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Old/New Testament

Each day includes a passage from both the Old Testament and New Testament.
Duration: 365 days
Nueva Traducción Viviente (NTV)
Version
Zacarías 9-12

Juicio contra los enemigos de Israel

Este es el mensaje[a] del Señor contra la tierra de Aram[b] y contra la ciudad de Damasco, pues los ojos de la humanidad, incluidas todas las tribus de Israel, están puestos en el Señor.

La destrucción de Hamat está asegurada,
    ciudad ubicada cerca de Damasco,
también para las ciudades de Tiro y de Sidón,
    aunque sean tan astutas.
¡Tiro ha construido una poderosa fortaleza
    y ha logrado que la plata y el oro
    sean tan abundantes como el polvo en las calles!
Pero ahora el Señor despojará a Tiro de sus posesiones
    y lanzará sus fortificaciones al mar,
    y será reducida a cenizas.
La ciudad de Ascalón verá la caída de Tiro
    y se llenará de miedo.
Gaza temblará de terror
    y lo mismo hará Ecrón, porque sus esperanzas se desvanecerán.
El rey de Gaza será asesinado
    y Ascalón será abandonada.
La ciudad de Asdod será ocupada por extranjeros.
    Destruiré el orgullo de los filisteos.
Les quitaré de la boca la carne ensangrentada
    y sacaré de entre sus dientes los sacrificios detestables.
Entonces los filisteos que sobrevivan adorarán a nuestro Dios
    y serán como un clan en Judá.[c]
Los filisteos de Ecrón se unirán a mi pueblo,
    como una vez lo hicieron los antiguos jebuseos.
Guardaré mi templo
    y lo protegeré de ejércitos invasores.
Estoy vigilando de cerca para asegurar
    que nunca más los opresores extranjeros invadan la tierra de mi pueblo.

La venida del rey de Sion

¡Alégrate, oh pueblo de Sion[d]!
    ¡Grita de triunfo, oh pueblo de Jerusalén!
Mira, tu rey viene hacia ti.
    Él es justo y victorioso,[e]
pero es humilde, montado en un burro:
    montado en la cría de una burra.
10 Quitaré los carros de guerra de Israel[f]
    y los caballos de guerra de Jerusalén.
Destruiré todas las armas usadas en la batalla,
    y tu rey traerá paz a las naciones.
Su reino se extenderá de mar a mar
    y desde el río Éufrates[g] hasta los confines de la tierra.[h]
11 Debido al pacto que hice contigo,
    sellado con sangre,
yo liberaré a tus prisioneros
    de morir en un calabozo sin agua.
12 ¡Regresen al refugio,
    ustedes, prisioneros, que todavía tienen esperanza!
Hoy mismo prometo
    que les daré dos bendiciones por cada dificultad.
13 Judá es mi arco,
    e Israel, mi flecha.
Jerusalén[i] es mi espada
    y, como un guerrero, la blandiré contra los griegos.[j]

14 ¡El Señor aparecerá sobre su pueblo
    y sus flechas volarán como rayos!
El Señor Soberano hará sonar el cuerno de carnero
    y atacará como un torbellino desde el desierto del sur.
15 El Señor de los Ejércitos Celestiales protegerá a su pueblo,
    quien derrotará a sus enemigos lanzándoles grandes piedras.
Gritarán en la batalla como si estuvieran borrachos con vino.
    Se llenarán de sangre como si fueran un tazón,
    empapados con sangre como las esquinas del altar.
16 En aquel día el Señor su Dios rescatará a su pueblo,
    así como un pastor rescata a sus ovejas.
Brillarán en la tierra del Señor
    como joyas en una corona.
17 ¡Qué espléndidos y hermosos serán!
    Los jóvenes florecerán con la abundancia de grano
    y las jóvenes con el vino nuevo.

El Señor restaurará a su pueblo

10 Pidan al Señor lluvia en la primavera,
    porque él forma las nubes de tempestad.
Y él mandará abundante lluvia
    de modo que cada campo se convierta en un buen pastizal.
Los ídolos caseros dan consejos sin ningún valor,
    los adivinos predicen solo mentiras
y los que interpretan los sueños dicen
    falsedades que no dan consuelo.
Así que mi pueblo vaga como ovejas perdidas,
    y las atacan porque no tienen pastor.

«Mi ira se enciende contra sus pastores
    y castigaré a esos líderes.[k]
Pues el Señor de los Ejércitos Celestiales ha llegado
    para cuidar a Judá, su rebaño.
Él los hará fuertes y magníficos,
    como un caballo majestuoso en la batalla.
De Judá saldrá la piedra principal,
    la estaca de la carpa,
el arco para la batalla
    y todos los gobernantes.
Serán como guerreros poderosos en batalla,
    que pisotean a sus enemigos en el lodo debajo de sus pies.
Puesto que el Señor está con ellos cuando luchan,
    hasta derribarán a los jinetes de sus enemigos.

»Yo fortaleceré a Judá y salvaré a Israel;[l]
    los restauraré a causa de mi compasión.
Será como si nunca los hubiera rechazado,
    porque yo soy el Señor su Dios, que escuchará sus lamentos.
El pueblo de Israel[m] será como poderosos guerreros,
    y sus corazones se alegrarán como si tomaran vino.
Sus hijos también verán esto y se alegrarán;
    sus corazones se gozarán en el Señor.
Cuando los llame con un silbido, vendrán corriendo,
    porque los he redimido.
De los pocos que queden,
    volverán a ser tan numerosos como eran antes.
Aunque los dispersé como semillas entre las naciones,
    aun así en tierras lejanas se acordarán de mí.
Ellos y sus hijos sobrevivirán
    y volverán otra vez a Israel.
10 Los traeré de regreso desde Egipto
    y los recogeré de Asiria.
Yo los estableceré otra vez en Galaad y en el Líbano
    hasta que no haya espacio para todos.
11 Cruzarán a salvo el mar de la angustia,[n]
    porque las olas serán contenidas
    y las aguas del Nilo se secarán.
La soberbia de Asiria será aplastada
    y el dominio de Egipto terminará.
12 Mediante mi poder[o] haré fuerte a mi pueblo,
    y por mi autoridad irán a donde quieran.
    ¡Yo, el Señor, he hablado!».
11 Líbano, abre tus puertas,
    para que el fuego pueda devorar tus bosques de cedro.
Lloren, ustedes cipreses, por todos los cedros arruinados;
    han caído los más majestuosos.
Lloren, ustedes robles de Basán,
    porque los tupidos bosques han sido talados.
Escuchen el gemido de los pastores
    porque se destruyeron sus abundantes pastizales.
Oigan rugir a los leones jóvenes
    porque se arruinaron sus matorrales en el valle del Jordán.

Buenos y malos pastores

El Señor mi Dios dice: «Ve y cuida del rebaño que está destinado para el matadero. Los compradores matan a las ovejas sin remordimiento. Los vendedores dicen: “¡Gloria al Señor! ¡Ahora soy rico!”. Ni siquiera los pastores tienen compasión de las ovejas. De la misma manera, ya no tendré compasión de la gente de la tierra—dice el Señor—. Permitiré que uno caiga en manos del otro y en manos de su rey. Convertirán la tierra en un desierto y yo no los rescataré».

Así que cuidé el rebaño destinado al matadero, el rebaño que fue oprimido. Entonces tomé dos varas de pastor y a una nombré Favor y a la otra Unión. En un solo mes me deshice de los tres pastores malvados.

Sin embargo, perdí la paciencia con estas ovejas y ellas también me odiaron. Así que les dije: «Ya no seré su pastor. Si se mueren, que se mueran. Si las matan, que las maten. ¡Y que las sobrevivientes se devoren unas a otras!».

10 Entonces tomé mi vara llamada Favor y la partí en dos para mostrar que había revocado el pacto que había hecho con todas las naciones. 11 Así terminó mi pacto con ellas. El sufrido rebaño me miraba y sabían que el Señor hablaba por medio de mis acciones.

12 Así que les dije: «Si les parece bien, páguenme lo que consideren que merezco; pero solo si quieren». Entonces ellos valuaron mi pago en treinta piezas de plata.

13 Luego el Señor me dijo: «Arrójalas al alfarero[p]», ¡esta magnífica cantidad con que me valuaron! Así que tomé las treinta monedas y las lancé al alfarero en el templo del Señor.

14 Después tomé mi otra vara, Unión, y la partí en dos para mostrar que el lazo de unidad entre Judá e Israel estaba roto.

15 Entonces el Señor me dijo: «Ve nuevamente e interpreta el papel de pastor irresponsable. 16 Así ilustrarás que le daré a esta nación un pastor que no cuidará de las que están muriendo, ni protegerá a las pequeñas, ni sanará a las heridas, ni alimentará a las sanas. Al contrario, este pastor se comerá la carne de las ovejas más gordas y les arrancará las pezuñas.

17 »¡Qué aflicción le espera a este pastor despreciable
    que abandona el rebaño!
La espada cortará su brazo
    y perforará su ojo derecho.
Su brazo quedará inútil,
    y su ojo derecho, completamente ciego».

Liberación futura para Jerusalén

12 Este[q] mensaje vino del Señor con respecto al destino de Israel: «El siguiente mensaje es del Señor, quien extendió los cielos, puso los cimientos de la tierra y formó el espíritu humano. Haré que Jerusalén sea como una bebida embriagante que causa que las naciones vecinas se tambaleen cuando envíen a sus ejércitos para sitiar a Jerusalén y a Judá. En aquel día yo convertiré a Jerusalén en una roca inamovible. Todas las naciones se reunirán en contra de ella para tratar de moverla, pero solo se herirán a sí mismas.

»En aquel día—dice el Señor—haré que todos los caballos se espanten y que todos los jinetes pierdan el valor. Vigilaré a la gente de Judá, pero cegaré los caballos de sus enemigos. Los clanes de Judá se dirán a sí mismos: “El pueblo de Jerusalén ha encontrado fuerzas en su Dios, el Señor de los Ejércitos Celestiales”.

»En aquel día yo haré que los clanes de Judá sean como una llama que le prende fuego a un montón de leña o como una antorcha encendida entre los manojos de grano. Destruirán con fuego a las naciones vecinas a la derecha y a la izquierda, mientras la gente que vive en Jerusalén permanecerá segura.

»El Señor dará primero la victoria al resto de Judá, antes que a Jerusalén, para que el pueblo de Jerusalén y el linaje real de David no tengan mayor honor que el resto de Judá. En aquel día el Señor defenderá al pueblo de Jerusalén. ¡El más débil entre ellos será tan poderoso como el rey David! ¡Y los descendientes reales serán como Dios mismo, como el ángel del Señor que va delante de ellos! Pues en aquel día comenzaré a destruir a todas las naciones que ataquen a Jerusalén.

10 »Entonces derramaré un espíritu[r] de gracia y oración sobre la familia de David y sobre los habitantes de Jerusalén. Me mirarán a mí, a quien atravesaron, y harán duelo por él como por un hijo único. Se lamentarán amargamente como quien llora la muerte de un primer hijo varón. 11 El dolor y el luto en Jerusalén serán tan grandes como el duelo por Hadad-rimón en el valle de Meguido.

12 »Todo Israel hará duelo, cada clan por su lado, los esposos separados de sus esposas. El clan de David llorará solo, como lo hará el clan de Natán, 13 el clan de Leví y el clan de Simei. 14 Cada clan sobreviviente de Judá se lamentará por separado, y los esposos separados de sus esposas.

Apocalipsis 20

Los mil años

20 Luego vi a un ángel que bajaba del cielo con la llave del abismo sin fondo[a] y una pesada cadena en la mano. Sujetó con fuerza al dragón—la serpiente antigua, quien es el diablo, Satanás—y lo encadenó por mil años. El ángel lo lanzó al abismo sin fondo y lo encerró con llave para que Satanás no pudiera engañar más a las naciones hasta que se cumplieran los mil años. Pasado ese tiempo, debe ser soltado por un poco de tiempo.

Después vi tronos, y los que estaban sentados en ellos habían recibido autoridad para juzgar. Vi las almas de aquellos que habían sido decapitados por dar testimonio acerca de Jesús y proclamar la palabra de Dios. Ellos no habían adorado a la bestia ni a su estatua, ni habían aceptado su marca en la frente o en las manos. Volvieron a la vida, y reinaron con Cristo durante mil años.

Esta es la primera resurrección. (El resto de los muertos no volvieron a la vida hasta que se cumplieron los mil años). Benditos y santos son aquellos que forman parte de la primera resurrección, porque la segunda muerte no tiene ningún poder sobre ellos, sino que serán sacerdotes de Dios y de Cristo, y reinarán con él durante mil años.

La derrota de Satanás

Cuando se cumplan los mil años, Satanás será liberado de su prisión. Saldrá para engañar a las naciones—llamadas Gog y Magog—por todos los extremos de la tierra. Las reunirá a todas para la batalla: un poderoso ejército tan incalculable como la arena de la orilla del mar. Y los vi cuando subían por toda la anchura de la tierra y rodeaban al pueblo de Dios y a la ciudad amada; pero cayó fuego del cielo sobre el ejército que atacaba y lo consumió.

10 Después el diablo, que los había engañado, fue lanzado al lago de fuego que arde con azufre, donde ya estaban la bestia y el falso profeta. Allí serán atormentados día y noche por siempre jamás.

El juicio final

11 Y vi un gran trono blanco y al que estaba sentado en él. La tierra y el cielo huyeron de su presencia, pero no encontraron ningún lugar donde esconderse. 12 Vi a los muertos, tanto grandes como pequeños, de pie delante del trono de Dios. Los libros fueron abiertos, entre ellos el libro de la vida. A los muertos se les juzgó de acuerdo a las cosas que habían hecho, según lo que estaba escrito en los libros. 13 El mar entregó sus muertos, y la muerte y la tumba[b] también entregaron sus muertos; y todos fueron juzgados según lo que habían hecho. 14 Entonces la muerte y la tumba fueron lanzadas al lago de fuego. Este lago de fuego es la segunda muerte. 15 Y todo el que no tenía su nombre registrado en el libro de la vida fue lanzado al lago de fuego.

Nueva Traducción Viviente (NTV)

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