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Old/New Testament

Each day includes a passage from both the Old Testament and New Testament.
Duration: 365 days
Reina-Valera 1995 (RVR1995)
Version
Oseas 1-4

La esposa y los hijos de Oseas

Palabra que Jehová dirigió a Oseas hijo de Beeri, en días de Uzías, Jotam, Acaz y Ezequías, reyes de Judá, y en días de Jeroboam hijo de Joás, rey de Israel.

Comienzo de la palabra que Jehová habló por medio de Oseas. Dijo Jehová a Oseas:

«Ve, toma por mujer a una prostituta
y ten hijos de prostitución con ella,
porque la tierra se prostituye
apartándose de Jehová.»

Fue, pues, y tomó a Gomer, hija de Diblaim, la cual concibió y le dio a luz un hijo. Entonces Jehová le dijo:

«Ponle por nombre Jezreel,
porque dentro de poco castigaré a la casa de Jehú
a causa de la sangre derramada en Jezreel,
y haré cesar el reinado de la casa de Israel.
Aquel día quebraré el arco de Israel
en el valle de Jezreel.»

Concibió Gomer otra vez y dio a luz una hija. Dios dijo a Oseas:

«Ponle por nombre Lo-ruhama,
porque no me compadeceré más de la casa de Israel,
ni los perdonaré.

»Pero de la casa de Judá tendré misericordia: los salvaré por Jehová, su Dios. No los salvaré con arco, ni con espada, ni con guerra, ni con caballos ni jinetes».

Después de haber destetado a Lo-ruhama, Gomer concibió y dio a luz un hijo. Y dijo Dios:

«Llámalo Lo-ammi,
porque vosotros no sois mi pueblo
ni yo seré vuestro Dios.»

10 Con todo, el número de los hijos de Israel
será como la arena del mar,
que no se puede medir ni contar.
Y en el lugar donde se les dijo:
«Vosotros no sois mi pueblo»,
se les dirá:
«Sois hijos del Dios viviente.»
11 Se congregarán los hijos de Judá y de Israel,
nombrarán un solo jefe
y se levantarán de la tierra,
porque grande será el día de Jezreel.

El amor de Jehová hacia su pueblo infiel

Decid a vuestros hermanos: «Pueblo mío»,
y a vuestras hermanas: «Compadecida».

¡Contended con vuestra madre, contended,
porque ella no es mi mujer
ni yo su marido!
Que aparte de su rostro sus prostituciones,
y sus adulterios de entre sus pechos,
no sea que yo la despoje, la desnude
y la deje como el día en que nació;
haga de ella un desierto,
la convierta en tierra seca
y la mate de sed.
No tendré misericordia de sus hijos,
porque son hijos de prostitución.
Pues su madre se prostituyó,
la que los dio a luz se deshonró,
porque dijo: «Iré tras mis amantes,
que me dan mi pan y mi agua,
mi lana y mi lino,
mi aceite y mi bebida.»

Por tanto, cerraré con espinos su camino,
la cercaré con seto
y no hallará sus caminos.
Seguirá a sus amantes,
pero no los alcanzará;
los buscará, pero no los hallará.
Entonces dirá: «Regresaré a mi primer marido,
porque mejor me iba entonces que ahora.»

Ella no reconoció
que yo era quien le daba
el trigo, el vino y el aceite,
quien multiplicaba la plata y el oro
que ofrecían a Baal.
Por tanto, volveré y tomaré
mi trigo a su tiempo
y mi vino en su estación;
le quitaré mi lana y mi lino
que le había dado para cubrir su desnudez.
10 Ahora descubriré su locura
delante de los ojos de sus amantes,
y nadie la librará de mis manos.
11 Haré cesar todo su gozo,
sus fiestas, sus nuevas lunas,
sus sábados
y todas sus solemnidades.
12 Haré talar sus vides y sus higueras,
de las cuales dijo:
«Éste es el salario
que me dieron mis amantes.»
Las convertiré en un matorral
y se las comerán las bestias del campo.
13 La castigaré por los días
en que quemaba incienso a los baales,
cuando se adornaba con sortijas y collares
y se iba tras sus amantes
olvidándose de mí, dice Jehová.

14 Por eso voy a seducirla;
la llevaré al desierto
y hablaré a su corazón.
15 Le daré sus viñas desde allí,
y haré del valle de Acor
una puerta de esperanza.
Y allí cantará, como en los días de su juventud,
como en el día de su subida de la tierra de Egipto.
16 En aquel tiempo, dice Jehová,
me llamarás Ishi,
y nunca más me llamarás Baali.
17 Porque quitaré de su boca los nombres de los baales,
y nunca más se mencionarán sus nombres.

18 En aquel tiempo haré en favor de ellos un pacto
con las bestias del campo,
con las aves del cielo
y las serpientes de la tierra.
Quitaré de la tierra el arco, la espada y la guerra,
y te haré dormir segura.
19 Te desposaré conmigo para siempre;
te desposaré conmigo en justicia,
juicio, benignidad y misericordia.
20 Te desposaré conmigo en fidelidad,
y conocerás a Jehová.
21 En aquel tiempo yo responderé, dice Jehová;
responderé a los cielos,
y ellos responderán a la tierra,
22 y la tierra responderá al trigo,
al vino y al aceite,
y ellos responderán a Jezreel.
23 La sembraré para mí en la tierra;
tendré misericordia de Lo-ruhama
y diré a Lo-ammi: «¡Tú eres mi pueblo!»,
y él dirá: «¡Dios mío!»

Oseas y la adúltera

Me dijo otra vez Jehová: «Ve y ama a una mujer amada de su compañero y adúltera; así ama Jehová a los hijos de Israel, aunque ellos se vuelven a dioses ajenos y aman las tortas de pasas.» Entonces la compré para mí por quince siclos de plata y un homer y medio de cebada. Le dije: «Tú serás mía durante muchos días; no fornicarás ni te entregarás a otro hombre, y yo haré lo mismo contigo.»

Porque muchos días estarán los hijos de Israel sin rey, sin príncipe, sin sacrificio, sin estatua, sin efod y sin terafines. Después volverán los hijos de Israel, buscarán a Jehová, su Dios, y a David, su rey; y temerán a Jehová y a su bondad al fin de los días.

Controversia de Jehová con Israel

Oíd la palabra de Jehová,
hijos de Israel,
porque Jehová contiende
con los moradores de la tierra,
pues no hay verdad, ni misericordia,
ni conocimiento de Dios en la tierra.
El perjurio y la mentira,
el asesinato, el robo y el adulterio prevalecen,
y se comete homicidio tras homicidio.
Por lo cual se enlutará la tierra
y se extenuará todo morador de ella;
las bestias del campo, las aves del cielo
y aun los peces del mar morirán.

«¡Que nadie acuse ni reprenda a otro!
Tu pueblo es como los que resisten al sacerdote.
Tropezarás por tanto en pleno día,
y de noche el profeta tropezará contigo,
y a tu madre destruiré.
Mi pueblo fue destruido
porque le faltó conocimiento.
Por cuanto desechaste el conocimiento,
yo te echaré del sacerdocio;
puesto que olvidaste la ley de tu Dios,
también yo me olvidaré de tus hijos.

»Cuanto más aumentaban,
más pecaban contra mí;
pues también yo cambiaré su honra en afrenta.
Del pecado de mi pueblo comen,
y en su maldad levantan su alma.
Lo mismo será con el pueblo que con el sacerdote:
los castigaré por su conducta
y les pagaré conforme a sus obras.
10 Comerán, mas no se saciarán;
fornicarán, mas no se multiplicarán,
porque dejaron de servir a Jehová.

11 »Fornicación, vino y mosto
quitan el juicio.
12 Mi pueblo consulta a su ídolo de madera,
y el leño le responde;
porque un espíritu de fornicación lo hizo errar,
y dejaron a su Dios por fornicar.
13 Sobre las cimas de los montes sacrificaron,
y quemaron incienso sobre los collados,
y debajo de las encinas, álamos y olmos,
pues buena es su sombra.
Por tanto, vuestras hijas fornicarán
y vuestras nueras cometerán adulterio.
14 No castigaré a vuestras hijas cuando forniquen,
ni a vuestras nueras cuando cometan adulterio;
porque ellos mismos se van con rameras,
y con malas mujeres sacrifican.
Por tanto, el pueblo sin entendimiento caerá.

15 »Si tú, Israel, fornicas,
que al menos no peque Judá.
¡No entréis en Gilgal,
ni subáis a Bet-avén,
ni juréis: “Vive Jehová”!
16 Porque como novilla indómita
se apartó Israel;
¿los apacentará ahora Jehová
como a corderos en ancho prado?
17 Efraín es dado a ídolos,
¡déjalo!
18 Su bebida se corrompió,
fornicaron sin cesar,
sus príncipes amaron lo que avergüenza.
19 ¡Un viento los llevará en sus alas,
y se avergonzarán de sus sacrificios!»

Apocalipsis 1

La revelación de Jesucristo

La revelación de Jesucristo, que Dios le dio para manifestar a sus siervos las cosas que deben suceder pronto. La declaró enviándola por medio de su ángel a su siervo Juan, el cual ha dado testimonio de la palabra de Dios, del testimonio de Jesucristo y de todas las cosas que ha visto. Bienaventurado el que lee y los que oyen las palabras de esta profecía, y guardan las cosas en ella escritas, porque el tiempo está cerca.

Salutaciones a las siete iglesias

Juan, a las siete iglesias que están en Asia: Gracia y paz a vosotros de parte del que es y que era y que ha de venir, de los siete espíritus que están delante de su trono, y de Jesucristo, el testigo fiel, el primogénito de los muertos y el soberano de los reyes de la tierra. Al que nos ama, nos ha lavado de nuestros pecados con su sangre y nos hizo reyes y sacerdotes para Dios, su Padre, a él sea gloria e imperio por los siglos de los siglos. Amén.

He aquí que viene con las nubes:
Todo ojo lo verá, y los que lo traspasaron;
y todos los linajes de la tierra se lamentarán por causa de él.
Sí, amén.

«Yo soy el Alfa y la Omega, principio y fin», dice el Señor, el que es y que era y que ha de venir, el Todopoderoso.

Una visión del Hijo del hombre

Yo, Juan, vuestro hermano y compañero en la tribulación, en el reino y en la perseverancia de Jesucristo, estaba en la isla llamada Patmos, por causa de la palabra de Dios y del testimonio de Jesucristo. 10 Estando yo en el Espíritu en el día del Señor oí detrás de mí una gran voz, como de trompeta, 11 que decía: «Yo soy el Alfa y la Omega, el primero y el último. Escribe en un libro lo que ves y envíalo a las siete iglesias que están en Asia: a Éfeso, Esmirna, Pérgamo, Tiatira, Sardis, Filadelfia y Laodicea.»

12 Me volví para ver la voz que hablaba conmigo. Y vuelto, vi siete candelabros de oro, 13 y en medio de los siete candelabros a uno semejante al Hijo del hombre, vestido de una ropa que llegaba hasta los pies, y tenía el pecho ceñido con un cinto de oro. 14 Su cabeza y sus cabellos eran blancos como blanca lana, como nieve; sus ojos, como llama de fuego. 15 Sus pies eran semejantes al bronce pulido, refulgente como en un horno, y su voz como el estruendo de muchas aguas. 16 En su diestra tenía siete estrellas; de su boca salía una espada aguda de dos filos y su rostro era como el sol cuando resplandece con toda su fuerza.

17 Cuando lo vi, caí a sus pies como muerto. Y él puso su diestra sobre mí, diciéndome: «No temas. Yo soy el primero y el último, 18 el que vive. Estuve muerto, pero vivo por los siglos de los siglos, amén. Y tengo las llaves de la muerte y del Hades. 19 Escribe, pues, las cosas que has visto, las que son y las que han de ser después de éstas. 20 Respecto al misterio de las siete estrellas que has visto en mi diestra, y de los siete candelabros de oro: las siete estrellas son los ángeles de las siete iglesias, y los siete candelabros que has visto son las siete iglesias.

Reina-Valera 1995 (RVR1995)

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