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M’Cheyne Bible Reading Plan

The classic M'Cheyne plan--read the Old Testament, New Testament, and Psalms or Gospels every day.
Duration: 365 days
Reina-Valera Antigua (RVA)
Version
2 Crónicas 18

18 TENIA pues Josaphat riquezas y gloria en abundancia, y trabó parentesco con Achâb.

Y después de algunos años descendió á Achâb á Samaria; por lo que mató Achâb muchas ovejas y bueyes para él, y para la gente que con él venía: y persuadióle que fuese con él á Ramoth de Galaad.

Y dijo Achâb rey de Israel á Josaphat rey de Judá: ¿Quieres venir conmigo á Ramoth de Galaad? Y él respondió: Como yo, así también tú; y como tu pueblo, así también mi pueblo: iremos contigo á la guerra.

Además dijo Josaphat al rey de Israel: Ruégote que consultes hoy la palabra de Jehová.

Entonces el rey de Israel juntó cuatrocientos profetas, y díjoles: ¿Iremos á la guerra contra Ramoth de Galaad, ó estaréme yo quieto? Y ellos dijeron: Sube, que Dios los entregará en mano del rey.

Mas Josaphat dijo: ¿Hay aún aquí algún profeta de Jehová, para que por él preguntemos?

Y el rey de Israel respondió á Josaphat: Aun hay aquí un hombre por el cual podemos preguntar á Jehová: mas yo le aborrezco, porque nunca me profetiza cosa buena, sino siempre mal. Este es Michêas, hijo de Imla. Y respondió Josaphat: No hable así el rey.

Entonces el rey de Israel llamó un eunuco, y díjole: Haz venir luego á Michêas hijo de Imla.

Y el rey de Israel y Josaphat rey de Judá, estaban sentados cada uno en su trono, vestidos de sus ropas; y estaban sentados en la era á la entrada de la puerta de Samaria, y todos los profetas profetizaban delante de ellos.

10 Y Sedechîas hijo de Chênaana se había hecho cuernos de hierro, y decía: Así ha dicho Jehová: Con estos acornearás á los Siros hasta destruirlos del todo.

11 De esta manera profetizaban también todos los profetas, diciendo: Sube á Ramoth de Galaad, y sé prosperado; porque Jehová la entregará en mano del rey.

12 Y el mensajero que había ido á llamar á Michêas, le habló, diciendo: He aquí las palabras de los profetas á una boca anuncian al rey bienes; yo pues te ruego que tu palabra sea como la de uno de ellos, que hables bien.

13 Y dijo Michêas: Vive Jehová, que lo que mi Dios me dijere, eso hablaré. Y vino al rey.

14 Y el rey le dijo: Michêas, ¿iremos á pelear contra Ramoth de Galaad, ó estaréme yo quieto? Y él respondió: Subid, que seréis prosperados, que serán entregados en vuestras manos.

15 Y el rey le dijo: ¿Hasta cuántas veces te conjuraré por el nombre de Jehová que no me hables sino la verdad?

16 Entonces él dijo: He visto á todo Israel derramado por los montes como ovejas sin pastor: y dijo Jehová: Estos no tienen señor; vuélvase cada uno en paz en su casa.

17 Y el rey de Israel dijo á Josaphat: ¿No te había yo dicho que no me profetizaría bien, sino mal?

18 Entonces él dijo: Oid pues palabra de Jehová: Yo he visto á Jehová sentado en su trono, y todo el ejército de los cielos estaba á su mano derecha y á su izquierda.

19 Y Jehová dijo: ¿Quién inducirá á Achâb rey de Israel, para que suba y caiga en Ramoth de Galaad? Y uno decía así, y otro decía de otra manera.

20 Mas salió un espíritu, que se puso delante de Jehová, y dijo: Yo le induciré. Y Jehová le dijo: ¿De qué modo?

21 Y él dijo: Saldré y seré espíritu de mentira en la boca de todos los profetas. Y Jehová dijo: Incita, y también prevalece: sal, y hazlo así.

22 Y he aquí ahora ha puesto Jehová espíritu de mentira en la boca de estos tus profetas; mas Jehová ha decretado el mal acerca de ti.

23 Entonces Sedechîas hijo de Chênaana se llegó á él, é hirió á Michêas en la mejilla, y dijo: ¿Por qué camino se apartó de mí el espíritu de Jehová para hablarte á ti?

24 Y Michêas respondió: He aquí tú lo verás aquel día, cuando te entrarás de cámara en cámara para esconderte.

25 Entonces el rey de Israel dijo: Tomad á Michêas, y volvedlo á Amón gobernador de la ciudad, y á Joas hijo del rey.

26 Y diréis: El rey ha dicho así: Poned á éste en la cárcel, y sustentadle con pan de aflicción y agua de angustia, hasta que yo vuelva en paz.

27 Y Michêas dijo: Si tú volvieres en paz, Jehová no ha hablado por mí. Dijo además: Oid lo, pueblos todos.

28 Subió pues el rey de Israel, y Josaphat rey de Judá, á Ramoth de Galaad.

29 Y dijo el rey de Israel á Josaphat: Yo me disfrazaré para entrar en la batalla: mas tú vístete tus vestidos. Y disfrazóse el rey de Israel, y entró en la batalla.

30 Había el rey de Siria mandado á los capitanes de los carros que tenía consigo, diciendo: No peleéis con chico ni con grande, sino sólo con el rey de Israel.

31 Y como los capitanes de los carros vieron á Josaphat, dijeron: Este es el rey de Israel. Y cercáronlo para pelear; mas Josaphat clamó, y ayudólo Jehová, y apartólos Dios de él:

32 Pues viendo los capitanes de los carros que no era el rey de Israel, desistieron de acosarle.

33 Mas disparando uno el arco á la ventura, hirió al rey de Israel entre las junturas y el coselete. El entonces dijo al carretero: Vuelve tu mano, y sácame del campo, porque estoy mal herido.

34 Y arreció la batalla aquel día, por lo que estuvo el rey de Israel en pie en el carro enfrente de los Siros hasta la tarde; mas murió á puestas del sol.

Apocalipsis 7

Y DESPUÉS de estas cosas vi cuatro ángeles que estaban sobre los cuatro ángulos de la tierra, deteniendo los cuatro vientos de la tierra, para que no soplase viento sobre la tierra, ni sobre la mar, ni sobre ningún árbol.

Y vi otro ángel que subía del nacimiento del sol, teniendo el sello del Dios vivo: y clamó con gran voz á los cuatro ángeles, á los cuales era dado hacer daño á la tierra y á la mar,

Diciendo: No hagáis daño á la tierra, ni al mar, ni á los árboles, hasta que señalemos á los siervos de nuestro Dios en sus frentes.

Y oí el número de los señalados: ciento cuarenta y cuatro mil señalados de todas las tribus de los hijos de Israel.

De la tribu de Judá, doce mil señalados. De la tribu de Rubén, doce mil señalados. De la tribu de Gad, doce mil señalados.

De la tribu de Aser, doce mil señalados. De la tribu de Neftalí, doce mil señalados. De la tribu de Manasés, doce mil señalados.

De la tribu de Simeón, doce mil señalados. De la tribu de Leví, doce mil señalados. De la tribu de Issachâr, doce mil señalados.

De la tribu de Zabulón, doce mil señalados. De la tribu de José, doce mil señalados. De la tribu de Benjamín, doce mil señalados.

Después de estas cosas miré, y he aquí una gran compañía, la cual ninguno podía contar, de todas gentes y linajes y pueblos y lenguas, que estaban delante del trono y en la presencia del Cordero, vestidos de ropas blancas, y palmas en sus manos;

10 Y clamaban en alta voz, diciendo: Salvación á nuestro Dios que está sentado sobre el trono, y al Cordero.

11 Y todos los ángeles estaban alrededor del trono, y de los ancianos y los cuatro animales; y postráronse sobre sus rostros delante del trono, y adoraron á Dios,

12 Diciendo: Amén: La bendición y la gloria y la sabiduría, y la acción de gracias y la honra y la potencia y la fortaleza, sean á nuestro Dios para siempre jamás. Amén.

13 Y respondió uno de los ancianos, diciéndome: Estos que están vestidos de ropas blancas, ¿quiénes son, y de dónde han venido?

14 Y yo le dije: Señor, tú lo sabes. Y él me dijo: Estos son los que han venido de grande tribulación, y han lavado sus ropas, y las han blanqueado en la sangre del Cordero.

15 Por esto están delante del trono de Dios, y le sirven día y noche en su templo: y el que está sentado en el trono tenderá su pabellón sobre ellos.

16 No tendrán más hambre, ni sed, y el sol no caerá más sobre ellos, ni otro ningún calor.

17 Porque el Cordero que está en medio del trono los pastoreará, y los guiará á fuentes vivas de aguas: y Dios limpiará toda lágrima de los ojos de ellos.

Zacarías 3

Y MOSTROME á Josué, el gran sacerdote, el cual estaba delante del ángel de Jehová; y Satán estaba á su mano derecha para serle adversario.

Y dijo Jehová á Satán: Jehová te reprenda, oh Satán; Jehová, que ha escogido á Jerusalem, te reprenda. ¿No es éste tizón arrebatado del incendio?

Y Josué estaba vestido de vestimentas viles, y estaba delante del ángel.

Y habló el ángel, é intimó á los que estaban delante de sí, diciendo: Quitadle esas vestimentas viles. Y á él dijo: Mira que he hecho pasar tu pecado de ti, y te he hecho vestir de ropas de gala.

Después dijo: Pongan mitra limpia sobre su cabeza. Y pusieron una mitra limpia sobre su cabeza, y vistiéronle de ropas. Y el ángel de Jehová estaba en pie.

Y el ángel de Jehová protestó al mismo Josué, diciendo:

Así dice Jehová de los ejércitos: Si anduvieres por mis caminos, y si guardares mi ordenanza, también tú gobernarás mi casa, también tú guardarás mis atrios, y entre estos que aquí están te daré plaza.

Escucha pues ahora, Josué gran sacerdote, tú, y tus amigos que se sientan delante de ti; porque son varones simbólicos: He aquí, yo traigo á mi siervo, el Pimpollo.

Porque he aquí aquella piedra que puse delante de Josué; sobre esta única piedra hay siete ojos: he aquí, yo grabaré su escultura, dice Jehová de los ejércitos, y quitaré el pecado de la tierra en un día.

10 En aquel día, dice Jehová de los ejércitos, cada uno de vosotros llamará á su compañero debajo de la vid, y debajo de la higuera.

Juan 6

PASADAS estas cosas, fuése Jesús de la otra parte de la mar de Galilea, que es de Tiberias.

Y seguíale grande multitud, porque veían sus señales que hacía en los enfermos.

Y subió Jesús á un monte, y se sentó allí con sus discípulos.

Y estaba cerca la Pascua, la fiesta de los Judíos.

Y como alzó Jesús los ojos, y vió que había venido á él grande multitud, dice á Felipe: ¿De dónde compraremos pan para que coman éstos?

Mas esto decía para probarle; porque él sabía lo que había de hacer.

Respondióle Felipe: Doscientos denarios de pan no les bastarán, para que cada uno de ellos tome un poco.

Dícele uno de sus discípulos, Andrés, hermano de Simón Pedro:

Un muchacho está aquí que tiene cinco panes de cebada y dos pececillos; ¿mas qué es esto entre tantos?

10 Entonces Jesús dijo: Haced recostar la gente. Y había mucha hierba en aquel lugar: y recostáronse como número de cinco mil varones.

11 Y tomó Jesús aquellos panes, y habiendo dado gracias, repartió á los discípulos, y los discípulos á los que estaban recostados: asimismo de los peces, cuanto querían.

12 Y como fueron saciados, dijo á sus discípulos: Recoged los pedazos que han quedado, porque no se pierda nada.

13 Cogieron pues, é hinchieron doce cestas de pedazos de los cinco panes de cebada, que sobraron á los que habían comido.

14 Aquellos hombres entonces, como vieron la señal que Jesús había hecho, decían: Este verdaderamente es el profeta que había de venir al mundo.

15 Y entendiendo Jesús que habían de venir para arrebatarle, y hacerle rey, volvió á retirarse al monte, él solo.

16 Y como se hizo tarde, descendieron sus discípulos á la mar;

17 Y entrando en un barco, venían de la otra parte de la mar hacia Capernaum. Y era ya oscuro, y Jesús no había venido á ellos.

18 Y levantábase la mar con un gran viento que soplaba.

19 Y como hubieron navegado como veinticinco ó treinta estadios, ven á Jesús que andaba sobre la mar, y se acercaba al barco: y tuvieron miedo.

20 Mas él les dijo: Yo soy; no tengáis miedo.

21 Ellos entonces gustaron recibirle en el barco: y luego el barco llegó á la tierra donde iban.

22 El día siguiente, la gente que estaba de la otra parte de la mar, como vió que no había allí otra navecilla sino una, y que Jesús no había entrado con sus discípulos en ella, sino que sus discípulos se habían ido solos;

23 Y que otras navecillas habían arribado de Tiberias junto al lugar donde habían comido el pan después de haber el Señor dado gracias;

24 Como vió pues la gente que Jesús no estaba allí, ni sus discípulos, entraron ellos en las navecillas, y vinieron á Capernaum buscando á Jesús.

25 Y hallándole de la otra parte de la mar, dijéronle: Rabbí, ¿cuándo llegaste acá?

26 Respondióles Jesús, y dijo; De cierto, de cierto os digo, que me buscáis, no porque habéis visto las señales, sino porque comisteis el pan y os hartasteis.

27 Trabajad no por la comida que perece, mas por la comida que á vida eterna permanece, la cual el Hijo del hombre os dará: porque á éste señaló el Padre, que es Dios.

28 Y dijéronle: ¿Qué haremos para que obremos las obras de Dios?

29 Respondió Jesús, y díjoles: Esta es la obra de Dios, que creáis en el que él ha enviado.

30 Dijéronle entonces: ¿Qué señal pues haces tú, para que veamos, y te creamos? ¿Qué obras?

31 Nuestros padres comieron el maná en el desierto, como está escrito: Pan del cielo les dió á comer.

32 Y Jesús les dijo: De cierto, de cierto os digo: No os dió Moisés pan del cielo; mas mi Padre os da el verdadero pan del cielo.

33 Porque el pan de Dios es aquel que descendió del cielo y da vida al mundo.

34 Y dijéronle: Señor, danos siempre este pan.

35 Y Jesús les dijo: Yo soy el pan de vida: el que á mí viene, nunca tendrá hambre; y el que en mí cree, no tendrá sed jamás.

36 Mas os he dicho, que aunque me habéis visto, no creéis.

37 Todo lo que el Padre me da, vendrá á mí; y al que á mí viene, no le hecho fuera.

38 Porque he descendido del cielo, no para hacer mi voluntad, mas la voluntad del que me envió.

39 Y esta es la voluntad del que me envió, del Padre: Que todo lo que me diere, no pierda de ello, sino que lo resucite en el día postrero.

40 Y esta es la voluntad del que me ha enviado: Que todo aquel que ve al Hijo, y cree en él, tenga vida eterna: y yo le resucitaré en el día postrero.

41 Murmuraban entonces de él los Judíos, porque había dicho: Yo soy el pan que descendí del cielo.

42 Y decían: ¿No es éste Jesús, el hijo de José, cuyo padre y madre nosotros conocemos? ¿cómo, pues, dice éste: Del cielo he descendido?

43 Y Jesús respondió, y díjoles: No murmuréis entre vosotros.

44 Ninguno puede venir á mí, si el Padre que me envió no le trajere; y yo le resucitaré en el día postrero.

45 Escrito está en los profetas: Y serán todos enseñados de Dios. Así que, todo aquel que oyó del Padre, y aprendió, viene á mí.

46 No que alguno haya visto al Padre, sino aquel que vino de Dios, éste ha visto al Padre.

47 De cierto, de cierto os digo: El que cree en mí, tiene vida eterna.

48 Yo soy el pan de vida.

49 Vuestros padres comieron el maná en el desierto, y son muertos.

50 Este es el pan que desciende del cielo, para que el que de él comiere, no muera.

51 Yo soy el pan vivo que he descendido del cielo: si alguno comiere de este pan, vivirá para siempre; y el pan que yo daré es mi carne, la cual yo daré por la vida del mundo.

52 Entonces los Judíos contendían entre sí, diciendo: ¿Cómo puede éste darnos su carne á comer?

53 Y Jesús les dijo: De cierto, de cierto os digo: Si no comiereis la carne del Hijo del hombre, y bebiereis su sangre, no tendréis vida en vosotros.

54 El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna: y yo le resucitaré en el día postrero.

55 Porque mi carne es verdadera comida, y mi sangre es verdadera bebida.

56 El que come mi carne y bebe mi sangre, en mí permanece, y yo en él.

57 Como me envió el Padre viviente, y yo vivo por el Padre, asimismo el que me come, él también vivirá por mí.

58 Este es el pan que descendió del cielo: no como vuestros padres comieron el maná, y son muertos: el que come de este pan, vivirá eternamente.

59 Estas cosas dijo en la sinagoga, enseñando en Capernaum.

60 Y muchos de sus discípulos oyéndo lo, dijeron: Dura es esta palabra: ¿quién la puede oir?

61 Y sabiendo Jesús en sí mismo que sus discípulos murmuraban de esto, díjoles: ¿Esto os escandaliza?

62 ¿Pues qué, si viereis al Hijo del hombre que sube donde estaba primero?

63 El espíritu es el que da vida; la carne nada aprovecha: las palabras que yo os he hablado, son espíritu y son vida.

64 Mas hay algunos de vosotros que no creen. Porque Jesús desde el principio sabía quiénes eran los que no creían, y quién le había de entregar.

65 Y dijo: Por eso os he dicho que ninguno puede venir á mí, si no le fuere dado del Padre.

66 Desde esto, muchos de sus discípulos volvieron atrás, y ya no andaban con él.

67 Dijo entonces Jesús á los doce: ¿Queréis vosotros iros también?

68 Y respondióle Simón Pedro: Señor, ¿á quién iremos? tú tienes palabras de vida eterna.

69 Y nosotros creemos y conocemos que tú eres el Cristo, el Hijo de Dios viviente.

70 Jesús le respondió: ¿No he escogido yo á vosotros doce, y uno de vosotros es diablo?

71 Y hablaba de Judas Iscariote, hijo de Simón, porque éste era el que le había de entregar, el cual era uno de los doce.