Read the New Testament in 24 Weeks
Castigo de Ananías y Safira
5 Pero cierto hombre llamado Ananías, con Safira su mujer, vendió una propiedad, 2 y se quedó con parte del precio(A), sabiéndolo también su[a] mujer; y trayendo la otra[b] parte, la puso a los pies de los apóstoles(B).
3 Pero Pedro dijo: «Ananías, ¿por qué ha llenado Satanás(C) tu corazón para mentir al Espíritu Santo(D), y quedarte con parte del precio(E) del terreno? 4 Mientras estaba sin venderse, ¿no te pertenecía? Y después de vendida, ¿no estaba bajo tu poder? ¿Por qué concebiste este asunto en tu corazón? No has mentido a los hombres sino a Dios(F)».
5 Al oír Ananías estas palabras, cayó y expiró(G); y vino un gran temor sobre todos los que lo supieron[c](H). 6 Entonces los jóvenes[d] se levantaron y lo cubrieron(I), y sacándolo, le dieron sepultura.
7 Como tres horas después entró su mujer, no sabiendo lo que había sucedido. 8 Y Pedro le preguntó[e]: «Dime, ¿vendieron el terreno en tal precio?». «Sí, ese fue el precio[f](J)», dijo ella. 9 Entonces Pedro le dijo: «¿Por qué se pusieron de acuerdo para poner a prueba(K) al Espíritu del Señor(L)? Mira, los pies de los hombres que sepultaron a tu marido están a la puerta, y te sacarán también a ti». 10 Al instante ella cayó a los pies de él, y expiró(M). Al entrar los jóvenes, la hallaron muerta; entonces la sacaron y le dieron sepultura junto a su marido. 11 Y vino un gran temor sobre toda la iglesia y sobre todos los que supieron[g] estas cosas(N).
Muchas señales y prodigios
12 Por mano de los apóstoles se realizaban muchas señales[h] y prodigios(O) entre el pueblo; y acostumbraban a estar todos de común acuerdo en el pórtico de Salomón(P). 13 Pero ninguno de los demás se atrevía a juntarse con ellos; sin embargo, el pueblo los tenía en gran estima(Q).
14 Y más y más creyentes(R) en el Señor, multitud de hombres y de mujeres, se añadían constantemente al número de ellos(S), 15 a tal punto que aun sacaban a los enfermos a las calles y los tendían en lechos y camillas, para que al pasar Pedro, siquiera su sombra cayera sobre alguno de ellos(T). 16 También la gente de las ciudades en los alrededores de Jerusalén acudía trayendo enfermos y atormentados por espíritus inmundos, y[i] todos eran sanados.
En la cárcel y libres otra vez
17 Pero levantándose el sumo sacerdote, y todos los que estaban con él, (es decir, la secta(U) de los saduceos(V)), se llenaron de celo. 18 Entonces echaron mano a los apóstoles y los pusieron en una cárcel pública(W). 19 Pero durante la noche, un ángel del Señor(X), abrió las puertas de la cárcel y sacándolos, les dijo: 20 «Vayan, preséntense en el templo, y hablen[j] al pueblo todo el mensaje[k](Y) de esta Vida».
21 Habiendo oído esto, al amanecer entraron en el templo y enseñaban(Z). Cuando llegaron el sumo sacerdote(AA) y los que estaban con él, convocaron al Concilio[l](AB), es decir[m], a todo el Senado de los israelitas. Y mandaron traer de la cárcel a los apóstoles. 22 Pero los guardias(AC) que fueron no los encontraron en la cárcel; volvieron, pues, y les informaron: 23 «Encontramos la cárcel cerrada con toda seguridad y los guardias de pie a las puertas; pero cuando abrimos, a nadie hallamos dentro».
24 Cuando oyeron estas palabras el capitán de la guardia del templo(AD) y los principales sacerdotes, se quedaron muy perplejos a causa de ellas, pensando en qué terminaría aquello[n]. 25 Pero alguien se presentó y les informó: «Miren, los hombres que pusieron en la cárcel están en el templo enseñando al pueblo».
26 Entonces el capitán(AE) fue con los guardias(AF) y los trajo sin violencia porque temían(AG) al pueblo, no fuera que los apedrearan. 27 Cuando los trajeron, los pusieron ante[o] el Concilio[p](AH), y el sumo sacerdote los interrogó: 28 «Les dimos órdenes estrictas de no continuar enseñando en este Nombre(AI), y han llenado a Jerusalén con sus enseñanzas, y quieren traer sobre nosotros la sangre de este Hombre(AJ)».
29 Pero Pedro y los apóstoles respondieron: «Debemos obedecer a Dios en vez de obedecer a los hombres(AK). 30 El Dios de nuestros padres(AL) resucitó a Jesús(AM), a quien ustedes mataron[q] y colgaron en una cruz[r](AN). 31 A Él Dios lo exaltó a[s] Su diestra(AO) como Príncipe[t](AP) y Salvador(AQ), para dar arrepentimiento a Israel, y perdón de pecados(AR). 32 Y nosotros somos testigos de estas cosas(AS); y también el Espíritu Santo(AT), el cual Dios ha dado a los que le obedecen».
El consejo de Gamaliel
33 Cuando ellos oyeron esto, se sintieron profundamente ofendidos[u](AU) y querían matarlos. 34 Pero cierto fariseo llamado Gamaliel(AV), maestro(AW) de la ley, respetado por todo el pueblo, se levantó en el Concilio[v](AX) y ordenó que sacaran fuera a los apóstoles por un momento.
35 Entonces les dijo: «Hombres de Israel, tengan cuidado de lo que van a hacer con estos hombres. 36 Porque hace algún tiempo Teudas se levantó pretendiendo ser alguien(AY); y un grupo como de 400 hombres se unió a él. Y[w] fue muerto, y todos los que lo seguían[x] fueron dispersos y reducidos a nada. 37 Después de él, se levantó Judas de Galilea en los días del censo(AZ), y llevó mucha gente tras sí; él también pereció, y todos los que lo seguían[y] se dispersaron.
38 »Por tanto, en este caso les digo que no tengan nada que ver con[z] estos hombres y déjenlos en paz, porque si este plan o acción[aa] es de los hombres(BA), perecerá; 39 pero si es de Dios, no podrán destruirlos; no sea que se hallen luchando contra Dios(BB)».
40 Ellos aceptaron su consejo[ab], y después de llamar a los apóstoles, los azotaron(BC) y les ordenaron que no hablaran más en el nombre de Jesús y los soltaron. 41 Los apóstoles, pues, salieron de la presencia del Concilio[ac](BD), regocijándose de que hubieran sido considerados dignos de sufrir afrenta por Su Nombre[ad](BE). 42 Y todos los días, en el templo y de casa en casa[ae](BF), no cesaban de enseñar y proclamar el evangelio de Jesús(BG) como el Cristo[af].
Elección de siete diáconos
6 Por aquellos[ag] días, al multiplicarse el número(BH) de los discípulos(BI), surgió una queja de parte de los judíos helenistas[ah](BJ) en contra de los judíos[ai](BK) nativos, porque sus viudas(BL) eran desatendidas en la distribución diaria de los alimentos(BM).
2 Entonces los doce[aj] convocaron a la congregación de los discípulos, y dijeron: «No es conveniente que nosotros descuidemos la palabra de Dios para servir mesas. 3 Por tanto, hermanos(BN), escojan de entre ustedes siete hombres de buena reputación, llenos del Espíritu Santo(BO) y de sabiduría, a quienes podamos encargar esta tarea. 4 Y nosotros nos entregaremos a la oración(BP) y al ministerio[ak] de la palabra».
5 Lo propuesto tuvo la aprobación de toda la congregación[al], y escogieron a Esteban(BQ), un hombre lleno de fe y del Espíritu Santo(BR), y a Felipe(BS), a Prócoro, a Nicanor, a Timón, a Parmenas y a Nicolás, un prosélito[am](BT) de Antioquía(BU). 6 A estos los presentaron ante los apóstoles, y después de orar(BV), pusieron sus manos sobre ellos(BW).
7 Y la palabra de Dios crecía(BX), y el número de los discípulos se multiplicaba(BY) en gran manera en Jerusalén, y muchos de[an] los sacerdotes obedecían a la fe(BZ).
Arresto de Esteban y su defensa
8 Esteban, lleno de gracia y de poder, hacía grandes prodigios y señales[ao](CA) entre el pueblo. 9 Pero algunos de la sinagoga llamada de los Libertos[ap], incluyendo tanto cireneos(CB) como alejandrinos(CC), y algunos de Cilicia(CD) y de Asia[aq](CE), se levantaron y discutían con Esteban. 10 Pero no podían resistir a la sabiduría y al Espíritu con que hablaba.
11 Entonces, en secreto persuadieron a algunos hombres para que dijeran[ar]: «Le hemos oído hablar palabras blasfemas contra Moisés y contra Dios». 12 Y alborotaron al pueblo, a los ancianos y a los escribas, y cayendo sobre él(CF), lo arrestaron y lo trajeron al Concilio[as](CG). 13 Presentaron testigos falsos(CH) que dijeron: «Este hombre continuamente habla[at] en contra de este lugar santo y de la ley(CI); 14 porque le hemos oído decir que este Nazareno, Jesús, destruirá este lugar(CJ), y cambiará las tradiciones que Moisés nos dejó(CK)».
15 Y al fijar la mirada en él, todos los que estaban sentados en el Concilio[au](CL) vieron su rostro como el rostro de un ángel.
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