Print Page Options
Previous Prev Day Next DayNext

Old/New Testament

Each day includes a passage from both the Old Testament and New Testament.
Duration: 365 days
Reina-Valera 1995 (RVR1995)
Version
Zacarías 13-14

13 «En aquel tiempo habrá un manantial abierto para la casa de David y para los habitantes de Jerusalén, para la purificación del pecado y de la inmundicia. Y en aquel día, dice Jehová de los ejércitos, quitaré de la tierra los nombres de las imágenes, y nunca más serán recordados; también exterminaré de la tierra a los profetas y al espíritu de inmundicia.

»Y acontecerá que si alguno continúa profetizando, le dirán el padre y la madre que lo engendraron: “Tú no vivirás, porque has hablado mentira en el nombre de Jehová.” Y el padre y la madre que lo engendraron lo traspasarán cuando profetice. Sucederá en aquel tiempo, que todos los profetas se avergonzarán de su visión cuando profeticen; nunca más vestirán el manto velloso para mentir. Cada cual dirá: “No soy profeta; labrador soy de la tierra, pues he estado en el campo desde mi juventud.” Y si alguien le pregunta: “¿Qué heridas son éstas en tus manos?”, él responderá: “Las recibí en casa de mis amigos.”»

El pastor de Jehová, herido

«¡Levántate, espada, contra el pastor
y contra el hombre que me acompaña!,
dice Jehová de los ejércitos.
Hiere al pastor y serán dispersadas las ovejas;
yo tornaré mi mano contra los pequeñitos.
Y acontecerá en toda la tierra,
dice Jehová,
que dos tercios serán exterminados y se perderán,
mas el otro tercio quedará en ella.
A este tercio lo meteré en el fuego,
lo fundiré como se funde la plata,
lo probaré como se prueba el oro.
Él invocará mi nombre,
y yo lo oiré.
Yo diré: “Pueblo mío”,
y él dirá: “Jehová es mi Dios.”»

Jerusalén y las naciones

14 Viene el día de Jehová,
y en medio de ti serán repartidos tus despojos.
Porque yo reuniré a todas las naciones
para combatir contra Jerusalén.
La ciudad será tomada,
las casas serán saqueadas,
y violadas las mujeres.
La mitad de la ciudad irá al cautiverio,
pero el resto del pueblo no será sacado de la ciudad.
Después saldrá Jehová y peleará contra aquellas naciones,
como peleó en el día de la batalla.
En aquel día se afirmarán sus pies sobre el Monte de los Olivos,
que está en frente de Jerusalén, al oriente.

El Monte de los Olivos se partirá por la mitad, de este a oeste, formando un valle muy grande; la mitad del monte se apartará hacia el norte, y la otra mitad hacia el sur. Y huiréis al valle de los montes, porque el valle de los montes llegará hasta Azal.

Huiréis de la manera que huisteis a causa del terremoto
en los días de Uzías, rey de Judá.
Y vendrá Jehová, mi Dios,
y con él todos los santos.

Acontecerá que en ese día no habrá luz,
ni frío, ni hielo.
Será un día único, sólo conocido por Jehová,
en el que no habrá ni día ni noche,
pero sucederá que al caer la tarde habrá luz.

En aquel día saldrán de Jerusalén aguas vivas,
la mitad de ellas hacia el mar oriental
y la otra mitad hacia el mar occidental,
en verano y en invierno.
Y Jehová será rey sobre toda la tierra.
En aquel día, Jehová será único,
y único será su nombre.
10 Toda esta tierra se volverá como llanura
desde Geba hasta Rimón, al sur de Jerusalén;
será enaltecida y habitada en su lugar,
desde la puerta de Benjamín hasta el lugar de la puerta primera
y hasta la puerta del Ángulo,
y desde la torre de Hananeel hasta los lagares del rey.
11 Morarán en ella y no habrá nunca más maldición,
sino que morarán confiadamente en Jerusalén.

12 Ésta será la plaga con que herirá Jehová a todos los pueblos que pelearon contra Jerusalén: su carne se corromperá cuando aún estén con vida, se les consumirán en las cuencas sus ojos y la lengua se les deshará en la boca.

13 En aquel día habrá entre ellos un gran pánico enviado por Jehová;
cada uno agarrará la mano de su compañero,
y levantarán la mano unos contra otros.
14 Judá también peleará en Jerusalén.
Entonces serán reunidas las riquezas de todas las naciones de alrededor:
oro, plata y ropas de vestir, en gran abundancia.

15 Así también será la plaga de los caballos, de los mulos, de los camellos, de los asnos y de todas las bestias que estén en aquellos campamentos.

16 Todos los que sobrevivan de las naciones
que vinieron contra Jerusalén,
subirán de año en año para adorar al Rey,
a Jehová de los ejércitos,
y para celebrar la fiesta de los Tabernáculos.

17 Y acontecerá que si alguna familia de la tierra no sube a Jerusalén para adorar al Rey, a Jehová de los ejércitos, no habrá lluvia para ellos. 18 Y si la familia de Egipto no sube ni viene, no habrá lluvia para ellos, sino que vendrá la plaga con que Jehová herirá a las naciones que no suban a celebrar la fiesta de los Tabernáculos. 19 Ésta será la pena del pecado de Egipto y del pecado de todas las naciones que no suban para celebrar la fiesta de los Tabernáculos.

20 En aquel día estará grabado sobre las campanillas de los caballos: «Consagrado a Jehová»; y las ollas de la casa de Jehová serán como los tazones del altar. 21 Toda olla en Jerusalén y Judá será consagrada a Jehová de los ejércitos; todos los que ofrezcan sacrificios vendrán y las tomarán para cocinar en ellas. En aquel día no habrá más mercader en la casa de Jehová de los ejércitos.

Apocalipsis 21

Cielo nuevo y tierra nueva

21 Entonces vi un cielo nuevo y una tierra nueva, porque el primer cielo y la primera tierra habían pasado y el mar ya no existía más. Y yo, Juan, vi la santa ciudad, la nueva Jerusalén, descender del cielo, de parte de Dios, ataviada como una esposa hermoseada para su esposo. Y oí una gran voz del cielo, que decía: «El tabernáculo de Dios está ahora con los hombres. Él morará con ellos, ellos serán su pueblo y Dios mismo estará con ellos como su Dios. Enjugará Dios toda lágrima de los ojos de ellos; y ya no habrá más muerte, ni habrá más llanto ni clamor ni dolor, porque las primeras cosas ya pasaron.»

El que estaba sentado en el trono dijo: «Yo hago nuevas todas las cosas.» Me dijo: «Escribe, porque estas palabras son fieles y verdaderas.» Y me dijo: «Hecho está. Yo soy el Alfa y la Omega, el principio y el fin. Al que tiene sed, le daré gratuitamente de la fuente del agua de vida. El vencedor heredará todas las cosas, y yo seré su Dios y él será mi hijo. Pero los cobardes e incrédulos, los abominables y homicidas, los fornicarios y hechiceros, los idólatras y todos los mentirosos tendrán su parte en el lago que arde con fuego y azufre, que es la muerte segunda.»

La nueva Jerusalén

Entonces vino a mí uno de los siete ángeles que tenían las siete copas llenas de las siete plagas postreras y habló conmigo, diciendo: «Ven acá, te mostraré la desposada, la esposa del Cordero.»

10 Me llevó en el Espíritu a un monte grande y alto y me mostró la gran ciudad, la santa Jerusalén, que descendía del cielo de parte de Dios. 11 Tenía la gloria de Dios y su fulgor era semejante al de una piedra preciosísima, como piedra de jaspe, diáfana como el cristal. 12 Tenía un muro grande y alto, con doce puertas, y en las puertas doce ángeles, y nombres inscritos, que son los de las doce tribus de los hijos de Israel. 13 Tres puertas al oriente, tres puertas al norte, tres puertas al sur, tres puertas al occidente. 14 El muro de la ciudad tenía doce cimientos y sobre ellos los doce nombres de los doce apóstoles del Cordero.

15 El que hablaba conmigo tenía una caña de medir, de oro, para medir la ciudad, sus puertas y su muro. 16 La ciudad se halla establecida como un cuadrado: su longitud es igual a su anchura. Con la caña midió la ciudad: doce mil estadios. La longitud, la altura y la anchura de ella son iguales. 17 Y midió su muro: ciento cuarenta y cuatro codos, según medida de hombre, la cual era la del ángel. 18 El material de su muro era de jaspe, pero la ciudad era de oro puro, semejante al vidrio limpio. 19 Los cimientos del muro de la ciudad estaban adornados con toda clase de piedras preciosas. El primer cimiento era de jaspe, el segundo de zafiro, el tercero de ágata, el cuarto de esmeralda, 20 el quinto de ónice, el sexto de cornalina, el séptimo de crisólito, el octavo de berilo, el noveno de topacio, el décimo de crisopraso, el undécimo de jacinto y el duodécimo de amatista. 21 Las doce puertas eran doce perlas; cada una de las puertas era una perla. Y la calle de la ciudad era de oro puro, como vidrio transparente.

22 En ella no vi templo, porque el Señor Dios Todopoderoso es su templo, y el Cordero. 23 La ciudad no tiene necesidad de sol ni de luna que brillen en ella, porque la gloria de Dios la ilumina y el Cordero es su lumbrera. 24 Las naciones que hayan sido salvas andarán a la luz de ella y los reyes de la tierra traerán su gloria y su honor a ella. 25 Sus puertas nunca serán cerradas de día, pues allí no habrá noche. 26 Llevarán a ella la gloria y el honor de las naciones. 27 No entrará en ella ninguna cosa impura o que haga abominación y mentira, sino solamente los que están inscritos en el libro de la vida del Cordero.

Reina-Valera 1995 (RVR1995)

Copyright © 1995 by United Bible Societies