Old/New Testament
30 Vino a mí palabra de Jehová, diciendo:
2 Hijo de hombre, profetiza, y di: Así dice el Señor Jehová: Lamentad: ¡Ay de aquel día!
3 Porque cerca está el día, cerca está el día de Jehová; día de nublado será el día de las naciones.
4 Y vendrá espada sobre Egipto, y habrá alarma en Etiopía, cuando caigan las víctimas en Egipto; y tomarán sus riquezas, y serán destruidos sus fundamentos.
5 Etiopía, Fut, Lud, los extranjeros de toda raza, los de Cub, y los hijos de las tierras aliadas, caerán con ellos a filo de espada.
6 Así dice Jehová: También caerán los que sostienen a Egipto, y la altivez de su poderío caerá; desde Migdol hasta Sevené caerán en él a filo de espada, dice el Señor Jehová.
7 Y serán asolados en medio de las tierras asoladas, y sus ciudades estarán en medio de las ciudades desiertas.
8 Y sabrán que yo soy Jehová, cuando ponga fuego a Egipto, y sean destruidos todos sus ayudadores.
9 En aquel tiempo saldrán mensajeros de delante de mí en naves, para espantar a Etiopía la confiada, y serán presa de la confusión en el día de Egipto; porque he aquí que viene.
10 Así dice el Señor Jehová: Haré desaparecer la multitud de Egipto por mano de Nabucodonosor, rey de Babilonia.
11 Él, y su pueblo con él, los más feroces de las naciones, serán traídos para destruir la tierra; y desenvainarán sus espadas contra Egipto, y llenarán de muertos la tierra.
12 Y secaré los ríos, y entregaré la tierra en manos de hombres malvados, y por mano de extranjeros destruiré la tierra y cuanto en ella hay. Yo Jehová he hablado.
13 Así dice el Señor Jehová: Destruiré también las imágenes, y destruiré los ídolos de Menfis; y no habrá más príncipe de la tierra de Egipto, y en la tierra de Egipto sembraré el terror.
14 Asolaré a Patrós, y pondré fuego a Zoán, y haré justicia en Tebas.
15 Y derramaré mi ira sobre Sin, fortaleza de Egipto, y exterminaré a la multitud de Tebas.
16 Y pondré fuego a Egipto; Sin tendrá gran dolor, y Tebas será destrozada, y Menfis será atacada en pleno día.
17 Los jóvenes de Aven y de Pibéset caerán a filo de espada, y sus viudas irán al cautiverio.
18 Y en Tafnes se oscurecerá el día, cuando quebrante yo allí los yugos de Egipto, y cesará en ella la soberbia de su poderío; una densa nube la cubrirá, y los moradores de sus aldeas irán al cautiverio.
19 Así, pues, ejecutaré juicios en Egipto, y sabrán que yo soy Jehová.
20 Aconteció en el año undécimo, en el mes primero, a los siete días del mes, que vino a mí palabra de Jehová, diciendo:
21 Hijo de hombre, he quebrado el brazo de Faraón, rey de Egipto; y he aquí que no ha sido vendado para curarlo, ni entablillado para ligarlo, a fin de fortalecerlo para que pueda sostener la espada.
22 Por tanto, así dice el Señor Jehová: Heme aquí contra Faraón, rey de Egipto, y quebraré sus brazos, el fuerte y el fracturado, y haré que la espada se le caiga de la mano.
23 Y esparciré a los egipcios entre las naciones, y los dispersaré por las tierras.
24 Y fortaleceré los brazos del rey de Babilonia, y pondré mi espada en su mano; pero quebraré los brazos de Faraón, y delante de aquél gemirá con gemidos de herido de muerte.
25 Sostendré, pues, los brazos del rey de Babilonia, y los brazos de Faraón caerán; y sabrán que yo soy Jehová, cuando yo ponga mi espada en la mano del rey de Babilonia, y él la extienda sobre la tierra de Egipto.
26 Y esparciré a los egipcios entre las naciones, y los dispersaré por las tierras; y sabrán que yo soy Jehová.
Parábola del cedro del Líbano
31 Aconteció en el año undécimo, en el mes tercero, el día primero del mes, que vino a mí palabra de Jehová, diciendo:
2 Hijo de hombre, di a Faraón rey de Egipto, y a su pueblo: ¿A quién te comparaste en tu grandeza?
3 He aquí que el asirio era cedro en el Líbano, de hermosas ramas, de frondoso ramaje y de gran altura, y su copa estaba entre densas ramas.
4 Las aguas lo hicieron crecer, lo encumbró el abismo; sus ríos corrían alrededor del lugar en que estaba plantado, y a todos los árboles del campo enviaba sus corrientes.
5 Por tanto, se encumbró su altura sobre todos los árboles del campo, y se multiplicaron sus ramas, y a causa de las muchas aguas se alargó su ramaje que había echado.
6 En sus ramas hacían nido todas las aves del cielo, y debajo de su ramaje parían todas las bestias del campo, y a su sombra habitaban todas las grandes naciones.
7 Se hizo, pues, hermoso en su grandeza con la extensión de sus ramas; porque su raíz estaba junto a muchas aguas.
8 Los cedros del jardín de Dios no lo oscurecían; los cipreses no fueron semejantes a sus ramas, ni las plataneras fueron semejantes a su ramaje; ningún árbol en el jardín de Dios fue semejante a él en su hermosura.
9 Lo hice hermoso con la multitud de sus ramas; y todos los árboles del Edén, que estaban en el jardín de Dios, tuvieron envidia de él.
10 Por tanto, así dice el Señor Jehová: Ya que por ser encumbrado en altura, y haber levantado su cumbre entre densas ramas, su corazón se elevó con su altura,
11 yo lo entregaré en manos del poderoso de las naciones, que de cierto le tratará según su maldad. Yo lo he desechado.
12 Y lo cortan extranjeros, los más feroces de las naciones, y lo derriban; sus ramas caen sobre los montes y por todos los valles, y en todos los barrancos de la tierra yace quebrado su ramaje; y se marchan de su sombra todos los pueblos de la tierra, y lo dejan.
13 Sobre sus restos habitan todas las aves del cielo, y sobre sus ramas están todas las bestias del campo,
14 para que no se exalte en su altura ninguno de los árboles que crecen junto a las aguas, ni levante su copa entre la espesura, ni confíe en su altura ninguno de los que beben aguas; porque todos están destinados a la muerte, a lo profundo de la tierra, entre los hijos de los hombres, con los que descienden a la fosa.
15 Así dice el Señor Jehová: El día que descendió al Seol, hice al abismo guardar luto y cubrirse por él, y detuve sus ríos, y las muchas aguas quedaron estancadas; ensombrecí al Líbano por él, y todos los árboles del campo se desmayaron.
16 Al estruendo de su caída hice temblar a las naciones, cuando le hice descender al Seol con todos los que descienden a la sepultura; y todos los árboles del Edén, y los escogidos entre los mejores del Líbano, todos los que beben aguas, fueron consolados en lo profundo de la tierra.
17 También ellos descendieron con él al Seol, con los muertos a espada, los que fueron su brazo, los que estuvieron a su sombra en medio de las naciones.
18 ¿A quién te has comparado así en gloria y en grandeza entre los árboles del Edén? Pues derribado serás con los árboles del Edén en lo profundo de la tierra; entre los incircuncisos yacerás, con los muertos a espada. Este es Faraón y todo su pueblo, dice el Señor Jehová.
El dragón
32 Aconteció en el año duodécimo, en el mes duodécimo, el día primero del mes, que vino a mí palabra de Jehová, diciendo:
2 Hijo de hombre, levanta endechas sobre Faraón rey de Egipto, y dile: A leoncillo de las naciones te hiciste semejante, cuando eras como el dragón en los mares; pues hacías hervir las aguas con tus narices, y enturbiabas las aguas con tus pies, y hollabas sus riberas.
3 Así dice el Señor Jehová: Yo extenderé sobre ti mi red con reunión de muchos pueblos, y te harán subir con mi red.
4 Y te echaré por tierra, te arrojaré sobre la faz del campo, y haré posar sobre ti todas las aves del cielo, y saciaré de ti a las fieras de toda la tierra.
5 Pondré tus carnes sobre los montes, y llenaré de tus cadáveres los valles.
6 Y regaré de tu sangre la tierra donde nadas, hasta los montes; y los barrancos se llenarán de ti.
7 Y cuando te haya extinguido, cubriré los cielos, y haré entenebrecer sus estrellas; cubriré el sol con nublado, y la luna no hará resplandecer su luz.
8 Haré entenebrecer todos los astros brillantes del cielo por ti, y pondré tinieblas sobre tu tierra, dice el Señor Jehová.
9 Y llenaré de terror el corazón de muchos pueblos, cuando haga llegar la noticia de tu ruina entre las naciones, por las tierras que no conociste.
10 Y dejaré atónitos por ti a muchos pueblos, y sus reyes tendrán horror grande a causa de ti, cuando yo blanda mi espada delante de sus rostros; y temblarán en cada momento, cada uno por su vida, en el día de tu caída.
11 Porque así dice el Señor Jehová: La espada del rey de Babilonia vendrá sobre ti.
12 Con las espadas de los fuertes haré caer a tu pueblo; todos ellos son los más feroces de las naciones; y destruirán la soberbia de Egipto, y toda su multitud será deshecha.
13 Destruiré todo su ganado de junto a las muchas aguas; ni las enturbiará más pie de hombre; ni las enturbiará pezuña de bestia.
14 Entonces haré que se asienten sus aguas, y haré correr sus ríos como aceite, dice el Señor Jehová.
15 Cuando asuele la tierra de Egipto, y la tierra quede despojada de todo cuanto en ella había, cuando hiera a todos los que en ella moran, sabrán que yo soy Jehová.
16 Esta es la lamentación con que la endecharán; las hijas de las naciones la cantarán; endecharán sobre Egipto y sobre toda su multitud, dice el Señor Jehová.
17 Aconteció en el año duodécimo, a los quince días del mes, que vino a mí palabra de Jehová, diciendo:
18 Hijo de hombre, endecha sobre la multitud de Egipto, y despéñalo a él, y a las hijas de las naciones poderosas, a lo profundo de la tierra, con los que descienden a la sepultura.
19 ¿A quién superas en hermosura? Desciende, y yace con los incircuncisos.
20 Caerán entre los muertos a espada; a la espada es entregado; hacedle bajar a él y a todo su pueblo.
21 De en medio del Seol hablarán de él los más fuertes entre los fuertes, con los que le ayudaron; descendieron y yacen inmóviles los incircuncisos, muertos a espada.
22 Allí está Asiria con toda su multitud; en derredor de ellos están sus sepulcros; todos ellos muertos, caídos a espada.
23 Sus sepulcros están situados en lo más profundo de la fosa, y su gente está por los alrededores de su sepulcro; todos ellos muertos, caídos a espada, los cuales sembraban el terror en la tierra de los vivientes.
24 Allí está Elam, y toda su multitud por los alrededores de su sepulcro; todos ellos muertos, caídos a espada, los cuales descendieron incircuncisos a lo más profundo de la tierra, los que sembraban el terror en la tierra de los vivientes, mas llevaron su confusión con los que descienden al sepulcro.
25 En medio de los muertos le pusieron un lecho con toda su multitud; a sus alrededores están sus sepulcros; todos ellos incircuncisos, muertos a espada, porque fue puesto su espanto en la tierra de los vivientes, mas llevaron su ignominia con los que descienden al sepulcro; están puestos en medio de los muertos.
26 Allí están Mésec, Tubal y toda su multitud; sus sepulcros están a su alrededor; todos ellos incircuncisos, muertos a espada, porque habían sembrado su terror en la tierra de los vivientes.
27 Y los que son inferiores a los otros incircuncisos no yacerán con los fuertes que descendieron al Seol con sus armas de guerra, cuyas espadas están puestas debajo de sus cabezas y cuyos pecados están sobre sus huesos, por cuanto el terror de los fuertes fue en la tierra de los vivientes.
28 Pero tú serás quebrantado entre los incircuncisos, y yacerás con los muertos a espada.
29 Allí está Edom, sus reyes y todos sus príncipes, los cuales, a pesar de todo su vigor, yacen con los muertos a espada; ellos yacerán con los incircuncisos, y con los que descienden al sepulcro.
30 Allí están los príncipes del norte, todos ellos, y todos los sidonios, que descendieron con los muertos, avergonzados por todo el terror que causaron con su poderío, y yacen también incircuncisos con los muertos a espada, y comparten su vergüenza con los que descienden al sepulcro.
31 A éstos verá Faraón, y se consolará sobre toda su multitud; Faraón muerto a espada, y todo su ejército, dice el Señor Jehová.
32 Porque yo puse mi terror en la tierra de los vivientes; y ahora Faraón y toda su multitud yacerán entre los incircuncisos con los muertos a espada, dice el Señor Jehová.
Vivir para Dios
4 Por tanto, puesto que Cristo ha padecido por nosotros en la carne, vosotros también armaos del mismo pensamiento; pues quien ha padecido en la carne, ha roto con el pecado,
2 para no vivir el tiempo que resta en la carne, conforme a las concupiscencias de los hombres, sino conforme a la voluntad de Dios.
3 Basta ya el tiempo pasado para haber hecho lo que agrada a los gentiles, habiendo andado en lascivias, concupiscencias, embriagueces, orgías, excesos y abominables idolatrías.
4 En lo cual se extrañan de que vosotros no corráis con ellos hacia el mismo desenfreno de disolución, y os ultrajan;
5 pero ellos darán cuenta al que está preparado para juzgar a vivos y muertos.
6 Porque con este fin fue predicado el evangelio aun a los que están muertos, para que, juzgados en carne según los hombres, vivan en espíritu según Dios.
7 Mas el fin de todas las cosas se acerca; sed, pues, sensatos y manteneos sobrios para la oración.
8 Y, ante todo, tened entre vosotros ferviente amor; porque el amor cubrirá multitud de pecados.
9 Hospedaos los unos a los otros sin murmuraciones.
10 Cada uno según el don que ha recibido, minístrelo a los otros, como buenos administradores de la multiforme gracia de Dios.
11 Si alguno habla, que hable como si fuesen palabras de Dios; si alguno ministra, que lo haga en virtud de la fuerza que Dios suministra, para que en todo sea Dios glorificado mediante Jesucristo, a quien pertenecen la gloria y el dominio por los siglos de los siglos. Amén.
Padeciendo como cristianos
12 Amados, no os sorprendáis de la hoguera que ha prendido en medio de vosotros para probaros, como si os aconteciese alguna cosa extraña,
13 sino gozaos por cuanto sois participantes de los padecimientos de Cristo, para que también en la revelación de su gloria os gocéis con gran alegría.
14 Si sois vituperados por el nombre de Cristo, sois dichosos, porque el Espíritu de gloria y de Dios reposa sobre vosotros. Ciertamente, de parte de ellos, él es blasfemado, pero en cuanto a vosotros es glorificado.
15 Porque ninguno de vosotros tenga que padecer como homicida, o ladrón, o malhechor, o por entremeterse en lo ajeno;
16 pero si alguno padece como cristiano, no se avergüence, sino glorifique a Dios por ello.
17 Porque es tiempo de que el juicio comience por la casa de Dios; y si primero comienza por nosotros, ¿cuál será el fin de aquellos que desobedecen al evangelio de Dios?
18 Y:
Si el justo con dificultad se salva,
¿En dónde aparecerá el impío y el pecador?
19 De modo que los que padecen según la voluntad de Dios, encomienden sus almas al fiel Creador, haciendo el bien.
Texto bíblico tomado de La Santa Biblia, Reina Valera Revisada® RVR® Copyright © 2017 por HarperCollins Christian Publishing® Usado con permiso. Reservados todos los derechos en todo el mundo.