Old/New Testament
Contra las mujeres indolentes
4 Oigan esta palabra, oh vacas de Basán que están en el monte de Samaria, que oprimen a los pobres, que quebrantan a los necesitados, que dicen a sus maridos: “¡Traigan y bebamos!”. 2 El SEÑOR Dios[a] juró por su santidad: “He aquí, vienen días sobre ustedes en que serán llevadas con ganchos y a sus descendientes con anzuelos de pescar. 3 ¡Saldrán por las brechas una tras otra y serán arrojadas hacia el Hermón[b]!”, dice el SEÑOR.
Castigos que no corrigieron a Israel
4 “¡Vayan a Betel y rebélense! ¡A Gilgal y multipliquen la rebelión! ¡Traigan de mañana sus sacrificios y sus diezmos al tercer día! 5 ¡Quemen pan con levadura como ofrenda de acción de gracias! ¡Pregonen, anuncien ofrendas voluntarias, ya que eso es lo que les gusta, oh hijos de Israel!”, dice el SEÑOR Dios[c].
6 “Por mi parte, yo los he tenido a diente limpio en todas sus ciudades y con falta de pan en todos sus pueblos. Pero no se volvieron a mí”, dice el SEÑOR.
7 “También les detuve la lluvia cuando faltaban tres meses para la siega. Hice llover sobre una ciudad y sobre otra no hice llover. Sobre una parcela llovió, y la parcela sobre la cual no llovió se secó. 8 Acudían dos o tres ciudades a otra ciudad para beber agua y no se saciaban. Pero no se volvieron a mí”, dice el SEÑOR.
9 “Yo los golpeé con tizón y añublo. La langosta comió sus muchos huertos, sus viñas, sus higueras y sus olivos. Pero no se volvieron a mí”, dice el SEÑOR.
10 “Envié entre ustedes una plaga como en Egipto. Maté a espada a sus jóvenes mientras sus caballos eran capturados. Hice que el hedor de sus campamentos subiera a sus narices. Pero no se volvieron a mí”, dice el SEÑOR.
11 “Los trastorné como cuando Dios trastornó a Sodoma y a Gomorra, y fueron cual leño salvado del fuego. Pero no se volvieron a mí”, dice el SEÑOR.
12 “Por tanto, de esta manera te haré, oh Israel. Y porque voy a hacerte esto, ¡prepárate para venir al encuentro de tu Dios, oh Israel!”.
13 Porque he aquí, el que forma las montañas y crea el viento y revela al hombre su pensamiento, el que hace a la aurora tinieblas y pisa sobre las alturas de la tierra, ¡el SEÑOR Dios de los Ejércitos es su nombre!
Lamento por la ruina de Israel
5 Oigan esta palabra que yo pronuncio como lamento por ustedes, oh casa de Israel:
2 ¡Cayó la virgen de Israel
para no volverse a levantar!
Sobre su suelo yace abandonada
y no hay quien la levante.
3 Porque así dice el SEÑOR Dios[d]
a la casa de Israel:
“La ciudad que salía con mil quedará con cien,
y la que salía con cien
quedará con diez”.
Llamado al arrepentimiento
4 Porque así ha dicho el SEÑOR a la casa de Israel: “¡Búsquenme y vivirán! 5 Y no busquen a Betel ni entren en Gilgal ni pasen a Beerseba; porque Gilgal será llevada en cautiverio y Betel será convertida en nada”.
6 ¡Busquen al SEÑOR y vivan! No sea que él acometa como fuego contra la casa de José y consuma a Betel sin que haya quien lo apague. 7 Ustedes que convierten el derecho en ajenjo y echan por tierra la justicia, 8 busquen al que hizo las Pléyades y el Orión, que a las tinieblas convierte en mañana, y que hace oscurecer el día hasta que se hace noche. Busquen al que llama a las aguas del mar y las derrama sobre la superficie de la tierra. ¡El SEÑOR es su nombre! 9 Él es el que irrumpe con destrucción contra la fortaleza, de modo que la destrucción alcance a la plaza fuerte.
10 Ellos aborrecen al que los amonesta en el tribunal y abominan al que habla lo recto. 11 Por tanto, puesto que pisotean al pobre y toman de él tributo de granos, aunque hayan edificado casas de piedra labrada no las habitarán. Plantaron hermosas viñas pero no beberán el vino de ellas. 12 Porque yo conozco sus muchas rebeliones y sus grandes pecados: que hostilizan al justo, que toman soborno y que hacen perder su causa a los pobres en el tribunal. 13 Por eso, en tal tiempo el prudente calla, porque es tiempo malo.
14 ¡Busquen el bien y no el mal para que vivan! Así estará con ustedes el SEÑOR Dios de los Ejércitos, como dicen. 15 Aborrezcan el mal y amen el bien. Establezcan el juicio en el tribunal; quizás el SEÑOR Dios de Israel tenga piedad del remanente de José.
16 Por tanto, así ha dicho el SEÑOR Dios de los Ejércitos, el Señor: “En todas las plazas habrá llanto y en todas las ciudades dirán: ‘¡Ay, ay!’. Convocarán a duelo al labrador y a lamentación a los que saben entonar lamentos. 17 En todas las viñas habrá llanto porque pasaré por en medio de ti”, ha dicho el SEÑOR.
18 ¡Ay de los que anhelan el día del SEÑOR! ¿Para qué quieren este día del SEÑOR? Será día de tinieblas y no de luz. 19 Será como el que huye de un león y choca con un oso; entra en casa y apoya su mano en la pared, y lo muerde una serpiente. 20 ¿No será el día del SEÑOR para él tinieblas y no luz, oscuridad y no resplandor?
Rechazo del culto extraño y vacío
21 “Aborrezco, rechazo las festividades de ustedes, y no me huelen bien sus asambleas festivas. 22 Aunque me ofrezcan sus holocaustos y ofrendas vegetales, no los aceptaré ni miraré sus sacrificios de paz de animales engordados. 23 Quita de mí el bullicio de tus canciones, pues no escucharé las salmodias de tus instrumentos. 24 Más bien, corra el derecho como agua y la justicia como arroyo permanente.
25 “¿Acaso me ofrecieron sacrificios y ofrendas vegetales en el desierto durante cuarenta años, oh casa de Israel? 26 Al contrario, llevaron el tabernáculo de sus ídolos Moloc y Quiún, la estrella de sus dioses que se han hecho. 27 Por tanto, yo haré que los lleven cautivos más allá de Damasco”, ha dicho el SEÑOR, cuyo nombre es Dios de los Ejércitos.
Contra los dirigentes indolentes
6 ¡Ay de los que viven reposados en Sion y de los confiados en el monte de Samaria, señalados como los principales de las naciones y a quienes acuden los de la casa de Israel! 2 Pasen a Calne y miren. De allí vayan a la gran Hamat. Luego desciendan a Gat de los filisteos. ¿Acaso son mejores que aquellos reinos? ¿Acaso el territorio de ellos era mayor que el de ustedes?
3 Ustedes suponen que el día malo está lejos y acercan la sede del terror. 4 Duermen en camas de marfil, se extienden sobre sus lechos y comen los corderos del rebaño y los terneros de engorde. 5 Improvisan al son de la lira e inventan instrumentos musicales al estilo de David. 6 Beben vino en grandes copas, se ungen con los más finos perfumes y no se afligen por la ruina de José. 7 Por tanto, ahora serán llevados a la cabeza de los cautivos, ¡y se acabará el banquete de los holgazanes!
8 El SEÑOR Dios[e] ha jurado por su alma; el SEÑOR Dios de los Ejércitos dice: “Abomino la soberbia de Jacob y aborrezco sus palacios. Entregaré al enemigo la ciudad y todo lo que hay en ella”. 9 Acontecerá que si quedan diez hombres en una casa, morirán, 10 y su pariente lo tomará para incinerarlo. Al sacar sus restos de la casa preguntará al que se encuentra en la parte más recóndita: “¿Hay algún otro contigo?”. Este responderá: “¡Nadie!”. Y le dirá: “¡Calla; no hay que mencionar el nombre del SEÑOR!”. 11 Porque he aquí, el SEÑOR ha mandado que sea reducida a escombros la casa mayor y a ruinas la casa menor.
12 ¿Acaso corren los caballos por las peñas? ¿Se arará con bueyes en el mar? Pero ustedes han convertido el derecho en veneno y el fruto de la justicia en ajenjo. 13 Ustedes se alegran por Lo-debar y dicen: “¿Acaso no hemos tomado Carnaim con nuestra fuerza?”.
14 “Pues he aquí, oh casa de Israel, yo levantaré sobre ustedes una nación que los oprimirá desde Lebo-hamat hasta el arroyo del Arabá”, dice el SEÑOR Dios de los Ejércitos.
Los ciento cuarenta y cuatro mil sellados de Israel
7 Después de esto, vi a cuatro ángeles que estaban de pie sobre los cuatro puntos cardinales de la tierra, y que detenían los cuatro vientos de la tierra, para que no soplase viento alguno sobre la tierra, ni sobre el mar, ni sobre ningún árbol. 2 Y vi que otro ángel, subiendo del oriente, tenía el sello del Dios vivo. Y llamó a gran voz a los cuatro ángeles a quienes les fue dado hacer daño a la tierra y al mar, 3 diciendo: “¡No le hagan daño a la tierra, ni al mar, ni a los árboles, hasta que marquemos con un sello la frente de los siervos de nuestro Dios!”.
4 Oí el número de los sellados: ciento cuarenta y cuatro mil sellados de todas las tribus de los hijos de Israel. 5 Sellados,
de la tribu de Judá, doce mil;
de la tribu de Rubén, doce mil;
de la tribu de Gad, doce mil;
6 de la tribu de Aser, doce mil;
de la tribu de Neftalí, doce mil;
de la tribu de Manasés, doce mil;
7 de la tribu de Simeón, doce mil;
de la tribu de Leví, doce mil;
de la tribu de Isacar, doce mil;
8 de la tribu de Zabulón, doce mil;
de la tribu de José, doce mil;
de la tribu de Benjamín, doce mil.
La multitud de los redimidos
9 Después de esto miré, y he aquí una gran multitud de todas las naciones y razas y pueblos y lenguas, y nadie podía contar su número. Están de pie delante del trono y en la presencia del Cordero, vestidos con vestiduras blancas y llevando palmas en sus manos. 10 Aclaman a gran voz diciendo:
“¡La salvación pertenece a nuestro Dios que está sentado sobre el trono,
y al Cordero!”.
11 Todos los ángeles que estaban de pie alrededor del trono, y de los ancianos y de los cuatro seres vivientes, se postraron sobre sus rostros delante del trono y adoraron a Dios diciendo: 12 “¡Amén! La bendición y la gloria y la sabiduría y la acción de gracias y la honra y el poder y la fortaleza sean a nuestro Dios por los siglos de los siglos. ¡Amén!”.
13 Uno de los ancianos me preguntó diciendo:
—Estos que están vestidos con vestiduras blancas, ¿quiénes son y de dónde han venido?
14 Y yo le dije:
—Señor mío, tú lo sabes.
Y él me dijo:
—Estos son los que vienen de la gran tribulación; han lavado sus vestidos y los han emblanquecido en la sangre del Cordero. 15 Por esto están delante del trono de Dios y le rinden culto de día y de noche en su templo. El que está sentado en el trono extenderá su tienda sobre ellos. 16 No tendrán más hambre, ni tendrán más sed, ni caerá sobre ellos el sol ni ningún otro calor; 17 porque el Cordero que está en medio del trono los pastoreará y los guiará a fuentes de agua viva, y Dios enjugará toda lágrima de los ojos de ellos.
Version Reina Valera Actualizada, Copyright © 2015 by Editorial Mundo Hispano