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Read the New Testament in 24 Weeks

A reading plan that walks through the entire New Testament in 24 weeks of daily readings.
Duration: 168 days
La Palabra (Hispanoamérica) (BLPH)
Version
Hechos 11-12

Informe de Pedro a la iglesia de Jerusalén

11 Los apóstoles y los fieles de origen judío se enteraron de que los no judíos habían recibido también el mensaje de Dios. Así que, cuando Pedro subió a Jerusalén, les faltó tiempo a los partidarios de la circuncisión para echarle en cara en tono acusador:

— ¡Has entrado en casa de incircuncisos y hasta has comido con ellos!

Pedro comenzó entonces a relatarles detalladamente y desde el principio lo ocurrido.

— Estaba yo orando en Jope —les dijo— cuando caí en éxtasis y tuve una visión. Vi algo así como un enorme mantel que descendía del cielo colgado de sus cuatro puntas y que llegaba hasta mí. Al mirarlo con detenimiento, comprobé que contenía cuadrúpedos, fieras, reptiles y aves. En esto oí una voz que me decía: “¡Anda, Pedro, mata y come!”. “¡De ninguna manera, Señor —respondí—, pues jamás entró en mi boca nada profano o impuro!”. La voz replicó por segunda vez desde el cielo: “No consideres tú profano lo que Dios ha purificado”. 10 Esto ocurrió por tres veces, y después todo volvió al cielo. 11 En ese mismo momento llegaron tres hombres a la casa donde me encontraba. Venían a buscarme desde Cesarea, 12 y el Espíritu me había dicho que los acompañara sin ningún reparo.

Mis seis acompañantes, aquí presentes, entraron conmigo en casa de aquel hombre, 13 que nos refirió cómo en su propia casa se le había aparecido un ángel para decirle: “Envía a alguien a Jope y haz venir a Simón, a quien también se conoce como Pedro. 14 Él te hablará de algo que puede ser tu salvación y la de tu familia”. 15 Apenas comencé a hablarles, descendió sobre ellos el Espíritu Santo, como lo hizo sobre nosotros al principio. 16 Recordé entonces que el Señor había dicho: “Juan bautizaba con agua, pero ustedes serán bautizados con el Espíritu Santo”. 17 Por consiguiente, si Dios les concedió el mismo don que a nosotros que hemos creído en Jesucristo el Señor, ¿quién era yo para oponerme a Dios?

18 Estas razones hicieron callar a los oyentes, que alabaron a Dios y comentaron:

— ¡Así que Dios ha concedido también a los no judíos la oportunidad de convertirse para alcanzar la vida eterna!

La iglesia de Antioquía

19 Los creyentes que se habían dispersado a raíz de la persecución desencadenada en el caso de Esteban, llegaron hasta Fenicia, Chipre y Antioquía, anunciando el mensaje únicamente a los judíos. 20 Pero algunos creyentes de Chipre y Cirene viajaron a Antioquía y anunciaron también a los griegos la buena nueva de Jesús, el Señor. 21 El Señor estaba con ellos, y un buen número de personas abrazaron la fe y se convirtieron al Señor. 22 Cuando esta noticia llegó a oídos de la iglesia de Jerusalén, enviaron a Bernabé a Antioquía. 23 Al llegar este y ver el resultado de la gracia de Dios, se llenó de alegría, y animaba a todos a permanecer en constante fidelidad al Señor. 24 No en vano Bernabé era hombre cabal, de fe acendrada y lleno del Espíritu Santo. Y fueron muchos los que allí se unieron al Señor.

25 Bernabé marchó después a Tarso en busca de Saulo. 26 Cuando lo encontró, lo llevó consigo a Antioquía. Y a lo largo de todo un año trabajaron los dos juntos en aquella iglesia, instruyendo en la fe a un buen número de personas. Fue precisamente en Antioquía donde por primera vez se llamó “cristianos” a los discípulos [de Jesús]. 27 Por aquellos días llegaron a Antioquía unos hermanos de Jerusalén que tenían el don de profecía. 28 Uno de ellos llamado Agabo, impulsado por el Espíritu, anunció que iba a sobrevenir una gran escasez en el mundo entero (la cual, en efecto, tuvo lugar durante el reinado de Claudio). 29 Decidieron, pues, los fieles, conforme a las posibilidades de cada uno, enviar ayuda para atender a las necesidades de los hermanos residentes en Judea. 30 Y así lo hicieron, y remitieron dicha ayuda a los dirigentes por conducto de Bernabé y Saulo.

Martirio de Santiago y encarcelamiento de Pedro

12 Por aquellos días, el rey Herodes hizo apresar a algunos miembros de la Iglesia con intención de torturarlos. Ordenó la ejecución de Santiago, el hermano de Juan. Al comprobar la satisfacción que con ello había causado a los judíos, se propuso encarcelar a Pedro en fecha que coincidió con las fiestas de Pascua. Una vez capturado, encomendó su custodia a cuatro piquetes, compuesto cada uno por cuatro soldados, con el propósito de juzgarlo públicamente después de la Pascua. Mientras Pedro permanecía bajo custodia en la cárcel, la Iglesia rogaba fervientemente a Dios por él.

Pedro es liberado

La noche anterior al día en que Herodes se proponía someterlo a juicio público, Pedro dormía entre dos soldados, atado con dos cadenas, mientras unos centinelas custodiaban la puerta de la cárcel. De repente apareció un ángel del Señor y un resplandor inundó la celda. El ángel tocó a Pedro en el costado, para despertarlo, y le dijo:

— ¡Rápido, levántate!

Y al instante cayeron las cadenas de sus muñecas. El ángel volvió a hablarle:

— Ajústate el cinturón y cálzate.

Hecho esto, le dijo:

— Ponte la capa y sígueme.

Pedro fue tras él, sin saber con certeza si lo del ángel era o no real; a él le parecía todo un sueño. 10 Pasaron el primer puesto de guardia, luego el segundo y, por fin, llegaron a la puerta de hierro que daba a la calle, la cual se abrió sola ante ellos. Ya en el exterior, caminaron un trecho y, sin más, el ángel desapareció de su lado. 11 Pedro entonces volvió en sí y exclamó:

— Ahora me doy cuenta de que el Señor ha enviado su ángel para librarme de las garras de Herodes y de la trama organizada contra mí por el pueblo judío.

12 Después de orientarse, se encaminó hacia la casa de María, la madre de Juan, por sobrenombre Marcos, donde había muchas personas reunidas en oración. 13 Llamó a la puerta principal; una joven sirviente llamada Rode se acercó a ver quién era 14 y, al reconocer la voz de Pedro, se puso tan alegre que, en lugar de abrir la puerta, corrió al interior para avisar que Pedro estaba en el zaguán.

15 — ¡Estás loca! —le respondieron—.

Como ella insistía en que era cierto, comentaron:

— Debe de ser su ángel.

16 Mientras tanto, Pedro continuaba llamando. Cuando al fin abrieron y vieron que era él, quedaron atónitos. 17 Él les hizo señas de que guardaran silencio y les refirió cómo el Señor le había sacado de la cárcel. Y concluyó diciendo:

— Comuníquenselo a Santiago y a los otros hermanos.

Seguidamente partió hacia otro lugar.

18 No fue pequeña la confusión que hubo al día siguiente entre los soldados respecto al paradero de Pedro. 19 Herodes dio órdenes de buscarlo; y como no hubo manera de dar con él, sometió a interrogatorio a los guardias y mandó ejecutarlos. Se trasladó después de Judea a Cesarea, donde pasó algún tiempo.

Muerte de Herodes

20 Herodes estaba sumamente irritado con los habitantes de Tiro y Sidón. No obstante, estos resolvieron, de común acuerdo, entrevistarse con él, para lo cual obtuvieron el apoyo de Blasto, el mayordomo del rey. Buscaban con ello llegar a una solución pacífica, pues su país era abastecido por el de Herodes. 21 En la fecha fijada para la audiencia, Herodes, vestido de sus máximas galas reales, ocupó su lugar en la tribuna y pronunció un discurso ante sus súbditos. 22 La plebe gritó exaltada:

— ¡No es un hombre sino un dios el que habla!

23 En aquel mismo instante, un ángel del Señor lo hirió de grave enfermedad por haberse arrogado el honor que corresponde a Dios, y murió comido por gusanos.

Pablo y Bernabé regresan de Jerusalén

24 Entre tanto, el mensaje de Dios se divulgaba y penetraba por doquier. 25 En cuanto a Bernabé y a Saulo, cumplida su misión, regresaron de Jerusalén llevando consigo a Juan Marcos.

La Palabra (Hispanoamérica) (BLPH)

La Palabra, (versión hispanoamericana) © 2010 Texto y Edición, Sociedad Bíblica de España