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Old/New Testament

Each day includes a passage from both the Old Testament and New Testament.
Duration: 365 days
Nueva Traducción Viviente (NTV)
Version
Miqueas 4-5

El futuro reinado del Señor

En los últimos días, el monte de la casa del Señor
    será el más alto de todos,
    el lugar más importante de la tierra.
Se levantará por encima de las demás colinas
    y gente del mundo entero acudirá allí para adorar.
Vendrá gente de muchas naciones y dirá:
«Vengan, subamos al monte del Señor,
    a la casa del Dios de Jacob.
Allí él nos enseñará sus caminos
    y andaremos en sus sendas».
Pues la enseñanza del Señor saldrá de Sion,
    y su palabra, de Jerusalén.
El Señor mediará entre los pueblos
    y resolverá conflictos entre naciones poderosas y lejanas.
Ellos forjarán sus espadas para convertirlas en rejas de arado
    y sus lanzas en podaderas.
No peleará más nación contra nación,
    ni seguirán entrenándose para la guerra.
Todos vivirán en paz y prosperidad;
    disfrutarán de sus propias vides e higueras
    porque no habrá nada que temer.
¡El Señor de los Ejércitos Celestiales
    ha hecho esta promesa!
Aunque las naciones que nos rodean sigan a sus ídolos,
    nosotros seguiremos al Señor nuestro Dios por siempre y para siempre.

Israel regresa del destierro

«En aquel día venidero—dice el Señor
reuniré a los lisiados,
    a los que fueron desterrados,
    y a quienes he llenado de profundo dolor.
Los que son débiles sobrevivirán como un remanente;
    los que fueron desterrados volverán a ser una nación poderosa.
Entonces yo, el Señor, desde Jerusalén[a] gobernaré
    como su rey para siempre».
En cuanto a ti, Jerusalén,
    ciudadela del pueblo de Dios,[b]
recuperarás tu fuerza
    y poder soberano.
El reino será restaurado
    a mi muy amada Jerusalén.

Ahora pues, ¿por qué gritas de terror?
    ¿Acaso no tienes rey que te dirija?
¿Han muerto todos tus sabios?
    El dolor te ha apresado como a una mujer durante el parto.
10 Retuérzanse y giman como una mujer con dolores de parto,
    ustedes, habitantes de Jerusalén,[c]
porque ahora tendrán que salir de esta ciudad
    para vivir en campos abiertos.
Pronto serán enviados al destierro
    a la lejana Babilonia.
Pero allí el Señor los rescatará;
    él los redimirá de las garras de sus enemigos.

11 Ahora muchas naciones se han reunido contra ustedes.
    «Que sean profanados—dicen ellos—.
    Seamos testigos de la destrucción de Jerusalén[d]».
12 Pero estas naciones no conocen los pensamientos del Señor
    ni entienden su plan.
No saben
    que las está reuniendo
para golpearlas y pisotearlas
    como a gavillas de grano en el campo de trillar.
13 «¡Levántate y aplasta a las naciones, oh Jerusalén![e]
    —dice el Señor—.
Pues te daré cuernos de hierro y pezuñas de bronce,
    para que pisotees a muchas naciones hasta reducirlas a polvo.
Presentarás al Señor las riquezas mal habidas de esas naciones,
    sus tesoros al Señor de toda la tierra».
[f]¡Formen las tropas!
    El enemigo pone sitio a Jerusalén.
    Con una vara golpeará al líder de Israel en la cara.

Un gobernante saldrá de Belén

[g]Pero tú, oh Belén Efrata,
    eres solo una pequeña aldea entre todo el pueblo de Judá.
No obstante, en mi nombre, saldrá de ti un gobernante para Israel,
    cuyos orígenes vienen desde la eternidad.
El pueblo de Israel será entregado a sus enemigos
    hasta que dé a luz la mujer que está de parto.
Entonces, por fin, sus compatriotas
    volverán del destierro a su propia tierra.
Y él se levantará para dirigir a su rebaño con la fuerza del Señor
    y con la majestad del nombre del Señor su Dios.
Entonces su pueblo vivirá allí tranquilo,
    porque él es exaltado con honores en todas partes.
    Y él será la fuente de paz.

Cuando los asirios invadan nuestra tierra
    y penetren en nuestras defensas,
nombraremos a siete gobernantes para que nos vigilen,
    a ocho príncipes para que nos dirijan.
Ellos gobernarán a Asiria con la espada desenvainada
    y entrarán por las puertas de la tierra de Nimrod.
Él nos rescatará de los asirios
    cuando desborden las fronteras para invadir nuestra tierra.

Purificación del remanente

Entonces el remanente que quedó en Israel[h]
    ocupará su lugar entre las naciones.
Será como rocío enviado por el Señor
    o como lluvia que cae sobre la hierba,
la cual nadie puede controlar
    ni hacer que se detenga.
El remanente que quedó en Israel
    ocupará su lugar entre las naciones.
Será como un león entre los animales del bosque,
    como un fuerte león joven entre los rebaños de ovejas y cabras
que se abalanza sobre ellas y las desgarra
    sin nadie que las rescate.
La gente de Israel enfrentará a sus adversarios,
    y todos sus enemigos serán aniquilados.

10 «En aquel día—dice el Señor
mataré a tus caballos
    y destruiré tus carros de guerra.
11 Derribaré tus muros
    y demoleré tus defensas.
12 Pondré fin a toda la brujería
    y no habrá más adivinos.
13 Destruiré todos tus ídolos y columnas sagradas,
    para que nunca más adores la obra de tus propias manos.
14 Quitaré tus altares idólatras con las imágenes de Asera
    y destruiré tus ciudades paganas.
15 Derramaré mi venganza
    sobre las naciones que se niegan a obedecerme».

Apocalipsis 12

La mujer y el dragón

12 Entonces fui testigo de un suceso de gran importancia en el cielo. Vi a una mujer vestida del sol, con la luna debajo de los pies y una corona de doce estrellas sobre la cabeza. Estaba embarazada y gritaba a causa de los dolores de parto y de la agonía de dar a luz.

Luego fui testigo de otro suceso importante en el cielo. Vi a un gran dragón rojo con siete cabezas y diez cuernos, y una corona en cada cabeza. Con la cola arrastró la tercera parte de las estrellas en el cielo y las arrojó a la tierra. Cuando la mujer estaba a punto de dar a luz, el dragón se paró delante de ella, listo para devorar al bebé en cuanto naciera.

Ella dio a luz a un hijo que gobernaría a todas las naciones con vara de hierro. Al dragón le arrebataron el hijo y lo llevaron hasta Dios y su trono. Y la mujer huyó al desierto, donde Dios había preparado un lugar para que la cuidaran durante 1260 días.

Entonces hubo guerra en el cielo. Miguel y sus ángeles lucharon contra el dragón y sus ángeles. El dragón perdió la batalla y él y sus ángeles fueron expulsados del cielo. Este gran dragón—la serpiente antigua llamada diablo o Satanás, el que engaña al mundo entero—fue lanzado a la tierra junto con todos sus ángeles.

10 Luego oí una fuerte voz que resonaba por todo el cielo:

«Por fin han llegado
    la salvación y el poder,
el reino de nuestro Dios,
    y la autoridad de su Cristo.[a]
Pues el acusador de nuestros hermanos
    —el que los acusa delante de nuestro Dios día y noche—
    ha sido lanzado a la tierra.
11 Ellos lo han vencido por medio de la sangre del Cordero
    y por el testimonio que dieron.
Y no amaron tanto la vida
    como para tenerle miedo a la muerte.
12 Por lo tanto, ¡alégrense, oh cielos!
    ¡Y alégrense, ustedes, los que viven en los cielos!
Pero el terror vendrá sobre la tierra y el mar,
    pues el diablo ha descendido a ustedes con gran furia,
    porque sabe que le queda poco tiempo».

13 Cuando el dragón se dio cuenta de que había sido lanzado a la tierra, persiguió a la mujer que había dado a luz al hijo varón; 14 pero a ella se le dieron dos alas como las de una gran águila para que pudiera volar al lugar que se había preparado para ella en el desierto. Allí sería cuidada y protegida lejos del dragón[b] durante un tiempo, tiempos y la mitad de un tiempo.

15 Luego el dragón trató de ahogar a la mujer con un torrente de agua que salía de su boca; 16 pero entonces la tierra ayudó a la mujer y abrió la boca y tragó el río que brotaba de la boca del dragón. 17 Así que el dragón se enfureció contra la mujer y le declaró la guerra al resto de sus hijos, a todos los que obedecen los mandamientos de Dios y se mantienen firmes en su testimonio de Jesús.

18 Entonces el dragón se plantó[c] a la orilla junto al mar.

Nueva Traducción Viviente (NTV)

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