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Old/New Testament

Each day includes a passage from both the Old Testament and New Testament.
Duration: 365 days
Reina Valera Actualizada (RVA-2015)
Version
Joel 1-3

Devastación causada por la langosta

La palabra del SEÑOR que vino a Joel hijo de Petuel. Escuchen esto, ancianos; y presten atención, todos los habitantes de la tierra. ¿Ha sucedido algo semejante en sus días o en los de sus padres? Contarán de esto a los hijos de ustedes, y ellos a sus hijos, y sus hijos a la otra generación. Lo que dejó la oruga lo comió la langosta, y lo que dejó la langosta lo comió el pulgón, y lo que dejó el pulgón lo comió el saltón.

¡Despierten, borrachos, y lloren! ¡Giman, todos los que beben vino, porque el mosto es quitado de su boca! Porque un pueblo ha subido a mi tierra, fuerte y sin número. Sus dientes son como dientes de león, y sus muelas son de leona. Ha convertido mi vid en desolación y mi higuera en tronco. La ha desnudado por completo y la ha derribado; sus ramas han quedado blancas.

¡Suspira tú, como una joven ceñida de cilicio a causa del marido de su juventud! Han sido eliminadas de la casa del SEÑOR la ofrenda vegetal y la libación. Los sacerdotes que sirven al SEÑOR están de duelo. 10 El campo es devastado y la tierra se enluta; porque el trigo es destruido, se seca el mosto y se agota el aceite.

11 Constérnense, oh labradores; giman, oh viñadores, por el trigo y la cebada; porque se ha perdido la cosecha del campo. 12 Se seca la vid, se echa a perder la higuera; también el granado, la palmera y el manzano. Se han secado todos los árboles del campo, por lo cual se ha desvanecido la alegría de los hijos del hombre.

Asamblea a causa de la devastación

13 ¡Cíñanse y hagan duelo, oh sacerdotes! ¡Giman, oh servidores del altar! Vengan, duerman sobre cilicio, oh servidores de mi Dios; porque la ofrenda vegetal y líquida han sido quitadas de la casa de su Dios. 14 Pregonen ayuno, convoquen a una asamblea, reúnan a los ancianos y a todos los habitantes del país en la casa del SEÑOR su Dios, e invoquen al SEÑOR. 15 ¡Ay por aquel día! Porque cercano está el día del SEÑOR; vendrá como destrucción de parte del Todopoderoso[a]. 16 ¿No ha sido arrancado el sustento de delante de nuestros ojos, la alegría y el júbilo de la casa de nuestro Dios? 17 Del todo se han secado los higos. Sus eras están arruinadas[b]. Han sido desolados los depósitos y destruidos los graneros por haberse acabado el grano. 18 ¡Cómo gimen los animales! ¡Cuán aturdidos andan los hatos de bueyes porque no hay pastos para ellos! También están sufriendo los rebaños de ovejas.

19 A ti, oh SEÑOR, clamaré, porque el fuego ha consumido los pastizales y la llama ha abrasado a todos los árboles del campo. 20 También los animales del campo jadean detrás de ti porque se han secado los arroyos de agua y el fuego ha devorado los pastizales.

La devastación del día del señor

¡Toquen la corneta en Sion y griten en mi santo monte! ¡Tiemblen todos los habitantes de la tierra porque viene el día del SEÑOR! ¡Día de tinieblas y de oscuridad, día de nublado y de densa neblina! Como negrura que se despliega sobre las montañas es un ejército grande y fuerte. ¡Nunca antes ha subido algo semejante ni después de ello ocurrirá por años, de generación en generación! Delante consume el fuego, y detrás abrasa la llama. La tierra que antes era como el jardín de Edén será después como desierto desolado. ¡No habrá quien escape!

Su aspecto es como el aspecto de caballos y corren como gente de a caballo. Con estruendo de carros saltan sobre las cumbres de los montes, con crepitar de llama de fuego que consume la hojarasca como pueblo fuerte listo para la batalla. Delante de él tiemblan los pueblos y palidecen todos los semblantes. Corren como valientes; como hombres de guerra escalan la muralla. Cada uno sigue su camino y no abandonan sus sendas. Ninguno tropieza con su compañero; cada uno va por su calzada. Aun cayendo a causa de la espada no rompen su formación en la ciudad. Van saltando por el muro, corren por las casas, suben por las ventanas y entran como ladrones. 10 Delante de ellos tiembla la tierra y se estremecen los cielos. El sol y la luna se oscurecen, y las estrellas retiran su fulgor.

11 El SEÑOR da la voz delante de su ejército. Enorme es su campamento y poderoso es el que ejecuta su palabra. Grande y temible es el día del SEÑOR. ¿Quién lo podrá resistir?

Llamado a arrepentirse y a orar

12 “Pero aun ahora”, dice el SEÑOR, “vuélvanse a mí con todo su corazón, con ayuno, llanto y lamento. 13 Desgarren su corazón y no sus vestidos”.

Vuelvan al SEÑOR, su Dios, porque él es clemente y compasivo, lento para la ira, grande en misericordia y desiste del castigo. 14 ¿Quién sabe si desiste, cambia de parecer y deja tras sí bendición, es decir, ofrenda vegetal y líquida para el SEÑOR su Dios?

15 ¡Toquen la corneta en Sion; pregonen ayuno! ¡Convoquen a la asamblea! 16 ¡Reúnan al pueblo; santifiquen la congregación; agrupen a los ancianos; reúnan a los pequeños y a los niños de pecho! ¡Salga el novio de su cámara nupcial y la novia de su dosel! 17 Los sacerdotes que sirven al SEÑOR lloren entre el vestíbulo y el altar. Digan: “Perdona, oh SEÑOR, a mi pueblo. No entregues tu heredad a la afrenta para que las naciones se enseñoreen de ella. ¿Por qué han de decir entre los pueblos: ‘¿Dónde está su Dios?’ ”.

Futura restauración y prosperidad

18 Entonces el SEÑOR tuvo celo por su tierra y se apiadó de su pueblo. 19 El SEÑOR respondió a su pueblo diciendo: “He aquí, yo les envío granos, vino nuevo y aceite; y serán saciados. Nunca más los entregaré como afrenta en medio de las naciones. 20 Yo haré que se aleje de ustedes lo que viene del norte. Lo arrojaré a tierra seca y desierta; su vanguardia hacia el mar oriental[c] y su retaguardia hacia el mar occidental[d]. Se levantará su hedor y subirá su putrefacción”. ¡Porque ha hecho grandes cosas!

21 “¡Oh tierra, no temas! ¡Alégrate y regocíjate porque el SEÑOR ha hecho grandes cosas! 22 No teman, animales del campo, porque los pastizales reverdecerán; porque los árboles llevarán su fruto; la higuera y la vid darán su riqueza. 23 Ustedes también, oh hijos de Sion, alégrense y regocíjense en el SEÑOR su Dios, porque les ha dado la lluvia primera en su justa medida. También hará descender sobre ustedes la lluvia temprana y la tardía, como antes. 24 Las eras se llenarán de trigo, y los lagares rebosarán de vino nuevo y de aceite. 25 Yo les restituiré los años que comieron la oruga, el pulgón, el saltón y la langosta; mi gran ejército que envié contra ustedes. 26 Comerán hasta saciarse y alabarán el nombre del SEÑOR su Dios, quien ha hecho maravillas con ustedes. Y nunca más será avergonzado mi pueblo. 27 Así sabrán que estoy en medio de Israel, que yo soy el SEÑOR su Dios y que no hay otro. Y nunca más será avergonzado mi pueblo.

Derramamiento del Espíritu Santo

28 “Sucederá después de esto que derramaré mi Espíritu sobre todo mortal. Sus hijos y sus hijas profetizarán. Sus ancianos tendrán sueños; y sus jóvenes visiones. 29 En aquellos días también derramaré mi Espíritu sobre los siervos y las siervas. 30 Realizaré prodigios en los cielos y en la tierra: sangre, fuego y columnas de humo. 31 El sol se convertirá en tinieblas y la luna en sangre, antes que venga el día del SEÑOR, grande y temible. 32 Y sucederá que cualquiera que invoque el nombre del SEÑOR será salvo, porque en el monte Sion y en Jerusalén estarán los libertados, como ha dicho el SEÑOR; y entre los sobrevivientes estarán aquellos que el SEÑOR ha llamado.

El SEÑOR juzga a las naciones

“He aquí que en aquellos días y en aquel tiempo, cuando yo restaure de la cautividad a Judá y a Jerusalén, reuniré a todas las naciones y las haré descender al valle de Josafat[e]. Allí entraré en juicio contra ellas a causa de mi pueblo, de Israel mi heredad, al cual esparcieron entre las naciones, y luego se repartieron mi tierra. Sobre mi pueblo echaron suertes; por el niño pagaron como por prostituta y vendieron a la niña por vino para beber.

“Ustedes también, oh Tiro, oh Sidón y todas las comarcas de Filistea, ¿qué son para mí? ¿Quieren vengarse de mí? Si de mí se vengan, bien pronto haré que recaiga la paga sobre sus cabezas porque han llevado mi plata y mi oro. Mis cosas preciosas y hermosas han introducido en sus templos[f]. Vendieron los hijos de Judá y los hijos de Jerusalén a los hijos de los griegos[g] para alejarlos de sus territorios. He aquí, yo los despertaré en el lugar a donde los vendieron y volveré su paga sobre su cabeza. Yo venderé a sus hijos y a sus hijas en mano de los hijos de Judá, y estos los venderán a los sabeos, a una nación distante, porque el SEÑOR ha hablado”.

¡Proclamen esto entre las naciones, declaren guerra santa, convoquen a los valientes! Acérquense y acudan todos los hombres de guerra. 10 Hagan espadas de sus rejas de arado y lanzas de sus podaderas. Diga el débil: “Soy valiente”. 11 Apresúrense y acudan todas las naciones de alrededor; congréguense allá. ¡Haz que desciendan allá tus valientes, oh SEÑOR!

12 “Despierten las naciones y vayan al valle de Josafat, porque allí me sentaré para juzgar a todas las naciones de alrededor. 13 Metan la hoz porque el grano ya está maduro. Vengan, pisoteen porque el lagar está lleno y rebosan las cubas; pues mucha es la maldad de ellos.

14 “Multitudes, multitudes están en el valle de la decisión porque está cercano el día del SEÑOR en el valle de la decisión. 15 El sol y la luna se oscurecen, y las estrellas retiran su fulgor. 16 El SEÑOR ruge desde Sion y da su voz desde Jerusalén. Tiemblan los cielos y la tierra, pero el SEÑOR es refugio para su pueblo y fortaleza para los hijos de Israel. 17 Y conocerán que yo soy el SEÑOR su Dios que habito en Sion, mi santo monte. Santa será Jerusalén y los extraños no pasarán más por ella.

Vindicación y gloria de Sion

18 “En aquel día sucederá que los montes gotearán jugo de uvas, las colinas fluirán leche y correrán aguas por todos los arroyos de Judá. Un manantial saldrá de la casa del SEÑOR y regará el valle de Sitim. 19 Egipto será convertido en desolación, y Edom en desierto desolado por la violencia hecha a los hijos de Judá; porque en su tierra derramaron la sangre inocente. 20 Pero Judá será habitada para siempre, y Jerusalén de generación en generación. 21 Yo tomaré venganza de la sangre y a nadie daré por inocente[h]”.

¡El SEÑOR habita en Sion!

Apocalipsis 5

El Cordero abre el libro

Vi en la mano derecha del que estaba sentado sobre el trono, un libro[a] escrito por dentro y por fuera, sellado con siete sellos. También vi a un ángel poderoso que proclamaba a gran voz: “¿Quién es digno de abrir el libro y de desatar sus sellos?”. Pero ninguno, ni en el cielo ni en la tierra ni debajo de la tierra, podía abrir el libro; ni siquiera mirarlo. Y yo lloraba mucho, porque ninguno fue hallado digno de abrir el libro[b]; ni siquiera de mirarlo. Y uno de los ancianos me dijo: “No llores. He aquí el León de la tribu de Judá, la Raíz de David, ha vencido para abrir el libro y sus siete sellos”.

Y en medio del trono y de los cuatro seres vivientes y de los ancianos vi un Cordero de pie, como inmolado. Tenía siete cuernos y siete ojos, que son los siete Espíritus de Dios enviados a toda la tierra. Él fue y tomó el libro de la mano derecha del que estaba sentado en el trono. Cuando tomó el libro, los cuatro seres vivientes y los veinticuatro ancianos se postraron delante del Cordero. Cada uno tenía un arpa y copas de oro llenas de incienso, que son las oraciones de los santos. Ellos entonaban un cántico nuevo, diciendo:

“¡Digno eres de tomar el libro

y de abrir sus sellos!

Porque tú fuiste inmolado

y con tu sangre has redimido

para Dios gente[c] de toda raza, lengua, pueblo y nación.

10 Tú los has constituido en un reino

y sacerdotes para nuestro Dios,

y reinarán[d] sobre la tierra”.

11 Y miré, y oí la voz de muchos ángeles alrededor del trono y de los seres vivientes y de los ancianos. El número de ellos era miríadas de miríadas y millares de millares. 12 Y decían a gran voz:

“Digno es el Cordero,

que fue inmolado,

de recibir el poder,

las riquezas, la sabiduría,

la fortaleza, la honra,

la gloria y la alabanza”.

13 Y oí a toda criatura que está en el cielo y sobre la tierra y debajo de la tierra y en el mar, y a todas las cosas que hay en ellos, diciendo:

“Al que está sentado en el trono

y al Cordero

sean la bendición y la honra

y la gloria y el poder

por los siglos de los siglos”.

14 Los cuatro seres vivientes decían: “¡Amén!”. Y los veinticuatro ancianos se postraron y adoraron[e].

Reina Valera Actualizada (RVA-2015)

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