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Old/New Testament

Each day includes a passage from both the Old Testament and New Testament.
Duration: 365 days
Nueva Versión Internacional (Castilian) (CST)
Version
Deuteronomio 10-12

Las nuevas tablas de la ley

10 »En aquel tiempo el Señor me dijo: “Talla dos tablas de piedra iguales a las primeras, y haz un arca de madera; después de eso, sube a la montaña para encontrarte conmigo. Yo escribiré en esas tablas las mismas palabras que estaban escritas en las primeras, y después las guardarás en el arca”.

»Hice, pues, el arca de madera de acacia, y tallé dos tablas de piedra como las primeras; luego subí a la montaña llevando en las manos las dos tablas. En esas tablas, que luego me entregó, el Señor escribió lo mismo que había escrito antes, es decir, los diez mandamientos que os dio a vosotros el día en que estábamos todos reunidos en asamblea, cuando habló desde el fuego en la montaña. En seguida bajé de la montaña y guardé las tablas en el arca que había hecho. Y allí permanecen, tal como me lo ordenó el Señor».

Ministerio de los levitas

Después los israelitas se trasladaron de los pozos de Berot Bené Yacán a Moserá. Allí murió Aarón y fue sepultado, y su hijo Eleazar le sucedió en el sacerdocio. De allí se fueron a Gudgoda, y siguieron hasta Jotbata, tierra con abundantes corrientes de agua. En aquel tiempo el Señor designó la tribu de Leví para llevar el arca del pacto y estar en su presencia, y para ministrar y pronunciar bendiciones en su nombre, como hasta hoy lo hace. Por eso los levitas no tienen patrimonio alguno entre sus hermanos, pues el Señor es su herencia, como él mismo lo ha declarado.

Las demandas del Señor

10 «Yo me quedé en la montaña cuarenta días y cuarenta noches, como hice la primera vez, y también esta vez el Señor me escuchó. Como no era su voluntad destruiros, 11 el Señor me dijo: “Ve y guía al pueblo en su camino, para que entren y tomen posesión de la tierra que juré a sus antepasados que les daría”.

12 »Y ahora, Israel, ¿qué te pide el Señor tu Dios? Simplemente que le temas y andes en todos sus caminos, que lo ames y le sirvas con todo tu corazón y con toda tu alma, 13 y que cumplas los mandamientos y los preceptos que hoy te manda cumplir, para que te vaya bien.

14 »Al Señor tu Dios le pertenecen los cielos y lo más alto de los cielos, la tierra y todo lo que hay en ella. 15 Sin embargo, él se encariñó con tus antepasados y los amó; y a ti, que eres su descendencia, te eligió de entre todos los pueblos, como vemos hoy. 16 Por eso, despójate de lo pagano que hay en tu corazón,[a] y ya no seas terco. 17 Porque el Señor tu Dios es Dios de dioses y Señor de señores; él es el gran Dios, poderoso y terrible, que no actúa con parcialidad ni acepta sobornos. 18 Él defiende la causa del huérfano y de la viuda, y muestra su amor por el extranjero, proveyéndole ropa y alimentos. 19 Así mismo debes tú mostrar amor por los extranjeros, porque también tú fuiste extranjero en Egipto. 20 Teme al Señor tu Dios y sírvele. Aférrate a él y jura solo por su nombre. 21 Él es el motivo de tu alabanza; él es tu Dios, el que hizo en tu favor las grandes y maravillosas hazañas que tú mismo presenciaste. 22 Setenta eran los antepasados tuyos que bajaron a Egipto, y ahora el Señor tu Dios te ha hecho un pueblo tan numeroso como las estrellas del cielo.

Amor y obediencia al Señor

11 »Amad al Señor vuestro Dios y cumplid siempre sus ordenanzas, preceptos, normas y mandamientos. Recordad hoy que fuisteis vosotros, y no vuestros hijos, los que visteis y experimentasteis la disciplina del Señor vuestro Dios. Vosotros visteis su gran despliegue de fuerza y de poder, y los hechos y señales que realizó en Egipto contra el faraón y contra todo su país. Vosotros visteis lo que hizo contra el ejército de los egipcios, y cómo desató las aguas del Mar Rojo sobre sus caballos y carros de guerra, cuando estos os perseguían a vosotros. El Señor los destruyó para siempre.

»Recordad también lo que él hizo por vosotros en el desierto, hasta que llegasteis a este lugar. Además, visteis lo que les hizo a Datán y Abirán, hijos de Eliab el rubenita, pues en presencia de todo el pueblo hizo que la tierra se abriera y se los tragara junto con sus familias, sus tiendas y todo lo que les pertenecía. Ciertamente vosotros habéis visto con vuestros propios ojos todas las maravillas que el Señor ha hecho.

»Por eso, cumplid todos los mandamientos que hoy os mando, para que seáis fuertes y podáis cruzar el Jordán y tomar posesión de la tierra, y para que viváis mucho tiempo en esa tierra que el Señor juró dar a vuestros antepasados y a sus descendientes, tierra donde abundan la leche y la miel. 10 Esa tierra, de la que vais a tomar posesión, no es como la de Egipto, de donde salisteis; allí vosotros plantabais vuestras semillas y teníais que regarlas[b] como se riega un huerto. 11 En cambio, la tierra que vais a poseer es tierra de montañas y de valles, regada por la lluvia del cielo. 12 El Señor vuestro Dios es quien la cuida; los ojos del Señor vuestro Dios están sobre ella todo el año, de principio a fin.

13 »Si obedecéis fielmente los mandamientos que hoy os doy, y si amáis al Señor vuestro Dios y le servís con todo el corazón y con toda el alma, 14 entonces él enviará[c] la lluvia oportuna sobre vuestra tierra, en otoño y en primavera,[d] para que obtengáis el trigo, el vino y el aceite. 15 También hará[e] que crezca hierba en los campos para vuestro ganado, y comeréis y quedaréis satisfechos.

16 »¡Cuidado! No os dejéis seducir. No os descarriéis ni adoréis a otros dioses, ni os inclinéis ante ellos, 17 porque entonces se encenderá la ira del Señor contra vosotros, y cerrará los cielos para que no llueva; el suelo no dará sus frutos, y pronto vosotros desapareceréis de la buena tierra que os da el Señor. 18 Grabaos estas palabras en el corazón y en la mente; atadlas en vuestras manos como un signo, y llevadlas en vuestra frente como una marca. 19 Enseñádselas a vuestros hijos y repetídselas cuando estéis en vuestra casa y cuando andéis por el camino, cuando os acostéis y cuando os levantéis; 20 escribidlas en los postes de vuestra casa y en los portones de vuestras ciudades. 21 Así, mientras existan los cielos sobre la tierra, vosotros y vuestros descendientes prolongaréis vuestra vida sobre la tierra que el Señor juró a vuestros antepasados que les daría.

22 »Si vosotros obedecéis todos estos mandamientos que os doy, y amáis al Señor vuestro Dios, y seguís por todos sus caminos y le sois fieles, 23 entonces el Señor expulsará de vuestro territorio a todas esas naciones. Así podréis desposeerlas, aunque sean más grandes y más fuertes que vosotros. 24 Todo lugar donde plantéis el pie será vuestro; vuestro territorio se extenderá desde el desierto hasta el monte Líbano, y desde el río Éufrates hasta el mar Mediterráneo. 25 Nadie podrá haceros frente. Por donde quiera que vayáis, el Señor vuestro Dios hará que todo el mundo sienta miedo y terror ante vosotros, como os ha prometido.

26 »Hoy os doy a elegir entre la bendición y la maldición: 27 bendición, si obedecéis los mandamientos que yo, el Señor vuestro Dios, hoy os mando obedecer; 28 maldición, si desobedecéis los mandamientos del Señor vuestro Dios y os apartáis del camino que hoy os mando seguir, y os vais tras dioses extraños que jamás habéis conocido. 29 Cuando el Señor vuestro Dios os haya hecho entrar en la tierra que vais a poseer, bendeciréis el monte Guerizín y maldeciréis el monte Ebal. 30 Esos montes están al otro lado del Jordán, hacia el oeste, en el territorio de los cananeos que viven en el Arabá, en la vecindad de Guilgal, junto a las encinas de Moré.

31 »Estáis a punto de cruzar el Jordán y entrar a tomar posesión de la tierra que os da el Señor vuestro Dios. Cuando la hayáis tomado y ya estéis viviendo allí, 32 cuidad de obedecer todos los preceptos y las normas que hoy os mando.

El lugar único de adoración

12 »Estos son los preceptos y las normas que tendréis cuidado de poner en práctica mientras viváis en la tierra que el Señor y Dios de vuestros antepasados os ha dado en posesión: Destruiréis por completo todos los lugares donde adoran a sus dioses las naciones que vosotros vais a desposeer, es decir, en las montañas, en las colinas y debajo de todo árbol frondoso.

»Demoleréis sus altares, haréis pedazos sus piedras sagradas, les prenderéis fuego a sus imágenes de la diosa Aserá, derribaréis sus ídolos y borraréis de esos lugares los nombres de sus dioses.

»No haréis lo mismo con el Señor vuestro Dios, sino que iréis y lo buscaréis en el lugar donde, de entre todas vuestras tribus, él decida habitar.[f] Allí llevaréis vosotros vuestros holocaustos, sacrificios, diezmos, contribuciones, promesas, ofrendas voluntarias, y los primogénitos de vuestros ganados y rebaños. Allí, en la presencia del Señor vuestro Dios, vosotros y vuestras familias comeréis y os regocijaréis por los logros de vuestro trabajo, porque el Señor vuestro Dios os habrá bendecido.

»Vosotros no haréis allí lo que ahora hacemos aquí, donde cada uno hace lo que mejor le parece, pues todavía no habéis entrado en el reposo ni en la herencia que os da el Señor vuestro Dios. 10 Pero vosotros cruzaréis el río Jordán y viviréis en la tierra que el Señor vuestro Dios os da en herencia; él os librará de vuestros enemigos que os rodean, y viviréis seguros. 11 Y al lugar donde el Señor vuestro Dios decida habitar llevaréis todo lo que os he ordenado: holocaustos, sacrificios, diezmos, contribuciones, y las ofrendas más selectas que le hayáis prometido al Señor. 12 Y os regocijaréis en la presencia del Señor vuestro Dios, junto con vuestros hijos e hijas, con vuestros esclavos y esclavas, y con los levitas que vivan en vuestras ciudades, pues ellos no tendrán ninguna posesión ni herencia.

13 »Cuando ofrezcas holocaustos, cuídate de no hacerlo en el lugar que te plazca. 14 Los ofrecerás solo en el lugar que el Señor elija en una de tus tribus, y allí harás todo lo que yo te ordeno. 15 Sin embargo, siempre que lo desees podrás matar animales y comer su carne en cualquiera de tus ciudades, según el Señor tu Dios te haya bendecido. Podrás comerla, estés o no ritualmente puro, como si se tratara de carne de gacela o de ciervo. 16 Pero no deberás comer la sangre, sino que la derramarás en la tierra como si fuera agua.

17 »No podrás comer en tus ciudades el diezmo de tu trigo, de tu vino o de tu aceite, ni los primogénitos de tus ganados y de tus rebaños, ni lo que hayas prometido dar, ni tus ofrendas voluntarias ni tus contribuciones. 18 Disfrutarás de ellos en presencia del Señor tu Dios, en el lugar que él elija. Así también lo harán tu hijo y tu hija, tu esclavo y tu esclava, y los levitas que vivan en tus ciudades, y te alegrarás ante el Señor tu Dios por los logros de tu trabajo. 19 Cuídate de no abandonar al levita mientras vivas en tu tierra.

20 »Cuando el Señor tu Dios haya extendido tu territorio, según te lo ha prometido, y digas: “¡Cómo quisiera comer carne!”, podrás comer toda la carne que quieras. 21 Si queda demasiado lejos el lugar donde el Señor tu Dios decida habitar,[g] podrás sacrificar animales de tus ganados y rebaños, según mis instrucciones, y comer en tus pueblos todo lo que quieras. 22 Come de su carne como si fuera carne de gacela o de ciervo. Estés o no ritualmente puro, podrás comerla. 23 Pero asegúrate de no comer la sangre, porque la sangre es la vida. No debes comer la vida con la carne. 24 En lugar de comerla, derrámala en la tierra como si fuera agua. 25 No comas la sangre, para que te vaya bien a ti y a tu descendencia, pues estarás haciendo lo recto a los ojos del Señor.

26 »Las cosas que hayas consagrado, y las ofrendas que hayas prometido, prepáralas y llévalas al lugar que el Señor habrá de elegir. 27 Tanto la carne como la sangre de tus holocaustos las ofrecerás sobre el altar del Señor tu Dios. Derramarás la sangre sobre el altar, pero podrás comer la carne.

28 »Ten cuidado de obedecer todos estos mandamientos que yo te he dado, para que siempre te vaya bien, lo mismo que a tu descendencia. Así habrás hecho lo bueno y lo recto a los ojos del Señor tu Dios.

29 »Ante tus propios ojos, el Señor tu Dios exterminará a las naciones que vas a invadir y desposeer. Cuando las hayas expulsado y te hayas establecido en su tierra, 30 después de haberlas destruido cuídate de no seguir su ejemplo y caer en la trampa de inquirir acerca de sus dioses. No preguntes: “¿Cómo adoraban estas naciones a sus dioses, para que yo pueda hacer lo mismo?” 31 No adorarás de esa manera al Señor tu Dios, porque al Señor le resulta abominable todo lo que ellos hacen para honrar a sus dioses. ¡Hasta quemaban a sus hijos e hijas en el fuego como sacrificios a sus dioses!

32 »Cuídate de poner en práctica todo lo que te ordeno, sin añadir ni quitar nada.

Marcos 12:1-27

Parábola de los labradores malvados(A)

12 Entonces comenzó Jesús a hablarles en parábolas: «Un hombre plantó un viñedo. Lo cercó, cavó un lagar y construyó una torre de vigilancia. Luego arrendó el viñedo a unos labradores y se fue de viaje. Llegada la cosecha, mandó un siervo a los labradores para recibir de ellos una parte del fruto. Pero ellos lo agarraron, lo golpearon y lo despidieron con las manos vacías. Entonces les mandó otro siervo; a este le rompieron la cabeza y lo humillaron. Mandó a otro, y a este lo mataron. Mandó a otros muchos; a unos los golpearon; a otros los mataron.

»Le quedaba todavía uno, su hijo amado. Por último, lo mandó a él, pensando: “¡A mi hijo sí que lo respetarán!” Pero aquellos labradores se dijeron unos a otros: “Este es el heredero. Matémoslo, y la herencia será nuestra”. Así que le echaron mano y lo mataron, y lo arrojaron fuera del viñedo.

»¿Qué hará el dueño? Volverá, acabará con los labradores, y dará el viñedo a otros. 10 ¿No habéis leído esta Escritura:

»“La piedra que desecharon los constructores
    ha llegado a ser la piedra angular;
11 esto es obra del Señor,
    y nos deja maravillados”?»[a]

12 Cayendo en la cuenta de que la parábola iba dirigida contra ellos, buscaban la manera de arrestarlo. Pero temían a la multitud; así que lo dejaron y se fueron.

El pago de impuestos al césar(B)

13 Luego enviaron a Jesús algunos de los fariseos y de los herodianos para tenderle una trampa con sus mismas palabras. 14 Al llegar le dijeron:

―Maestro, sabemos que eres un hombre íntegro. No te dejas influir por nadie, porque no te fijas en las apariencias, sino que de verdad enseñas el camino de Dios. ¿Está permitido pagar impuestos al césar o no? 15 ¿Debemos pagar o no?

Pero Jesús, sabiendo que fingían, les replicó:

―¿Por qué me tendéis trampas? Traedme una moneda romana[b] para verla.

16 Le llevaron la moneda, y él les preguntó:

―¿De quién son esta imagen y esta inscripción?

―Del césar —contestaron.

17 ―Dadle, pues, al césar lo que es del césar, y a Dios lo que es de Dios.

Y se quedaron admirados de él.

El matrimonio en la resurrección(C)

18 Entonces los saduceos, que dicen que no hay resurrección, fueron a verlo y le plantearon un problema:

19 ―Maestro, Moisés nos enseñó en sus escritos que, si un hombre muere y deja a la viuda sin hijos, el hermano de ese hombre tiene que casarse con la viuda para que su hermano tenga descendencia. 20 Ahora bien, había siete hermanos. El primero se casó y murió sin dejar descendencia. 21 El segundo se casó con la viuda, pero también murió sin dejar descendencia. Lo mismo le pasó al tercero. 22 En fin, ninguno de los siete dejó descendencia. Por último, murió también la mujer. 23 Cuando resuciten, ¿de cuál de ellos será esposa esta mujer, ya que los siete estuvieron casados con ella?

24 ―¿Acaso no andáis desencaminados? —les replicó Jesús—. ¡Es que desconocéis las Escrituras y el poder de Dios! 25 Cuando resuciten los muertos, no se casarán ni serán dados en casamiento, sino que serán como los ángeles que están en el cielo. 26 Pero, en cuanto a que los muertos resucitan, ¿no habéis leído en el libro de Moisés, en el pasaje sobre la zarza, cómo Dios le dijo: “Yo soy el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob”?[c] 27 Él no es Dios de muertos, sino de vivos. ¡Andáis muy desencaminados!

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