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Read the New Testament in 24 Weeks

A reading plan that walks through the entire New Testament in 24 weeks of daily readings.
Duration: 168 days
Traducción en lenguaje actual (TLA)
Version
Hebreos 12-13

Los sufrimientos y nuestra confianza en Dios

12 ¡Todas esas personas están a nuestro alrededor como testigos! Por eso debemos dejar de lado el pecado que es un estorbo, pues la vida es una carrera que exige resistencia.

Pongamos toda nuestra atención en Jesús, pues de él viene nuestra confianza, y es él quien hace que confiemos cada vez más y mejor. Jesús soportó la vergüenza de morir clavado en una cruz porque sabía que, después de tanto sufrimiento, sería muy feliz. Y ahora se ha sentado a la derecha del trono de Dios.

Piensen en el ejemplo de Jesús. Mucha gente pecadora lo odió y lo hizo sufrir, pero él siguió adelante. Por eso, ustedes no deben rendirse ni desanimarse, pues en su lucha contra el pecado todavía no han tenido que morir como él.

Pero ustedes parecen haberse olvidado ya del consejo que Dios les da a sus hijos en la Biblia:

«Querido jovencito,
no tomes las intrucciones de Dios
como algo sin importancia.
Ni te pongas triste
cuando él te reprenda.

»Porque Dios corrige y castiga
a todo aquel que ama
y que considera su hijo.»

Si ahora ustedes están sufriendo, es porque Dios los ama y los corrige, como si fueran sus hijos. Porque no hay un padre que no corrija a su hijo. Si Dios no los corrige, como lo hace con todos sus hijos, entonces ustedes no son en verdad sus hijos. Cuando éramos niños, nuestros padres aquí en la tierra nos corregían, y nosotros los respetábamos. Con mayor razón debemos obedecer a Dios, que es nuestro Padre que está en el cielo, pues así tendremos vida eterna.

10 Cuando éramos niños, nuestros padres nos corregían porque pensaban que eso era lo mejor para nosotros. Pero Dios nos corrige para nuestro verdadero bien, para hacernos santos como él. 11 Desde luego que ningún castigo nos gusta en el momento de recibirlo, pues nos duele. Pero si aprendemos la lección que Dios nos quiere dar, viviremos en paz y haremos el bien.

12 Por todo eso, no debemos dejar de confiar totalmente en Dios. Si la vida es como una carrera, y ustedes tienen ya cansadas las manos y débiles las rodillas, cobren nuevas fuerzas. 13 Corran por un camino recto y parejo, para que el pie que esté cojo se sane y no se tuerza más.

Advertencia

14 Traten de vivir en paz con todos, y de obedecer a Dios; porque si no lo hacen, jamás lo verán cara a cara. 15 No dejen que nadie se aleje del amor de Dios. Tampoco permitan que nadie cause problemas en el grupo, porque eso les haría daño; ¡sería como una planta amarga, que los envenenaría! 16 Ninguno debe tener relaciones sexuales prohibidas ni despreciar a Dios. Eso fue lo que hizo Esaú, pues cambió sus derechos de hijo mayor[a] por un plato de comida, 17 y cuando quiso que su padre le reconociera esos derechos, él no se los reconoció. Esaú lloró mucho, pero ya no había nada que hacer.

18 Ustedes no se acercaron al monte Sinaí, el cual se podía ver y tocar, y en el que había fuego, oscuridad, tinieblas y tormenta. 19 Tampoco oyeron el sonido de una trompeta, ni la voz de Dios dándoles mandamientos. Los que oyeron esa voz en el monte Sinaí pedían que se callara, 20 pues no podían obedecer el mandamiento que les ordenaba: «Deberán matar a pedradas, o con una lanza, a cualquier persona o animal que ponga un pie en este monte.» 21 Tan terrible fue lo que ellos vieron en ese monte, que Moisés mismo dijo: «Estoy temblando de miedo.»

22 Ustedes, por el contrario, se han acercado al monte Sión y a la ciudad de Dios, quien vive para siempre. Ésa es la ciudad de Jerusalén, que está en el cielo. Allí hay miles de ángeles que alaban a Dios, 23 y allí están todos aquellos a quienes Dios trató como a hijos, y a quienes les dio el derecho de vivir en el cielo. Ustedes se han acercado a Dios, quien juzgará a todo el mundo. También se han acercado a los espíritus de las personas buenas que Dios hizo perfectas. 24 Se han acercado a Jesús, y recuerden que, por medio de él, Dios hizo un nuevo pacto con ustedes. Gracias a la sangre que Jesús derramó al morir, hemos sido perdonados de nuestros pecados. Por eso Jesús es mejor que Abel, pues la sangre de Abel no ofrece perdón, sino que pide venganza.

25-26 Tengan cuidado cuando Dios les llame la atención. No lo rechacen, porque los israelitas que en el pasado lo rechazaron, no escaparon del castigo. En aquella ocasión, cuando Dios les habló, su voz hizo temblar la tierra. Y si nosotros rechazamos a Dios, que nos llama la atención desde el cielo, tampoco escaparemos del castigo. Porque ahora él dice: «Otra vez haré temblar, no sólo la tierra, sino también el cielo.» 27 Y cuando dice «otra vez», entendemos que él quitará las cosas creadas, las que se pueden mover, para dejar las cosas que no pueden ser movidas. 28 Gracias a Dios, el reino que él nos da no puede ser movido. Por eso debemos adorar a Dios con el amor y la honra que a él le gusta recibir. 29 Porque nuestro Dios es como un fuego destructor.

¿Cómo debe vivir el cristiano?

13 Ámense siempre los unos a los otros, como hermanos en Cristo. No se olviden de recibir bien a la gente que llegue a sus casas, pues de ese modo mucha gente, sin darse cuenta, ha recibido ángeles.

Preocúpense por los hermanos que están en la cárcel y por los que han sido maltratados. Piensen cómo se sentirían ustedes si estuvieran en la misma situación.

Todos deben considerar el matrimonio como algo muy valioso. El esposo y la esposa deben ser fieles el uno al otro, porque Dios castigará a los que tengan relaciones sexuales prohibidas y sean infieles en el matrimonio.

No vivan preocupados por tener más dinero. Estén contentos con lo que tienen, porque Dios ha dicho en la Biblia:

«Nunca te dejaré desamparado.»

Por eso, podemos repetir con toda confianza lo que dice la Biblia:

«No tengo miedo.
Nadie puede hacerme daño
porque Dios me ayuda.»

Piensen en los líderes que les anunciaron el mensaje de Dios, pues ellos confiaron siempre en Dios. Piensen mucho en ellos y sigan su ejemplo.

Jesucristo nunca cambia: es el mismo ayer, hoy y siempre. Por eso, no hagan caso de enseñanzas extrañas, que no tienen nada que ver con lo que Jesucristo nos enseñó. Esas reglas acerca de lo que se debe comer, y de lo que no se debe comer, nunca han ayudado a nadie. Es mejor que nos dé fuerzas el amor de Dios.

10 Los sacerdotes del antiguo lugar de culto no tienen derecho a comer de lo que hay en nuestro altar. 11 El Jefe de los sacerdotes lleva al antiguo lugar de culto la sangre de los animales sacrificados, para ofrecérsela a Dios y pedir el perdón por los pecados. Sin embargo, los cuerpos de esos animales se queman fuera del lugar donde vive el pueblo. 12 Del mismo modo, Jesús murió fuera de la ciudad de Jerusalén para que, por medio de su sangre, Dios perdonara a su pueblo. 13 Por eso, también nosotros debemos salir junto con Jesús, y compartir con él la vergüenza que le hicieron pasar al clavarlo en una cruz. 14 Porque en este mundo no tenemos una ciudad que dure para siempre, sino que vamos al encuentro de la ciudad que está por venir. 15 Nuestra ofrenda a Dios es darle gracias siempre, por medio de Jesucristo, pues hemos dicho que él es nuestro Señor.

16 Nunca se olviden de hacer lo bueno, ni de compartir lo que tienen con los que no tienen nada. Ésos son los sacrificios que agradan a Dios.

17 Obedezcan a sus líderes, porque ellos cuidan de ustedes sin descanso, y saben que son responsables ante Dios de lo que a ustedes les pase. Traten de no causar problemas, para que el trabajo que ellos hacen sea agradable y ustedes puedan servirles de ayuda.

18 Oren por nosotros. Estamos seguros de que Dios no tiene nada contra nosotros, pues tratamos de portarnos bien en todo. 19 Oren especialmente para que yo pueda ir pronto a visitarlos.

Despedida

20-21 El Dios de paz resucitó a nuestro Señor Jesús, y por medio de la sangre que Jesús derramó al morir, hizo un pacto eterno con nosotros. Somos el rebaño de Jesús, y él es nuestro gran Pastor. Por eso le pido al Dios de paz que haga que ustedes sean buenos y perfectos en todo, y que Jesucristo los ayude a obedecerlo. ¡Que Jesús reciba la gloria y la honra por siempre! Amén.

22 Hermanos, les he escrito estas breves palabras para animarlos. Léanlas con paciencia. 23 Quiero decirles que nuestro hermano Timoteo ya está en libertad y, si llega pronto, me acompañará a visitarlos.

24 Saluden por favor a todos sus líderes y a todos los hermanos que forman el pueblo santo de Dios. Los hermanos que están en Italia les mandan saludos.

25 ¡Deseo de todo corazón que Dios los llene de su amor!