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Read the New Testament in 24 Weeks

A reading plan that walks through the entire New Testament in 24 weeks of daily readings.
Duration: 168 days
Nueva Biblia Viva (NBV)
Version
Hebreos 6-7

Así que, sigamos adelante a otras cosas y, como adultos, dejemos a un lado las primeras enseñanzas acerca de Cristo. No repitamos otra vez las primeras lecciones sobre cómo volvernos a Dios, sobre las acciones que llevan a la muerte, sobre la fe en Dios. Dejemos ya lo que se refiere al bautismo, la imposición de manos, la resurrección de los muertos y el juicio eterno. Si Dios lo permite, esto es lo que haremos.

A los que en alguna ocasión han entendido el evangelio, han gustado las cosas del cielo, han participado del Espíritu Santo, han saboreado la Palabra de Dios y los poderes del mundo venidero, y caen de nuevo, es imposible que se les haga volver a Dios. Sería como crucificar de nuevo al Hijo de Dios y exponerlo a la burla pública.

Si sobre un terreno llueve mucho y proporciona una buena cosecha a sus propietarios, aquel terreno recibe bendición de Dios. Pero si lo único que produce es espinos y abrojos, resulta ser un mal terreno y se le condena al fuego.

En cuanto a ustedes, amados hermanos, aunque les hemos hablado en estos términos, estamos seguros de cosas mejores con respecto a su salvación. 10 Dios no es injusto. ¿Cómo podría él olvidar el ardor con que ustedes han trabajado o el amor que le han demostrado y le siguen demostrando al ayudar a los del pueblo santo? 11 Pero anhelamos que cada uno siga con el mismo entusiasmo hasta el fin, para que puedan obtener lo que esperan. 12 No se vuelvan perezosos, sino sigan el ejemplo de los que por fe y con paciencia heredan las promesas de Dios.

La certeza de la promesa de Dios

13 En la promesa que Dios hizo a Abraham, Dios juró por sí mismo, ya que no había nombre mayor por el cual jurar. Y dijo:

14 «En verdad te bendeciré abundantemente y te multiplicaré en gran manera».

15 Abraham esperó con paciencia hasta que un día Dios cumplió su promesa.

16 Cuando una persona jura, lo hace apelando a alguien superior a ella misma. Un juramento pone fin a cualquier controversia.

17 Dios se ató a un juramento para que los herederos de la promesa estuvieran absolutamente seguros de su cumplimiento, y que supieran que nada cambiaría el juramento.

18 De estas dos cosas que no pueden cambiarse y en las que es imposible que Dios mienta, recibimos un gran consuelo los que ahora acudimos a él en busca de su protección y confiados en la esperanza que nos ha dado.

19 Esta esperanza es como un ancla firme y segura para nuestra alma y penetra hasta la presencia misma de Dios. 20 Allí Cristo entró por nosotros como precursor, convertido ya en sumo sacerdote eterno, de la misma clase de Melquisedec.

El sacerdocio de Melquisedec

Melquisedec era rey de la ciudad de Salén y sacerdote del Dios Altísimo. Cuando Abraham regresaba de derrotar a varios reyes, Melquisedec le salió al encuentro y lo bendijo. Entonces Abraham tomó una décima parte del botín de guerra y se lo entregó.

El nombre Melquisedec quiere decir «rey de justicia». Es, además, «rey de paz» porque era rey de Salén, y Salén quiere decir «paz». Nada se sabe acerca de Melquisedec: quienes hayan sido su padre o su madre[a] o sus otros antepasados. No se sabe dónde nació ni dónde murió. Así, es semejante al Hijo de Dios y es sacerdote para siempre.

Vean ustedes lo grande que era Melquisedec: Aun Abraham, el patriarca, le entregó una décima parte de todo el botín. De acuerdo con la ley, los sacerdotes levitas reciben el diezmo de sus hermanos que también son descendientes de Abraham. Pero Melquisedec, que no lo era, recibió la ofrenda de Abraham. Y Melquisedec bendijo al que había recibido las promesas, es decir, a Abraham. Y como es sabido, el que bendice es siempre mayor que la persona que recibe la bendición.

Los sacerdotes, aunque reciben diezmos, son mortales; sin embargo, se nos dice que Melquisedec aún vive. Y así podría decirse que Leví mismo dio diezmos a Melquisedec por medio de Abraham, 10 porque Leví estaba en Abraham cuando este le dio el diezmo a Melquisedec.

Jesús, semejante a Melquisedec

11 El pueblo de Israel recibió la ley bajo el sacerdocio levítico. Si esos sacerdotes pudieran hacernos perfectos, ¿por qué entonces envió Dios a Cristo como sacerdote de la clase de Melquisedec, en vez de enviar a otro de la clase de Aarón?

12 Ya que se cambió el tipo de sacerdote, Dios tenía que transformar la ley. 13-14 Cristo no pertenecía a la tribu sacerdotal de Leví, sino a la de Judá, tribu que no había sido escogida para el sacerdocio; Moisés nunca le asignó tal responsabilidad. 15 Y todo esto queda más claro si reconocemos que el nuevo sacerdote es de la clase de Melquisedec.

16 Y llegó a ser sacerdote no según el requisito de la ley de pertenecer a determinada tribu, sino de acuerdo con el poder de una vida indestructible. 17 Pues esto es lo que se asegura de él:

«Tú eres sacerdote para siempre, de la misma categoría que Melquisedec».

18 Así que la ley anterior queda anulada por ser inútil e ineficiente, 19 pues no perfeccionó nada. En cambio, ahora tenemos una esperanza mejor, por la cual nos acercamos a Dios.

20 Y esto no lo hizo sin un juramento. Los otros sacerdotes fueron nombrados sin un juramento, 21 pero este fue nombrado con el juramento del que dijo:

«El Señor juró, y no cambiará de opinión: “Tú eres sacerdote para siempre”».

22 Por eso, Jesús es el que ahora nos garantiza un pacto mejor. 23 A los otros sacerdotes la muerte no les permitía continuar con su oficio y por eso llegaron a ser tantos; 24 pero como Jesús nunca morirá, su sacerdocio es eterno. 25 Por eso puede salvar para siempre a los que por medio de él se acercan a Dios, ya que vive para siempre y está pidiendo por ellos. 26 Era provechoso para nosotros tener un sumo sacerdote así como él: santo, sin maldad, intachable, apartado de los pecadores y elevado más alto que el cielo. 27 Él no es como los otros sumos sacerdotes, que tienen que ofrecer sacrificios cada día por sus propios pecados y luego por los del pueblo. Él se ofreció a sí mismo como sacrificio una sola vez y para siempre. 28 Porque la ley pone como sumos sacerdotes a hombres débiles; pero después de la ley vino el juramento que nos daría al Hijo como sumo sacerdote, hecho perfecto para siempre.

Nueva Biblia Viva (NBV)

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