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Old/New Testament

Each day includes a passage from both the Old Testament and New Testament.
Duration: 365 days
Reina-Valera 1995 (RVR1995)
Version
2 Crónicas 10-12

Rebelión de Israel(A)

10 Roboam fue a Siquem, porque en Siquem se había reunido todo Israel para hacerlo rey. Cuando lo supo Jeroboam hijo de Nabat, el cual estaba en Egipto, adonde había huido a causa del rey Salomón, volvió de Egipto, pues habían enviado a llamarle. Vino, pues, Jeroboam con todo Israel, y hablaron a Roboam diciendo:

—Tu padre agravó nuestro yugo; alivia ahora algo de la dura servidumbre y del pesado yugo con que tu padre nos apremió, y te serviremos.

Él les dijo:

—Volved a mí de aquí a tres días.

Y el pueblo se fue.

Entonces el rey Roboam consultó con los ancianos que habían estado delante de Salomón, su padre, cuando éste vivía, y les dijo:

—¿Qué me aconsejáis vosotros que responda a este pueblo?

Ellos le contestaron diciendo:

—Si te conduces humanamente con este pueblo, lo tratas bien y le hablas con buenas palabras, ellos te servirán siempre.

Pero él abandonó el consejo que le dieron los ancianos, y pidió consejo a los jóvenes que se habían criado con él y estaban a su servicio. Y les preguntó:

—¿Qué aconsejáis vosotros que respondamos a este pueblo, que me ha hablado diciendo: “Alivia algo del yugo que tu padre puso sobre nosotros”?

10 Entonces los jóvenes que se habían criado con él, le contestaron:

—Así dirás al pueblo que te ha hablado diciendo: “Tu padre agravó nuestro yugo, pero tú disminuye nuestra carga.” Así le dirás: “Mi dedo más pequeño es más grueso que la cintura de mi padre. 11 Así que, si mi padre os cargó de yugo pesado, yo añadiré a vuestro yugo; mi padre os castigó con azotes, pero yo os castigaré con escorpiones.”

12 Volvió, pues, Jeroboam con todo el pueblo ante Roboam al tercer día, según el rey les había mandado diciendo: “Volved a mí de aquí a tres días.” 13 Y el rey les respondió ásperamente, abandonando el rey Roboam el consejo de los ancianos, 14 y hablándoles conforme al consejo de los jóvenes, diciendo:

—Mi padre hizo pesado vuestro yugo, pero yo añadiré a vuestro yugo; mi padre os castigó con azotes, pero yo os castigaré con escorpiones.

15 No escuchó el rey al pueblo; porque la causa era de Dios, para que se cumpliera la palabra que Jehová había anunciado por medio de Ahías, el silonita, a Jeroboam hijo de Nabat. 16 Al ver todo Israel que el rey no les había oído, respondió el pueblo al rey diciendo:

«¿Qué parte tenemos nosotros con David?
No tenemos herencia en el hijo de Isaí.
¡Israel, cada uno a sus tiendas!
¡David, mira ahora por tu casa!»

Así se fue todo Israel a sus tiendas.

17 Pero reinó Roboam sobre los hijos de Israel que habitaban en las ciudades de Judá. 18 Envió luego el rey Roboam a Adoram, que estaba a cargo de los tributos, pero lo apedrearon los hijos de Israel, y murió. Entonces se apresuró el rey Roboam a subir en su carro para huir a Jerusalén. 19 Así se apartó Israel de la casa de David hasta el día de hoy.

11 Cuando llegó Roboam a Jerusalén, reunió de la casa de Judá y de Benjamín a ciento ochenta mil hombres de guerra escogidos, para pelear contra Israel y devolver el reino a Roboam. Pero vino palabra de Jehová a Semaías, varón de Dios, diciendo: «Habla a Roboam hijo de Salomón, rey de Judá, y a todos los israelitas en Judá y Benjamín, y diles: “Así ha dicho Jehová: No subáis a pelear contra vuestros hermanos; vuélvase cada uno a su casa, porque esto es cosa mía.”» Y ellos oyeron la palabra de Jehová y se volvieron, y no fueron contra Jeroboam.

Prosperidad de Roboam

Habitó Roboam en Jerusalén y edificó ciudades para fortificar a Judá. Edificó Belén, Etam, Tecoa, Bet-sur, Soco, Adulam, Gat, Maresa, Zif, Adoraim, Laquis, Azeca, 10 Zora, Ajalón y Hebrón, que eran ciudades fortificadas de Judá y Benjamín. 11 Reforzó también las fortalezas y puso en ellas capitanes, provisiones, vino y aceite; 12 en todas las ciudades había escudos y lanzas. Las fortificó, pues, en gran manera; y Judá y Benjamín le estaban sujetos.

13 Los sacerdotes y levitas que estaban en todo Israel, se juntaron a él desde todos los lugares donde vivían, 14 pues los levitas dejaron sus ejidos y sus posesiones y se fueron a Judá y a Jerusalén, porque Jeroboam y sus hijos los excluyeron del ministerio de Jehová. 15 Y él designó sus propios sacerdotes para los lugares altos, para los demonios y para los becerros que había hecho. 16 Tras aquellos acudieron también de todas las tribus de Israel, los que tenían el propósito sincero de buscar a Jehová, Dios de Israel; y fueron a Jerusalén para ofrecer sacrificios a Jehová, el Dios de sus padres. 17 Así fortalecieron el reino de Judá, y confirmaron a Roboam hijo de Salomón, por tres años; porque tres años anduvieron en el camino de David y de Salomón.

18 Tomó Roboam por mujer a Mahalat, hija de Jerimot hijo de David y de Abihail, hija de Eliab hijo de Isaí, 19 la cual le dio a luz estos hijos: Jeús, Semarías y Zaham. 20 Después de ella tomó a Maaca, hija de Absalón, la cual le dio a luz Abías, Atai, Ziza y Selomit. 21 Pero Roboam amó a Maaca, hija de Absalón, sobre todas sus mujeres y concubinas, pues tuvo dieciocho mujeres y sesenta concubinas, y engendró veintiocho hijos y sesenta hijas. 22 Y puso Roboam a Abías hijo de Maaca como jefe y príncipe de sus hermanos, porque quería hacerlo rey. 23 Obró sagazmente, pues esparció a todos sus hijos por todas las tierras de Judá y de Benjamín, y por todas las ciudades fortificadas, dándoles provisiones en abundancia y muchas mujeres.

Sisac invade Judá(B)

12 Cuando Roboam consolidó el reino, dejó la ley de Jehová, y todo Israel con él. Y por haberse rebelado contra Jehová, en el quinto año del rey Roboam, subió Sisac, rey de Egipto, contra Jerusalén, con mil doscientos carros y sesenta mil hombres de a caballo; pero el pueblo que venía con él de Egipto, esto es, libios, suquienos y etíopes, era innumerable. Tomó las ciudades fortificadas de Judá y llegó hasta Jerusalén.

El profeta Semaías vino ante Roboam y los príncipes de Judá que estaban reunidos en Jerusalén por causa de Sisac, y les dijo:

—Así ha dicho Jehová: “Vosotros me habéis dejado, y por eso yo también os he dejado en manos de Sisac.”

Entonces los príncipes de Israel y el rey se humillaron, y dijeron:

—¡Justo es Jehová!

Cuando Jehová vio que se habían humillado, vino palabra de Jehová a Semaías, diciendo: «Se han humillado, no los destruiré, sino que los salvaré en breve y no se derramará mi ira contra Jerusalén por mano de Sisac. Pero serán sus siervos, para que sepan lo que es servirme a mí, y qué es servir a los reyes de las naciones.»

Subió, pues, Sisac, rey de Egipto, a Jerusalén, y tomó los tesoros de la casa de Jehová y los tesoros de la casa del rey; todo se lo llevó; también los escudos de oro que Salomón había hecho. 10 Y en lugar de ellos hizo el rey Roboam escudos de bronce y los entregó a los jefes de la guardia, los cuales custodiaban la entrada de la casa del rey. 11 Cuando el rey iba a la casa de Jehová, venían los de la guardia y los llevaban, y después los volvían a dejar en la sala de la guardia. 12 Así pues, por haberse humillado, la ira de Jehová se apartó de él y no lo destruyó del todo, ya que aún en Judá había cosas buenas.

13 Fortalecido pues, Roboam reinó en Jerusalén; y tenía Roboam cuarenta y un años cuando comenzó a reinar y reinó diecisiete años en Jerusalén, la ciudad que escogió Jehová entre todas las tribus de Israel para poner en ella su nombre. El nombre de la madre de Roboam fue Naama, una amonita. 14 E hizo lo malo, porque no dispuso su corazón para buscar a Jehová.

15 Los hechos de Roboam, los primeros y los últimos, ¿no están escritos en los libros del profeta Semaías y del vidente Iddo, en el registro de las familias? Y entre Roboam y Jeroboam hubo guerra constante. 16 Durmió Roboam con sus padres y fue sepultado en la Ciudad de David. Reinó en su lugar Abías, su hijo.

Juan 11:30-57

30 Jesús todavía no había entrado en la aldea, sino que estaba en el lugar donde Marta lo había encontrado. 31 Entonces los judíos que estaban en casa con ella y la consolaban, cuando vieron que María se había levantado de prisa y había salido, la siguieron, diciendo:

—Va al sepulcro, a llorar allí.

32 María, cuando llegó a donde estaba Jesús, al verlo, se postró a sus pies, diciéndole:

—Señor, si hubieras estado aquí, no habría muerto mi hermano.

33 Jesús entonces, al verla llorando y a los judíos que la acompañaban, también llorando, se estremeció en espíritu y se conmovió, 34 y preguntó:

—¿Dónde lo pusisteis?

Le dijeron:

—Señor, ven y ve.

35 Jesús lloró. 36 Dijeron entonces los judíos:

—¡Mirad cuánto lo amaba!

37 Y algunos de ellos dijeron:

—¿No podía éste, que abrió los ojos al ciego, haber hecho también que Lázaro no muriera?

Resurrección de Lázaro

38 Jesús, profundamente conmovido otra vez, vino al sepulcro. Era una cueva y tenía una piedra puesta encima. 39 Dijo Jesús:

—Quitad la piedra.

Marta, la hermana del que había muerto, le dijo:

—Señor, hiede ya, porque lleva cuatro días.

40 Jesús le dijo:

—¿No te he dicho que si crees verás la gloria de Dios?

41 Entonces quitaron la piedra de donde había sido puesto el muerto. Y Jesús, alzando los ojos a lo alto, dijo:

—Padre, gracias te doy por haberme oído. 42 Yo sé que siempre me oyes; pero lo dije por causa de la multitud que está alrededor, para que crean que tú me has enviado.

43 Y habiendo dicho esto, clamó a gran voz:

—¡Lázaro, ven fuera!

44 Y el que había muerto salió, atadas las manos y los pies con vendas, y el rostro envuelto en un sudario. Jesús les dijo:

—Desatadlo y dejadlo ir.

El complot para matar a Jesús(A)

45 Entonces muchos de los judíos que habían ido para acompañar a María y vieron lo que había hecho Jesús, creyeron en él. 46 Pero algunos de ellos fueron a los fariseos y les dijeron lo que Jesús había hecho. 47 Entonces los principales sacerdotes y los fariseos reunieron el Concilio, y dijeron:

—¿Qué haremos?, pues este hombre hace muchas señales. 48 Si lo dejamos así, todos creerán en él, y vendrán los romanos y destruirán nuestro lugar santo y nuestra nación.

49 Entonces Caifás, uno de ellos, sumo sacerdote aquel año, les dijo:

—Vosotros no sabéis nada, 50 ni os dais cuenta de que nos conviene que un hombre muera por el pueblo, y no que toda la nación perezca.

51 Esto no lo dijo por sí mismo, sino que como era el sumo sacerdote aquel año, profetizó que Jesús había de morir por la nación; 52 y no solamente por la nación, sino también para congregar en uno a los hijos de Dios que estaban dispersos. 53 Así que desde aquel día acordaron matarlo.

54 Por eso, Jesús ya no andaba abiertamente entre los judíos, sino que se alejó de allí a la región contigua al desierto, a una ciudad llamada Efraín, y se quedó allí con sus discípulos.

55 Se acercaba la Pascua de los judíos, y muchos subieron de aquella región a Jerusalén, antes de la Pascua, para purificarse. 56 Buscaban a Jesús y se preguntaban unos a otros en el Templo:

—¿Qué os parece? ¿No vendrá a la fiesta?

57 Los principales sacerdotes y los fariseos habían dado orden de que si alguno se enteraba de dónde estaba, informara de ello, para prenderlo.

Reina-Valera 1995 (RVR1995)

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