M’Cheyne Bible Reading Plan
Los que pueden entrar al Santuario
23 Moisés continuó diciendo:
«No pueden entrar en el Santuario de Dios los hombres con testículos aplastados, o sin pene.
2 »Tampoco podrán entrar los hijos de matrimonios entre hombres israelitas y mujeres extranjeras. Ninguno de sus descendientes podrá hacerlo.
3 »Tampoco podrán entrar los amonitas, ni los moabitas, ni sus descendientes. 4 Ninguno de esos dos pueblos quiso darles a ustedes alimentos y agua, cuando ustedes venían de Egipto a la tierra que Dios prometió darles. Además, emplearon a Balaam hijo de Beor, que era de la ciudad de Petor en Mesopotamia, para que lanzara contra ustedes una maldición. 5 Sin embargo, nuestro Dios los ama a ustedes tanto que no hizo caso de Balaam. Al contrario, convirtió la maldición en una bendición para ustedes. 6 Procuren, pues, que esos dos pueblos nunca tengan paz ni prosperidad.
7-8 »Los descendientes de los edomitas sí podrán entrar en el Santuario, porque son parientes de ustedes. También podrán entrar los descendientes de los egipcios, porque ustedes vivieron en su país».
Normas sanitarias
9 En cuanto a la salud, Moisés dijo:
«Cuando vayan a la guerra y tengan que acampar en algún lugar, tengan cuidado de no hacer nada que desagrade a Dios. 10 Por ejemplo, si durante la noche alguien queda impuro deberá salir del campamento y no entrará durante todo el día. 11 Al caer la tarde, ese hombre se bañará, y por la noche podrá volver al campamento.
12-14 »Dios se encuentra en medio de ustedes, para protegerlos y darles la victoria sobre sus enemigos. Por lo tanto, el campamento debe permanecer limpio de todo aquello que le desagrada. Para sus necesidades físicas, ustedes deberán apartar un lugar fuera del campamento, y hacer allí un hoyo para enterrarlo todo. Si Dios encuentra en el campamento algo que le desagrade, será él quien se aparte de ustedes.
Otras instrucciones
15 »Si un esclavo de otro país huye y llega al país de ustedes pidiendo protección, no lo devuelvan a sus dueños. 16 Al contrario, trátenlo bien y permítanle escoger la ciudad israelita donde le gustaría vivir.
17 »En el culto a Dios, no practiquen la prostitución como lo hacen otros pueblos para adorar a sus dioses. 18 Dios odia a quienes hacen eso, y jamás aceptará una ofrenda de gente así, aun cuando la ofrenda sea para cumplir una promesa.
19 »Si a otro israelita le prestan dinero, comida o alguna otra cosa, no le cobren intereses. 20 Sólo podrán cobrarles intereses a los extranjeros. Si cumplen con esta norma, Dios los bendecirá en todo lo que hagan en el país donde van a vivir.
21-22 »Cumplan sus promesas a Dios. El que no promete no comete pecado. En cambio, el que promete y no cumple, sí comete pecado. Dios castigará a quien no cumpla sus promesas. 23 Si alguien, por su propia voluntad, le hace una promesa, tiene la obligación de cumplirla.
24 »Si alguien entra al viñedo de otra persona, tiene derecho a comer allí todas las uvas que quiera, pero no podrá llevarse ni una sola. 25 De igual manera, si entra a un campo de trigo ajeno, tiene derecho a arrancar con la mano todas las espigas que quiera, pero no podrá cortarlas con ninguna herramienta».
Dios bendice a la gente buena
SALMO 112 (111)
112 ¡Alabemos a nuestro Dios!
¡Dios bendice a quienes lo adoran
y gozan cumpliendo sus mandamientos!
2 Los hijos de la gente honrada
dominarán el país
y serán siempre bendecidos.
3 Tendrán en su casa muchas riquezas,
y siempre triunfarán en todo.
4 Como son bondadosos,
justos y compasivos,
guiarán a la gente honrada
como una luz en la oscuridad.
5 La gente buena es generosa:
presta a quienes le piden,
y maneja bien sus negocios.
6 La gente buena jamás fracasa;
siempre se le recuerda con cariño.
7 Nunca le asalta el temor
de recibir malas noticias,
pues confía en Dios
de todo corazón.
8 No tiene por qué preocuparse,
ni por qué sentir miedo;
hasta mira con aire de triunfo
a todos sus enemigos.
9 Siempre que ayuda a los pobres,
lo hace con generosidad;
en todo sale triunfante,
y levanta la cabeza con orgullo.
10 Cuando los malvados ven esto
se enojan y rechinan los dientes,
pero acaban por perderse.
¡Los planes de los malvados
siempre fracasan!
La bondad de Dios
SALMO 113 (112)
113 ¡Alabemos a nuestro Dios!
Ustedes, los que obedecen a Dios,
¡alábenlo!
2-3 ¡Sea siempre bendito nuestro Dios!
¡Alábenlo a todas horas!
¡Alábenlo ahora y siempre!
4-6 Dios reina en las alturas,
y desde allí contempla
los cielos y la tierra.
Dios gobierna con poder
sobre todas las naciones.
¡No hay nada que se compare
con nuestro Dios!
7 A la gente pobre y humilde
la saca de la miseria,
8 y le da un sitio de honor
entre la gente importante.
9 A la mujer que no tiene hijos,
le concede dos alegrías:
¡llegar a ser madre,
y tener un hogar!
¡Alabemos a nuestro Dios!
50 1-3 Dios dijo:
«Israelitas,
cuando vine a buscarlos,
no los encontré;
cuando los llamé,
no me respondieron.
Yo no los abandoné,
ni los vendí como esclavos
para pagar deudas;
lo hice por causa de sus pecados.
»Pero tengo el poder
para salvarlos y rescatarlos.
Yo cubro los cielos de oscuridad
como si se vistieran de luto.
Basta una simple orden mía
para que el mar y los ríos se sequen,
para que por falta de agua
los peces se mueran y se pudran».
4 El fiel servidor dijo:
«Dios me enseñó a consolar
a los que están afligidos y cansados.
Me despierta todas las mañanas,
para que reciba sus enseñanzas
como todo buen discípulo.
5 Dios me enseñó a obedecer,
y no he sido rebelde ni desobediente.
6 »No quité mi espalda
a los que me golpeaban,
ni escondí mis mejillas
de los que me arrancaban la barba;
ni me cubrí la cara
cuando me escupían
y se burlaban de mí.
7 »Por eso, no seré humillado,
pues es Dios quien me ayuda.
Por eso me mantengo firme
como si fuera una roca,
y sé que no seré avergonzado.
8 »Conmigo está el que me protege.
Nadie puede acusarme de un delito.
El que quiera acusarme,
¡que venga y se me enfrente!
9 ¡El Dios todopoderoso
es quien me ayuda!
Nadie podrá condenarme.
Mis enemigos desaparecerán
como la ropa comida por la polilla.
10 »Ninguno de ustedes teme a Dios
ni obedece la voz de su fiel servidor.
Caminan en la oscuridad,
sin un rayo de luz,
no confían en el único Dios.
11 Al contrario,
encienden fuegos y prenden antorchas;
caminan a la luz de su propio fuego.
Pero el Dios todopoderoso
los castigará y los hará sufrir».
Los mil años
20 Vi entonces un ángel que bajaba del cielo. En su mano llevaba una gran cadena y la llave del Abismo profundo.[a] 2 Este ángel capturó al dragón, aquella serpiente antigua que es el diablo, llamado Satanás, y lo encadenó durante mil años.[b] 3 Lo arrojó al Abismo, y allí lo encerró. Luego aseguró la puerta y le puso un sello, para que el dragón no pueda salir a engañar a los países, hasta que se cumplan mil años. Después de eso, el dragón será puesto en libertad por un corto tiempo.
4 Luego vi unos tronos, y en esos tronos estaban sentados los que habían sido asesinados por mantenerse fieles a la enseñanza de Jesús y al mensaje de Dios. Ellos no habían adorado al monstruo ni a su estatua, ni se habían dejado poner su marca en la frente ni en las manos. Ellos volvieron a vivir, y Dios les dio tronos para que gobernaran con el Mesías durante mil años. 5-6 Ellos son los primeros que volverán a vivir; pues han recibido una gran bendición y forman parte del pueblo elegido de Dios. Nunca serán apartados de Dios, sino que serán sacerdotes de Dios y del Mesías, y reinarán con él durante mil años. El resto de los muertos no volverá a vivir hasta que se cumplan los mil años.
Derrota de Satanás
7 Cuando se cumplan los mil años, Satanás será liberado de su prisión, 8 y saldrá a engañar a los países de Gog y Magog, que representan a todos los países de este mundo. Satanás reunirá para la guerra a los ejércitos de esos países; sus soldados no se pueden contar, como tampoco se puede contar la arena del mar. 9 Ellos recorrerán todo el mundo, y rodearán al pueblo de Dios y a su ciudad amada, pero saldrá fuego del cielo y los quemará por completo. 10 Y el diablo, que los había engañado, será arrojado al lago donde el azufre arde en llamas, donde también fueron arrojados el monstruo y el falso profeta. Allí serán atormentados todos ellos para siempre, de día y de noche.
El juicio final
11 Entonces vi un gran trono blanco, y al que estaba sentado en él. Y en su presencia desaparecieron la tierra y el cielo, y nadie volvió a verlos. 12 Y vi que todos los que habían muerto, tanto los humildes como los poderosos, estaban de pie delante del trono. Y fueron abiertos los libros donde está escrito todo lo que cada uno hizo. También se abrió el libro donde están escritos los nombres de todos los que vivirán con Dios para siempre. Los muertos fueron juzgados de acuerdo con lo que habían hecho y con lo que decían los libros. 13 Los que murieron en el mar se presentaron delante de Dios para que él los juzgara, y lo mismo hicieron los que estaban en el reino de la muerte. Todos los muertos fueron juzgados de acuerdo con lo que habían hecho. 14 Luego, la Muerte y el reino de la muerte fueron lanzados al lago de fuego. Los que caen en este lago quedan separados de Dios para siempre, 15 y allí fueron arrojados todos los que no tenían sus nombres escritos en el libro de la vida eterna.
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