Print Page Options
Previous Prev Day Next DayNext

Read the New Testament in 24 Weeks

A reading plan that walks through the entire New Testament in 24 weeks of daily readings.
Duration: 168 days
Reina Valera Actualizada (RVA-2015)
Version
Juan 20-21

La resurrección de Jesús

20 El primer día de la semana, muy de madrugada, siendo aún oscuro, María Magdalena fue al sepulcro y vio que la piedra había sido quitada del sepulcro. Entonces corrió y fue a Simón Pedro y al otro discípulo a quien amaba Jesús, y les dijo:

—Han sacado al Señor del sepulcro y no sabemos dónde lo han puesto.

Salieron, pues, Pedro y el otro discípulo e iban al sepulcro. Y los dos corrían juntos, pero el otro discípulo corrió más rápidamente que Pedro y llegó primero al sepulcro. Y cuando se inclinó, vio que los lienzos habían quedado allí; sin embargo, no entró.

Entonces llegó Simón Pedro siguiéndolo y entró en el sepulcro. Y vio los lienzos que habían quedado, y el sudario que había estado sobre su cabeza no puesto con los lienzos sino doblado en un lugar aparte. Entonces entró también el otro discípulo que había llegado primero al sepulcro, y vio y creyó. Pues aún no entendían la Escritura, que le era necesario resucitar de entre los muertos. 10 Entonces los discípulos volvieron a los suyos.

Jesús aparece a María Magdalena

11 Pero María Magdalena estaba llorando fuera del sepulcro. Mientras lloraba, se inclinó hacia dentro del sepulcro 12 y vio a dos ángeles con vestiduras blancas que estaban sentados, el uno a la cabecera y el otro a los pies donde había sido puesto el cuerpo de Jesús. 13 Y ellos le dijeron:

—Mujer, ¿por qué lloras?

Les dijo:

—Porque se han llevado a mi Señor y no sé dónde lo han puesto.

14 Habiendo dicho esto, se volvió hacia atrás y vio a Jesús de pie; pero no se daba cuenta de que era Jesús.

15 Jesús le dijo:

—Mujer, ¿por qué lloras? ¿A quién buscas?

Ella, pensando que él era el jardinero, le dijo:

—Señor, si tú lo has llevado, dime dónde lo has puesto y yo lo llevaré.

16 Jesús le dijo:

—María…

Volviéndose ella, le dijo en hebreo:

—¡Raboni! (que quiere decir Maestro).

17 Jesús le dijo:

—Suéltame porque aún no he subido al Padre. Pero ve a mis hermanos y diles: “Yo subo a mi Padre y Padre de ustedes, a mi Dios y Dios de ustedes”.

18 María Magdalena fue a dar las noticias a los discípulos:

—¡He visto al Señor!

También les contó que él le había dicho estas cosas.

Jesús aparece a sus discípulos

19 Al anochecer de aquel día, el primero de la semana, y estando las puertas cerradas en el lugar donde los discípulos se reunían por miedo a los judíos, Jesús entró, se puso en medio de ellos y les dijo: “¡Paz a ustedes!”. 20 Habiendo dicho esto, les mostró las manos y el costado. Los discípulos se regocijaron cuando vieron al Señor. 21 Entonces Jesús les dijo otra vez: “¡Paz a ustedes! Como me ha enviado el Padre, así también yo los envío a ustedes”.

22 Habiendo dicho esto, sopló y les dijo: “Reciban el Espíritu Santo. 23 A los que remitan los pecados, les han sido remitidos; y a quienes se los retengan, les han sido retenidos”.

Jesús convence a Tomás

24 Pero Tomás, llamado Dídimo, uno de los doce, no estaba con ellos cuando vino Jesús. 25 Entonces los otros discípulos le decían:

—¡Hemos visto al Señor!

Pero él les dijo:

—Si yo no veo en sus manos la marca de los clavos, y si no meto mi dedo en la marca de los clavos y si no meto mi mano en su costado, no creeré jamás.

26 Ocho días después, sus discípulos estaban adentro otra vez y Tomás estaba con ellos. Y aunque las puertas estaban cerradas, Jesús entró, se puso en medio y dijo:

—¡Paz a ustedes!

27 Luego dijo a Tomás:

—Pon tu dedo aquí y mira mis manos, pon acá tu mano y métela en mi costado, y no seas incrédulo sino creyente.

28 Entonces Tomás respondió y le dijo:

—¡Señor mío y Dios mío!

29 Jesús le dijo:

—¿Porque me has visto, has creído?[a]. ¡Bienaventurados los que no ven y creen!

El propósito de este libro

30 Por cierto, Jesús hizo muchas otras señales en presencia de sus discípulos las cuales no están escritas en este libro. 31 Pero estas cosas han sido escritas para que ustedes crean que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, y para que creyendo tengan vida en su nombre.

Jesús aparece a los suyos en Galilea

21 Después de esto, Jesús se manifestó otra vez a sus discípulos en el mar de Tiberias. Se manifestó de esta manera: Estaban juntos Simón Pedro, Tomás llamado Dídimo, Natanael que era de Caná de Galilea, los hijos de Zebedeo y otros dos de sus discípulos. Simón Pedro les dijo:

—Voy a pescar.

Le dijeron:

—Vamos nosotros también contigo.

Salieron y entraron en la barca, pero aquella noche no consiguieron nada. Al amanecer, Jesús se presentó en la playa, aunque los discípulos no se daban cuenta de que era Jesús. Entonces Jesús les dijo:

—Hijitos, ¿no tienen nada de comer?

Le contestaron:

—No.

Él les dijo:

—Echen la red al lado derecho de la barca, y hallarán.

La echaron, pues, y ya no podían sacarla por la gran cantidad de peces. Entonces aquel discípulo a quien Jesús amaba dijo a Pedro:

—¡Es el Señor!

Cuando Simón Pedro oyó que era el Señor, se ciñó el manto, pues se lo había quitado, y se tiró al mar. Los otros discípulos llegaron con la barca, arrastrando la red con los peces porque no estaban lejos de tierra sino como a cien metros. Cuando bajaron a tierra, vieron brasas puestas con pescado encima, y pan.

10 Jesús les dijo:

—Traigan de los pescados que ahora han pescado.

11 Entonces Simón Pedro subió y sacó a tierra la red llena de grandes pescados, ciento cincuenta y tres de ellos y, aunque eran tantos, la red no se rompió. 12 Jesús les dijo:

—Vengan, coman.

Ninguno de los discípulos osaba preguntarle: “Tú, ¿quién eres?”, pues sabían que era el Señor. 13 Vino, entonces, Jesús y tomó el pan y les dio; y también hizo lo mismo con el pescado. 14 Esta era ya la tercera vez que Jesús se manifestaba a sus discípulos después de haber resucitado de entre los muertos.

Jesús y Pedro

15 Cuando hubieron comido, Jesús dijo a Simón Pedro:

—Simón hijo de Jonás, ¿me amas tú más que estos?

Le dijo:

—Sí, Señor; tú sabes que te amo[b].

Jesús le dijo:

—Apacienta mis corderos.

16 Le volvió a decir por segunda vez:

—Simón hijo de Jonás, ¿me amas?

Le contestó:

—Sí, Señor; tú sabes que te amo[c].

Jesús le dijo:

—Pastorea mis ovejas.

17 Le dijo por tercera vez:

—Simón hijo de Jonás, ¿me amas[d]?

Pedro se entristeció de que le dijera por tercera vez: “¿Me amas[e]?”. Y le dijo:

—Señor, tú conoces todas las cosas. Tú sabes que te amo[f].

Jesús le dijo:

—Apacienta mis ovejas. 18 De cierto, de cierto te digo que cuando eras más joven, tú te ceñías e ibas a donde querías; pero cuando seas viejo extenderás las manos y te ceñirá otro y te llevará a donde no quieras.

19 Esto dijo señalando con qué muerte Pedro había de glorificar a Dios. Después de haber dicho esto le dijo:

—Sígueme.

Jesús y el discípulo amado

20 Pedro se dio vuelta y vio que les seguía el discípulo a quien Jesús amaba. Fue el mismo que se recostó sobre su pecho en la cena y le dijo: “Señor, ¿quién es el que te ha de entregar?”[g]. 21 Así que, al verlo, Pedro le dijo a Jesús:

—Señor, ¿y qué de este?

22 Jesús le dijo:

—Si yo quiero que él quede hasta que yo venga, ¿qué tiene esto que ver contigo? Tú, sígueme.

23 Así que se difundió este dicho entre los hermanos de que aquel discípulo no habría de morir. Pero Jesús no le dijo que no moriría, sino: “Si yo quiero que él quede hasta que yo venga, ¿qué tiene que ver eso contigo?”.

24 Este es el discípulo que da testimonio de estas cosas y las escribió. Y sabemos que su testimonio es verdadero.

25 Hay también muchas otras cosas que hizo Jesús que, si se escribieran una por una, pienso que no cabrían ni aun en el mundo los libros que se habrían de escribir[h].

Reina Valera Actualizada (RVA-2015)

Version Reina Valera Actualizada, Copyright © 2015 by Editorial Mundo Hispano