Old/New Testament
9 ¡Oh, si mi cabeza se hiciese aguas, y mis ojos fuentes de lágrimas, para que llorase día y noche los muertos de la hija de mi pueblo!
2 ¡Oh, quién me diese estar en el desierto, en un albergue de caminantes, para dejar a mi pueblo, y marcharme de ellos! Porque todos ellos son adúlteros, una banda de traidores.
3 Hicieron que su lengua lanzara mentira como un arco, y se fortalecieron en la tierra, pero no para ser fieles; porque de maldad en maldad procedieron, y me han desconocido, dice Jehová.
4 Guárdese cada uno de su compañero, y en ningún hermano tenga confianza; porque todo hermano actúa con falacia, y todo compañero anda calumniando.
5 Y cada uno engaña a su compañero, y ninguno habla verdad; han enseñado a su lengua a hablar mentira, se fatigan en cometer iniquidad.
6 Tu morada está en medio del engaño; por ser tan engañadores, rehusaron conocerme, dice Jehová.
7 Por tanto, así ha dicho Jehová de los ejércitos: He aquí que yo los refinaré y los probaré; porque ¿qué otra cosa he de hacer por la hija de mi pueblo?
8 Saeta afilada es la lengua de ellos; engaño habla; con su boca dice uno paz a su amigo, pero le tiende insidias en su corazón.
9 ¿No los he de castigar por estas cosas?, dice Jehová. De tal nación, ¿no se vengará mi alma?
10 Por los montes levantaré llanto y gemido, y lamento por los pastizales del desierto; porque fueron incendiados hasta no quedar quien pase, ni oírse el bramido del ganado; desde las aves del cielo hasta las bestias de la tierra huyeron, y se fueron.
11 Reduciré a Jerusalén a un montón de ruinas, morada de chacales; y convertiré las ciudades de Judá en desolación, sin que quede un morador.
Amenaza de ruina y exilio
12 ¿Quién es el varón sabio que pueda entender esto?; ¿y a quién habló la boca de Jehová, para que pueda declararlo? ¿Por qué causa ha perecido la tierra, ha sido asolada como un desierto, hasta no haber quien pase?
13 Y dice Jehová: Porque dejaron mi ley, la cual puse delante de ellos, y no obedecieron a mi voz, ni caminaron conforme a ella;
14 sino que se fueron tras la terquedad de su corazón, y en pos de los baales, según les enseñaron sus padres.
15 Por tanto, así ha dicho Jehová de los ejércitos, el Dios de Israel: He aquí que a este pueblo yo les daré a comer ajenjo, y les daré a beber aguas de hiel.
16 Y los esparciré entre naciones que ni ellos ni sus padres conocieron; y enviaré la espada en pos de ellos, hasta que los consuma.
17 Así dice Jehová de los ejércitos: Considerad, y llamad a las plañideras para que vengan; buscad a las hábiles en el oficio, para que vengan,
18 y dense prisa, y levanten llanto por nosotros, y desháganse así nuestros ojos en lágrimas, y nuestros párpados den libre curso al llanto.
19 Porque de Sión fue oída voz de endecha: ¡Cómo hemos sido destruidos! En gran manera hemos sido avergonzados, porque abandonamos la tierra, porque han destruido nuestras moradas.
20 Oíd, pues, oh mujeres, palabra de Jehová, y vuestro oído reciba la palabra de su boca: Enseñad endechas a vuestras hijas, y lamentación cada una a su amiga.
21 Porque la muerte ha subido por nuestras ventanas, ha entrado en nuestros palacios, para exterminar a los niños de las calles, a los jóvenes de las plazas.
22 Habla: Así ha dicho Jehová: Los cuerpos de los hombres muertos caerán como estiércol sobre la faz del campo, y como manojo tras el segador, que no hay quien lo recoja.
El conocimiento de Dios es la verdadera sabiduría
23 Así dijo Jehová: No se alabe el sabio en su sabiduría, ni en su valentía se alabe el valiente, ni el rico se alabe en sus riquezas.
24 Mas alábese en esto el que se hubiere de alabar: en entenderme y conocerme, que yo soy Jehová, que hago misericordia, juicio y justicia en la tierra; porque en estas cosas me complazco, dice Jehová.
25 He aquí que vienen días, dice Jehová, en que castigaré a todo circuncidado en su incircuncisión;
26 a Egipto y a Judá, a Edom y a los hijos de Amón y de Moab, y a todos los que se afeitan las sienes, los que moran en el desierto; porque todas las naciones son incircuncisas, y toda la casa de Israel es incircuncisa de corazón.
Los ídolos y el Dios verdadero
10 Oíd la palabra que Jehová ha hablado sobre vosotros, oh casa de Israel.
2 Así dice Jehová: No aprendáis el camino de las naciones, ni de las señales del cielo tengáis temor, aunque las naciones las teman.
3 Porque las costumbres de los pueblos son vanidad; porque no es más que un leño que del bosque cortaron, obra de manos de artífice con buril.
4 Con plata y oro lo adornan; con clavos y martillo lo aseguran para que no se mueva.
5 Son como espantapájaros en un huerto de pepinos, y no hablan; necesitan ser llevados, porque no pueden andar. No tengáis temor de ellos, porque ni pueden hacer mal, ni para hacer bien tienen poder.
6 No hay semejante a ti, oh Jehová; grande eres tú, y grande tu nombre en poderío.
7 ¿Quién no te temerá, oh Rey de las naciones? Porque a ti es debido el temor; porque entre todos los sabios de las naciones y en todos sus reinos, no hay semejante a ti.
8 Todos a la par están embrutecidos y entontecidos; las vanidades por las que han sido aleccionados no son más que un leño;
9 plata batida de Tarsis y oro de Ufaz, obra del artífice, y de manos del orfebre; los visten de azul y de púrpura, obra de peritos es todo.
10 Mas Jehová es el Dios verdadero; él es el Dios vivo y el Rey eterno; a su ira tiembla la tierra, y las naciones no pueden aguantar su indignación.
11 Les diréis así: Los dioses que no hicieron los cielos ni la tierra, desaparecerán de la tierra y de debajo de los cielos.
12 El que hizo la tierra con su poder, el que puso en orden el mundo con su saber, y extendió los cielos con su entendimiento;
13 a su voz se produce muchedumbre de aguas en el cielo, y hace subir las nubes de lo postrero de la tierra; hace los relámpagos con la lluvia, y saca el viento de sus depósitos.
14 Todo hombre se embrutece, y le falta conocimiento; se avergüenza de su ídolo todo fundidor, porque mentirosa es su obra de fundición, y no hay espíritu en ella.
15 Vanidad son, obra inútil; al tiempo de su castigo perecerán.
16 No es así la porción de Jacob; porque él es el Hacedor de todo, e Israel es la tribu de su heredad; Jehová de los ejércitos es su nombre.
La ruina de Judá
17 Recoge de las tierras tus mercancías, la que moras en lugar fortificado.
18 Porque así ha dicho Jehová: He aquí que esta vez arrojaré con honda a los moradores de la tierra, y los afligiré, para que lo sientan.
19 ¡Ay de mí, por mi quebrantamiento!; mi llaga es muy dolorosa. Pero dije: Esto no es más que una enfermedad, y debo sufrirla.
20 Mi tienda está destruida, y todas mis cuerdas están rotas; mis hijos me han abandonado y perecieron; no hay ya más quien levante mi tienda, ni quien cuelgue mis cortinas.
21 Porque los pastores se infatuaron, y no buscaron a Jehová; por tanto, no prosperaron, y todo su ganado se esparció.
22 He aquí que se oye un rumor, ya llega, y un gran alboroto de la tierra del norte, para convertir en soledad todas las ciudades de Judá, en morada de chacales.
23 Conozco, oh Jehová, que el hombre no es señor de su camino, ni del hombre que camina es el ordenar sus pasos.
24 Castígame, oh Jehová, mas con medida; no con tu furor, para que no me reduzcas a poca cosa.
25 Derrama tu enojo sobre los pueblos que no te conocen, y sobre los linajes que no invocan tu nombre; porque se comieron a Jacob, lo devoraron, le han consumido, y han asolado su morada.
Judá rompe el pacto
11 La palabra que vino de Jehová a Jeremías, diciendo:
2 Oíd las palabras de este pacto, y hablad a todo varón de Judá, y a todo morador de Jerusalén.
3 Y diles: Así dice Jehová el Dios de Israel: Maldito el varón que no escuche las palabras de este pacto,
4 el cual mandé a vuestros padres el día que los saqué de la tierra de Egipto, del horno de hierro, diciéndoles: Escuchad mi voz, y cumplid mis palabras, conforme a todo lo que os mando; y me seréis por pueblo, y yo seré a vosotros por Dios;
5 para que confirme el juramento que hice a vuestros padres, que les daría una tierra que fluye leche y miel, como es en el día de hoy. Y respondí y dije: Amén, oh Jehová.
6 Y Jehová me dijo: Proclama todas estas palabras en ciudades de Judá y en las calles de Jerusalén, diciendo: Escuchad las palabras de este pacto, y ponedlas por obra.
7 Porque solemnemente advertí a vuestros padres el día que les hice subir de la tierra de Egipto, amonestándoles desde el principio y sin cesar hasta el día de hoy, diciendo: Prestad atención a mi voz.
8 Pero no atendieron, ni inclinaron su oído, anduvo cada uno en la dureza de su malvado corazón; por tanto, he traído sobre ellos todas las palabras de este pacto, el cual mandé que cumpliesen, y no lo cumplieron.
9 Y me dijo Jehová: Se ha hallado una conspiración entre los varones de Judá, y entre los moradores de Jerusalén.
10 Se han vuelto a las maldades de sus antepasados, los cuales rehusaron escuchar mis palabras, y se fueron tras dioses ajenos para servirles; la casa de Israel y la casa de Judá han quebrantado mi pacto, el cual había yo concertado con sus padres.
11 Por tanto, así ha dicho Jehová: He aquí yo traigo sobre ellos un mal del que no podrán salir; y clamarán a mí, y no los escucharé.
12 E irán las ciudades de Judá y los moradores de Jerusalén, y clamarán a los dioses a quienes queman ellos incienso, los cuales no los podrán salvar en el tiempo de su desgracia.
13 Porque según el número de tus ciudades fueron tus dioses, oh Judá; y según el número de las calles de Jerusalén, pusiste los altares de ignominia, altares para ofrecer incienso a Baal.
14 Tú, pues, no ores por este pueblo, ni levantes por ellos clamor ni oración; porque yo no los oiré en el día que en su aflicción clamen a mí.
15 ¿Qué tiene mi amado que hacer en mi casa, habiendo cometido tantas abominaciones? ¿Crees que las carnes santificadas de las víctimas pueden evitarte el castigo? Puesto que cuando haces la maldad, entonces te regocijas.
16 Olivo frondoso, lozano, de hermoso fruto, llamó Jehová tu nombre. Al sonido de un gran estrépito hizo encender fuego sobre él, y se quebraron sus ramas.
17 Porque Jehová de los ejércitos que te plantó ha pronunciado el mal contra ti, a causa de la maldad que la casa de Israel y la casa de Judá han hecho, provocándome a ira con incensar a Baal.
Complot contra Jeremías
18 Jehová me lo hizo saber, y lo conocí; entonces me hiciste ver sus obras.
19 Y yo era como cordero manso que llevan a degollar, pues no entendía que tramaban maquinaciones contra mí, diciendo: Destruyamos el árbol con su fruto, y cortémoslo de la tierra de los vivientes, para que no haya más memoria de su nombre.
20 Pero, oh Jehová de los ejércitos, que juzgas con justicia, que escudriñas los riñones y el corazón, vea yo tu venganza de ellos; porque ante ti he expuesto mi causa.
21 Por tanto, así ha dicho Jehová acerca de los varones de Anatot que buscan tu vida, diciendo: No profetices en nombre de Jehová, para que no mueras a nuestras manos;
22 así, pues, ha dicho Jehová de los ejércitos: He aquí que yo los castigaré; los jóvenes morirán a espada, sus hijos y sus hijas morirán de hambre,
23 y no quedará remanente de ellos, pues yo traeré el mal sobre los varones de Anatot, el año de su castigo.
6 Todos los que están bajo el yugo como esclavos, tengan a sus propios amos por dignos de todo honor, para que no sea blasfemado el nombre de Dios y la doctrina.
2 Y los que tienen amos creyentes, no los tengan en menos por ser hermanos, sino sírvanles mejor, por cuanto son creyentes y amados los que se benefician de su buen servicio. Esto enseña y exhorta.
Contra la vanidad y la avaricia
3 Si alguno enseña otra cosa, y no se conforma a las sanas palabras, las de nuestro Señor Jesucristo, y a la doctrina que es conforme a la piedad,
4 está envanecido, nada entiende, y delira acerca de cuestiones y contiendas de palabras, de las cuales nacen envidias, pleitos, blasfemias, malas sospechas,
5 y constantes rencillas de hombres corruptos de entendimiento y privados de la verdad, que suponen que la piedad es una fuente de ganancia; apártate de los tales.
6 Pero gran fuente de ganancia es la piedad acompañada de contentamiento;
7 porque nada hemos traído a este mundo, y sin duda nada podremos sacar.
8 Así que, teniendo sustento y abrigo, estemos contentos con esto.
9 Porque los que quieren enriquecerse caen en tentación y lazo, y en muchas codicias necias y dañosas, que hunden a los hombres en ruina y perdición;
10 porque raíz de todos los males es el amor al dinero, el cual codiciando algunos, se extraviaron de la fe, y se traspasaron a sí mismos con muchos dolores.
La buena batalla de la fe
11 Mas tú, oh hombre de Dios, huye de estas cosas, y sigue la justicia, la piedad, la fe, el amor, la paciencia, la mansedumbre.
12 Pelea la buena batalla de la fe, echa mano de la vida eterna, a la cual asimismo fuiste llamado, y de la que hiciste buena profesión delante de muchos testigos.
13 Te mando delante de Dios, que da vida a todas las cosas, y de Jesucristo, que dio testimonio de la buena profesión delante de Poncio Pilato,
14 que guardes el mandamiento sin mácula ni reprensión, hasta la aparición de nuestro Señor Jesucristo,
15 la cual a su debido tiempo mostrará el bienaventurado y único Soberano, Rey de reyes, y Señor de los que gobiernan,
16 el único que posee inmortalidad, que habita en luz inaccesible; a quien ninguno de los hombres ha visto ni puede ver, al cual sea la honra y el dominio sempiterno. Amén.
17 A los ricos de este siglo manda que no sean altivos, ni pongan la esperanza en la incertidumbre de las riquezas, sino en el Dios vivo, que nos ofrece todas las cosas en abundancia para que las disfrutemos.
18 Que hagan el bien, que sean ricos en buenas obras, dadivosos, prontos a compartir;
19 atesorando para sí buen fundamento para lo por venir, que echen mano de la que realmente es vida eterna.
Encargo final de Pablo a Timoteo
20 Oh Timoteo, guarda lo que se te ha encomendado, evitando las profanas pláticas sobre cosas vanas, y los argumentos de la falsamente llamada ciencia,
21 la cual profesando algunos, se desviaron de la fe. La gracia sea contigo. Amén.
Texto bíblico tomado de La Santa Biblia, Reina Valera Revisada® RVR® Copyright © 2017 por HarperCollins Christian Publishing® Usado con permiso. Reservados todos los derechos en todo el mundo.