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Old/New Testament

Each day includes a passage from both the Old Testament and New Testament.
Duration: 365 days
Reina Valera Revisada (RVR1977)
Version
Ezequiel 8-10

Visión de los pecados de Jerusalén

En el sexto año, en el mes sexto, a los cinco días del mes, aconteció que, estando yo sentado en mi casa, y los ancianos de Judá sentados delante de mí, allí se posó sobre mí la mano de Jehová el Señor.

Y miré, y he aquí una figura que parecía de fuego; desde sus lomos para abajo, era de fuego; y desde sus lomos para arriba era como el aspecto de un resplandor, como el color del bronce bruñido.

Y aquella figura extendió la mano, y me tomó por las guedejas de mi cabeza; y el espíritu me alzó entre el cielo y la tierra, y me llevó en visiones de Dios a Jerusalén, a la entrada de la puerta del atrio interior que mira hacia el norte, donde se asienta el ídolo del celo, que provoca a celos.

Y he aquí que allí estaba la gloria del Dios de Israel, como la visión que yo había visto en el campo.

Y me dijo: Hijo de hombre, alza ahora tus ojos hacia el lado del norte. Y alcé mis ojos hacia el norte, y he aquí, al norte, junto a la puerta del altar, aquella imagen del celo en la entrada.

Me dijo entonces: Hijo de hombre, ¿ves lo que éstos hacen?, ¿las grandes abominaciones que la casa de Israel hace aquí para alejarme de mi santuario? Pero todavía verás abominaciones mayores.

Y me llevó a la entrada del atrio, y miré, y he aquí un agujero en la pared.

Y me dijo: Hijo de hombre, horada ahora en la pared. Y horadé en la pared, y he aquí una puerta.

Me dijo luego: Entra, y ve las malvadas abominaciones que éstos hacen aquí.

10 Entré, pues, y miré; y he aquí, toda forma abominable de reptiles y bestias, y todos los ídolos de la casa de Israel, que estaban pintados en la pared por todo alrededor.

11 Y delante de ellos estaban setenta varones de los ancianos de la casa de Israel, y Jaazanías hijo de Safán en medio de ellos, cada uno con su incensario en la mano; y subía una nube espesa de incienso.

12 Y me dijo: Hijo de hombre, ¿has visto las cosas que los ancianos de la casa de Israel hacen en tinieblas, cada uno en sus cámaras pintadas de imágenes? Porque dicen ellos: No nos ve Jehová; Jehová ha abandonado la tierra.

13 Me dijo después: Todavía verás abominaciones mayores que hacen éstos.

14 Y me llevó a la entrada de la puerta de la casa de Jehová, que está al norte; y he aquí, las mujeres que estaban allí sentadas endechando a Tamuz.

15 Luego me dijo: ¿Has visto esto, hijo de hombre? Todavía verás abominaciones mayores que éstas.

16 Y me llevó al atrio interior de la casa de Jehová; y he aquí junto a la entrada del templo de Jehová, entre el vestíbulo y el altar, había unos veinticinco varones, con las espaldas vueltas al templo de Jehová y los rostros hacia el oriente, y adoraban al sol, postrándose hacia el oriente.

17 Y me dijo: ¿Has visto esto, hijo de hombre? ¿Es cosa liviana para la casa de Judá hacer las abominaciones que hacen aquí, que han llenado de maldad la tierra, y me provocan más todavía, y he aquí que ponen hedor a mis narices?

18 Pues también yo procederé con furor; no perdonará mi ojo, ni tendré compasión; y aunque griten a mis oídos con gran voz, no los oiré.

Visión del castigo de los culpables

Clamó en mis oídos con gran voz, diciendo: Los verdugos de la ciudad han llegado, y cada uno trae en su mano su instrumento para destruir.

Y he aquí que seis varones venían del camino de la puerta de arriba que mira hacia el norte, y cada uno traía en su mano su instrumento para destruir. Y entre ellos había un varón vestido de lino, el cual traía a la cintura un tintero de escribano; y entrados, se pararon junto al altar de bronce.

Y la gloria del Dios de Israel se elevó de encima del querubín, sobre el que estaba, al umbral de la casa; y llamó al varón vestido de lino, que tenía a la cintura el tintero de escribano,

y le dijo Jehová: Pasa por en medio de la ciudad, por en medio de Jerusalén, y ponles una señal en la frente a los hombres que gimen y que claman a causa de todas las abominaciones que se hacen en medio de ella.

Y a los otros dijo, oyéndolo yo: Pasad por la ciudad en pos de él, y matad; no perdone vuestro ojo, ni tengáis compasión.

Matad a viejos, jóvenes y doncellas, niños y mujeres, hasta que no quede ninguno; pero a todo aquel sobre el cual hubiere señal, no os acercaréis; y comenzaréis por mi santuario. Comenzaron, pues, desde los varones ancianos que estaban delante del templo.

Y les dijo: Contaminad la casa, y llenad los atrios de muertos; salid. Y salieron, y mataron en la ciudad.

Aconteció que cuando ellos iban matando y quedé yo solo, me postré sobre mi rostro, y clamé y dije: ¡Ah, Señor Jehová!, ¿destruirás a todo el remanente de Israel derramando tu furor sobre Jerusalén?

Y me dijo: La maldad de la casa de Israel y de Judá es grande sobremanera, pues la tierra está llena de sangre, y la ciudad está llena de injusticia; porque han dicho: Ha abandonado Jehová la tierra, y Jehová no ve.

10 Así, pues, haré yo; mi ojo no perdonará, ni tendré compasión; haré recaer el camino de ellos sobre sus propias cabezas.

11 Y he aquí que el varón vestido de lino, que tenía el tintero a la cintura, dio su informe, diciendo: He hecho conforme a todo lo que me mandaste.

La gloria de Dios abandona el templo

10 Miré, y he aquí, en la bóveda que había sobre la cabeza de los querubines, una como piedra de zafiro apareció sobre ellos, la cual parecía como semejanza de un trono.

Y habló al varón vestido de lino, y le dijo: Entra en medio de las ruedas debajo de los querubines, y llena tus manos de carbones encendidos de entre los querubines, y espárcelos sobre la ciudad. Y él entró ante mis ojos.

Ahora bien, los querubines estaban a la mano derecha de la casa cuando este varón entró; y la nube llenaba el atrio interior.

Entonces la gloria de Jehová se elevó de encima del querubín al umbral de la casa; y la casa fue llena de la nube, y el atrio se llenó del resplandor de la gloria de Jehová.

Y el estruendo de las alas de los querubines se oía hasta el atrio exterior, como la voz del Dios Omnipotente cuando habla.

Aconteció, pues, que al mandar al varón vestido de lino, diciendo: Toma fuego de entre las ruedas, de entre los querubines, él entró y se detuvo junto a una rueda.

Y un querubín extendió su mano de en medio de los querubines al fuego que estaba entre ellos, y tomó de él y lo puso en las manos del que estaba vestido de lino, el cual lo tomó y salió.

Y apareció en los querubines la figura de una mano de hombre debajo de sus alas.

Y miré, y he aquí cuatro ruedas junto a los querubines, junto a cada querubín una rueda; y el aspecto de las ruedas era como el color del crisólito.

10 En cuanto a su apariencia, las cuatro eran de una misma forma, como si estuvieran una dentro de la otra.

11 Cuando andaban, andaban hacia las cuatro direcciones; no se volvían cuando andaban, sino que al lugar adonde se dirigía la cabeza, en pos de ella iban; ni se volvían cuando andaban.

12 Y todo su cuerpo, sus espaldas, sus manos, sus alas y las ruedas estaban llenos de ojos alrededor incluso en las ruedas que tenían los cuatro.

13 A las ruedas, oyéndolo yo, se les gritaba: ¡La rueda!

14 Y cada uno tenía cuatro caras. La primera era rostro de querubín; la segunda, de hombre; la tercera, cara de león; la cuarta, cara de águila.

15 Y se levantaron los querubines; éste es el ser viviente que vi en el río Quebar.

16 Y cuando andaban los querubines, andaban las ruedas junto con ellos; y cuando los querubines alzaban sus alas para levantarse de la tierra, las ruedas tampoco se apartaban de ellos.

17 Cuando se paraban ellos, se paraban ellas, y cuando ellos se alzaban, se alzaban con ellos; porque el espíritu de los seres vivientes estaba en ellas.

18 Entonces la gloria de Jehová se elevó de encima del umbral de la casa, y se puso sobre los querubines.

19 Y alzando los querubines sus alas, se levantaron de la tierra delante de mis ojos; cuando ellos salieron, también las ruedas se alzaron al lado de ellos; y se pararon a la entrada de la puerta oriental de la casa de Jehová, y la gloria del Dios de Israel estaba por encima sobre ellos.

20 Éstos eran los mismos seres vivientes que vi debajo del Dios de Israel junto al río Quebar; y conocí que eran querubines.

21 Cada uno tenía cuatro caras y cada uno cuatro alas, y figuras de manos de hombre debajo de sus alas.

22 Y la semejanza de sus rostros era la de los rostros que vi junto al río Quebar, su misma apariencia y modo de ser. Cada uno caminaba derecho hacia adelante.

Hebreos 13

Deberes cristianos

13 Permanezca el amor fraternal.

No os olvidéis de la hospitalidad, porque por ella algunos, sin saberlo, hospedaron ángeles.

Acordaos de los presos, como si estuvierais presos juntamente con ellos; y de los maltratados, como que también vosotros mismos estáis en el cuerpo.

Sea honroso en todos el matrimonio, y el lecho sin mancilla; pero a los fornicarios y a los adúlteros los juzgará Dios.

Sea vuestra manera de vivir sin avaricia, contentos con lo que tenéis ahora; porque él dijo: De ningún modo te desampararé, ni te dejaré;

de manera que podemos decir confiadamente:

El Señor es mi ayudador; no temeré
Lo que me pueda hacer el hombre.

Acordaos de vuestros pastores, que os hablaron la palabra de Dios; considerad cuál haya sido el resultado de su conducta, e imitad su fe.

Jesucristo es el mismo, ayer, y hoy, y por los siglos.

No os dejéis llevar de doctrinas diversas y extrañas; porque buena cosa es afianzar el corazón con la gracia, no con viandas, que nunca aprovecharon a los que se han ocupado de ellas.

10 Tenemos un altar, del cual no tienen derecho a comer los que sirven al tabernáculo.

11 Porque los cuerpos de aquellos animales cuya sangre es introducida en el santuario por el sumo sacerdote como ofrenda por el pecado, son quemados fuera del campamento.

12 Por lo cual también Jesús, para santificar al pueblo mediante su propia sangre, padeció fuera de la puerta.

13 Salgamos, pues, adonde él, fuera del campamento, llevando su vituperio;

14 porque no tenemos aquí una ciudad permanente, sino que buscamos la que está por venir.

15 Así que, ofrezcamos siempre a Dios, por medio de él, sacrificio de alabanza, es decir, fruto de labios que confiesan su nombre.

16 Y no os olvidéis de hacer el bien y de la ayuda mutua; porque de tales sacrificios se agrada Dios.

17 Obedeced a vuestros pastores, y someteos a ellos; porque ellos velan por vuestras almas, como quienes han de dar cuenta; para que lo hagan con alegría, y no quejándose, porque esto no os es provechoso.

18 Orad por nosotros; pues confiamos en que tenemos buena conciencia, deseando conducirnos bien en todo.

19 Y os ruego con más insistencia que lo hagáis así, para que yo os sea restituido más pronto.

Bendición y saludos finales

20 Y el Dios de paz que resucitó de los muertos a nuestro Señor Jesucristo, el gran pastor de las ovejas, en virtud de la sangre del pacto eterno,

21 os haga aptos en toda obra buena para que hagáis su voluntad, haciendo él en vosotros lo que es agradable delante de él por medio de Jesucristo; al cual sea la gloria por los siglos de los siglos. Amén.

22 Os ruego, hermanos, que soportéis estas palabras de exhortación, pues os he escrito brevemente.

23 Sabed que está en libertad nuestro hermano Timoteo, con el cual, si viene pronto, iré a veros.

24 Saludad a todos vuestros pastores, y a todos los santos. Los de Italia os saludan.

25 La gracia sea con todos vosotros. Amén.

Reina Valera Revisada (RVR1977)

Texto bíblico tomado de La Santa Biblia, Reina Valera Revisada® RVR® Copyright © 2017 por HarperCollins Christian Publishing® Usado con permiso. Reservados todos los derechos en todo el mundo.