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M’Cheyne Bible Reading Plan

The classic M'Cheyne plan--read the Old Testament, New Testament, and Psalms or Gospels every day.
Duration: 365 days
La Biblia de las Américas (LBLA)
Version
Jueces 5

Cántico de Débora y Barac

Entonces Débora y Barac, hijo de Abinoam, cantaron en aquel día(A), diciendo:

¡Por haberse puesto al frente los jefes[a] en Israel(B),
por haberse ofrecido el pueblo voluntariamente(C),
bendecid al Señor!
¡Oíd, reyes; prestad oído, príncipes!
Yo al Señor, yo cantaré,
cantaré alabanzas al Señor, Dios de Israel(D).
Señor, cuando saliste de Seir(E),
cuando marchaste del campo de Edom,
la tierra tembló, también cayeron gotas del cielo[b],
y las nubes destilaron agua(F).
Los montes se estremecieron[c] ante la presencia del Señor(G),
aquel[d] Sinaí, ante la presencia del Señor, Dios de Israel(H).

En los días de Samgar, hijo de Anat(I),
en los días de Jael(J), quedaron desiertos[e] los caminos,
y los viajeros andaban por sendas tortuosas.
Cesaron los campesinos, cesaron en Israel,
hasta que yo, Débora, me levanté,
hasta que me levanté, como madre en Israel.
Escogieron nuevos dioses(K);
entonces la guerra estaba a las puertas.
No se veía escudo ni lanza
entre cuarenta mil en Israel.
Mi corazón está con[f] los jefes de Israel,
los voluntarios entre el pueblo.
¡Bendecid al Señor(L)!
10 Los que cabalgáis en asnas(M) blancas,
los que os sentáis en ricos tapices,
los que viajáis por el camino, cantad[g].
11 Al sonido de los que dividen las manadas entre los abrevaderos(N),
allí repetirán los actos de justicia del Señor(O),
los actos de justicia para con sus campesinos en Israel.
Entonces el pueblo del Señor descendió a las puertas(P).

12 Despierta, despierta(Q), Débora;
despierta, despierta, entona un cántico.
Levántate, Barac, y lleva a tus cautivos(R), hijo de Abinoam.
13 Entonces los sobrevivientes descendieron sobre los nobles;
el pueblo del Señor vino a mí como guerreros.
14 De Efraín descendieron los radicados[h] en Amalec(S),
en pos de ti, Benjamín, con tus pueblos;
de Maquir descendieron jefes,
y de Zabulón los que manejan vara de mando[i].
15 Los[j] príncipes de Isacar estaban con Débora;
como Isacar, así también Barac(T);
al valle se apresuraron pisándole los talones[k];
entre las divisiones de Rubén
había grandes resoluciones de corazón.
16 ¿Por qué te sentaste entre los rediles(U),
escuchando los toques de flauta para los rebaños?
Entre las divisiones de Rubén
había gran escudriñamiento de corazón.
17 Galaad se quedó[l] al otro lado del Jordán(V).
¿Y por qué se quedó Dan en las naves?
Aser se sentó a la orilla del mar,
y se quedó[m] junto a sus puertos.
18 Zabulón(W) era pueblo que despreció su vida hasta la muerte.
Y también Neftalí, en las alturas del campo.

19 Vinieron los reyes y pelearon(X);
pelearon entonces los reyes de Canaán
en Taanac(Y), cerca de las aguas de Meguido;
no tomaron despojos de plata(Z).
20 Desde los cielos las estrellas pelearon(AA),
desde sus órbitas pelearon contra Sísara.
21 El torrente Cisón los barrió,
el antiguo torrente, el torrente Cisón.
Marcha, alma mía con poder(AB).
22 Entonces resonaron[n] los cascos de los caballos
por el galopar, el galopar de sus valientes corceles[o](AC).
23 «Maldecid a Meroz», dijo el ángel del Señor,
«maldecid, maldecid a sus moradores;
porque no vinieron en ayuda del Señor,
en ayuda del Señor contra los guerreros(AD)».

24 Bendita entre las mujeres es Jael,
mujer de Heber ceneo;
bendita sea entre las mujeres de la tienda.
25 El pidió agua, y ella le dio leche;
en taza de nobles le trajo cuajada[p].
26 Extendió ella la mano hacia la estaca de la tienda,
y su diestra hacia el martillo de trabajadores.
Entonces golpeó a Sísara, desbarató su cabeza;
destruyó y perforó sus sienes(AE).
27 A[q] sus pies él se encorvó, cayó, quedó tendido;
a[r] sus pies se encorvó y cayó;
donde se encorvó, allí quedó muerto[s].

28 Miraba por la ventana y se lamentaba
la madre de Sísara, por las celosías[t]:
«¿Por qué se tarda en venir su carro?
¿Por qué se retrasa el trotar[u] de sus carros?».
29 Sus sabias princesas le respondían,
aun a sí misma ella repite sus palabras:
30 «¿Acaso no han hallado el botín(AF) y se lo están repartiendo?
¿Una doncella, dos doncellas para cada guerrero;
para Sísara un botín de tela de colores,
un botín de tela de colores bordada,
tela de colores de doble bordadura en el cuello del victorioso[v]?».
31 Así perezcan todos tus enemigos, oh Señor(AG);
mas sean los que te aman como la salida del sol en su fuerza(AH).

Y el país tuvo descanso por cuarenta años.

Hechos 9

Conversión de Saulo

Saulo (A), respirando todavía amenazas[a] y muerte contra los discípulos del Señor(B), fue al sumo sacerdote, y le pidió cartas para las sinagogas(C) de Damasco(D), para que si encontraba algunos que pertenecieran al Camino(E), tanto hombres como mujeres, los pudiera llevar atados a Jerusalén(F). (G)Y sucedió que mientras viajaba, al acercarse a Damasco, de repente resplandeció en su derredor una luz del cielo(H); y al caer a tierra, oyó una voz que le decía: Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues(I)? Y él dijo: ¿Quién eres, Señor? Y Él respondió: Yo soy Jesús a quien tú persigues; levántate[b], entra en la ciudad, y se te dirá lo que debes hacer(J). Los hombres que iban con él se detuvieron atónitos[c](K), oyendo la voz[d](L), pero sin ver a nadie. Saulo se levantó del suelo, y aunque sus ojos estaban abiertos, no veía nada(M); y llevándolo por la mano, lo trajeron a Damasco(N). Y estuvo tres días sin ver, y no comió ni bebió.

Ananías visita a Saulo

10 Había en Damasco(O) cierto discípulo llamado Ananías(P); y el Señor le dijo en una visión(Q): Ananías. Y él dijo: Heme aquí, Señor. 11 Y el Señor le dijo: Levántate y ve a la calle que se llama Derecha, y pregunta en la casa de Judas por un hombre de Tarso(R) llamado Saulo, porque, he aquí, está orando, 12 y ha visto en una visión[e] a un hombre llamado Ananías, que entra y pone las manos sobre él para que recobre la vista(S). 13 Pero Ananías respondió: Señor, he oído de muchos acerca de este hombre, cuánto mal ha hecho a tus santos(T) en Jerusalén(U), 14 y aquí tiene autoridad de los principales sacerdotes para prender(V) a todos los que invocan tu nombre(W). 15 Pero el Señor le dijo: Ve, porque él me es un instrumento[f] escogido(X), para llevar mi nombre en presencia de los gentiles(Y), de los reyes(Z) y de los hijos de Israel; 16 porque yo le mostraré cuánto debe padecer(AA) por mi nombre. 17 Ananías fue y entró en la casa, y después de poner las manos sobre él(AB), dijo: Hermano Saulo, el Señor Jesús, que se te apareció en el camino por donde venías, me ha enviado para que recobres la vista(AC) y seas lleno del Espíritu Santo(AD). 18 Al instante cayeron de sus ojos como unas escamas, y recobró la vista; y se levantó y fue bautizado. 19 Tomó alimentos y cobró fuerzas.

Y por varios días estuvo con los discípulos(AE) que estaban en Damasco(AF).

Saulo predica en Damasco

20 Y enseguida se puso a predicar a Jesús en las sinagogas(AG), diciendo[g]: Él es el Hijo de Dios(AH). 21 Y todos los que lo escuchaban estaban asombrados y decían: ¿No es este el que en Jerusalén destruía a los que invocaban este nombre(AI), y el que había venido aquí con este propósito: para llevarlos atados ante los principales sacerdotes(AJ)? 22 Pero Saulo seguía fortaleciéndose y confundiendo a los judíos que habitaban en Damasco, demostrando que este Jesús es el Cristo[h].

Saulo escapa de los judíos

23 Después de muchos días(AK), los judíos tramaron(AL) deshacerse de él, 24 pero su conjura llegó al conocimiento de Saulo(AM). Y aun vigilaban las puertas día y noche con el propósito de matarlo(AN); 25 pero sus discípulos lo tomaron de noche y lo sacaron[i] por una abertura en la muralla, bajándolo en una canasta.

Saulo en Jerusalén

26 Cuando llegó a Jerusalén, trataba de juntarse con los discípulos; y todos le temían, no creyendo que era discípulo(AO). 27 Pero Bernabé(AP) lo tomó y lo presentó a los apóstoles, y les contó cómo Saulo había visto al Señor en el camino, y que Él le había hablado(AQ), y cómo en Damasco(AR) había hablado con valor en el nombre de Jesús(AS). 28 Y estaba con ellos moviéndose libremente[j] en Jerusalén, hablando con valor en el nombre del Señor(AT). 29 También hablaba y discutía con los judíos helenistas(AU); mas estos intentaban matarlo. 30 Pero cuando los hermanos(AV) lo supieron, lo llevaron a Cesarea(AW), y de allí lo enviaron(AX) a Tarso(AY).

31 Entretanto la iglesia(AZ) gozaba de paz por toda Judea, Galilea y Samaria, y era edificada; y andando en el temor del Señor y en la fortaleza del Espíritu Santo, seguía creciendo.

Curación de Eneas

32 Y[k] mientras Pedro viajaba por todas aquellas regiones, vino también a los santos(BA) que vivían en Lida(BB). 33 Allí encontró a un hombre llamado Eneas, que había estado postrado en cama por ocho años, porque estaba paralítico. 34 Y Pedro le dijo: Eneas, Jesucristo te sana; levántate y haz tu cama. Y al instante se levantó. 35 Todos los que vivían en Lida(BC) y en Sarón(BD) lo vieron, y[l] se convirtieron al Señor(BE).

Resurrección de Dorcas

36 Había entonces en Jope(BF) una discípula llamada Tabita (que traducido al griego es Dorcas[m]); esta mujer era rica[n] en obras buenas y de caridad que hacía continuamente. 37 Y sucedió que en aquellos días se enfermó y murió; y lavado su cuerpo, lo pusieron en un aposento alto(BG). 38 Como Lida estaba cerca de Jope(BH), los discípulos(BI), al oír que Pedro estaba allí, le enviaron dos hombres, rogándole: No tardes en venir a nosotros. 39 Entonces Pedro se levantó y fue con ellos. Cuando llegó, lo llevaron al aposento alto(BJ), y todas las viudas(BK) lo rodearon llorando, mostrando todas las túnicas y ropas que Dorcas solía hacer cuando estaba con ellas. 40 Mas Pedro, haciendo salir a todos, se arrodilló y oró(BL), y volviéndose al cadáver, dijo: Tabita, levántate(BM). Y ella abrió los ojos, y al ver a Pedro, se incorporó(BN). 41 Y él le dio la mano y la levantó; y llamando a los santos(BO) y a las viudas(BP), la presentó viva. 42 Y esto se supo en todo Jope(BQ), y muchos creyeron en el Señor(BR). 43 Y[o] Pedro se quedó en Jope(BS) muchos días con un tal Simón, curtidor(BT).

Jeremías 18

El alfarero y el barro

18 Palabra que vino a Jeremías de parte del Señor, diciendo: Levántate y desciende a la casa del alfarero, y allí te haré oír mis palabras(A). Entonces descendí a casa del alfarero, y he aquí, estaba allí haciendo un trabajo sobre la rueda[a]. Y la vasija de barro que estaba haciendo se echó a perder en la mano del alfarero; así que volvió a hacer de ella otra vasija, según le pareció mejor al alfarero hacerla.

Entonces vino a mí la palabra del Señor, diciendo: ¿No puedo yo hacer con vosotros, casa de Israel, lo mismo que hace este alfarero? —declara el Señor. He aquí, como el barro en manos del alfarero, así sois vosotros en mi mano(B), casa de Israel. En un momento yo puedo hablar contra una nación o contra un reino, de arrancar, de derribar y de destruir(C); pero si esa nación contra la que he hablado se vuelve de su maldad(D), me arrepentiré del mal que pensaba traer sobre ella(E). Y de pronto puedo hablar acerca de una nación o de un reino, de edificar y de plantar(F); 10 pero si hace lo malo ante mis ojos, no obedeciendo mi voz(G), entonces me arrepentiré del bien con que había prometido bendecirlo[b](H). 11 Ahora pues, habla a los hombres de Judá y a los habitantes de Jerusalén, diciendo: «Así dice el Señor: “He aquí, estoy preparando una calamidad contra vosotros(I) y tramando un plan contra vosotros. Volveos, pues, cada uno de su mal camino y enmendad[c] vuestros caminos y vuestras obras(J)”». 12 Mas ellos dirán: «Es en vano(K); porque vamos a seguir nuestros propios planes, y cada uno de nosotros obrará conforme a la terquedad de su malvado corazón(L)».

13 Por tanto, así dice el Señor:

«Preguntad ahora entre las naciones:
¿Quién ha oído cosa semejante[d](M)?
Algo muy horrible ha hecho(N)
la virgen de Israel(O).
14 ¿Faltará la nieve del Líbano de la roca agreste?
¿O se agotarán[e] las aguas frías que fluyen de tierras lejanas[f]?
15 Pues bien, mi pueblo me ha olvidado(P),
queman incienso a dioses vanos[g](Q),
y se han desviado[h] de[i] sus caminos,
de[j] las sendas antiguas(R),
para andar por senderos,
no por calzada(S),
16 convirtiendo su tierra en una desolación,
en una burla perpetua(T).
Todo el que pase por ella se quedará atónito(U)
y meneará la cabeza(V).
17 Como viento solano(W) los esparciré(X)
delante del enemigo;
les mostraré[k] la espalda y no el rostro(Y)
el día de su calamidad(Z)».

18 Entonces dijeron: Venid y urdamos planes contra Jeremías(AA). Ciertamente la ley no le faltará al sacerdote(AB), ni el consejo al sabio(AC), ni la palabra al profeta(AD). Venid e hirámoslo con la lengua(AE), y no hagamos caso a ninguna de sus palabras(AF).

19 Atiéndeme, oh Señor,
y escucha lo que dicen[l] mis contrarios.
20 ¿Acaso se paga mal por bien(AG)?
Pues han cavado fosa para mí[m](AH).
Recuerda cómo me puse delante de ti
para hablar bien en favor de ellos,
para apartar de ellos tu furor(AI).
21 Por tanto, entrega sus hijos al hambre,
y abandónalos al poder[n] de la espada(AJ);
queden sus mujeres sin hijos(AK) y viudas(AL),
sean sus maridos asesinados,
heridos a espada sus jóvenes(AM) en la batalla.
22 Oiganse los gritos desde sus casas,
cuando de repente traigas sobre ellos saqueadores(AN);
porque han cavado fosa(AO) para atraparme,
y han escondido trampas(AP) a mis pies.
23 Pero tú, oh Señor, conoces
todos sus planes de muerte contra mí.
No perdones[o] su iniquidad
ni borres de tu vista su pecado(AQ);
sean derribados[p](AR) delante de ti,
en el tiempo de tu ira(AS) actúa contra ellos.

Marcos 4

Parábola del sembrador

(A)Comenzó a enseñar de nuevo junto al mar; y se llegó[a] a Él una multitud tan grande(B) que tuvo que subirse a una barca(C) que estaba en el mar, y se sentó; y toda la multitud estaba en tierra a la orilla del mar. Les enseñaba muchas cosas en parábolas(D); y les decía en su enseñanza: ¡Oíd! He aquí, el sembrador salió a sembrar; y aconteció que al sembrar, una parte de la semilla cayó junto al camino, y vinieron las aves y se la comieron. Otra parte cayó en un pedregal donde no tenía mucha tierra; y enseguida brotó por no tener profundidad de tierra. Pero cuando salió el sol, se quemó; y por no tener raíz, se secó. Otra parte cayó entre espinos, y los espinos crecieron y la ahogaron, y no dio fruto. Y otras semillas cayeron en buena tierra, y creciendo y desarrollándose, dieron fruto, y produjeron unas a treinta, otras a sesenta y otras a ciento por uno. Y Él decía: El que tiene oídos para oír, que oiga(E).

Explicación de la parábola

10 Cuando se quedó solo, sus seguidores[b] junto con los doce, le preguntaban sobre las parábolas. 11 Y les decía: A vosotros os ha sido dado el misterio del reino de Dios, pero los que están afuera(F) reciben todo en parábolas(G); 12 para que viendo vean pero no perciban, y oyendo oigan pero no entiendan, no sea que se conviertan y sean perdonados(H). 13 (I)Y les dijo*: ¿No entendéis esta parábola? ¿Cómo, pues, comprenderéis todas las parábolas? 14 El sembrador siembra la palabra. 15 Y estos que están junto al camino donde se siembra la palabra, son aquellos que en cuanto la oyen, al instante viene Satanás(J) y se lleva la palabra que se ha sembrado en ellos. 16 Y de igual manera, estos en que se sembró la semilla en pedregales son los que al oír la palabra enseguida la reciben con gozo; 17 pero no tienen raíz profunda en sí mismos, sino que solo son temporales. Entonces, cuando viene la aflicción o la persecución por causa de la palabra, enseguida tropiezan[c] y caen. 18 Otros son aquellos en los que se sembró la semilla entre los espinos; estos son los que han oído la palabra, 19 pero las preocupaciones del mundo[d], y el engaño de las riquezas, y los deseos de las demás cosas entran y ahogan la palabra, y se vuelve estéril(K). 20 Y otros son aquellos en que se sembró la semilla en tierra buena; los cuales oyen la palabra, la aceptan y dan fruto, unos a treinta, otros a sesenta y otros a ciento por uno(L).

21 Y les decía: ¿Acaso se trae una lámpara para ponerla debajo de un almud o debajo de la cama? ¿No es para ponerla en el candelero(M)? 22 Porque nada hay oculto, si no es para que sea manifestado; ni nada ha estado en secreto, sino para que salga a la luz(N). 23 Si alguno tiene oídos para oír, que oiga(O). 24 También les decía: Cuidaos de lo que oís. Con la medida con que midáis, se os medirá(P), y aun más se os dará. 25 Porque al que tiene, se le dará más, pero al que no tiene, aun lo que tiene se le quitará(Q).

Parábola del crecimiento de la semilla

26 Decía también: El reino de Dios es como un hombre que echa semilla en la tierra(R), 27 y se acuesta[e] y se levanta, de noche y de día, y la semilla brota y crece; cómo, él no lo sabe. 28 La tierra produce fruto por sí misma; primero la hoja, luego la espiga, y después el grano maduro[f] en la espiga. 29 Y cuando el fruto lo permite, él enseguida mete[g] la hoz(S), porque ha llegado el tiempo de la siega.

Parábola del grano de mostaza

30 (T)También decía: ¿A qué compararemos el reino de Dios(U), o con qué parábola lo describiremos? 31 Es como un grano de mostaza, el cual, cuando se siembra en la tierra, aunque es más pequeño que todas las semillas que hay en la tierra, 32 sin embargo, cuando es sembrado, crece y llega a ser más grande que todas las hortalizas y echa grandes ramas, tanto que las aves del cielo pueden anidar bajo su sombra(V).

33 Con muchas parábolas como estas les hablaba la palabra, según podían oírla; 34 y sin parábolas[h](W) no les hablaba, sino que lo explicaba(X) todo en privado a sus propios discípulos.

Jesús calma la tempestad

35 (Y)Ese día, caída ya la tarde, les dijo*: Pasemos al otro lado. 36 Despidiendo[i] a la multitud, le llevaron* con ellos en la barca(Z), como estaba; y había otras barcas con Él. 37 Pero se levantó* una violenta tempestad[j], y las olas se lanzaban sobre la barca de tal manera que ya se anegaba la barca. 38 Él estaba en la popa, durmiendo sobre un cabezal[k]; entonces le despertaron* y le dijeron*: Maestro, ¿no te importa que perezcamos? 39 Y levantándose, reprendió al viento, y dijo al mar: ¡Cálmate[l], sosiégate[m]! Y el viento cesó, y sobrevino una gran calma(AA). 40 Entonces les dijo: ¿Por qué estáis amedrentados? ¿Cómo no tenéis fe(AB)? 41 Y se llenaron de gran temor, y se decían unos a otros: ¿Quién, pues, es este que aun el viento y el mar le obedecen?

La Biblia de las Américas (LBLA)

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