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Old/New Testament

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Nueva Traducción Viviente (NTV)
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Josué 13-15

La tierra aún por conquistar

13 Cuando Josué ya era anciano, el Señor le dijo: «Estás envejeciendo y todavía queda mucha tierra por conquistar. Aún faltan todas las regiones de los filisteos y de los gesureos, y el territorio más extenso de los cananeos, el cual se extiende desde el arroyo de Sihor, en la frontera con Egipto, hasta los límites de Ecrón, al norte. Abarca el territorio de los cinco gobernantes filisteos de Gaza, Asdod, Ascalón, Gat y Ecrón. También falta por conquistar la tierra de los aveos, al sur. En el norte, la siguiente área tampoco está conquistada aún: toda la tierra de los cananeos, incluso Mehara (lugar que pertenece a los sidonios), que se extiende al norte hasta Afec, en la frontera con los amorreos; la tierra de los giblitas y toda la región de montañas del Líbano, que está hacia el oriente, desde Baal-gad, al pie del monte Hermón, hasta Lebo-hamat; y toda la zona montañosa desde el Líbano hasta Misrefot-maim, incluida toda la tierra de los sidonios.

»Yo mismo iré expulsando a esos pueblos de la tierra del paso de los israelitas. Así que asegúrate de darle esta tierra a Israel como una preciada posesión, tal como te lo ordené. Incluye todo este territorio como posesión de Israel cuando repartas la tierra entre las nueve tribus y la media tribu de Manasés».

División de la tierra al oriente del Jordán

La media tribu de Manasés, la tribu de Rubén y la tribu de Gad ya habían recibido sus respectivas porciones de tierra al oriente del Jordán, pues Moisés, siervo del Señor, se las había asignado anteriormente.

Ese territorio se extendía desde Aroer, en el límite del valle de Arnón (incluida la ciudad que está en medio del valle), hasta la llanura que está pasando Medeba, tan lejos como Dibón. 10 También incluía todas las ciudades de Sehón, rey de los amorreos—quien había reinado en Hesbón—, y se extendía tan lejos como las fronteras con Amón. 11 Abarcaba Galaad, el territorio de los reinos de Gesur y Maaca, todo el monte Hermón, todo Basán hasta Salca 12 y todo el territorio de Og, rey de Basán, quien había reinado en Astarot y Edrei. El rey Og fue el último de los refaítas, porque Moisés los había atacado y expulsado. 13 Pero los israelitas no expulsaron a la gente de Gesur y de Maaca, así que esos pueblos siguen viviendo entre los israelitas hasta el día de hoy.

Una porción para la tribu de Leví

14 Moisés no asignó ninguna porción de tierra a los de la tribu de Leví. En cambio, como el Señor les había prometido, su porción provenía de las ofrendas quemadas en el altar del Señor, Dios de Israel.

La tierra entregada a la tribu de Rubén

15 Moisés había asignado la siguiente porción a los clanes de la tribu de Rubén:

16 Ese territorio se extendía desde Aroer, en el límite del valle del Arnón (incluida la ciudad que está en medio del valle), hasta la llanura que está pasando Medeba. 17 Incluía Hesbón y las otras ciudades de la llanura: Dibón, Bamot-baal, Bet-baal-meón, 18 Jahaza, Cademot, Mefaat, 19 Quiriataim, Sibma, Zaret-sahar en la colina situada sobre el valle, 20 Bet-peor, las laderas del Pisga y Bet-jesimot.

21 La tierra de Rubén también abarcaba todas las ciudades de la llanura y todo el reino de Sehón. Sehón era el rey amorreo que había reinado en Hesbón y había muerto a manos de Moisés junto con los líderes de Madián—Evi, Requem, Zur, Hur y Reba—, príncipes que vivían en la región y aliados de Sehón. 22 Los israelitas también habían matado a Balaam, hijo de Beor, quien usaba magia para predecir el futuro. 23 El río Jordán marcaba el límite occidental de la tribu de Rubén. A los clanes de la tribu de Rubén se les dieron las ciudades y las aldeas vecinas de ese territorio para que fueran su hogar.

La tierra entregada a la tribu de Gad

24 Moisés había asignado la siguiente porción a los clanes de la tribu de Gad:

25 Ese territorio incluía Jazer, todas las ciudades de Galaad y la mitad de la tierra de Amón tan lejos como la ciudad de Aroer, justo al occidente de[a] Rabá. 26 Se extendía desde Hesbón hasta Ramat-mizpa y Betonim, y desde Mahanaim hasta Lo-debar.[b] 27 En el valle, se encontraban las ciudades de Bet-aram, Bet-nimra, Sucot, Zafón y el resto del reino de Sehón, rey de Hesbón. La frontera occidental se extendía a lo largo del río Jordán, su extremo norte llegaba hasta la punta del mar de Galilea[c] y luego giraba hacia el oriente. 28 A los clanes de la tribu de Gad se les dieron las ciudades y las aldeas vecinas de ese territorio para que fueran su hogar.

La tierra entregada a la media tribu de Manasés

29 Moisés había asignado la siguiente porción a los clanes de la media tribu de Manasés:

30 Ese territorio se extendía desde Mahanaim y abarcaba todo Basán, todo el antiguo reino del rey Og y las sesenta ciudades de Jair, en Basán. 31 También incluía la mitad de Galaad y Astarot y Edrei, ciudades de la realeza que pertenecían al rey Og. Todo eso se les entregó a los clanes de los descendientes de Maquir, hijo de Manasés.

32 Esa fue la asignación de tierras que Moisés había hecho mientras estaba en las llanuras de Moab, al otro lado del río Jordán, al oriente de Jericó. 33 Sin embargo, Moisés no dio ninguna porción de tierra a la tribu de Leví, porque el Señor, Dios de Israel, había prometido que él mismo sería su porción.

División de la tierra al occidente del Jordán

14 Las demás tribus de Israel recibieron porciones de tierra en Canaán asignadas por el sacerdote Eleazar, por Josué, hijo de Nun, y por los jefes de las tribus. Esas nueve tribus y media recibieron sus porciones de tierra mediante un sorteo sagrado, según el mandato que el Señor había dado por medio de Moisés. Moisés ya les había asignado una porción de tierra a las dos tribus y media que estaban al oriente del río Jordán, pero no había entregado ninguna porción a los levitas. Los descendientes de José se habían separado en dos tribus distintas: Manasés y Efraín. Y a los levitas no se les dio ninguna porción de tierra, únicamente ciudades donde vivir, rodeadas de pastizales para sus animales y posesiones. De modo que se distribuyó la tierra exactamente según las órdenes que el Señor había dado a Moisés.

Caleb solicita su tierra

Una delegación de la tribu de Judá, dirigida por Caleb, hijo de Jefone, el cenezeo, se presentó ante Josué, quien estaba en Gilgal. Caleb le dijo a Josué: «Recuerda lo que el Señor le dijo a Moisés, hombre de Dios, acerca de ti y de mí cuando estábamos en Cades-barnea. Yo tenía cuarenta años cuando Moisés, siervo del Señor, me envió desde Cades-barnea a que explorara la tierra de Canaán. Regresé y di un informe objetivo de lo que vi, pero los hermanos que me acompañaron asustaron tanto al pueblo que nadie quería entrar en la Tierra Prometida. Por mi parte, seguí al Señor mi Dios con todo mi corazón. Así que, ese día, Moisés me prometió solemnemente: “La tierra de Canaán, por donde recién caminaste, será tu porción de tierra y la de tus descendientes para siempre, porque seguiste al Señor mi Dios con todo tu corazón”.

10 »Ahora, como puedes ver, en todos estos cuarenta y cinco años desde que Moisés hizo esa promesa, el Señor me ha mantenido con vida y buena salud tal como lo prometió, incluso mientras Israel andaba vagando por el desierto. Ahora tengo ochenta y cinco años. 11 Estoy tan fuerte hoy como cuando Moisés me envió a esa travesía y aún puedo andar y pelear tan bien como lo hacía entonces. 12 Así que dame la zona montañosa que el Señor me prometió. Tú recordarás que, mientras explorábamos, encontramos allí a los descendientes de Anac, que vivían en grandes ciudades amuralladas. Pero si el Señor está conmigo, yo los expulsaré de la tierra, tal como el Señor dijo».

13 Entonces Josué bendijo a Caleb, hijo de Jefone, y le dio Hebrón como su asignación de tierra. 14 Hebrón todavía pertenece a los descendientes de Caleb, hijo de Jefone, el cenezeo, porque él siguió al Señor, Dios de Israel, con todo su corazón. 15 (Antiguamente Hebrón se llamaba Quiriat-arba. Llevaba el nombre de Arba, un gran héroe de los descendientes de Anac).

Y la tierra descansó de la guerra.

La tierra entregada a la tribu de Judá

15 La asignación de tierra para los clanes de la tribu de Judá se extendía hacia el sur hasta la frontera con Edom y llegaba al desierto de Zin.

La frontera sur comenzaba en la bahía sur del mar Muerto,[d] se extendía al sur del paso de los Escorpiones[e] por el desierto de Zin y seguía por el sur de Cades-barnea hasta Hezrón. Luego subía hasta Adar, donde giraba hacia Carca. De allí, pasaba a Asmón hasta que finalmente alcanzaba el arroyo de Egipto y lo seguía hasta el mar Mediterráneo.[f] Esa era la frontera sur de ellos.[g]

El límite oriental se extendía por todo el mar Muerto hasta la desembocadura del río Jordán.

La frontera norte comenzaba en la bahía donde el río Jordán desemboca en el mar Muerto, de allí subía a Bet-hogla, luego seguía por el norte de Bet-arabá hasta la peña de Bohán. (Bohán era hijo de Rubén). Desde allí, atravesaba el valle de Acor hasta Debir y giraba al norte, hacia Gilgal, que está al otro lado de las laderas de Adumín, en el sur del valle. De allí, el límite se extendía a los manantiales de En-semes y seguía hasta En-rogel. Luego atravesaba el valle de Ben-hinom por las laderas sureñas de los jebuseos, donde está situada la ciudad de Jerusalén. La frontera luego se extendía hacia el occidente, a la cima de la montaña que está sobre el valle de Hinom, y subía hasta el extremo norte del valle de Refaim. De allí, se extendía desde la cima de la montaña hasta el manantial que hay en las aguas de Neftoa,[h] y de allí, a las ciudades del monte Efrón. Después giraba hacia Baala (también llamada Quiriat-jearim). 10 El límite rodeaba el occidente de Baala hacia el monte Seir, pasaba por la ciudad de Quesalón, en la ladera norte del monte Jearim, y bajaba a Bet-semes y luego a Timna. 11 Después seguía hasta la ladera de la colina que está al norte de Ecrón, donde giraba hacia Sicrón y el monte Baala. Pasaba Jabneel y terminaba en el mar Mediterráneo.

12 La frontera occidental era la costa del mar Mediterráneo.[i]

Esos son los límites para los clanes de la tribu de Judá.

La tierra entregada a Caleb

13 El Señor le ordenó a Josué que le asignara una parte del territorio de Judá a Caleb, hijo de Jefone. Así que Caleb recibió la ciudad de Quiriat-arba (también llamada Hebrón), que llevaba el nombre del antepasado de Anac. 14 Caleb expulsó a los tres grupos de anaceos, que son descendientes de Sesai, de Ahimán y de Talmai, hijos de Anac.

15 De allí, salió a luchar contra los habitantes de la ciudad de Debir (antiguamente llamada Quiriat-sefer). 16 Caleb dijo: «Daré a mi hija Acsa en matrimonio al que ataque y tome Quiriat-sefer». 17 Otoniel, hijo de Cenaz, un hermano de Caleb, fue quien conquistó la ciudad; así que Acsa pasó a ser esposa de Otoniel.

18 Cuando Acsa se casó con Otoniel, ella insistió en que él le pidiera[j] un campo a su padre. Mientras ella se bajaba de su burro, Caleb le preguntó:

—¿Qué te pasa?

19 Ella contestó:

—Concédeme otro regalo. Ya me regalaste tierras en el Neguev; ahora te ruego que también me des manantiales.

Entonces Caleb le entregó tanto los manantiales de la parte alta como los de la parte baja.

Las ciudades asignadas a Judá

20 Esta fue la tierra asignada a los clanes de la tribu de Judá para que fuera su hogar.

21 Las ciudades de Judá situadas a lo largo de la frontera con Edom, en el extremo sur eran: Cabseel, Edar, Jagur, 22 Cina, Dimona, Adada, 23 Cedes, Hazor, Itnán, 24 Zif, Telem, Bealot, 25 Hazor-hadata, Queriot-hezrón (también llamada Hazor), 26 Amam, Sema, Molada, 27 Hazar-gada, Hesmón, Bet-pelet, 28 Hazar-sual, Beerseba, Bizotia, 29 Baala, Iim, Ezem, 30 Eltolad, Quesil, Horma, 31 Siclag, Madmana, Sansana, 32 Lebaot, Silhim, Aín y Rimón; veintinueve ciudades con sus aldeas vecinas.

33 Las siguientes ciudades situadas en las colinas occidentales[k] también se le entregaron a Judá: Estaol, Zora, Asena, 34 Zanoa, En-ganim, Tapúa, Enam, 35 Jarmut, Adulam, Soco, Azeca, 36 Saaraim, Aditaim, Gedera y Gederotaim; catorce ciudades con sus aldeas vecinas.

37 También estaban incluidas: Zenán, Hadasa, Migdal-gad, 38 Dileán, Mizpa, Jocteel, 39 Laquis, Boscat, Eglón, 40 Cabón, Lahmam, Quitlis, 41 Gederot, Bet-dagón, Naama y Maceda; dieciséis ciudades con sus aldeas vecinas.

42 Además de esas, estaban Libna, Eter, Asán, 43 Jifta, Asena, Nezib, 44 Keila, Aczib y Maresa; nueve ciudades con sus aldeas vecinas.

45 El territorio de la tribu de Judá también incluía la ciudad de Ecrón con los asentamientos y las aldeas que la rodeaban. 46 De Ecrón, el límite se extendía al occidente e incluía las ciudades cercanas a Asdod con sus aldeas vecinas. 47 También incluía Asdod con los asentamientos y las aldeas que la rodeaban, y Gaza con sus respectivos asentamientos y aldeas, tan lejos como el arroyo de Egipto y a lo largo de la costa del mar Mediterráneo.

48 Judá también recibió las siguientes ciudades en la zona montañosa: Samir, Jatir, Soco, 49 Dana, Quiriat-sana (también llamada Debir), 50 Anab, Estemoa, Anim, 51 Gosén, Holón y Gilo; once ciudades con sus aldeas vecinas.

52 También estaban incluidas las siguientes ciudades: Arab, Duma, Esán, 53 Janum, Bet-tapúa, Afeca, 54 Humta, Quiriat-arba (también llamada Hebrón) y Sior; nueve ciudades con sus aldeas vecinas.

55 Además de esas, estaban Maón, Carmelo, Zif, Juta, 56 Jezreel, Jocdeam, Zanoa, 57 Caín, Guibeá y Timna; diez ciudades con sus aldeas vecinas.

58 Además estaban Halaul, Bet-sur, Gedor, 59 Maarat, Bet-anot y Eltecón; seis ciudades con sus aldeas vecinas.

60 También estaban Quiriat-baal (también llamada Quiriat-jearim) y Rabá; dos ciudades con sus aldeas vecinas.

61 En el desierto se encontraban las ciudades de Bet-arabá, Midín, Secaca, 62 Nibsán, la Ciudad de la Sal y En-gadi; seis ciudades con sus aldeas vecinas.

63 Sin embargo, la tribu de Judá no pudo expulsar a los jebuseos, que vivían en la ciudad de Jerusalén; así que los jebuseos viven entre el pueblo de Judá hasta el día de hoy.

Lucas 1:57-80

Nacimiento de Juan el Bautista

57 Cuando se cumplió el tiempo para que naciera el bebé, Elisabet dio a luz un hijo varón. 58 Todos sus vecinos y parientes se alegraron al enterarse de que el Señor había sido tan misericordioso con ella.

59 Cuando el bebé cumplió ocho días, todos se reunieron para la ceremonia de circuncisión. Querían ponerle por nombre Zacarías como su padre, 60 pero Elisabet dijo:

—¡No! ¡Su nombre es Juan!

61 —¿Cómo?—exclamaron—. No hay nadie en tu familia con ese nombre.

62 Entonces, le preguntaron por gestos al padre cómo quería que se llamara. 63 Zacarías pidió con señas que le dieran una tablilla para escribir y, para sorpresa de todos, escribió: «Su nombre es Juan». 64 Al instante Zacarías pudo hablar de nuevo y comenzó a alabar a Dios.

65 Todo el vecindario se llenó de temor reverente, y la noticia de lo que había sucedido corrió por todas las colinas de Judea. 66 Los que la oían meditaban sobre los acontecimientos y se preguntaban: «¿Qué llegará a ser este niño?». Pues la mano del Señor estaba sobre él de una manera especial.

Profecía de Zacarías

67 Entonces su padre, Zacarías, se llenó del Espíritu Santo y dio la siguiente profecía:

68 «Alaben al Señor, el Dios de Israel,
    porque ha visitado y redimido a su pueblo.
69 Nos envió un poderoso Salvador[a]
    del linaje real de su siervo David,
70 como lo prometió
    mediante sus santos profetas hace mucho tiempo.
71 Ahora seremos rescatados de nuestros enemigos
    y de todos los que nos odian.
72 Él ha sido misericordioso con nuestros antepasados
    al recordar su pacto sagrado,
73 el pacto que prometió mediante un juramento
    a nuestro antepasado Abraham.
74 Hemos sido rescatados de nuestros enemigos
    para poder servir a Dios sin temor,
75 en santidad y justicia,
    mientras vivamos.

76 »Y tú, mi pequeño hijo,
    serás llamado profeta del Altísimo,
    porque prepararás el camino para el Señor.
77 Dirás a su pueblo cómo encontrar la salvación
    mediante el perdón de sus pecados.
78 Gracias a la tierna misericordia de Dios,
    la luz matinal del cielo está a punto de brillar entre nosotros,[b]
79 para dar luz a los que están en oscuridad y en sombra de muerte,
    y para guiarnos al camino de la paz».

80 Juan creció y se fortaleció en espíritu. Y vivió en el desierto hasta que comenzó su ministerio público a Israel.

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