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M’Cheyne Bible Reading Plan

The classic M'Cheyne plan--read the Old Testament, New Testament, and Psalms or Gospels every day.
Duration: 365 days
Nueva Versión Internacional (Castilian) (CST)
Version
Levítico 27

Rescate de las ofrendas al Señor

27 El Señor le ordenó a Moisés que les dijera a los israelitas: «Cuando alguien quiera hacerle al Señor un voto especial equivalente al valor de una persona, se aplicará el siguiente cálculo:

»Por los varones de veinte a sesenta años de edad se pagarán cincuenta monedas[a] de plata, según la tasación oficial[b] del santuario.

»Por las mujeres se pagarán treinta monedas de plata.

»Por los varones de cinco a veinte años de edad se pagarán veinte monedas, y diez monedas por las mujeres de la misma edad.

»Por los niños de un mes a cinco años se pagarán cinco monedas, y tres monedas por las niñas de la misma edad.

»Por los varones mayores de sesenta años se pagarán quince monedas, y diez monedas por las mujeres de la misma edad.

»Si quien hace el voto es tan pobre que ni el precio estipulado puede pagar, se le hará comparecer ante el sacerdote, el cual fijará el valor a pagar, según los recursos de quien haga el voto.

»Si lo que se presenta como ofrenda al Señor es un animal, este quedará consagrado por haber sido ofrecido al Señor. 10 No podrá cambiarse ni sustituirse un animal bueno por uno malo, ni un animal malo por uno bueno. Si se cambia un animal por otro, ambos quedarán consagrados.

11 »Si lo que se presenta como ofrenda al Señor es un animal impuro, se llevará el animal ante el sacerdote, 12 quien determinará el valor del animal. El cálculo aplicado por el sacerdote deberá aceptarse, cualquiera que este sea. 13 Si el dueño quiere rescatar el animal, deberá añadir una quinta parte al valor que haya fijado el sacerdote.

14 »Si alguno consagra su casa al Señor, el sacerdote determinará su valor. El cálculo aplicado por el sacerdote deberá aceptarse, cualquiera que este sea. 15 Si el que consagró su casa quiere rescatarla, deberá añadir una quinta parte al valor que haya fijado el sacerdote, y la casa volverá a ser suya.

16 »Si alguno consagra al Señor parte del campo de su heredad familiar, su precio se determinará según la cantidad de semilla que se requiera para sembrarlo, a razón de cincuenta monedas de plata por cada doscientos veinte litros[c] de semilla de cebada. 17 Si consagra su campo a partir del año del jubileo, dicho precio se mantendrá; 18 pero, si lo consagra después del jubileo, el sacerdote hará el cálculo según el número de años que falten para el próximo jubileo, con el descuento correspondiente.

19 »Si el que consagra su campo realmente quiere rescatarlo, deberá añadir una quinta parte al valor que haya fijado el sacerdote, y el campo volverá a ser suyo. 20 Pero, si no lo rescata, o se lo vende a otro, ya no podrá rescatarlo. 21 Cuando en el jubileo el campo quede libre, será consagrado como campo reservado para el Señor, y pasará a ser propiedad del sacerdote.

22 »Si alguno compra un campo que no sea parte de su heredad familiar, y lo consagra al Señor, 23 el sacerdote determinará su precio según el tiempo que falte para el año del jubileo. Ese mismo día, el que consagra el campo pagará el monto de su valor. Es algo consagrado al Señor. 24 En el año del jubileo, el campo volverá a ser parte de la heredad familiar de su dueño anterior.

25 »Todo precio se fijará según la tasación oficial del santuario, que es de diez gramos[d] por moneda.

26 »Sin embargo, nadie podrá consagrar la primera cría de su ganado, sea de res o de oveja, pues por derecho las primeras crías le pertenecen al Señor. 27 Si se trata de animales impuros, se podrán rescatar pagando el valor fijado por el sacerdote, más una quinta parte. Si no se rescata, se venderá en el precio que el sacerdote haya fijado.

28 »Nadie podrá vender ni rescatar sus bienes, sean hombres, animales o campos, si los ha consagrado como propiedad exclusiva del Señor. Todo cuanto se consagra como propiedad exclusiva del Señor es cosa santísima. 29 Ninguna persona así consagrada podrá ser rescatada, sino que será condenada a muerte.

30 »El diezmo de todo producto del campo, ya sea grano de los sembrados o fruto de los árboles, pertenece al Señor, pues le está consagrado. 31 Si alguien desea rescatar algo de su diezmo, deberá añadir a su valor una quinta parte. 32 En cuanto al diezmo del ganado mayor y menor, uno de cada diez animales contados[e] será consagrado al Señor. 33 El pastor no hará distinción entre animales buenos y malos, ni hará sustitución alguna. En caso de cambiar un animal por otro, los dos quedarán consagrados y no se les podrá rescatar».

34 Estos son los mandamientos que el Señor le dio a Moisés para los israelitas, en el monte Sinaí.

Salmos 34

Salmo de David, cuando fingió estar demente ante Abimélec, por lo cual este lo arrojó de su presencia.

Álef

34 Bendeciré al Señor en todo tiempo;
    mis labios siempre lo alabarán.

Bet

Mi alma se gloría en el Señor;
    lo oirán los humildes y se alegrarán.

Guímel

Engrandeced al Señor conmigo;
    exaltemos a una su nombre.

Dálet

Busqué al Señor, y él me respondió;
    me libró de todos mis temores.

He

Radiantes están los que a él acuden;
    jamás su rostro se cubre de vergüenza.

Zayin

Este pobre clamó, y el Señor lo oyó
    y lo libró de todas sus angustias.

Jet

El ángel del Señor acampa en torno a los que lo temen;
    a su lado está para librarlos.

Tet

Probad y ved que el Señor es bueno;
    dichosos los que en él se refugian.

Yod

Temed al Señor, vosotros sus santos,
    pues nada les falta a los que le temen.

Caf

10 Los leoncillos se debilitan y tienen hambre,
    pero a los que buscan al Señor nada les falta.

Lámed

11 Venid, hijos míos, y escuchadme,
    que voy a enseñaros el temor del Señor.

Mem

12 El que quiera amar la vida
    y gozar de días felices,

Nun

13 que refrene su lengua de hablar el mal
    y sus labios de proferir engaños;

Sámej

14 que se aparte del mal y haga el bien;
    que busque la paz y la siga.

Ayin

15 Los ojos del Señor están sobre los justos,
    y sus oídos, atentos a sus oraciones;

Pe

16 el rostro del Señor está contra los que hacen el mal,
    para borrar de la tierra su memoria.

Tsade

17 Los justos claman, y el Señor los oye;
    los libra de todas sus angustias.

Qof

18 El Señor está cerca de los quebrantados de corazón,
    y salva a los de espíritu abatido.

Resh

19 Muchas son las angustias del justo,
    pero el Señor lo librará de todas ellas;

Shin

20 le protegerá todos los huesos,
    y ni uno solo le quebrarán.

Tav

21 La maldad destruye a los malvados;
    serán condenados los enemigos de los justos.
22 El Señor libra a sus siervos;
    no serán condenados los que en él confían.

Eclesiastés 10

Dichos de sabiduría

10 Las moscas muertas apestan
    y echan a perder el perfume.
Así mismo pesa más una pequeña necedad
    que la sabiduría y la honra juntas.

El corazón del sabio busca el bien,
    pero el del necio busca el mal.

Y aun en el camino por el que va, el necio revela su falta de inteligencia y a todos va diciendo lo necio que es.

Si el ánimo del gobernante se exalta contra ti, no abandones tu puesto. La paciencia es el remedio para los grandes errores.

Hay un mal que he visto en esta vida, semejante al error que cometen los gobernantes: al necio se le dan muchos puestos elevados, pero a los capaces se les dan los puestos más bajos. He visto esclavos montar a caballo, y príncipes andar a pie como esclavos.

El que cava la fosa,
    en ella se cae.
Al que abre brecha en el muro,
    la serpiente lo muerde.

El que pica piedra,
    con las piedras se hiere.
El que corta leña,
    con los leños se lastima.

10 Si el hacha pierde su filo,
    y no se vuelve a afilar,
    hay que golpear con más fuerza.
El éxito radica en la acción
    sabia y bien ejecutada.

11 Si la serpiente muerde antes de ser encantada,
    no hay ganancia para el encantador.

12 Las palabras del sabio son placenteras,
    pero los labios del necio son su ruina;
13 sus primeras palabras son necedades,
    y las últimas son terribles sandeces.
14     ¡Pero no le faltan las palabras!

Nadie sabe lo que ha de suceder,
    y lo que será aun después,
    ¿quién podría decirlo?

15 El trabajo del necio tanto lo fatiga
    que ni el camino a la ciudad conoce.

16 ¡Ay del país cuyo rey es un inmaduro,
    y cuyos príncipes banquetean desde temprano!

17 ¡Dichoso el país cuyo rey es un noble,
    y cuyos príncipes comen cuando es debido,
    para reponerse y no para embriagarse!

18 Por causa del ocio se viene abajo el techo,
    y por la pereza se desploma la casa.

19 Para alegrarse, el pan;
    para gozar, el vino;
        para disfrutarlo, el dinero.

20 No maldigas al rey ni con el pensamiento,
    ni en privado maldigas al rico,
pues las aves del cielo pueden correr la voz.
    Tienen alas y pueden divulgarlo.

Tito 2

Lo que se debe enseñar

Tú, en cambio, predica lo que está de acuerdo con la sana doctrina. A los ancianos, enséñalos que sean moderados, respetables, sensatos, e íntegros en la fe, en el amor y en la constancia.

A las ancianas, enséñalas que sean reverentes en su conducta, y no calumniadoras ni adictas al mucho vino. Deben enseñar lo bueno y aconsejar a las jóvenes a amar a sus esposos y a sus hijos, a ser sensatas y puras, cuidadosas del hogar, bondadosas y sumisas a sus esposos, para que no se hable mal de la palabra de Dios.

A los jóvenes, exhórtalos a ser sensatos. Con tus buenas obras, dales tú mismo ejemplo en todo. Cuando enseñes, hazlo con integridad y seriedad, y con un mensaje sano e intachable. Así se avergonzará cualquiera que se oponga, pues no podrá decir nada malo de nosotros.

Enseña a los esclavos a someterse en todo a sus amos, a procurar agradarles y a no ser respondones. 10 No deben robarles, sino demostrar que son dignos de toda confianza, para que en todo hagan honor a la enseñanza de Dios nuestro Salvador.

11 En verdad, Dios ha manifestado a toda la humanidad su gracia, la cual trae salvación 12 y nos enseña a rechazar la impiedad y las pasiones mundanas. Así podremos vivir en este mundo con justicia, piedad y dominio propio, 13 mientras aguardamos la bendita esperanza, es decir, la gloriosa venida de nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo. 14 Él se entregó por nosotros para rescatarnos de toda maldad y purificar para sí un pueblo elegido, dedicado a hacer el bien.

15 Esto es lo que debes enseñar. Exhorta y reprende con toda autoridad. Que nadie te menosprecie.

Nueva Versión Internacional (Castilian) (CST)

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