Old/New Testament
Castigo de las naciones vecinas
9 La profecía de la palabra de Jehová está contra la tierra de Hadrac y sobre Damasco; porque a Jehová deben mirar los ojos de los hombres, y de todas las tribus de Israel.
2 También Hamat será comprendida en el territorio de éste; Tiro y Sidón, aunque sean muy sabias.
3 Bien que Tiro se edificó fortaleza, y amontonó plata como polvo, y oro como lodo de las calles,
4 he aquí, el Señor la empobrecerá, y herirá en el mar su poderío, y ella será consumida por el fuego.
5 Verá Ascalón esto, y temerá; Gaza también, y le entrará mucho miedo; asimismo Ecrón, porque su esperanza será confundida; y perecerá el rey de Gaza, y Ascalón no será habitada.
6 Habitará en Asdod gente bastarda, y pondré fin a la soberbia de los filisteos.
7 Quitaré la sangre de su boca, y sus abominaciones de entre sus dientes, y quedará también un remanente para nuestro Dios, y serán como capitanes en Judá, y Ecrón será como el jebuseo.
8 Entonces acamparé junto a mi casa como un puesto de guardia, para que ninguno vaya ni venga, y no pasará más sobre ellos el opresor; porque ahora miraré con mis ojos.
El futuro rey de Sión
9 Alégrate mucho, hija de Sión; da voces de júbilo, hija de Jerusalén; he aquí que tu rey viene a ti, justo y victorioso, humilde, y cabalgando sobre un asno, sobre un pollino, hijo de asna.
10 Y destruirá los carros de Efraín, y los caballos de Jerusalén, y los arcos de guerra serán quebrados; y dictará paz a las naciones, y su señorío será de mar a mar, y desde el río hasta los confines de la tierra.
11 Y tú también por la sangre de tu pacto serás salva; yo he sacado tus presos de la cisterna en que no hay agua.
12 Volveos a la fortaleza, oh prisioneros de esperanza; hoy también os anuncio que os restauraré el doble.
13 Porque he entesado para mí a Judá como arco, e hice a Efraín su flecha, y despertaré a tus hijos, oh Sión, contra tus hijos, oh Grecia, y te pondré como espada de valiente.
14 Y Jehová será visto sobre ellos, y su dardo saldrá como relámpago; y el Señor Jehová tocará trompeta, y avanzará entre los torbellinos del austro.
15 Jehová de los ejércitos los amparará, y ellos devorarán, y hollarán las piedras de la honda, y beberán, y harán estrépito como agitados por el vino; y se llenarán como tazones, o como los cuernos del altar.
16 Y los salvará en aquel día Jehová su Dios como al rebaño de su pueblo; porque refulgirán sobre su tierra como piedras de diadema.
17 Porque ¡cuánta es su bondad, y cuánta su hermosura! El trigo hará prosperar a los jóvenes, y el mosto hará florecer a las doncellas.
Jehová redimirá a su pueblo
10 Pedid a Jehová lluvia en la estación tardía. Jehová, el que hace los relámpagos, os dará lluvia abundante, y hierba verde en el campo a cada uno.
2 Porque las imágenes han hablado vanidad, y los adivinos han visto mentira, han hablado sueños vanos, y vano es su consuelo; por lo cual el pueblo vaga como ovejas, y sufre porque no tiene pastor.
3 Contra los pastores se ha encendido mi enojo, y castigaré a los machos cabríos; pero Jehová de los ejércitos visitará su rebaño, la casa de Judá, y los pondrá como su caballo de honor en la guerra.
4 De él saldrá la piedra angular, de él la clavija, de él el arco de guerra, de él también todos los jefes.
5 Y serán como valientes que en la batalla huellan al enemigo en el lodo de las calles; y pelearán, porque Jehová estará con ellos; y los que cabalgan en caballos serán avergonzados.
6 Yo fortaleceré la casa de Judá, y daré la victoria a la casa de José, y los haré volver; porque de ellos tendré compasión, y serán como si no los hubiera desechado; porque yo soy Jehová su Dios, y los oiré.
7 Y Efraín será como un valiente, y se alegrará su corazón como a causa del vino; sus hijos también verán, y se alegrarán; su corazón se gozará en Jehová.
8 Yo los llamaré con un silbido, y los reuniré, porque los he redimido; y serán tan numerosos como lo fueron antes.
9 Y aunque los esparciré entre los pueblos, con todo, se acordarán de mí en lejanos países; y vivirán con sus hijos, y volverán.
10 Porque yo los haré volver de la tierra de Egipto, y los recogeré de Asiria; y los traeré a la tierra de Galaad y del Líbano, y no habrá bastante sitio para ellos.
11 Y él atravesará el mar de la angustia, y herirá en el mar las ondas, y se secarán todas las profundidades del río; y la soberbia de Asiria será abatida, y quedará suprimido el cetro de Egipto.
12 Y yo los fortaleceré en Jehová, y caminarán en su nombre, dice Jehová.
11 Oh Líbano, abre tus puertas, y consuma el fuego tus cedros.
2 Aúlla, oh ciprés, porque el cedro cayó, porque los árboles majestuosos han sido devastados. Aullad, encinas de Basán, porque el bosque espeso ha sido talado.
3 Voz de aullido de pastores, porque su magnificencia es asolada; estruendo de rugidos de cachorros de leones, porque la gloria del Jordán ha sido arrasada.
Los pastores inútiles
4 Así dice Jehová mi Dios: Apacienta las ovejas de la matanza,
5 a las cuales matan sus compradores, y no se tienen por culpables; y el que las vende, dice: Bendito sea Jehová, porque me he enriquecido; ni sus pastores tienen compasión de ellas.
6 Por tanto, no tendré ya más compasión de los moradores de la tierra, dice Jehová; porque he aquí que yo entregaré los hombres cada cual en mano de su compañero y en mano de su rey; y asolarán la tierra, y yo no los libraré de sus manos.
7 Apacenté, pues, las ovejas destinadas al matadero, ciertamente, a los más desdichados del rebaño. Y tomé para mí dos cayados: al uno le puse por nombre Gracia, y al otro Ataduras; y apacenté las ovejas.
8 Y destruí a tres pastores en un mes; pues mi alma se impacientó contra ellos, y también el alma de ellos me aborreció a mí.
9 Y dije: No os apacentaré; la que se haya de morir, que se muera; y la que haya de desaparecer, que desaparezca; y las que queden, que cada una se coma la carne de su compañera.
10 Tomé luego mi cayado Gracia, y lo quebré, para romper mi pacto que yo había concertado con todos los pueblos.
11 Y fue deshecho en ese día, y así conocieron los traficantes de ovejas que me observaban, que era palabra de Jehová.
12 Y les dije: Si os parece bien, dadme mi salario; y si no, dejadlo. Y pesaron por mi salario treinta piezas de plata.
13 Y me dijo Jehová: Échalo al tesoro; ¡hermoso precio en que me han valorado! Y tomé las treinta piezas de plata, y las eché al tesoro en la casa de Jehová.
14 Quebré luego el otro cayado, Ataduras, para romper la hermandad entre Judá e Israel.
15 Y me dijo Jehová: Toma aún los aperos de un pastor insensato;
16 porque he aquí, yo voy a suscitar en la tierra a un pastor que no visitará a las perdidas, ni buscará a la extraviada, ni curará a la perniquebrada, ni llevará a cuestas a la cansada, sino que comerá la carne de la gorda, y le romperá las pezuñas.
17 ¡Ay del pastor inútil que abandona el ganado! Hiera la espada su brazo, y su ojo derecho; del todo se secará su brazo, y su ojo derecho será enteramente oscurecido.
Liberación futura de Jerusalén
12 Profecía de la palabra de Jehová acerca de Israel. Jehová, que extiende los cielos y funda la tierra, y forma el espíritu del hombre dentro de él, dice así:
2 He aquí, yo voy a poner a Jerusalén por copa de vértigo para todos los pueblos de alrededor, durante el asedio contra Judá y Jerusalén.
3 Y en aquel día yo pondré a Jerusalén por piedra pesada para todos los pueblos; todos los que se la carguen, serán despedazados, y todas las naciones de la tierra se juntarán contra ella.
4 En aquel día, dice Jehová, heriré con pánico a todo caballo, y con locura al jinete; mas sobre la casa de Judá abriré mis ojos, y a todo caballo de los pueblos heriré con ceguera.
5 Y los capitanes de Judá dirán en su corazón: Los habitantes de Jerusalén son mi fuerza en Jehová de los ejércitos, su Dios.
6 En aquel día pondré a los capitanes de Judá como brasero de fuego entre leña, y como antorcha ardiendo entre gavillas; y consumirán a diestra y a siniestra a todos los pueblos alrededor; y Jerusalén será otra vez habitada en su lugar, en Jerusalén.
7 Y librará primero Jehová las tiendas de Judá, para que la gloria de la casa de David y del habitante de Jerusalén no se engrandezca sobre Judá.
8 En aquel día Jehová defenderá al morador de Jerusalén; el que entre ellos sea débil, en aquel tiempo será como David; y la casa de David como Dios, como el ángel de Jehová delante de ellos.
9 Y en aquel día yo procuraré destruir a todas las naciones que vengan contra Jerusalén.
10 Y derramaré sobre la casa de David, y sobre los moradores de Jerusalén, espíritu de gracia y de oración; y mirarán a mí, a quien traspasaron, y llorarán como se llora por hijo unigénito, afligiéndose por él como quien se aflige por el primogénito.
11 En aquel día habrá gran llanto en Jerusalén, como el llanto de Hadad-rimón en el valle de Meguidó.
12 Y la tierra lamentará, cada linaje aparte; los descendientes de la casa de David por sí, y sus mujeres por sí; los descendientes de la casa de Natán por sí, y sus mujeres por sí;
13 los descendientes de la casa de Leví por sí, y sus mujeres por sí; los descendientes de Simeí por sí, y sus mujeres por sí;
14 todos los otros linajes, cada uno por sí, y sus mujeres por sí.
Los mil años
20 Vi a un ángel que descendía del cielo, teniendo la llave del abismo, y una gran cadena en la mano.
2 Y prendió al dragón, la serpiente antigua, que es el diablo y Satanás, y lo ató por mil años;
3 y lo arrojó al abismo, y lo encerró, y puso su sello sobre él, para que no engañase más a las naciones, hasta que fuesen cumplidos los mil años; y después de esto debe ser desatado por un poco de tiempo.
4 Y vi tronos, y se sentaron sobre ellos los que recibieron facultad de juzgar; y vi las almas de los decapitados por causa del testimonio de Jesús y por la palabra de Dios, y a los que no habían adorado a la bestia ni a su imagen, y que no habían recibido la marca en sus frentes ni en sus manos; y volvieron a la vida y reinaron con Cristo mil años.
5 Pero los otros muertos no volvieron a vivir hasta que se cumplieron los mil años. Ésta es la primera resurrección.
6 Bienaventurado y santo el que tiene parte en la primera resurrección; la segunda muerte no tiene potestad sobre éstos, sino que serán sacerdotes de Dios y de Cristo, y reinarán con él por mil años.
7 Y cuando los mil años se cumplan, Satanás será soltado de su prisión,
8 y saldrá a engañar a las naciones que están en los cuatro extremos de la tierra, a Gog y a Magog, a fin de reunirlos para la batalla; el número de los cuales es como la arena del mar.
9 Y subieron sobre la anchura de la tierra, y rodearon el campamento de los santos y la ciudad amada; y de parte de Dios descendió fuego del cielo, y los consumió.
10 Y el diablo que los engañaba fue lanzado al lago de fuego y azufre, donde estaban la bestia y el falso profeta; y serán atormentados día y noche por los siglos de los siglos.
El juicio ante el gran trono blanco
11 Y vi un gran trono blanco y al que estaba sentado en él, de delante del cual huyeron la tierra y el cielo, y no se encontró ningún lugar para ellos.
12 Y vi a los muertos, grandes y pequeños, de pie delante de Dios; y los libros fueron abiertos, y otro libro fue abierto, el cual es el libro de la vida; y fueron juzgados los muertos por las cosas que estaban escritas en los libros, según sus obras.
13 Y el mar entregó los muertos que había en él; y la muerte y el Hades entregaron los muertos que había en ellos; y fueron juzgados cada uno según sus obras.
14 Y la muerte y el Hades fueron lanzados al lago de fuego. Ésta es la muerte segunda.
15 Y el que no se halló inscrito en el libro de la vida fue lanzado al lago de fuego.
Texto bíblico tomado de La Santa Biblia, Reina Valera Revisada® RVR® Copyright © 2017 por HarperCollins Christian Publishing® Usado con permiso. Reservados todos los derechos en todo el mundo.