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M’Cheyne Bible Reading Plan

The classic M'Cheyne plan--read the Old Testament, New Testament, and Psalms or Gospels every day.
Duration: 365 days
Nueva Versión Internacional (Castilian) (CST)
Version
Éxodo 9

La plaga en el ganado

El Señor le ordenó a Moisés que fuera a hablar con el faraón y le advirtiera: «Así dice el Señor y Dios de los hebreos: “Deja ir a mi pueblo para que me rinda culto”. Si te niegas a dejarlos ir y sigues reteniéndolos, la mano del Señor provocará una terrible plaga entre los ganados que tienes en el campo, y entre tus caballos, asnos, camellos, vacas y ovejas. Pero el Señor hará distinción entre el ganado de Israel y el de Egipto, de modo que no morirá un solo animal que pertenezca a los israelitas».

Además, el Señor fijó un plazo y dijo: «Mañana yo, el Señor, haré esto en el país». En efecto, al día siguiente murió todo el ganado de los egipcios, pero del ganado de los israelitas no murió ni un solo animal. Envió el faraón gente a ver los ganados de los israelitas, y se encontraron con que ni un solo animal había muerto. Sin embargo, el faraón endureció su corazón y no quiso dejar ir al pueblo.

La plaga de úlceras

Entonces el Señor les dijo a Moisés y a Aarón: «Tomad de algún horno puñados de ceniza, y que la arroje Moisés al aire en presencia del faraón. La ceniza se convertirá en polvo fino, y caerá sobre todo Egipto y abrirá úlceras en personas y animales en todo el país».

10 Moisés y Aarón tomaron ceniza de un horno y se plantaron ante el faraón. Allí Moisés la arrojó al aire, y se abrieron úlceras purulentas en personas y animales. 11 Los magos no pudieron enfrentarse a Moisés, pues ellos y todos los egipcios tenían úlceras. 12 Pero el Señor endureció el corazón del faraón y, tal como el Señor se lo había advertido a Moisés, no quiso el faraón saber nada de Moisés ni de Aarón.

La plaga de granizo

13 El Señor le ordenó a Moisés madrugar al día siguiente, y salirle al paso al faraón para advertirle: «Así dice el Señor y Dios de los hebreos: “Deja ir a mi pueblo para que me rinda culto. 14 Porque esta vez voy a enviar el grueso de mis plagas contra ti, y contra tus funcionarios y tu pueblo, para que sepas que no hay en toda la tierra nadie como yo. 15 Si en este momento desplegara yo mi poder, y a ti y a tu pueblo os azotara con una plaga, desapareceríais de la tierra. 16 Pero te he dejado con vida precisamente para mostrarte mi poder, y para que mi nombre sea proclamado por toda la tierra. 17 Tú, sin embargo, sigues enfrentándote a mi pueblo y no quieres dejarlo ir. 18 Por eso mañana a esta hora enviaré la peor granizada que haya caído en Egipto desde su fundación. 19 Ordena inmediatamente que se pongan bajo techo tus ganados y todo lo que tengas en el campo, lo mismo personas que animales, porque el granizo caerá sobre los que anden al aire libre y los matará”».

20 Algunos funcionarios del faraón temieron la palabra del Señor y se apresuraron a poner bajo techo a sus esclavos y ganados, 21 pero otros no hicieron caso de la palabra del Señor y dejaron en el campo a sus esclavos y ganados.

22 Entonces el Señor le dijo a Moisés: «Levanta los brazos al cielo, para que en todo Egipto caiga granizo sobre la gente y los animales, y sobre todo lo que crece en el campo».

23 Moisés levantó su vara hacia el cielo, y el Señor hizo que cayera granizo sobre todo Egipto: envió truenos, granizo y rayos sobre toda la tierra. 24 Llovió granizo, y con el granizo caían rayos zigzagueantes. Nunca en toda la historia de Egipto como nación hubo una tormenta peor que esta. 25 El granizo arrasó con todo lo que había en los campos de Egipto, y con personas y animales; acabó con todos los cultivos y derribó todos los árboles. 26 El único lugar en donde no granizó fue en la tierra de Gosén, donde estaban los israelitas.

27 Entonces el faraón mandó llamar a Moisés y a Aarón, y les dijo:

―Esta vez reconozco mi pecado. El Señor ha actuado con justicia, mientras que yo y mi pueblo hemos actuado mal. 28 No voy a deteneros más tiempo; voy a dejaros ir. Pero rogad por mí al Señor, que truenos y granizo los hemos tenido de sobra.

29 ―En cuanto yo salga de la ciudad —le contestó Moisés—, elevaré mis manos en oración al Señor, y cesarán los truenos y dejará de granizar. Así sabrás que la tierra es del Señor. 30 Sin embargo, yo sé que tú y tus funcionarios aún no tenéis temor de Dios el Señor.

31 El lino y la cebada fueron destruidos, ya que la cebada estaba en espiga, y el lino en flor. 32 Sin embargo, el trigo y la espelta no se echaron a perder porque maduran más tarde.

33 Tan pronto como Moisés dejó al faraón y salió de la ciudad, elevó sus manos en oración al Señor y, en seguida, cesaron los truenos y dejó de granizar y de llover sobre la tierra. 34 Pero, en cuanto vio el faraón que habían cesado la lluvia, el granizo y los truenos, reincidió en su pecado, y tanto él como sus funcionarios endurecieron su corazón. 35 Tal como el Señor lo había advertido por medio de Moisés, el faraón endureció su corazón y ya no dejó que los israelitas se fueran.

Lucas 12

Advertencias y estímulos(A)

12 Mientras tanto, se habían reunido millares de personas, tantas que se atropellaban unas a otras. Jesús comenzó a hablar, dirigiéndose primero a sus discípulos: «Cuidaos de la levadura de los fariseos, o sea, de la hipocresía. No hay nada encubierto que no llegue a revelarse, ni nada escondido que no llegue a conocerse. Así que todo lo que habéis dicho en la oscuridad se dará a conocer a plena luz, y lo que habéis susurrado a puerta cerrada se proclamará desde las azoteas.

»A vosotros, mis amigos, os digo que no temáis a los que matan el cuerpo, pero después no pueden hacer más. Os voy a enseñar más bien a quién debéis temer: temed al que, después de dar muerte, tiene poder para echaros al infierno.[a] Sí, a ese temed. ¿No se venden cinco gorriones por dos moneditas?[b] Sin embargo, Dios no se olvida de ninguno de ellos. Así mismo sucede con vosotros: aun los cabellos de vuestra cabeza están contados. No tengáis miedo; vosotros valéis más que muchos gorriones.

»Os aseguro que a cualquiera que me reconozca delante de la gente, también el Hijo del hombre lo reconocerá delante de los ángeles de Dios. Pero al que no me reconozca delante de la gente no se le reconocerá delante de los ángeles de Dios. 10 Y todo el que pronuncie alguna palabra contra el Hijo del hombre será perdonado, pero el que blasfeme contra el Espíritu Santo no tendrá perdón.

11 »Cuando os hagan comparecer ante las sinagogas, los gobernantes y las autoridades, no os preocupéis de cómo vais a defenderos o qué vais a decir, 12 porque en ese momento el Espíritu Santo os enseñará lo que debéis responder».

Parábola del rico insensato

13 Uno de entre la multitud le pidió:

―Maestro, dile a mi hermano que comparta la herencia conmigo.

14 ―Hombre —replicó Jesús—, ¿quién me nombró a mí juez o árbitro entre vosotros?

15 »¡Tened cuidado! —advirtió a la gente—. Absteneos de toda avaricia; la vida de una persona no depende de la abundancia de sus bienes».

16 Entonces les contó esta parábola:

―El terreno de un hombre rico le produjo una buena cosecha. 17 Así que se puso a pensar: “¿Qué voy a hacer? No tengo dónde almacenar mi cosecha”. 18 Por fin dijo: “Ya sé lo que voy a hacer: derribaré mis graneros y construiré otros más grandes, donde pueda almacenar todo mi grano y mis bienes. 19 Y diré: alma mía, ya tienes bastantes cosas buenas guardadas para muchos años. Descansa, come, bebe y goza de la vida”. 20 Pero Dios le dijo: “¡Necio! Esta misma noche te van a reclamar la vida. ¿Y quién se quedará con lo que has acumulado?”

21 »Así le sucede al que acumula riquezas para sí mismo, en vez de ser rico delante de Dios».

No os preocupéis(B)

22 Luego dijo Jesús a sus discípulos:

―Por eso os digo: No os preocupéis por vuestra vida, qué comeréis; ni por vuestro cuerpo, con qué os vestiréis. 23 La vida tiene más valor que la comida, y el cuerpo más que la ropa. 24 Fijaos en los cuervos: no siembran ni cosechan, ni tienen almacén ni granero; sin embargo, Dios los alimenta. ¡Cuánto más valéis vosotros que las aves! 25 ¿Quién de vosotros, por mucho que se preocupe, puede añadir una sola hora al curso de su vida?[c] 26 Ya que no podéis hacer algo tan insignificante, ¿por qué os preocupáis por lo demás?

27 »Fijaos cómo crecen los lirios. No trabajan ni hilan; sin embargo, os digo que ni siquiera Salomón, con todo su esplendor, se vestía como uno de ellos. 28 Si así viste Dios a la hierba que hoy está en el campo y mañana es arrojada al horno, ¡cuánto más hará por vosotros, gente de poca fe! 29 Así que no os afanéis por lo que habéis de comer o beber; dejad de angustiaros. 30 El mundo pagano anda tras todas estas cosas, pero el Padre sabe que vosotros las necesitáis. 31 Vosotros, por el contrario, buscad el reino de Dios, y estas cosas os serán añadidas.

32 »No tengáis miedo, mi rebaño pequeño, porque es la buena voluntad del Padre daros el reino. 33 Vended vuestros bienes y dad a los pobres. Proveeros de bolsas que no se desgasten; acumulad un tesoro inagotable en el cielo, donde no hay ladrón que aceche ni polilla que destruya. 34 Pues donde tengáis vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón.

La vigilancia(C)(D)

35 »Estad siempre listos, con la ropa ceñida[d] y la luz encendida. 36 Portaos como siervos que esperan a que regrese su señor de un banquete de bodas, para abrirle la puerta tan pronto como él llegue y llame. 37 Dichosos los siervos a quienes su señor encuentre pendientes de su llegada. Creedme que se ceñirá, hará que los siervos se sienten a la mesa, y él mismo se pondrá a servirles. 38 Sí, dichosos aquellos siervos a quienes su señor encuentre preparados, aunque llegue a la medianoche o de madrugada.[e] 39 Pero entended esto: Si el dueño de una casa supiera a qué hora va a llegar el ladrón, estaría pendiente para no dejarlo forzar la entrada. 40 Así mismo debéis vosotros estar preparados, porque el Hijo del hombre vendrá cuando menos lo esperéis».

41 ―Señor —le preguntó Pedro—, ¿cuentas esta parábola por nosotros o por todos?

42 Respondió el Señor:

―¿Dónde se halla un mayordomo fiel y prudente a quien su señor deja encargado de los siervos para repartirles la comida a su debido tiempo? 43 Dichoso el siervo cuyo señor, al regresar, lo encuentra cumpliendo con su deber. 44 Os aseguro que lo pondrá a cargo de todos sus bienes. 45 Pero ¡qué tal si ese siervo se pone a pensar: “Mi señor tarda en volver”, y luego comienza a golpear a los criados y a las criadas, y a comer y beber y emborracharse! 46 El señor de ese siervo volverá el día en que el siervo menos lo espere y a la hora menos pensada. Entonces lo castigará severamente y le impondrá la condena que reciben los incrédulos.[f]

47 »El siervo que conoce la voluntad de su señor, y no se prepara para cumplirla, recibirá muchos golpes. 48 En cambio, el que no la conoce y hace algo que merezca castigo recibirá pocos golpes. A todo el que se le ha dado mucho, se le exigirá mucho; y al que se le ha confiado mucho, se le pedirá aún más.

División en vez de paz(E)

49 »He venido a traer fuego a la tierra, y ¡cómo quisiera que ya estuviera ardiendo! 50 Pero tengo que pasar por la prueba de un bautismo, y ¡cuánta angustia siento hasta que se cumpla! 51 ¿Creéis que vine a traer paz a la tierra? ¡Os digo que no, sino división! 52 De ahora en adelante estarán divididos cinco en una familia, tres contra dos, y dos contra tres. 53 Se enfrentarán el padre contra su hijo y el hijo contra su padre, la madre contra su hija y la hija contra su madre, la suegra contra su nuera y la nuera contra su suegra».

Señales de los tiempos

54 Luego añadió Jesús, dirigiéndose a la multitud:

―Cuando veis que se levanta una nube en el occidente, en seguida decís: “Va a llover”, y así sucede. 55 Y, cuando sopla el viento del sur, decís: “Va a hacer calor”, y así sucede. 56 ¡Hipócritas! Sabéis interpretar la apariencia de la tierra y del cielo. ¿Cómo es que no sabéis interpretar el tiempo actual?

57 »¿Por qué no juzgáis por vosotros mismos lo que es justo? 58 Si tienes que ir con un adversario al magistrado, procura reconciliarte con él en el camino, no sea que te lleve por la fuerza ante el juez, y el juez te entregue al alguacil, y el alguacil te meta en la cárcel. 59 Te digo que no saldrás de allí hasta que pagues el último céntimo».[g]

Job 27

Noveno discurso de Job

27 Job, retomando la palabra, dijo:

«Juro por Dios,[a] el Todopoderoso,
    quien se niega a hacerme justicia,
    quien me ha amargado el ánimo,
que mientras haya vida en mí
    y aliento divino en mi nariz,
mis labios no pronunciarán maldad alguna,
    ni mi lengua proferirá mentiras.
Jamás podré admitir que tengáis la razón;
    mientras viva, insistiré en mi integridad.
Insistiré en mi inocencia; no cederé.
    Mientras viva, no me remorderá la conciencia.

»¡Que terminen mis enemigos como los malvados
    y mis adversarios como los injustos!
¿Qué esperanza tienen los impíos
    cuando son eliminados,
    cuando Dios les quita la vida?
¿Escucha Dios su clamor
    cuando les sobreviene la angustia?
10 ¿Acaso se deleitan en el Todopoderoso,
    o claman a Dios en todo tiempo?

11 »¡Yo os voy a mostrar algo del poder de Dios!
    ¡No os voy a ocultar los planes del Todopoderoso!
12 Si vosotros mismos habéis visto todo esto,
    ¿a qué viene tanta palabrería?»

Tercer discurso de Zofar

13 «Esta es la herencia que Dios
    tiene reservada para los malvados;
esta es la herencia que los desalmados
    recibirán del Todopoderoso:
14 No importa cuántos hijos tengan,
    la espada los aguarda;
    jamás sus pequeños comerán hasta saciarse.
15 La muerte sepultará a quienes les sobrevivan;
    sus viudas no llorarán por ellos.
16 Y, aunque amontonen plata como polvo,
    y apilen vestidos como arcilla,
17 será el justo quien se ponga esos vestidos,
    y el inocente quien reparta esa plata.
18 Las casas que construyen parecen larvas de polilla,
    parecen cobertizos de vigilancia.
19 Se acuestan siendo ricos, pero por última vez:
    cuando despiertan, sus riquezas se han esfumado.
20 Les sobreviene un diluvio de terrores;
    la tempestad los arrebata por la noche.
21 El viento del este se los lleva, y desaparecen;
    los arranca del lugar donde viven.
22 Se lanza contra ellos sin clemencia,
    mientras ellos tratan de huir de su poder.
23 Agita las manos y aplaude burlón;
    entre silbidos, los arranca de su lugar».

1 Corintios 13

13 Si hablo en lenguas humanas y angelicales, pero no tengo amor, no soy más que un metal que resuena o un platillo que hace ruido. Si tengo el don de profecía y entiendo todos los misterios y poseo todo conocimiento, y si tengo una fe que logra trasladar montañas, pero me falta el amor, no soy nada. Si reparto entre los pobres todo lo que poseo, y si entrego mi cuerpo para que lo consuman las llamas,[a] pero no tengo amor, nada gano con eso.

El amor es paciente, es bondadoso. El amor no es envidioso ni jactancioso ni orgulloso. No se comporta con rudeza, no es egoísta, no se enoja fácilmente, no guarda rencor. El amor no se deleita en la maldad, sino que se regocija con la verdad. Todo lo disculpa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta.

El amor jamás se extingue, mientras que el don de profecía cesará, el de lenguas será silenciado y el de conocimiento desaparecerá. Porque conocemos y profetizamos de manera imperfecta; 10 pero cuando llegue lo perfecto, lo imperfecto desaparecerá. 11 Cuando yo era niño, hablaba como niño, pensaba como niño, razonaba como niño; cuando llegué a ser adulto, dejé atrás las cosas de niño. 12 Ahora vemos de manera indirecta y velada, como en un espejo; pero entonces veremos cara a cara. Ahora conozco de manera imperfecta, pero entonces conoceré tal y como soy conocido.

13 Ahora, pues, permanecen estas tres virtudes: la fe, la esperanza y el amor. Pero la más excelente de ellas es el amor.

Nueva Versión Internacional (Castilian) (CST)

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