jacob se estableció en la tierra donde había residido su padre, en la tierra de Canaán. Esta es la historia de la familia de Jacob:

José, siendo de diecisiete años, apacentaba las ovejas con sus hermanos; y el joven estaba con los hijos de Bilha y los hijos de Zilpa, mujeres de su padre. Y José informaba a su padre de la mala fama de ellos. Israel amaba a José más que a todos sus otros hijos porque le había nacido en la vejez, y le hizo una túnica de diversos colores. Al ver sus hermanos que su padre lo amaba más que a todos ellos, lo aborrecían y no podían hablarle pacíficamente.

José tuvo un sueño y lo contó a sus hermanos, quienes llegaron a aborrecerlo todavía más. Les dijo:

—Por favor, escuchen lo que he soñado: He aquí que atábamos gavillas en medio del campo. Y mi gavilla se levantaba y se mantenía erguida, mientras que sus gavillas la rodeaban y se inclinaban ante la mía.

Sus hermanos le respondieron:

—¿Has de reinar tú sobre nosotros y nos has de dominar?

Y lo aborrecieron todavía más a causa de sus sueños y de sus palabras. Entonces tuvo otro sueño y lo contó a sus hermanos, diciendo:

—He aquí, he tenido otro sueño: el sol, la luna y once estrellas se inclinaban ante mí.

10 Él contó este sueño a su padre y a sus hermanos, pero su padre lo reprendió diciendo:

—¿Qué sueño es este que has tenido? ¿Hemos de venir yo, tu madre y tus hermanos a postrarnos a tierra ante ti?

11 Sus hermanos le tenían envidia, pero su padre guardaba en mente el asunto.

Plan para matar a José

12 Sus hermanos fueron a apacentar las ovejas de su padre cerca de Siquem, 13 e Israel dijo a José:

—Tus hermanos apacientan las ovejas cerca de Siquem. Ven, te enviaré a ellos.

Y él le respondió:

—Heme aquí.

14 Él le dijo:

—Anda, por favor, y mira cómo están tus hermanos y cómo están las ovejas, y tráeme la respuesta.

Lo envió desde el valle de Hebrón, y él llegó a Siquem. 15 Andando él extraviado por el campo, un hombre lo encontró. Y aquel hombre le preguntó diciendo:

—¿Qué buscas?

16 Y él respondió:

—Busco a mis hermanos. Dime, por favor, dónde están apacentando.

17 Aquel hombre le respondió:

—Ya se han ido de aquí. Yo los oí decir: “Vámonos a Dotán”.

Entonces José fue tras sus hermanos y los encontró en Dotán. 18 Cuando ellos lo vieron desde lejos, antes de que se acercara actuaron engañosamente contra él para matarlo. 19 Se dijeron el uno al otro:

—¡Ahí viene el de los sueños! 20 Ahora pues, vengan; matémoslo y echémoslo en una cisterna. Después diremos: “Alguna mala fiera lo devoró”. ¡Veamos en qué van a parar sus sueños!

21 Cuando Rubén oyó esto, lo libró de sus manos diciendo:

—No le quitemos la vida. 22 —Y Rubén añadió—: No derramen sangre. Échenlo en esta cisterna que está en el desierto, pero no pongan la mano sobre él.

Era para librarlo de sus manos a fin de hacerlo volver a su padre.

José es vendido y llevado a Egipto

23 Sucedió que cuando José llegó hasta sus hermanos, ellos despojaron a José de su túnica, la túnica de diversos colores que llevaba puesta. 24 Lo tomaron y lo echaron en la cisterna. Pero la cisterna estaba vacía, sin agua. 25 Después se sentaron a comer, y alzando los ojos miraron, y he aquí que una caravana de ismaelitas venía de Galaad con sus camellos cargados de perfumes, bálsamo y mirra para llevarlos a Egipto. 26 Entonces Judá dijo a sus hermanos:

—¿Qué provecho hay en matar a nuestro hermano y en encubrir su sangre? 27 Vengan, vendámoslo a los ismaelitas. No pongamos nuestra mano sobre él, porque es nuestro hermano, nuestra carne.

Sus hermanos estuvieron de acuerdo con él. 28 Y cuando pasaban los mercaderes madianitas, sacaron a José, subiéndolo de la cisterna, y lo vendieron a los ismaelitas por doscientos veinte gramos de plata. Estos se llevaron a José a Egipto.

Ocultan a Jacob lo sucedido a José

29 Cuando Rubén volvió a la cisterna y no halló a José allí, rasgó sus vestiduras. 30 Volvió a sus hermanos y les dijo:

—¡El joven ha desaparecido! Y yo, ¿a dónde iré?

31 Entonces ellos tomaron la túnica de José, degollaron un cabrito del rebaño y empaparon la túnica en la sangre. 32 Después enviaron la túnica de diversos colores, la trajeron a su padre y le dijeron:

—Esto hemos encontrado. Reconoce, pues, si es o no la túnica de tu hijo.

33 Él la reconoció y exclamó:

—¡Es la túnica de mi hijo! ¡Alguna mala fiera lo ha devorado! ¡Ciertamente José ha sido despedazado!

34 Entonces Jacob rasgó sus vestiduras, se cubrió con cilicio y guardó duelo por su hijo muchos días. 35 Todos sus hijos y todas sus hijas fueron para consolarlo, pero él rehusó ser consolado. Y decía:

—¡Enlutado descenderé hasta mi hijo, al Seol!

Y su padre lo lloraba.

36 Pero los madianitas lo vendieron en Egipto a Potifar, funcionario del faraón, capitán de la guardia.

Judá y Tamar

38 Aconteció en aquel tiempo que Judá dejó a sus hermanos y se dirigió a residir con un hombre adulamita que se llamaba Jira. Judá vio allí a la hija de un hombre cananeo llamado Súa, y la tomó y se unió a ella. Ella concibió y dio a luz un hijo, y él[e] llamó su nombre Er. Ella concibió otra vez y dio a luz otro hijo, y ella llamó su nombre Onán. Volvió a concebir y dio a luz otro hijo, y ella llamó su nombre Sela. Él estaba en Quezib cuando ella dio a luz.

Judá tomó una mujer para Er, su primogénito; esta se llamaba Tamar. Pero Er, el primogénito de Judá, era malo ante los ojos del SEÑOR, y el SEÑOR le quitó la vida. Entonces Judá dijo a Onán:

—Únete a la mujer de tu hermano; cumple así con ella tu deber de cuñado[f], y levanta descendencia a tu hermano.

Pero sabiendo Onán que el hijo que le naciera no sería considerado suyo, sucedía que cada vez que se unía a la mujer de su hermano, vertía en tierra para no dar descendencia a su hermano. 10 Pero lo que hacía era malo ante los ojos del SEÑOR, y también a él le quitó la vida. 11 Entonces habló Judá a Tamar su nuera, diciendo:

—Permanece viuda en la casa de tu padre hasta que crezca mi hijo Sela.

Porque pensaba: “No sea que muera él también como sus hermanos”.

Y Tamar se fue y permaneció en la casa de su padre.

12 Pasados muchos años, murió Bat-súa, la mujer de Judá. Cuando Judá se había consolado, subió a Timnat, a los esquiladores de sus ovejas, él y su amigo Jira el adulamita. 13 Y avisaron a Tamar diciendo:

—He aquí que tu suegro sube a Timnat a esquilar sus ovejas.

14 Entonces ella se quitó su vestido de viudez, se cubrió con un velo, se envolvió con un manto y se sentó a la entrada de Enaim, que está junto al camino de Timnat, porque veía que Sela había crecido, pero que ella no le había sido dada por mujer. 15 Entonces la vio Judá y pensó que era una prostituta, porque había cubierto su cara. 16 Y se apartó del camino hacia ella y le dijo:

—Ven y deja que me una a ti.

Pues no sabía que ella era su nuera. Y ella dijo:

—¿Qué me darás si te unes a mí?

17 Él respondió:

—Yo te enviaré un cabrito del rebaño.

Ella le dijo:

—Tienes que darme una prenda hasta que me lo envíes.

18 Y él le dijo:

—¿Qué prenda te daré?

Ella le respondió:

—Tu anillo, tu cordón y el bastón que llevas en la mano.

Él se los dio y se unió a ella, y ella concibió de él.

19 Luego ella se levantó y se fue. Después se quitó el velo que tenía sobre sí y se vistió de nuevo con su vestido de viudez. 20 Judá envió el cabrito del rebaño por medio de su amigo el adulamita, para que recuperara la prenda de mano de la mujer, pero él no la halló. 21 Entonces preguntó a los hombres de aquel lugar diciendo:

—¿Dónde está la prostituta de Enaim, junto al camino?

Ellos le dijeron:

—Aquí no hay ninguna prostituta.

22 Él se volvió a Judá y dijo:

—No la he hallado. También los hombres del lugar dijeron: “Aquí no hay ninguna prostituta”.

23 Y Judá dijo:

—¡Que se quede con la prenda! No seamos objeto de burla. He aquí yo le he enviado este cabrito, pero tú no la has hallado.

24 Aconteció que después de unos tres meses le informaron a Judá diciendo:

—Tu nuera Tamar ha cometido adulterio y está encinta a consecuencia del adulterio.

Y Judá dijo:

—¡Sáquenla, y que sea quemada!

25 Cuando era sacada, ella envió a decir a su suegro:

—Del hombre a quien pertenecen estas cosas estoy encinta. —Y añadió—: Mira, pues, de quién son estas cosas: el anillo, el cordón y el bastón.

26 Entonces Judá los reconoció y dijo:

—Más justa es ella que yo, porque no se la he dado a mi hijo Sela.

Y no volvió a tener relaciones sexuales con ella.

27 Aconteció que al tiempo de dar a luz, he aquí que había mellizos en el vientre de Tamar. 28 Y cuando ella daba a luz, sucedió que uno de ellos sacó la mano. La partera la tomó y ató a su mano un hilo rojo diciendo:

—¡Este salió primero!

29 Pero sucedió que cuando él volvió a meter la mano, he aquí salió su hermano. Y ella exclamó:

—¡Cómo te abriste brecha!

Y llamó su nombre Fares[g]. 30 Después salió su hermano, el que tenía en su mano el hilo rojo, y llamó su nombre Zéraj[h].

Mateo 10:21-42

21 “El hermano entregará a muerte a su hermano, y el padre a su hijo. Se levantarán los hijos contra sus padres y los harán morir. 22 Y serán aborrecidos de todos por causa de mi nombre. Pero el que persevere hasta el fin, este será salvo. 23 Y cuando los persigan en una ciudad, huyan a la otra. Porque de cierto les digo que de ningún modo acabarán de recorrer todas las ciudades de Israel antes que venga el Hijo del Hombre.

24 “El discípulo no es más que su maestro ni el siervo más que su señor. 25 Bástale al discípulo ser como su maestro, y al siervo como su señor. Si al padre de familia lo llamaron Beelzebul, ¡cuánto más lo harán a los de su casa!

Jesús infunde valor a los suyos

26 “Así que, no les teman. Porque no hay nada encubierto que no será revelado ni oculto que no será conocido. 27 Lo que les digo en privado, díganlo en público; y lo que oyen al oído, proclámenlo desde las azoteas. 28 No teman a los que matan el cuerpo pero no pueden matar al alma. Más bien, teman a aquel que puede destruir tanto el alma como el cuerpo en el infierno. 29 ¿Acaso no se venden dos pajaritos por una moneda? Con todo ni uno de ellos cae a tierra sin el consentimiento de su Padre. 30 Pues aun los cabellos de ustedes están todos contados. 31 Así que, no teman; más valen ustedes que muchos pajaritos.

32 “Por tanto, a todo el que me confiese delante de los hombres, yo también lo confesaré delante de mi Padre que está en los cielos. 33 Y a cualquiera que me niegue delante de los hombres, yo también lo negaré delante de mi Padre que está en los cielos.

Recompensas del discipulado

34 “No piensen que he venido para traer paz a la tierra. No he venido para traer paz, sino espada. 35 Porque yo he venido para poner en disensión al hombre contra su padre, a la hija contra su madre y a la nuera contra su suegra. 36 Y los enemigos de un hombre serán los de su propia casa[a].

37 “ El que ama a padre o a madre más que a mí no es digno de mí, y el que ama a hijo o a hija más que a mí no es digno de mí. 38 El que no toma su cruz y sigue en pos de mí no es digno de mí. 39 El que halla su vida la perderá, y el que pierde su vida por mi causa la hallará.

40 “El que los recibe a ustedes a mí me recibe, y el que me recibe a mí recibe al que me envió. 41 El que recibe a un profeta porque es profeta, recibirá recompensa de profeta; y el que recibe a un justo porque es justo, recibirá recompensa de justo. 42 Cualquiera que dé a uno de estos pequeñitos un vaso de agua fría solamente porque es mi discípulo, de cierto les digo que jamás perderá su recompensa”.

Reina Valera Actualizada (RVA-2015)

Version Reina Valera Actualizada, Copyright © 2015 by Editorial Mundo Hispano