Read the New Testament in 24 Weeks
Introducción (1,1-4)
Dios nos ha hablado por medio de su Hijo
1 Dios habló en otro tiempo a nuestros antepasados por medio de los profetas, y lo hizo en distintas ocasiones y de múltiples maneras. 2 Ahora, llegada la etapa final, nos ha hablado por medio del Hijo a quien constituyó heredero de todas las cosas y por quien creó también el universo. 3 El Hijo, que siendo reflejo resplandeciente de la gloria del Padre e imagen perfecta de su ser, sostiene todas las cosas mediante su palabra poderosa y que, después de habernos purificado del pecado, se sentó junto al trono de Dios en las alturas 4 y ha venido a ser un valedor tanto más poderoso que los ángeles, cuanto es más excelente el título que ha recibido en herencia.
I.— JESUCRISTO, SUPERIOR A LOS ÁNGELES (1,5—2,18)
Hijo de Dios
5 En efecto, jamás dijo Dios a ningún ángel:
Tú eres mi Hijo,
yo te he engendrado hoy.
Ni tampoco:
Seré para él un padre,
y él será un hijo para mí.
6 Asimismo, al introducir a su Hijo primogénito en el mundo dice:
Adórenlo todos los ángeles de Dios.
7 Y mientras que de los ángeles dice la Escritura:
Dios hace espíritus a sus ángeles,
y llamas ardientes a sus ministros,
8 del Hijo, en cambio, dice:
Tu trono, oh Dios, permanece para siempre
y gobiernas tu reino con rectitud.
9 Amas la justicia y odias la maldad;
por eso Dios, tu Dios, te ha ungido
con óleo de alegría haciéndote sobresalir
más que tus compañeros.
10 Y dice también:
Tú, Señor, pusiste al comienzo
los cimientos de la tierra,
y hechura de tus manos son los cielos.
11 Ellos perecerán; tú, en cambio, permaneces.
Como traje que envejece serán todos;
12 como si de un manto se tratara, los doblarás
y como ropa que se muda cambiarán.
Pero tú eres siempre el mismo
y tus años no tendrán fin.
13 ¿A qué ángel, en fin, dijo alguna vez:
Siéntate junto a mí
hasta que yo ponga a tus enemigos
por estrado de tus pies?
14 ¿No son todos ellos espíritus enviados con la función de servir a los que han de heredar la salvación?
Atentos al mensaje
2 Es preciso, por tanto, que tomemos en serio el mensaje recibido, si no queremos navegar a la deriva. 2 Porque si la palabra pronunciada por ángeles tuvo plena validez, y cuantos la desobedecieron y conculcaron recibieron el merecido castigo, 3 ¿cómo podremos salir nosotros bien parados si desdeñamos una salvación tan valiosa como esta? Me refiero a la salvación que comenzó siendo anunciada por el Señor, que nos confirmaron quienes la escucharon 4 y de la que Dios mismo ha dado testimonio valiéndose de milagros, prodigios y toda suerte de maravillas, además de los dones del Espíritu Santo que ha repartido según su voluntad.
Glorificación de Jesucristo
5 El mundo de que hablamos es el mundo futuro y no lo ha puesto Dios bajo el dominio de los ángeles. 6 De ello da fe alguien en un lugar de la Escritura:
¿Qué es el ser humano para que te acuerdes de él?
¿Qué el simple mortal para que te preocupes por él?
7 Apenas inferior a los ángeles lo hiciste;
de gloria y de honor lo coronaste;
8 todo lo sometiste a su poder.
Y si todo le ha sido sometido, nada queda fuera de su dominio. Es cierto que al presente no vemos que todo le esté sometido; 9 pero sí vemos que Jesús, a quien Dios hizo un poco inferior a los ángeles, ha sido coronado de gloria y honor por haber sufrido la muerte. De esta manera, debido a la bondad de Dios, experimentó la muerte en favor de todos.
Solidario con los hermanos
10 Convenía, en efecto, que Dios, que es origen y fin de todas las cosas y que quiere conducir a una multitud de hijos a la gloria, hiciera perfecto por medio del sufrimiento a quien tenía que encabezar la salvación de los demás. 11 Y es que santificador y santificados proceden de uno mismo. Por esta razón el santificador no tiene a menos llamarlos hermanos, 12 cuando dice:
Anunciaré tu nombre a tus hermanos,
en medio de la asamblea te alabaré.
13 Y en otro lugar:
Yo pondré en él mi confianza.
Y también:
Aquí estoy yo con los hijos
que Dios me ha dado.
14 Y lo mismo que los hijos comparten una misma carne y sangre, también Jesús las compartió para poder así, con su muerte, reducir a la impotencia al que tiene poder para matar, es decir, al diablo, 15 y liberar a quienes el miedo a la muerte ha mantenido de por vida bajo el yugo de la esclavitud. 16 Porque no es a los ángeles, sino a la descendencia de Abrahán a quien vino a tender una mano. 17 Por eso tenía que ser en todo semejante a los hermanos, ya que de otra manera no podría ser un sacerdote compasivo y fiel en las cosas que se refieren a Dios, ni podría obtener el perdón de los pecados del pueblo. 18 Precisamente porque él mismo fue puesto a prueba y soportó el sufrimiento, puede ahora ayudar a quienes están siendo probados.
La Palabra, (versión hispanoamericana) © 2010 Texto y Edición, Sociedad Bíblica de España