Old/New Testament
Lamento de los cautivos en Babilonia
137 Junto a los ríos de Babilonia,
allí nos sentábamos y llorábamos
acordándonos de Sión.
2 Sobre los sauces, en medio de ella,
colgamos nuestras arpas.
3 Y los que nos habían llevado cautivos nos pedían cánticos,
los que nos habían desolado nos pedían alegría, diciendo:
«Cantadnos algunos de los cánticos de Sión.»
4 ¿Cómo cantaremos un cántico de Jehová
en tierra de extraños?
5 Si me olvido de ti, Jerusalén,
pierda mi diestra su destreza.
6 Mi lengua se pegue a mi paladar,
si de ti no me acuerdo;
si no enaltezco a Jerusalén
como preferente asunto de mi alegría.
7 Jehová, recuerda a los hijos de Edom
cuando el día de Jerusalén decían:
«¡Arrasadla, arrasadla
hasta los cimientos!»
8 Hija de Babilonia, la desolada,
bienaventurado el que te dé el pago
de lo que tú nos hiciste.
9 ¡Dichoso el que tome tus niños
y los estrelle contra la peña!
Acción de gracias por el favor de Jehová
Salmo de David
138 Te alabaré con todo mi corazón;
delante de los dioses te cantaré salmos.
2 Me postraré hacia tu santo Templo
y alabaré tu nombre
por tu misericordia y tu fidelidad,
porque has engrandecido tu nombre
y tu palabra sobre todas las cosas.
3 El día que clamé, me respondiste;
fortaleciste el vigor de mi alma.
4 Te alabarán, Jehová, todos los reyes de la tierra,
porque han oído los dichos de tu boca.
5 Cantarán de los caminos de Jehová,
porque la gloria de Jehová es grande,
6 porque Jehová es excelso, y atiende al humilde,
pero al altivo mira de lejos.
7 Cuando ando en medio de la angustia,
tú me vivificas;
contra la ira de mis enemigos extiendes tu mano
y me salva tu diestra.
8 Jehová cumplirá su propósito en mí.
Tu misericordia, Jehová, es para siempre;
¡no desampares la obra de tus manos!
Omnipresencia y omnisciencia de Dios
Al músico principal. Salmo de David
139 Jehová, tú me has examinado y conocido.
2 Tú has conocido mi sentarme y mi levantarme.
Has entendido desde lejos mis pensamientos.
3 Has escudriñado mi andar y mi reposo,
y todos mis caminos te son conocidos,
4 pues aún no está la palabra en mi lengua
y ya tú, Jehová, la sabes toda.
5 Detrás y delante me rodeaste,
y sobre mí pusiste tu mano.
6 Tal conocimiento es demasiado maravilloso para mí;
¡alto es, no lo puedo comprender!
7 ¿A dónde me iré de tu espíritu?
¿Y a dónde huiré de tu presencia?
8 Si subiera a los cielos, allí estás tú;
y si en el seol hiciera mi estrado, allí tú estás.
9 Si tomara las alas del alba
y habitara en el extremo del mar,
10 aun allí me guiará tu mano
y me asirá tu diestra.
11 Si dijera: «Ciertamente las tinieblas me encubrirán»,
aun la noche resplandecerá alrededor de mí.
12 Aun las tinieblas no encubren de ti,
y la noche resplandece como el día;
¡lo mismo te son las tinieblas que la luz!
13 Tú formaste mis entrañas;
me hiciste en el vientre de mi madre.
14 Te alabaré, porque formidables y maravillosas son tus obras;
estoy maravillado
y mi alma lo sabe muy bien.
15 No fue encubierto de ti mi cuerpo,
aunque en oculto fui formado
y entretejido en lo más profundo de la tierra.
16 Mi embrión vieron tus ojos,
y en tu libro estaban escritas todas aquellas cosas
que fueron luego formadas,
sin faltar ni una de ellas.
17 ¡Cuán preciosos, Dios, me son tus pensamientos!
¡Cuán grande es la suma de ellos!
18 Si los enumero, se multiplican más que la arena.
Yo despierto y aún estoy contigo.
19 De cierto, Dios, harás morir al impío.
¡Apartaos, pues, de mí, hombres sanguinarios!
20 Blasfemias dicen ellos contra ti;
tus enemigos toman en vano tu nombre.
21 ¿No odio, Jehová, a los que te aborrecen,
y me enardezco contra tus enemigos?
22 Los aborrezco por completo,
los tengo por enemigos.
23 Examíname, Dios, y conoce mi corazón;
pruébame y conoce mis pensamientos.
24 Ve si hay en mí camino de perversidad
y guíame en el camino eterno.
13 Si yo hablara lenguas humanas y angélicas, y no tengo amor, vengo a ser como metal que resuena o címbalo que retiñe. 2 Y si tuviera profecía, y entendiera todos los misterios y todo conocimiento, y si tuviera toda la fe, de tal manera que trasladara los montes, y no tengo amor, nada soy. 3 Y si repartiera todos mis bienes para dar de comer a los pobres, y si entregara mi cuerpo para ser quemado, y no tengo amor, de nada me sirve.
4 El amor es sufrido, es benigno;
el amor no tiene envidia;
el amor no es jactancioso, no se envanece,
5 no hace nada indebido, no busca lo suyo,
no se irrita, no guarda rencor;
6 no se goza de la injusticia,
sino que se goza de la verdad.
7 Todo lo sufre, todo lo cree,
todo lo espera, todo lo soporta.
8 El amor nunca deja de ser; pero las profecías se acabarán, cesarán las lenguas y el conocimiento se acabará. 9 En parte conocemos y en parte profetizamos; 10 pero cuando venga lo perfecto, entonces lo que es en parte se acabará. 11 Cuando yo era niño, hablaba como niño, pensaba como niño, juzgaba como niño; pero cuando ya fui hombre, dejé lo que era de niño. 12 Ahora vemos por espejo, oscuramente; pero entonces veremos cara a cara. Ahora conozco en parte, pero entonces conoceré como fui conocido. 13 Ahora permanecen la fe, la esperanza y el amor, estos tres; pero el mayor de ellos es el amor.
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