New Testament in a Year
Los sufrimientos de Pablo
16 De nuevo les suplico que no crean que he perdido el juicio al hablar así; pero aun si lo creen, dejen que este loco presuma un poco. 17 El Señor no me ha mandado a jactarme de nada; si lo hago es porque estoy portándome como un desquiciado. 18 De todos modos, como mucha gente anda siempre hablándoles de sus cualidades, yo también lo haré. 19 Ustedes son inteligentes y, sin embargo, se deleitan escuchando a esos tontos; 20 no les importa que los estén esclavizando y explotando ni que se estén aprovechando de ustedes; no les preocupa a ustedes que se enaltezcan y luego los abofeteen. 21 ¡Me da vergüenza confesar que no soy tan fuerte ni tan atrevido como ellos!
Pero de cualquier cosa de la que ellos se puedan jactar —de nuevo hablo como un loco—, mucho más puedo jactarme yo. 22 ¿Se jactan de ser hebreos? Yo lo soy también. ¿Dicen que son israelitas? Yo también lo soy. ¿Son descendientes de Abraham? Yo también. 23 ¿Sirven a Cristo? ¡Mucho más lo he servido yo! (y sigo con mi locura). He trabajado más duramente, me han encarcelado más veces, me han azotado severamente, y me he visto en peligro de muerte muchas veces. 24 En cinco ocasiones los judíos me han propinado treinta y nueve azotes. 25 Tres veces me han azotado con varas. Una vez me apedrearon. Tres veces he naufragado. Una vez me pasé una noche y un día en alta mar. 26 He recorrido muchos caminos. Muchas veces he estado en peligro de sucumbir en ríos, a mano de ladrones o de judíos iracundos, y también de los gentiles. He pasado por peligros en la ciudad, en el campo, en el mar y entre falsos hermanos. 27 He sufrido muchos trabajos y fatigas, he pasado noches sin dormir; he tenido hambre y sed; he pasado sin comer; he padecido frío y no he tenido con qué cubrirme. 28 Y a todo esto se ha sumado siempre mi preocupación por el estado de las iglesias; 29 si alguien se siente débil, yo comparto su debilidad; si alguien tropieza por culpa de otro, me indigno contra el que lo hizo tropezar.
30 Si tengo de qué jactarme, prefiero jactarme de mis debilidades. 31 Dios, el Padre de nuestro Señor Jesucristo, que por siempre debe ser alabado, sabe que digo la verdad. 32 Por ejemplo, en Damasco, el gobernador (súbdito del rey Aretas) puso guardias a las puertas de la ciudad para prenderme. 33 Pero me bajaron en una cesta por una ventana de la muralla, y así escapé de las manos del gobernador.
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