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Old/New Testament

Each day includes a passage from both the Old Testament and New Testament.
Duration: 365 days
Palabra de Dios para Todos (PDT)
Version
Ezequiel 3-4

Entonces me dijo: «Hijo de hombre, cómete lo que encuentres ahí, cómete ese rollo. Luego ve y habla al pueblo de Israel».

Así que abrí la boca para tratar de comerme el rollo. Me insistió otra vez: «Hijo de hombre, ¡buen provecho! Cómetelo con ganas y llena tu estómago con el rollo que te doy». Así que me lo comí, y en la boca me sabía como la miel por lo dulce que era. Entonces me dijo: «Hijo de hombre, ve al pueblo de Israel y dale mi mensaje. No te envío a un pueblo que habla un lenguaje complicado y difícil, sino al pueblo de Israel. Tampoco te envío a naciones numerosas que hablan un lenguaje complicado y difícil de aprender que no puedas entender. Te aseguro que si te hubiera enviado a naciones extranjeras, ellos sí te escucharían. Pero el pueblo de Israel se negará a escucharte, pues no quiere escucharme a mí porque todos ellos son tercos y obstinados. Sin embargo, ¡yo te haré tan terco y obstinado como ellos! Serás como el diamante, más duro que una piedra porque es un pueblo rebelde».

10 Luego me dijo: «Hijo de hombre, escucha y entiende bien cada una de mis palabras, 11 luego ve con los tuyos adonde están exiliados y dales mi mensaje diles: “Así dice el Señor DIOS”, aunque no te escuchen ni dejen de hacer lo malo».

12 Entonces el Espíritu me levantó y detrás de mí escuché una voz de trueno que decía: «¡Bendita sea la gloria del SEÑOR donde él habita!» 13 Luego oí un ruido como el de un gran terremoto y fue producido por el roce de las alas de los seres vivientes que aleteaban una contra otra y por el ruido de las ruedas que estaban junto a ellas. 14 El Espíritu me levantó y me llevó. Así me fui, con espíritu amargado y enardecido, y el SEÑOR se apoderó de mí. 15 Al llegar a Tel Aviv, la comunidad de los exiliados, junto al canal Quebar, me quedé sentado en silencio durante siete días.

Centinela que advierte a Israel

(Ez 33:1-9)

16 Después de siete días, el SEÑOR me dijo: 17 «Hijo de hombre, te he puesto como centinela del pueblo de Israel. Así que, cuando recibas un mensaje mío, adviértele de mi parte. 18 Si le digo a un malvado: “¡Morirás!” y tú no hablas con él ni le adviertes que cambie su conducta, será declarado culpable y sufrirá la pena de muerte. Morirá por su crimen, pero yo también te haré responsable a ti de su muerte. 19 En cambio, si a pesar de tu advertencia no deja de hacer lo malo ni cambia su conducta, entonces será declarado culpable y sufrirá la pena de muerte, pero tú te habrás salvado. 20 Si un hombre bueno deja de hacer el bien y empieza a hacer el mal cuando le ponga alguna piedra de tropiezo, morirá si no le adviertes. No se le tomarán en cuenta sus buenas acciones, y a ti te haré responsable de su muerte. 21 En cambio, si le adviertes a un hombre bueno que no peque, y este sigue haciendo el bien y no peca, conservará su vida por haber hecho caso a la advertencia, y tú te habrás salvado».

22 Entonces en ese lugar sentí que el poder del SEÑOR me tocó. Él me dijo: «Levántate y ve al valle[a], que allí te hablaré». 23 Así que me levanté y me dirigí al valle. De pronto vi la gloria del SEÑOR, como la que había visto en el canal Quebar. Caí postrado rostro en tierra, 24 pero el Espíritu entró en mí, me puso de pie y me dijo: «¡Ve y enciérrate en tu casa! 25 Te atarán con sogas para que no puedas salir de tu casa ni andar en público. 26 Haré que la lengua se te pegue al paladar para que no puedas hablar. No podrás reprenderlos porque son unos rebeldes. 27 Pero cuando yo te hable, te soltaré la lengua para que les digas: “Así dice el Señor DIOS”. El que quiera oír, que oiga; y el que no quiera oír, que no oiga, porque son un pueblo rebelde.

Anuncio del asedio a Jerusalén

»Hijo de hombre, toma un ladrillo y ponlo delante de ti. Haz en él un dibujo de la ciudad de Jerusalén. Construye una muralla alrededor de la ciudad y una rampa que llegue hasta ella. Pon campamentos enemigos y rodéala con máquinas para derribarla. Toma una lámina de hierro y colócala como si fuera una muralla entre ti y la ciudad. Fija tu mirada en ella y concéntrate. Así quedará sitiada la ciudad, y serás tú quien la sitie. Esto les servirá de señal a los israelitas.

»Acuéstate sobre tu lado izquierdo y carga sobre ti la culpa del pueblo de Israel. Todo el tiempo que estés atacando la ciudad, cargarás con su culpa. Los años de la culpa de Israel son 390 días[b]. Este es el tiempo que cargarás con su culpa. Cuando termines, deberás voltearte sobre tu lado derecho para que entonces cargues con la culpa del pueblo de Judá por 40 años. Un día representará un año. Deberás concentrarte en el sitio contra Jerusalén, levantar tu brazo en señal de castigo y profetizar contra ella. Te ataré con sogas para que no te voltees de un lado a otro hasta que haya terminado el sitio[c].

»Toma trigo, cebada, habas, lentejas, mijo y espelta. Mézclalos en un recipiente y amásalos para hacer pan suficiente para los 390 días que estarás acostado. Cada día que permanezcas acostado, comerás un pan. 10 A una hora fija cada día, comerás una porción de 230 gramos de pan. 11 También a una hora fija tomarás medio litro de agua. 12 Cada día hornearás un pan de cebada delante del pueblo, usando excremento humano como combustible». 13 Luego el SEÑOR añadió: «Así comerá el pan impuro[d] el pueblo de Israel, entre los gentiles con los que los he mandado a vivir».

14 Entonces exclamé: «¡Oh Señor DIOS, no puede ser! Yo nunca he comido nada impuro. Jamás he probado nada asqueroso ni nada que algún animal haya matado. Desde que era niño y hasta ahora, nunca he comido nada impuro». 15 Entonces me dijo: «Puedes usar excremento de vaca en vez de excremento humano como combustible para hornear tu pan». 16 Luego me dijo: «Voy a racionar los alimentos en Jerusalén y comerán con ansiedad, y así mismo tomarán el agua que también voy a racionar. 17 ¡Que se espanten por la escasez de pan y agua! ¡Que se pudran debido a sus pecados!

Hebreos 11:20-40

20 Por la fe, Isaac bendijo el futuro de Jacob y de Esaú. 21 Por la fe, Jacob, cuando estaba a punto de morir, bendijo a cada uno de los hijos de José y adoró a Dios, apoyado en su bastón.

22 Por la fe, cuando José estaba por morir les dijo a los israelitas que algún día habrían de salir de Egipto y les hizo prometer que se llevarían su cuerpo con ellos.

23 Por la fe, los padres de Moisés lo escondieron tres meses después de que nació. Vieron que era un bebé hermoso y no tuvieron miedo de desobedecer las órdenes del rey.

24 Por la fe, cuando Moisés creció rechazó los honores de ser llamado nieto del faraón. 25 Moisés decidió no disfrutar los placeres pasajeros del pecado; al contrario, decidió sufrir junto al pueblo de Dios. 26 Prefirió sufrir por el Mesías que tener todos los tesoros de Egipto porque estaba esperando la recompensa de Dios.

27 Por la fe, Moisés salió de Egipto sin temer al enojo del rey. Siguió firme como si estuviera viendo al Dios invisible. 28 Por la fe, Moisés preparó el día de la Pascua. Puso sangre en las puertas de las casas para que el ángel de la muerte[a] no matara a los hijos mayores[b] de los israelitas.

29 Por la fe, el pueblo que seguía a Moisés atravesó el mar Rojo como si fuera tierra firme. Los egipcios en cambio trataron de hacer lo mismo, pero se ahogaron.

30 Por la fe, las murallas de Jericó se derrumbaron cuando el pueblo de Dios marchó alrededor de ellas durante siete días y luego se desplomaron.

31 Por la fe, la prostituta Rahab no murió junto con los desobedientes porque ella recibió amistosamente a los espías israelitas.

32 ¿Qué más puedo decir? No hay tiempo suficiente para contarles sobre Gedeón, Barac, Sansón, Jefté, David, Samuel y los profetas. 33 Por la fe, todos ellos conquistaron reinos, hicieron justicia y Dios los ayudó de la manera que les prometió. Por la fe, cerraron la boca de leones, 34 pudieron apagar la violencia de las llamas y se salvaron de morir a espada. Por la fe, unos que eran débiles se hicieron fuertes, llegaron a ser poderosos y derrotaron ejércitos. 35 Por la fe, hubo mujeres que recibieron de nuevo con vida a familiares que habían muerto. Otros, en cambio, por alcanzar una mejor resurrección fueron torturados y no aceptaron ser puestos en libertad. 36 Por la fe, unos sufrieron burlas y golpes. Otros fueron atados y llevados a la cárcel. 37 Los mataron a pedradas, los cortaron por la mitad y los mataron a espada. Algunos de ellos vestían pieles de ovejas y de cabras. Por la fe, fueron pobres, perseguidos y maltratados por la gente. 38 ¡El mundo no los merecía! Ellos anduvieron en desiertos y montañas, viviendo en cuevas y huecos.

39 Todos ellos son reconocidos por su fe, pero ninguno de ellos recibió la promesa de Dios. 40 Dios tenía planeado algo mejor para nosotros. Él quería perfeccionarlos también a ellos, pero solamente junto con nosotros.

Palabra de Dios para Todos (PDT)

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