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Old/New Testament

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Nueva Biblia de las Américas (NBLA)
Version
1 Crónicas 19-21

Derrota de los amonitas y de los arameos

19 (A)Después de esto murió Nahas, rey de los amonitas, y su hijo reinó en su lugar. Y David dijo: «Seré bondadoso con Hanún, hijo de Nahas, porque su padre fue bondadoso conmigo». Envió, pues, David mensajeros para consolarlo por la muerte de su padre. Pero cuando los siervos de David llegaron a la tierra de los amonitas a ver a Hanún para consolarlo, los príncipes de los amonitas dijeron a Hanún: «¿Cree usted que David está honrando a su padre porque le ha enviado consoladores? ¿No han venido a usted sus siervos para reconocer, para destruir y para espiar la tierra?». Entonces Hanún tomó a los siervos de David y los rapó, les cortó los vestidos por la mitad hasta las caderas, y los despidió. Y algunos fueron y le avisaron a David acerca de los hombres. Y él envió gente a su encuentro, porque los hombres estaban muy humillados. Y el rey dijo: «Quédense en[a] Jericó hasta que les crezca la barba, y después vuelvan».

Al ver los amonitas que se habían hecho odiosos a David, Hanún y los amonitas enviaron 34 toneladas de plata para tomar a sueldo carros y hombres de a caballo de Mesopotamia, de Aram Maaca y de Soba(B). Tomaron a sueldo 32,000 carros, y al rey de Maaca y a su pueblo, los cuales vinieron y acamparon delante de Medeba(C). También los amonitas se reunieron desde sus ciudades y vinieron a la batalla. Cuando David se enteró, envió a Joab y a todo el ejército de los valientes. Y los amonitas salieron y se pusieron en orden de batalla a la entrada de la ciudad, y los reyes que habían venido estaban aparte en el campo.

10 Viendo Joab que se le presentaba batalla por el frente y por la retaguardia, escogió de entre los mejores hombres de Israel y los puso en orden de batalla contra los arameos. 11 Al resto del pueblo lo colocó al mando de su hermano Abisai; y se pusieron en orden de batalla contra los amonitas. 12 Y dijo: «Si los arameos son demasiado fuertes para mí, entonces tú me ayudarás, y si los amonitas son demasiado fuertes para ti, entonces yo te ayudaré. 13 Esfuérzate, y mostrémonos valientes por amor a nuestro pueblo y por amor a las ciudades de nuestro Dios; y que el Señor haga lo que le parezca bien». 14 Entonces se acercó Joab con el pueblo que estaba con él para enfrentarse en combate con los arameos, y estos huyeron delante de él. 15 Cuando los amonitas vieron que los arameos huían, ellos también huyeron delante de su hermano Abisai y entraron en la ciudad. Entonces Joab volvió a Jerusalén.

16 Al ver los arameos que habían sido derrotados por[b] Israel, enviaron mensajeros, y trajeron a los arameos que estaban al otro lado del Río[c], con Sofac, comandante del ejército de Hadad Ezer, al frente de ellos. 17 Cuando se dio aviso a David, este reunió a todo Israel, cruzó el Jordán y llegó frente a ellos y se puso en orden de batalla contra ellos. Y cuando David se puso en orden de batalla para enfrentarse a los arameos, estos pelearon contra él. 18 Pero los arameos huyeron delante de Israel, y David mató de los arameos a 7,000 hombres de los carros y 40,000 hombres de a pie, también dio muerte a Sofac, comandante del ejército. 19 Cuando los siervos de Hadad Ezer vieron que habían sido derrotados por[d] Israel, hicieron la paz con David y le sirvieron. Y los arameos no quisieron ayudar más a los amonitas.

Derrota de Rabá y de los gigantes

20 (D)En la primavera[e], en el tiempo en que los reyes salen a la guerra, Joab sacó el ejército y devastó la tierra de los amonitas, y fue y puso sitio a Rabá; pero David se quedó en Jerusalén(E). Y Joab hirió a Rabá y la destruyó(F). David tomó la corona de la cabeza del rey de los amonitas, y halló que pesaba 34 kilos de oro y que tenía en ella una piedra preciosa; y fue puesta[f] sobre la cabeza de David. Sacó además una gran cantidad de botín de la ciudad(G). Y a la gente que había en ella, la sacó y la puso a trabajar con sierras, con trillos de hierro y con hachas. Y así hizo David a todas las ciudades de los amonitas. Entonces regresó David con todo el pueblo a Jerusalén(H).

(I)Sucedió después de esto que hubo guerra en Gezer contra los filisteos. Entonces Sibecai el husatita mató a Sipai, uno de los descendientes de los gigantes, los cuales fueron dominados. De nuevo hubo guerra contra los filisteos, y Elhanán, hijo de Jair, mató a Lahmi, hermano de Goliat el geteo(J); el asta de su lanza era como un rodillo de tejedor(K). Y hubo guerra otra vez en Gat, donde había un hombre de gran estatura que tenía veinticuatro dedos, seis en cada mano y seis en cada pie; él también descendía de los gigantes. Cuando desafió a Israel, lo mató Jonatán, hijo de Simea, hermano de David. Estos descendían de los gigantes en Gat y cayeron por mano de David y por mano de sus siervos.

David ordena un censo

21 (L)Satanás se levantó contra Israel y provocó a David a hacer un censo de Israel. Dijo, pues, David a Joab y a los jefes del pueblo: «Vayan, cuenten a Israel desde Beerseba hasta Dan, y tráiganme el resultado para que yo sepa el número de ellos(M)». Pero Joab dijo: «Añada el Señor a Su pueblo cien veces más de lo que son(N). Pero, oh rey, señor mío, ¿no son todos ellos siervos de mi señor? ¿Por qué procura esto mi señor? ¿Por qué ha de ser él motivo de culpa para Israel?».

Sin embargo, la palabra del rey prevaleció contra Joab. Salió, pues, Joab y recorrió todo Israel, y volvió a Jerusalén. Y Joab dio a David el total del censo de todo el pueblo. Y en todo Israel había 1,100,000 hombres que sacaban espada; y en Judá había 470,000 hombres que sacaban espada(O). Pero entre ellos no hizo un censo de Leví ni de Benjamín, porque la orden del rey era detestable para Joab(P). También el censo desagradó a Dios, e hirió a Israel. Entonces David dijo a Dios: «He pecado gravemente al hacer esto. Pero ahora te ruego que quites la iniquidad de Tu siervo, porque he obrado muy neciamente(Q)».

Y el Señor habló a Gad, vidente de David(R), diciendo: 10 «Ve y dile a David: “Así dice el Señor: ‘Te propongo tres cosas; escoge para ti una de ellas, para que Yo te la haga’”». 11 Entonces vino Gad a David y le dijo: «Así dice el Señor: “Escoge para ti: 12 tres años de hambre, o tres meses de derrota delante de tus adversarios mientras te alcanza la espada de tus enemigos, o tres días de la espada del Señor, esto es, la pestilencia en la tierra y el ángel del Señor haciendo estragos por todo el territorio de Israel”. Ahora pues, considera qué respuesta he de llevar al que me envió(S)». 13 «Estoy muy angustiado», David respondió a Gad. «Te ruego que me dejes caer en manos del Señor, porque Sus misericordias son muy grandes(T); pero no caiga yo en manos de hombre».

14 Así que el Señor envió pestilencia sobre Israel(U), y cayeron 70,000 hombres de Israel. 15 Después Dios envió un ángel a Jerusalén para destruirla; pero cuando estaba a punto de destruirla, el Señor miró y sintió pesar(V) por la calamidad, y dijo al ángel destructor: «Basta, detén ahora tu mano». Y el ángel del Señor estaba junto a la era de Ornán el jebuseo. 16 David alzó sus ojos y vio al ángel del Señor que estaba entre la tierra y el cielo, con una espada desenvainada en su mano, extendida sobre Jerusalén. Entonces David y los ancianos, vestidos de cilicio, cayeron sobre sus rostros(W). 17 Y David dijo a Dios: «¿No soy yo el que ordenó enumerar al pueblo? Ciertamente yo soy el que ha pecado y obrado muy perversamente, pero estas ovejas(X), ¿qué han hecho? Oh Señor, Dios mío, te ruego que Tu mano sea contra mí y contra la casa de mi padre, pero no contra Tu pueblo, para que no haya plaga entre ellos».

18 Luego el ángel del Señor ordenó a Gad que dijera a David que subiera y edificara un altar al Señor en la era de Ornán el jebuseo(Y). 19 David subió según la palabra que Gad había hablado en nombre del Señor. 20 Y volviéndose Ornán, vio al ángel, pero sus cuatro hijos que estaban con él se escondieron. Y Ornán estaba trillando trigo. 21 Cuando David llegó junto a Ornán, este miró, y al ver a David, salió de la era y se postró ante David rostro en tierra. 22 Entonces David dijo a Ornán: «Dame el lugar de esta era, para que edifique en él un altar al Señor. Me lo darás por su justo precio, para que se retire la plaga del pueblo».

23 Ornán respondió a David: «Tómelo para usted, y que mi señor el rey haga lo que sea bueno ante sus ojos. Mire, daré los bueyes para holocaustos y los trillos para leña y el trigo para la ofrenda de cereal; lo daré todo». 24 Pero el rey David dijo a Ornán: «No, sino que ciertamente lo compraré por su justo precio; porque no tomaré para el Señor lo que es tuyo, ni ofreceré un holocausto que no me cueste nada». 25 Y David dio a Ornán el peso de 600 siclos (6.84 kilos) de oro por el lugar(Z). 26 Entonces David edificó allí un altar al Señor, y ofreció holocaustos y ofrendas de paz. E invocó al Señor, y Él le respondió con fuego del cielo sobre el altar del holocausto(AA). 27 Y el Señor ordenó al ángel, y este volvió su espada a la vaina.

28 En aquel tiempo, viendo David que el Señor le había respondido en la era de Ornán el jebuseo, ofreció allí sacrificios; 29 porque el tabernáculo del Señor que Moisés había hecho en el desierto y el altar del holocausto estaban en aquel tiempo en el lugar alto en Gabaón(AB). 30 Pero David no pudo ir allá, delante del altar, para consultar a Dios, porque estaba aterrado a causa de la espada del ángel del Señor.

Juan 8:1-27

La mujer sorprendida en adulterio

Pero Jesús se fue al monte de los Olivos(A). Al amanecer, vino otra vez al templo, y todo el pueblo venía a Él; y sentándose, les enseñaba(B). Los escribas y los fariseos trajeron* a una mujer sorprendida en adulterio, y poniéndola en medio, dijeron* a Jesús: «Maestro, esta mujer ha sido sorprendida en el acto mismo del adulterio. Y en la ley, Moisés nos ordenó apedrear a esta clase de mujeres(C). ¿Tú, pues, qué dices?».

Decían esto, poniendo a prueba a Jesús(D), para tener de qué acusarlo(E). Pero Jesús se inclinó y con el dedo escribía en la tierra. Pero como insistían en preguntar, Jesús se enderezó(F) y les dijo: «El que de ustedes esté sin pecado, sea el primero(G)en tirarle una piedra(H)».

E inclinándose de nuevo, escribía en la tierra. Al oír ellos esto, se fueron retirando uno a uno comenzando por los de mayor edad, y dejaron solo a Jesús y a la mujer que estaba en medio. 10 Enderezándose(I) Jesús, le dijo: «Mujer, ¿dónde están ellos? ¿Ninguno te ha condenado?».

11 «Ninguno, Señor», respondió ella. Entonces Jesús le dijo: «Yo tampoco te condeno(J). Vete; y desde ahora no peques más(K)».

Jesús, la Luz del mundo

12 Jesús les habló otra vez, diciendo: «Yo soy la Luz del mundo(L); el que me sigue no andará en tinieblas, sino que tendrá la Luz(M)de la vida». 13 Entonces los fariseos le dijeron: «Tú das testimonio de Ti mismo; Tu testimonio no es verdadero[a](N)».

14 Jesús les respondió: «Aunque Yo doy testimonio(O)de Mí mismo, Mi testimonio es verdadero, porque Yo sé de dónde he venido y adónde voy(P); pero ustedes no saben de dónde vengo(Q)ni adónde voy. 15 Ustedes juzgan según la carne[b](R); Yo no juzgo a nadie(S). 16 Pero si Yo juzgo, Mi juicio es verdadero; porque no soy Yo solo, sino Yo y el Padre que[c]me envió(T). 17 Aun en la ley de ustedes está escrito que el testimonio de dos hombres es verdadero(U). 18 Yo soy el que doy testimonio de Mí mismo, y el Padre que me envió da testimonio de Mí(V)».

19 Entonces le decían: «¿Dónde está Tu Padre?». «Ustedes no me conocen a Mí ni a Mi Padre», les respondió Jesús. «Si me conocieran, conocerían también a Mi Padre(W)».

20 Estas palabras las pronunció en el lugar del tesoro(X), cuando enseñaba en el templo(Y); y nadie lo prendió, porque todavía no había llegado Su hora(Z).

Advertencias a los incrédulos

21 Entonces Jesús les dijo de nuevo: «Yo me voy, y me buscarán(AA), y ustedes morirán en su pecado(AB); adonde Yo voy, ustedes no pueden ir». 22 Por eso los judíos(AC) decían: «¿Acaso se va a suicidar, puesto que dice: “Adonde Yo voy, ustedes no pueden ir(AD)”?».

23 Y Jesús les decía: «Ustedes son de abajo, Yo soy de arriba(AE); ustedes son de este mundo(AF), Yo no soy de este mundo(AG). 24 Por eso les dije que morirán en sus pecados; porque si no creen que Yo soy[d](AH), morirán en sus pecados(AI)».

25 «¿Tú quién eres?», le preguntaron. Jesús les contestó: «¿Qué les he estado diciendo desde el principio[e]? 26 Tengo mucho que decir y juzgar de ustedes, pero Aquel que me envió es veraz(AJ); y Yo, las cosas que oí de Él, estas digo al mundo(AK)».

27 Ellos no comprendieron que les hablaba del Padre.

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