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Old/New Testament

Each day includes a passage from both the Old Testament and New Testament.
Duration: 365 days
Reina-Valera 1995 (RVR1995)
Version
Isaías 34-36

La ira de Jehová contra las naciones

34 Acercaos, naciones, juntaos para oír;
y vosotros, pueblos, escuchad.
Oiga la tierra y cuanto hay en ella,
el mundo y todo lo que él produce.
Porque Jehová está airado contra todas las naciones,
indignado contra todo el ejército de ellas;
las destruirá
y las entregará al matadero.
Los muertos de ellas serán arrojados,
de sus cadáveres subirá el hedor
y los montes se disolverán con la sangre de ellos.
Todo el ejército de los cielos se disolverá,
y se enrollarán los cielos como un libro;
y caerá todo su ejército
como se cae la hoja de la parra,
como se cae la de la higuera.

Porque en los cielos se embriagará mi espada;
descenderá sobre Edom para juicio,
y sobre el pueblo de mi maldición.
Llena está de sangre
y de grasa la espada de Jehová:
sangre de corderos y de machos cabríos,
grasa de riñones de carneros,
porque Jehová tiene sacrificios en Bosra
y una gran matanza en tierra de Edom.
Con ellos caerán búfalos,
toros y becerros.
Su tierra se embriagará de sangre
y su polvo se llenará de grasa.
Porque es día de venganza de Jehová,
año de retribuciones en el pleito de Sión.
Sus arroyos se convertirán en brea,
su polvo en azufre
y su tierra en brea ardiente.
10 No se apagará de noche ni de día,
sino que por siempre subirá su humo;
de generación en generación quedará desolada
y nunca jamás pasará nadie por ella.
11 Se adueñarán de ella el pelícano y el erizo;
la lechuza y el cuervo morarán en ella,
y se extenderá sobre ella cordel de destrucción
y niveles de asolamiento.
12 Llamarán a sus príncipes «príncipes sin reino»;
y todos sus grandes serán como nada.
13 En sus alcázares crecerán espinos,
y ortigas y cardos en sus fortalezas;
y serán morada de chacales
y patio para los pollos de los avestruces.
14 Las fieras del desierto se encontrarán con las hienas,
y la cabra salvaje llamará a su compañero;
la lechuza también tendrá allí refugio
y hallará para sí reposo.
15 Allí anidará el búho, pondrá sus huevos,
sacará sus pollos y los juntará debajo de sus alas;
también se juntarán allí los buitres,
con su pareja.
16 Consultad el libro de Jehová y leed
si faltó alguno de ellos;
ninguno faltó con su pareja.
Porque su boca mandó
y su mismo espíritu los reunió.
17 Y él les echó suertes
y su mano les repartió a cordel.
Para siempre la tendrán por heredad;
de generación en generación morarán allí.

Futuro glorioso de Sión

35 Se alegrarán el desierto y el erial;
la estepa se gozará y florecerá como la rosa.
Florecerá profusamente
y también se alegrará y cantará con júbilo;
la gloria del Líbano le será dada,
la hermosura del Carmelo y de Sarón.
Ellos verán la gloria de Jehová,
el esplendor del Dios nuestro.
¡Fortaleced las manos cansadas,
afirmad las rodillas endebles!
Decid a los de corazón apocado:
«¡Esforzaos, no temáis!
He aquí que vuestro Dios viene
con retribución, con pago;
Dios mismo vendrá y os salvará.»
Entonces los ojos de los ciegos serán abiertos
y destapados los oídos de los sordos.
Entonces el cojo saltará como un ciervo
y cantará la lengua del mudo,
porque aguas serán cavadas en el desierto
y torrentes en la estepa.
El lugar seco se convertirá en estanque
y el sequedal en manaderos de aguas.
La guarida de los chacales, donde ellos se refugian,
será lugar de cañas y juncos.
Y habrá allí calzada y camino,
el cual será llamado Camino de Santidad.
No pasará por allí ningún impuro,
sino que él mismo estará con ellos.
El que ande por este camino,
por torpe que sea, no se extraviará.
No habrá allí león,
ni fieras subirán por él ni allí se encontrarán,
para que caminen los redimidos.
10 Y los redimidos por Jehová
volverán a Sión con alegría;
y habrá gozo perpetuo sobre sus cabezas.
Tendrán gozo y alegría,
y huirán la tristeza y el gemido.

La invasión de Senaquerib(A)

36 Aconteció en el año catorce del rey Ezequías, que Senaquerib, rey de Asiria, subió contra todas las ciudades fortificadas de Judá y las tomó. El rey de Asiria envió al copero mayor con un gran ejército desde Laquis a Jerusalén contra el rey Ezequías, y acampó junto al acueducto del estanque de arriba, en el camino de la heredad del Lavador. Y salió a él Eliaquim hijo de Hilcías, el mayordomo; Sebna, el escriba, y Joa hijo de Asaf, el canciller, a los cuales dijo el copero mayor:

—Decid ahora a Ezequías: El gran rey, el rey de Asiria, dice así: “¿Qué confianza es ésta en que te apoyas? Yo digo que la táctica y el poderío para la guerra, de los que tú hablas, no son más que palabras vacías. Ahora bien, ¿en quién confías para que te rebeles contra mí? He aquí que confías en ese bastón de caña astillada, en Egipto, en el cual si alguien se apoya, se le clavará en la mano y se la atravesará. Tal es el faraón, el rey de Egipto, para con todos los que en él confían. Y si me decís: ‘En Jehová, nuestro Dios, confiamos’, ¿acaso no es éste aquel cuyos lugares altos y cuyos altares hizo quitar Ezequías, y dijo a Judá y a Jerusalén: ‘Delante de este altar adoraréis’?” Ahora, pues, yo te ruego que hagas un trato con el rey de Asiria, mi señor: Yo te daré dos mil caballos, si tú puedes dar jinetes que los monten. ¿Cómo, pues, podrás resistir a un capitán, al menor de los siervos de mi señor, aunque estés confiado en Egipto con sus carros y sus jinetes? 10 ¿Acaso vine yo ahora a esta tierra para destruirla sin permiso de Jehová? Fue Jehová quien me dijo: “Sube a esta tierra y destrúyela.”

11 Entonces dijeron Eliaquim, Sebna y Joa al copero mayor:

—Te rogamos que hables a tus siervos en arameo, porque nosotros lo entendemos; y no hables con nosotros en la lengua de Judá, porque lo oye el pueblo que está sobre el muro.

12 Dijo el copero mayor:

—¿Acaso me envió mi señor a que dijera estas palabras a ti y a tu señor, y no a los hombres que están sobre el muro, expuestos a comer su estiércol y beber su orina lo mismo que vosotros?

13 Entonces el copero mayor se puso en pie y gritó a gran voz en la lengua de Judá, diciendo:

—¡Oíd las palabras del gran rey, el rey de Asiria! 14 El rey dice así: “No os engañe Ezequías, porque no os podrá librar. 15 Ni os haga Ezequías confiar en Jehová, diciendo: ‘Ciertamente Jehová nos librará; no será entregada esta ciudad en manos del rey de Asiria.’ 16 ¡No escuchéis a Ezequías!, porque así dice el rey de Asiria: ‘Haced conmigo la paz y salid a mí; y coma cada uno de su viña, cada uno de su higuera, y beba cada cual las aguas de su pozo, 17 hasta que yo venga y os lleve a una tierra como la vuestra, tierra de grano y de vino, tierra de pan y de viñas.’ 18 Mirad que no os engañe Ezequías diciendo: ‘Jehová nos librará.’ ¿Acaso alguno de los dioses de las naciones ha librado su tierra de manos del rey de Asiria? 19 ¿Dónde está el dios de Hamat y de Arfad? ¿Dónde está el dios de Sefarvaim? ¿Libraron ellos a Samaria de mis manos? 20 ¿Qué dios hay entre los dioses de estas tierras que haya librado su tierra de mis manos, para que Jehová libre de mis manos a Jerusalén?”

21 Pero ellos callaron, no le respondieron palabra, porque el rey así lo había mandado, diciendo: «No le respondáis.» 22 Entonces Eliaquim hijo de Hilcías, el mayordomo; Sebna, el escriba, y Joa hijo de Asaf, el canciller, vinieron a Ezequías, rasgados sus vestidos, y le contaron las palabras del copero mayor.

Colosenses 2

Quiero pues, que sepáis cuán grande lucha sostengo por vosotros, por los que están en Laodicea y por todos los que nunca han visto mi rostro. Lucho para que sean consolados sus corazones y para que, unidos en amor, alcancen todas las riquezas de pleno entendimiento, a fin de conocer el misterio de Dios el Padre y de Cristo, en quien están escondidos todos los tesoros de la sabiduría y del conocimiento.

Esto lo digo para que nadie os engañe con palabras persuasivas, porque aunque estoy ausente en cuerpo, no obstante, en espíritu estoy con vosotros, gozándome y mirando vuestro buen orden y la firmeza de vuestra fe en Cristo.

Por tanto, de la manera que habéis recibido al Señor Jesucristo, andad en él, arraigados y sobreedificados en él y confirmados en la fe, así como habéis sido enseñados, abundando en acciones de gracias.

Plenitud de vida en Cristo

Mirad que nadie os engañe por medio de filosofías y huecas sutilezas basadas en las tradiciones de los hombres, conforme a los elementos del mundo, y no según Cristo.

Porque en él habita corporalmente toda la plenitud de la divinidad, 10 y vosotros estáis completos en él, que es la cabeza de todo principado y potestad. 11 En él también fuisteis circuncidados con circuncisión no hecha por mano de hombre, sino por la circuncisión de Cristo, en la cual sois despojados de vuestra naturaleza pecaminosa. 12 Con él fuisteis sepultados en el bautismo, y en él fuisteis también resucitados por la fe en el poder de Dios que lo levantó de los muertos. 13 Y a vosotros, estando muertos en pecados y en la incircuncisión de vuestra carne, os dio vida juntamente con él, perdonándoos todos los pecados. 14 Él anuló el acta de los decretos que había contra nosotros, que nos era contraria, y la quitó de en medio clavándola en la cruz. 15 Y despojó a los principados y a las autoridades y los exhibió públicamente, triunfando sobre ellos en la cruz.

16 Por tanto, nadie os critique en asuntos de comida o de bebida, o en cuanto a días de fiesta, luna nueva o sábados. 17 Todo esto es sombra de lo que ha de venir; pero el cuerpo es de Cristo. 18 Que nadie os prive de vuestro premio haciendo alarde de humildad y de dar culto a los ángeles (metiéndose en lo que no ha visto), hinchado de vanidad por su propia mente carnal, 19 pero no unido a la Cabeza, en virtud de quien todo el cuerpo, nutriéndose y uniéndose por las coyunturas y ligamentos, crece con el crecimiento que da Dios.

20 Si habéis muerto con Cristo en cuanto a los rudimentos del mundo, ¿por qué, como si vivierais en el mundo, os sometéis a preceptos 21 tales como: «No uses», «No comas», «No toques»? 22 Todos estos preceptos son sólo mandamientos y doctrinas de hombres, los cuales se destruyen con el uso. 23 Tales cosas tienen a la verdad cierta reputación de sabiduría, pues exigen cierta religiosidad, humildad y duro trato del cuerpo; pero no tienen valor alguno contra los apetitos de la carne.

Reina-Valera 1995 (RVR1995)

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