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Old/New Testament

Each day includes a passage from both the Old Testament and New Testament.
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Traducción en lenguaje actual (TLA)
Version
2 Reyes 15-16

Azarías, rey de Judá (2 Cr 26.3-5; 16-23)

15 1-2 Azarías hijo de Amasías comenzó a reinar a los dieciséis años en Judá, cuando Jeroboam ya tenía veintisiete años de gobernar en Israel. La capital de su reino fue Jerusalén, y su reinado duró cincuenta y dos años. Su madre, que era de esa ciudad, se llamaba Jecolías.

Azarías obedeció a Dios en todo, al igual que lo hizo su padre Amasías. Sin embargo, no quitó los pequeños templos de las colinas, en los que la gente seguía ofreciendo sacrificios y quemando incienso a los dioses. Por eso Dios castigó a Azarías haciendo que se enfermara de lepra, y eso lo obligó a vivir, hasta el día de su muerte, en un lugar aparte dentro del palacio. Su hijo Jotam se encargó de gobernar al pueblo.

Todo lo que hizo Azarías está escrito en el libro de la historia de los reyes de Judá. Cuando murió, lo enterraron en la Ciudad de David, en la tumba de sus antepasados. Su hijo Jotam reinó en su lugar.

Zacarías, rey de Israel

Zacarías hijo de Jeroboam comenzó a reinar en Israel cuando Azarías tenía ya treinta y ocho años de gobernar en Judá. La capital de su reino fue Samaria, y su reinado sólo duró seis meses. Zacarías no obedeció a Dios, tal y como lo habían hecho sus antepasados, pues no dejó de cometer los mismos pecados con los que Jeroboam hijo de Nabat hizo pecar a Israel.

10 Salum hijo de Jabés se puso en contra de Zacarías y lo atacó en Ibleam, donde lo mató, y luego reinó en su lugar.

11 Todo lo que hizo Zacarías está escrito en el libro de la historia de los reyes de Israel. 12 Así se cumplió lo que Dios le había prometido a Jehú: «Tus hijos, nietos, bisnietos y tataranietos reinarán en Israel».

Salum, rey de Israel

13 Salum hijo de Jabés comenzó a reinar cuando Ozías tenía ya treinta y nueve años de gobernar en Judá. La capital de su reino fue Samaria, y su reinado duró sólo un mes, 14 pues Menahem hijo de Gadí vino desde Tirsá, atacó a Salum, y lo mató. Así fue como Menahem se convirtió en rey de Israel.

15 Todo lo que hizo Salum, y su rebelión en contra de Zacarías, está escrito en el libro de la historia de los reyes de Israel.

Menahem, rey de Israel

16 En ese tiempo Menahem atacó a la ciudad de Tífsah, y desde Tirsá se apoderó de todo lo que había en ella y sus alrededores. También mató a todos sus habitantes, incluyendo a las mujeres embarazadas, porque no quisieron que fuera su rey. 17 Menahem hijo de Gadí comenzó a reinar sobre Israel cuando Azarías tenía ya treinta y nueve años de gobernar en Judá. La capital de su reino fue Samaria, y su reinado duró diez años. 18 Menahem no obedeció a Dios, pues nunca dejó de cometer los mismos pecados con los que Jeroboam hijo de Nabat hizo pecar a Israel.

19 En ese tiempo Tiglat-piléser, rey de Asiria, invadió el país. Entonces Menahem le regaló treinta y tres mil kilos de plata para que lo dejara mantener el control de Israel. 20 Para conseguir la plata, Menahem obligó a todos los ricos a pagar un impuesto de más de medio kilo de plata cada uno. Entonces Tiglat-piléser se regresó a su país.

21 Todo lo que hizo Menahem está escrito en el libro de la historia de los reyes de Israel. 22 Cuando murió, su hijo Pecahías reinó en su lugar.

Pecahías, rey de Israel

23 Pecahías hijo de Menahem comenzó a reinar sobre Israel cuando Azarías tenía ya cincuenta años de gobernar en Judá. La capital de su reino fue Samaria, y su reinado duró dos años. 24 Pecahías desobedeció a Dios, pues nunca dejó de cometer los mismos pecados con los que Jeroboam hijo de Nabat hizo pecar a Israel.

25 Uno de los jefes del ejército, llamado Pécah hijo de Remalías, se puso en contra de Pecahías. Con la ayuda de cincuenta hombres de Galaad, fue al palacio y allí mató a Pecahías y también a dos hombres más llamados Argob y Arie. Así fue como Pécah se convirtió en rey de Israel.

26 Todo lo que hizo Pecahías está escrito en el libro de la historia de los reyes de Israel.

Pécah, rey de Israel

27 Pécah hijo de Remalías comenzó a reinar en Israel cuando Azarías tenía ya cincuenta y dos años de gobernar en Judá. La capital de su reino fue Samaria, y su reinado duró veinte años. 28 Pécah no obedeció a Dios, pues no dejó de cometer los mismos pecados con los que Jeroboam hijo de Nabat hizo pecar a Israel.

29 En ese tiempo llegó Tiglat-piléser, y conquistó las ciudades de Iión, Abel-bet-maacá, Janóah, Quedes, Hasor, Galaad, Galilea y toda la región de Neftalí. A los habitantes de esos lugares se los llevó prisioneros.

30 Entonces Oseas hijo de Elá se puso en contra de Pécah, y lo mató. Así fue como Oseas se convirtió en rey de Israel cuando Jotam hijo de Ozías tenía ya veinte años de gobernar en Judá.

31 Todo lo que hizo Pécah está escrito en el libro de la historia de los reyes de Israel.

Jotam, rey de Judá (2 Cr 27.1-9)

32-33 Jotam hijo de Ozías comenzó a reinar en Judá a los veinticinco años, cuando Pécah tenía ya dos años de gobernar en Israel. La capital de su reino fue Jerusalén, y su reinado duró dieciséis años. Su madre se llamaba Jerusá hija de Sadoc.

34 Jotam obedeció a Dios, tal y como lo había hecho su padre Ozías. 35 Jotam construyó el portón superior del templo de Dios, sin embargo, no quitó los pequeños templos de las colinas, en los que la gente seguía ofreciendo sacrificios y quemando incienso a los dioses.

36 Todo lo que hizo Jotam está escrito en el libro de la historia de los reyes de Judá.

37 Por ese tiempo, Dios comenzó a enviar a Resín, rey de Siria, y a Pécah, rey de Israel, a luchar contra Judá.

38 Cuando Jotam murió, lo enterraron en la Ciudad de David, en la tumba de sus antepasados. Su hijo Ahaz reinó en su lugar.

Ahaz, rey de Judá (2 Cr 28.1-27)

16 1-2 Ahaz hijo de Jotam comenzó a reinar en Judá a los dieciséis años, cuando Pécah ya tenía diecisiete años de gobernar en Israel. La capital de su reino fue Jerusalén, y su reinado duró dieciséis años. Tampoco siguió el ejemplo de su antepasado David, sino que desobedeció a Dios, tal como lo habían hecho los otros reyes de Israel. Ahaz mandó a quemar a su hijo como un sacrificio en honor de un dios falso, y así siguió la costumbre vergonzosa de las naciones que Dios había expulsado del territorio israelita. También ofreció sacrificios y quemó incienso a los dioses en los pequeños templos de las colinas y bajo la sombra de los grandes árboles.

5-6 Para aquel tiempo, Resín, rey de Siria, había recuperado para su país la ciudad de Elat, y había expulsado de ella a los de Judá. Hasta el momento en que esto se escribió, los sirios continuaban viviendo allí. Después de esto, Resín y Pécah, rey de Israel, marcharon hacia Jerusalén con el fin de atacarla. Sin embargo, aunque rodearon la ciudad, no pudieron vencer a Ahaz.

7-8 Entonces Ahaz tomó oro y plata del templo de Dios y del tesoro del palacio, y se lo envió de regalo a Tiglat-piléser, rey de Asiria, junto con este mensaje: «Yo soy tu humilde servidor y sólo en ti encuentro protección. Ven y líbrame de los reyes de Siria y de Israel, pues me están atacando».

Tiglat-piléser decidió ayudar a Ahaz, y atacó la ciudad de Damasco, capital de Siria. Conquistó la ciudad, mató al rey Resín, y luego se llevó prisioneros a los habitantes y los dejó en Quir.

10 Cuando el rey Ahaz fue a Damasco para encontrarse con Tiglat-piléser, vio un altar que había allí y le gustó. Entonces le envió al sacerdote Urías un dibujo exacto de ese altar con todos sus detalles. 11 Urías construyó un altar siguiendo las instrucciones que Ahaz le había mandado, y lo terminó antes de que éste regresara.

12 Cuando Ahaz regresó de Damasco fue a ver el altar, 13 y ofreció un sacrificio sobre él. Presentó además una ofrenda de cereales, y sobre el altar derramó vino y un poco de la sangre de los sacrificios de reconciliación.

14 Después de esto, Ahaz quitó el altar de bronce que estaba frente al templo de Dios y lo puso a un lado, y en su lugar puso el altar que había mandado a construir. 15 Luego Ahaz le ordenó al sacerdote Urías:

«Usa el altar que acabas de construir para ofrecer los sacrificios de la mañana, la ofrenda de cereales de la tarde, los sacrificios de animales quemados, y las ofrendas de cereales y de vino de todo el pueblo. Luego rocía ese altar con la sangre de los animales sacrificados. El altar de bronce lo usaré sólo para consultar a Dios».

16 El sacerdote Urías hizo todo lo que el rey Ahaz le ordenó. 17 Después el rey quitó los diez recipientes de bronce y el gran tanque de agua que estaba encima de los toros de bronce y lo colocó sobre una base de piedra. 18 También quitó del templo la sala especial que sólo se usaba los sábados para la adoración, y quitó la entrada exterior reservada para el rey. Hizo todo esto con el fin de agradar al rey de Asiria.

19 Todo lo que hizo Ahaz está escrito en el libro de la historia de los reyes de Judá. 20 Cuando murió lo enterraron en la Ciudad de David, en la misma tumba de sus antepasados. Su hijo Ezequías reinó en su lugar.

Juan 3:1-18

Jesús y Nicodemo

1-2 Una noche, un fariseo llamado Nicodemo, que era líder de los judíos, fue a visitar a Jesús y le dijo:

—Maestro, sabemos que Dios te ha enviado a enseñarnos, pues nadie podría hacer los milagros que tú haces si Dios no estuviera con él.

Jesús le dijo:

—Te aseguro que si una persona no nace de nuevo[a] no podrá ver el reino de Dios.

Nicodemo le preguntó:

—¿Cómo puede volver a nacer alguien que ya es viejo? ¿Acaso puede entrar otra vez en el vientre de su madre?

Jesús le respondió:

—Te aseguro que si uno no nace del agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios. Todos nacen de padres humanos; pero los hijos de Dios sólo nacen del Espíritu. No te sorprendas si te digo que hay que nacer de nuevo. El viento sopla por donde quiere, y aunque oyes su sonido, no sabes de dónde viene ni a dónde va. Así también sucede con todos los que nacen del Espíritu.

Nicodemo volvió a preguntarle:

—¿Cómo puede suceder esto?

10 Jesús le contestó:

—Tú eres un maestro famoso en Israel, y ¿no lo sabes? 11 Te aseguro que nosotros sabemos lo que decimos, porque lo hemos visto; pero ustedes no creen lo que les decimos. 12 Si no me creen cuando les hablo de las cosas de este mundo, ¿cómo me creerán si les hablo de las cosas del cielo? 13 Nadie ha subido al cielo, sino solamente el que bajó de allí, es decir, yo, el Hijo del hombre.

14 »Moisés levantó la serpiente de bronce en el desierto, y del mismo modo yo, el Hijo del hombre, tengo que ser levantado en alto, 15 para que todo el que crea en mí tenga vida eterna.

16 »Dios amó tanto a la gente de este mundo, que me entregó a mí, que soy su único Hijo, para que todo el que crea en mí no muera, sino que tenga vida eterna. 17 Porque Dios no me envió a este mundo para condenar a la gente, sino para salvarla.

18 »El que cree en mí, que soy el Hijo de Dios, no será condenado por Dios. Pero el que no cree ya ha sido condenado, precisamente por no haber creído en el Hijo único de Dios.