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Old/New Testament

Each day includes a passage from both the Old Testament and New Testament.
Duration: 365 days
Reina-Valera 1995 (RVR1995)
Version
Salmos 46-48

Dios es nuestro amparo y fortaleza

Al músico principal; de los hijos de Coré. Salmo sobre Alamot

46 Dios es nuestro amparo y fortaleza,
nuestro pronto auxilio en las tribulaciones.
Por tanto, no temeremos, aunque la tierra sea removida
y se traspasen los montes al corazón del mar;
aunque bramen y se turben sus aguas,
y tiemblen los montes a causa de su braveza. Selah

Del río sus corrientes alegran la ciudad de Dios,
el santuario de las moradas del Altísimo.
Dios está en medio de ella; no será conmovida.
Dios la ayudará al clarear la mañana.
Bramaron las naciones, titubearon los reinos;
dio él su voz y se derritió la tierra.
    ¡Jehová de los ejércitos está con nosotros!
    ¡Nuestro refugio es el Dios de Jacob! Selah

Venid, ved las obras de Jehová,
que ha hecho portentos en la tierra,
que hace cesar las guerras hasta los fines de la tierra,
que quiebra el arco, corta la lanza
y quema los carros en el fuego.
10 «Estad quietos y conoced que yo soy Dios;
seré exaltado entre las naciones; enaltecido seré en la tierra.»
11     ¡Jehová de los ejércitos está con nosotros!
    ¡Nuestro refugio es el Dios de Jacob! Selah

Dios, el Rey de toda la tierra

Al músico principal. Salmo de los hijos de Coré

47 ¡Pueblos todos, batid las manos!
¡Aclamad a Dios con voz de júbilo!
Porque Jehová, el Altísimo, es temible,
rey grande sobre toda la tierra.
Él someterá a los pueblos debajo de nosotros
y a las naciones debajo de nuestros pies.
Él nos elegirá nuestras heredades,
la hermosura de Jacob, a quien amó. Selah

¡Subió Dios con júbilo,
Jehová con el sonido de trompeta!
¡Cantad a Dios, cantad!
¡Cantad a nuestro Rey, cantad!,
porque Dios es el Rey de toda la tierra.
¡Cantad con inteligencia!

Dios reina sobre las naciones;
Dios se sienta sobre su santo trono.
Los príncipes de los pueblos se reunieron
como pueblo del Dios de Abraham,
10 porque de Dios son los escudos de la tierra.
¡Él es muy enaltecido!

Hermosura y gloria de Sión

Cántico. Salmo de los hijos de Coré

48 Grande es Jehová y digno de ser en gran manera alabado
en la ciudad de nuestro Dios, en su monte santo.
¡Hermosa provincia,
el gozo de toda la tierra
es el monte Sión, a los lados del norte!
¡La ciudad del gran Rey!
En sus palacios
Dios es conocido por refugio.

Ciertamente los reyes de la tierra se reunieron;
pasaron todos.
Y viéndola ellos así, se maravillaron,
se turbaron, se apresuraron a huir.
Les tomó allí temblor;
dolor como de mujer que da a luz.
Con viento solano
quiebras tú las naves de Tarsis.
Como lo oímos,
así lo hemos visto
en la ciudad de Jehová de los ejércitos,
en la ciudad de nuestro Dios.
¡La afirmará Dios para siempre! Selah

Nos acordamos de tu misericordia, Dios,
en medio de tu Templo.
10 Conforme a tu nombre, Dios,
así es tu loor hasta los fines de la tierra.
De justicia está llena tu diestra.
11 Se alegrará el monte Sión,
se gozarán las hijas de Judá
por tus juicios.

12 Andad alrededor de Sión y rodeadla;
contad sus torres.
13 Considerad atentamente su antemuro,
mirad sus palacios,
para que lo contéis a la generación venidera,
14 porque este Dios es Dios nuestro eternamente y para siempre;
él nos guiará aun más allá de la muerte.

Hechos 28

Pablo en la isla de Malta

28 Estando ya a salvo, supimos que la isla se llamaba Malta. Los habitantes del lugar nos trataron con no poca humanidad, pues, encendiendo un fuego, nos recibieron a todos, a causa de la lluvia que caía, y del frío. Entonces Pablo recogió algunas ramas secas y las echó al fuego; y una víbora, huyendo del calor, se le prendió en la mano. Cuando la gente de allí vio la víbora colgando de su mano, decía:

—Ciertamente este hombre es homicida, a quien, escapado del mar, la justicia no deja vivir.

Pero él, sacudiendo la víbora en el fuego, ningún daño padeció. Ellos estaban esperando que él se hinchara o cayera muerto de repente; pero habiendo esperado mucho, y viendo que ningún mal le venía, cambiaron de parecer y dijeron que era un dios.

En aquellos lugares había propiedades del hombre principal de la isla, llamado Publio, quien nos recibió y hospedó solícitamente tres días. Y aconteció que el padre de Publio estaba en cama, enfermo de fiebre y de disentería. Pablo entró a verlo y, después de haber orado, le impuso las manos y lo sanó. Viendo esto, también los otros que en la isla tenían enfermedades venían, y eran sanados; 10 los cuales también nos honraron con muchas atenciones, y cuando zarpamos nos proveyeron de todo lo necesario.

Pablo llega a Roma

11 Pasados tres meses nos hicimos a la vela en una nave alejandrina que había invernado en la isla, la cual tenía por enseña a Cástor y Pólux. 12 Llegados a Siracusa, estuvimos allí tres días. 13 De allí, costeando alrededor, llegamos a Regio; y al día siguiente, soplando el viento sur, llegamos al segundo día a Puteoli. 14 Allí encontramos a algunos hermanos, los cuales nos rogaron que nos quedáramos con ellos siete días. Luego fuimos a Roma, 15 de donde, oyendo de nosotros los hermanos, salieron a recibirnos hasta el Foro de Apio y las Tres Tabernas. Al verlos, Pablo dio gracias a Dios y cobró aliento. 16 Cuando llegamos a Roma, el centurión entregó los presos al prefecto militar; pero a Pablo se le permitió vivir aparte, con un soldado que lo vigilara.

Pablo predica en Roma

17 Aconteció que tres días después, Pablo convocó a los principales de los judíos, a los cuales, luego que estuvieron reunidos, les dijo:

—Yo, hermanos, no habiendo hecho nada contra el pueblo ni contra las costumbres de nuestros padres, he sido entregado preso desde Jerusalén en manos de los romanos; 18 los cuales, habiéndome examinado, me querían soltar por no haber en mí ninguna causa de muerte. 19 Pero, oponiéndose los judíos, me vi obligado a apelar a César, aunque no porque tenga de qué acusar a mi nación. 20 Así que por esta causa os he llamado para veros y hablaros, porque por la esperanza de Israel estoy sujeto con esta cadena.

21 Entonces ellos le dijeron:

—Nosotros no hemos recibido de Judea cartas acerca de ti, ni ha venido ninguno de los hermanos que haya denunciado o hablado algún mal de ti. 22 Pero querríamos oír de ti lo que piensas, porque de esta secta nos es notorio que en todas partes se habla contra ella.

23 Habiéndole señalado un día, vinieron a él muchos a la posada, a los cuales les declaraba y les testificaba el reino de Dios desde la mañana hasta la tarde, persuadiéndolos acerca de Jesús, tanto por la Ley de Moisés como por los Profetas. 24 Algunos asentían a lo que se decía, pero otros no creían. 25 Como no estaban de acuerdo entre sí, al retirarse les dijo Pablo esta palabra:

—Bien habló el Espíritu Santo por medio del profeta Isaías a nuestros padres, diciendo:

26 »“Ve a este pueblo y diles:
De oído oiréis y no entenderéis;
y viendo veréis y no percibiréis,
27 porque el corazón de este pueblo se ha engrosado,
y con los oídos oyeron pesadamente
y sus ojos han cerrado,
para que no vean con los ojos
y oigan con los oídos,
y entiendan de corazón
y se conviertan,
y yo los sane.”

28 »Sabed, pues, que a los gentiles es enviada esta salvación de Dios, y ellos oirán.

29 Cuando terminó de decir esto, los judíos se fueron, teniendo gran discusión entre sí.

30 Pablo permaneció dos años enteros en una casa alquilada, y recibía a todos los que a él venían. 31 Predicaba el reino de Dios y enseñaba acerca del Señor Jesucristo, abiertamente y sin impedimento.

Reina-Valera 1995 (RVR1995)

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