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Old/New Testament

Each day includes a passage from both the Old Testament and New Testament.
Duration: 365 days
Traducción en lenguaje actual (TLA)
Version
Éxodo 36-38

36 »Por lo tanto, Besalel, Oholiab y todos los artesanos de Israel, harán todo de acuerdo con lo que Dios ordenó. Lo mismo harán todos aquellos a quienes Dios les haya dado sabiduría e inteligencia para hacer todos los objetos necesarios para el culto en el santuario».

Ofrendas abundantes

2-3 Moisés se reunió con todos los artesanos, y les dio las ofrendas que el pueblo había llevado. Así ellos empezaron a fabricar todos los objetos que se necesitaban para el culto en el santuario.

Todos los días, los israelitas llevaban ofrendas voluntarias. 4-5 Cuando los artesanos vieron que la gente llevaba más ofrendas de las necesarias, se lo comunicaron a Moisés. Entonces Moisés mandó a decir a todos en el campamento que ya no hicieran más trabajos ni llevaran más ofrendas para el santuario. Fue así como los israelitas dejaron de llevar ofrendas, pues no sólo había suficiente material sino que hasta sobraba.

La construcción del santuario

8-13 Los artesanos más capaces de todo el grupo construyeron el santuario con diez cortinas, en las que se bordaron dos querubines.

14-19 Besalel tomó pelo de cabra y confeccionó los once paños para hacer las dos cortinas del toldo que cubriría el santuario, y fabricó también la cubierta de pieles de carnero que se colocaría sobre el toldo. Luego, sobre esa cubierta puso una cubierta de pieles finas.

20-38 Besalel también se encargó de preparar todo lo necesario para la construcción del santuario: las tablas, las bases, los travesaños, las argollas y los postes. Y confeccionó la cortina que dividiría el Lugar Santo del Lugar Santísimo, en la cual bordó dos querubines. Además, Besalel hizo la cortina de la entrada del santuario, y la colgó de sus postes.

Muebles del santuario

Cofre del pacto

37 1-9 Besalel también hizo el cofre del pacto con madera de acacia, con sus argollas y sus varas para transportarlo, y le puso la tapa de oro con los dos querubines. Lo hizo siguiendo las medidas que Dios había ordenado.

Mesa para el pan

10-16 Besalel también fabricó con madera de acacia la mesa para el pan dedicado a Dios, junto con sus varas para transportarla y todos sus utensilios de oro.

El candelabro de oro

17-24 Luego Besalel se ocupó de hacer el candelabro de oro con sus siete lámparas y utensilios. Para hacer todo esto utilizó treinta y tres kilos de oro puro.

El altar del incienso

25-28 Besalel hizo también con madera de acacia el altar del incienso, junto con sus varas para transportarlo.

El aceite y el incienso

29 Besalel preparó el aceite de consagrar[a] y el incienso perfumado y puro. Los hizo como se hacen los buenos perfumes.

Todo esto fue hecho siguiendo las instrucciones que Dios le dio a Moisés.

El altar para las ofrendas quemadas

38 1-7 Besalel hizo también el altar para las ofrendas que se quemaban para el perdón de pecados; además de sus utensilios y varas para transportarlo. Lo hizo de madera de acacia y lo recubrió de bronce.

El recipiente de bronce

Las mujeres que ayudaban a la entrada del santuario le entregaron a Besalel sus espejos de bronce. Con ese metal Besalel hizo el recipiente para lavarse las manos. También la base del recipiente la hizo de bronce.

El patio del santuario

9-17 Besalel construyó el patio del santuario y la cerca que lo rodeaba. Hizo las cortinas, los postes, las bases, los ganchos y los anillos. 18-20 La cortina que hizo Besalel para la entrada del santuario estaba finamente bordada.

Metales usados en el santuario

21 Moisés les había ordenado a los ayudantes de los sacerdotes que hicieran una lista de todos los metales usados en la construcción del santuario del pacto. Itamar, el hijo del sacerdote Aarón, se encargó de hacer esa lista.

22 Besalel se encargó de hacer y preparar todo lo que Dios le había ordenado a Moisés. 23 En esto lo ayudó Oholiab, que era herrero y tejedor, y sabía hacer bordados en tela morada, tela azul y tela roja, así como en tela de lino fino.

24 Todo el oro que usaron fue una ofrenda que los israelitas le dieron a Dios. Se usaron novecientos sesenta y cinco kilos de oro, según el peso oficial del santuario.

25 La plata que dieron los israelitas cuando se hizo la lista de todos ellos, llegó a pesar tres mil trescientos diecinueve kilos con quinientos veinticinco gramos. Toda esa plata se pesó según la medida oficial del santuario. 26 Los hombres mayores de veinte años que aparecían en la lista fueron seiscientos tres mil quinientos cincuenta, y cada uno de ellos dio cinco gramos y medio de plata.

27 También se recolectaron tres mil trescientos kilos de plata para hacer las cien bases que se usaron para la construcción del santuario y para la cortina. Cada base pesaba treinta y tres kilos de plata. 28 Con la plata restante se hicieron los ganchos y los anillos de los postes, y se recubrió la parte superior de los postes.

29 En total, los israelitas le ofrendaron a Dios dos mil trescientos treinta y seis kilos de bronce. 30 Ese bronce se usó para hacer las bases de la puerta del santuario, el altar de bronce con su reja y sus utensilios, 31 las bases y estacas del patio que rodeaba al santuario, y las bases de la puerta del patio.

Mateo 23:1-22

Advertencias de Jesús

23 Tiempo después, Jesús les dijo a la gente y a sus discípulos:

«Los fariseos y los maestros de la Ley son los que más conocen la ley de Moisés. Ustedes deben hacer todo lo que ellos digan; pero no hagan lo que ellos hacen, porque enseñan una cosa y hacen otra. Imponen mandamientos muy difíciles de cumplir, pero no hacen ni el más mínimo esfuerzo por cumplirlos. Todo eso lo hacen para que la gente los vea y los admire. Por eso escriben frases de la Biblia en papelitos que guardan en cajitas de cuero, y se las ponen en la frente y en los brazos. Cada vez hacen más grandes esas cajitas y los flecos que le ponen a la ropa, para que la gente piense que son muy obedientes a Dios. Cuando van a la sinagoga o asisten a fiestas, les encanta que los traten como si fueran los más importantes. Les gusta que la gente los salude en el mercado con gran respeto, y que los llame maestros.

»Pero ustedes no esperen que la gente los llame maestros, porque ustedes son como hermanos, y tienen solamente un maestro. No le digan padre a nadie, porque el único padre que ustedes tienen es Dios, que está en el cielo. 10 Tampoco esperen que la gente los trate como líderes, porque yo, el Mesías, soy su único líder. 11 El más importante de ustedes deberá ser el sirviente de todos. 12 Porque los que se creen más importantes que los demás serán tratados como los menos importantes. Y los que se comportan como los menos importantes serán tratados como los más importantes.»

¡Qué mal les va a ir!

13-14 Jesús les dijo a los fariseos y a los maestros de la Ley:

«¡Qué mal les va a ir, hipócritas! Ustedes les cierran la puerta del reino de Dios a los demás. Y ni entran ustedes ni dejan que otros entren.

15 »¡Qué mal les va a ir, hipócritas! Ustedes van por todas partes tratando de ganar un seguidor y, cuando lo consiguen, lo hacen dos veces más merecedor del infierno que ustedes mismos.

16 »¡Qué mal les va a ir! Se supone que ustedes deben enseñar al pueblo a obedecer a Dios, pero ni ustedes mismos lo hacen. Enseñan que se puede no cumplir una promesa, si se jura sólo por el templo; pero que se debe cumplir esa promesa, si se jura por el oro del templo. 17 ¡Ustedes no saben nada, son unos tontos! No se dan cuenta de que el templo es más importante que el oro, y que el templo hace que el oro sea valioso ante Dios.

18 »También enseñan que se puede no cumplir una promesa, si se jura sólo por el altar del templo; pero que se debe cumplir esa promesa si se jura por la ofrenda que está sobre el altar. 19 ¡Ignorantes! El altar de Dios es más importante que la ofrenda, y hace que la ofrenda sea valiosa ante Dios. 20 Cuando una persona hace una promesa, y jura por el altar del templo que la cumplirá, está jurando no sólo por el altar, sino también por todo lo que hay sobre el altar. 21 Y si alguien jura por el templo, no sólo está jurando por el templo, sino también por Dios, que vive allí. 22 Si jura por el cielo, también jura por Dios, porque el trono de Dios está en el cielo.