M’Cheyne Bible Reading Plan
28 Y juntó David en Jerusalén a todos los príncipes de Israel, los príncipes de las tribus, y los príncipes de las cuadrillas, que servían al rey; y los príncipes de mil y de cien, con los príncipes de toda la hacienda y posesión de David, y sus hijos, con los eunucos, los poderosos, y todos los hombres valientes.
2 Y levantándose el rey David, puesto en pie dijo: Oídme, hermanos míos, y pueblo mío. Yo tenía en mi corazón edificar una Casa, para que en ella reposara el arca del pacto del SEÑOR, y para el estrado de los pies de nuestro Dios; y había ya aparejado todo para edificar.
3 Mas Dios me dijo: Tú no edificarás Casa a mi nombre; porque eres hombre de guerra, y has derramado sangre.
4 Pero el SEÑOR el Dios de Israel me eligió de toda la casa de mi padre, para que perpetuamente fuera rey sobre Israel; porque de Judá escogió el capitán; y de la casa de Judá la casa de mi padre; y de entre los hijos de mi padre en mí tomó contentamiento para ponerme por rey sobre todo Israel;
5 y de todos mis hijos (porque el SEÑOR me ha dado muchos hijos,) eligió a mi hijo Salomón para que él se siente en el trono del reino del SEÑOR sobre Israel.
6 Y me dijo: Salomón tu hijo, él edificará mi Casa y mis atrios; porque a éste me he escogido por hijo, y yo le seré a él por padre.
7 Y yo confirmaré su reino para siempre, si él fuere esforzado para cumplir mis mandamientos y mis juicios, como en este día.
8 Ahora pues, delante de los ojos de todo Israel, congregación del SEÑOR, y en oídos de nuestro Dios, guardad y buscad todos los mandamientos del SEÑOR vuestro Dios, para que poseáis la buena tierra, y la dejéis por heredad a vuestros hijos después de vosotros perpetuamente.
9 Y tú, Salomón, hijo mío, conoce al Dios de tu padre, y sírvele de corazón perfecto, y de ánimo voluntario; porque el SEÑOR escudriña los corazones de todos, y entiende toda imaginación de los pensamientos. Si tú le buscares, lo hallarás; mas si le dejares, él te desechará para siempre.
10 Mira, pues, ahora que el SEÑOR te ha elegido para que edifiques casa para santuario; esfuérzate, y hazla.
11 ¶ Y David dio a Salomón su hijo la traza del pórtico, y de sus casas, y de sus despensas, y de sus salas, y de sus recámaras de adentro, y del lugar del asiento de la reconciliación.
12 Asimismo la traza de todas las cosas que había recibido por el Espíritu, para los atrios de la Casa del SEÑOR, y para todas las cámaras en derredor, para los tesoros de la Casa de Dios, y para los tesoros de las cosas santificadas;
13 también para los órdenes de los sacerdotes y de los levitas, y para toda la obra del ministerio de la Casa del SEÑOR, y para todos los vasos del ministerio de la Casa del SEÑOR.
14 Y dio oro por peso para lo de oro, para todos los vasos de cada servicio; y plata por peso para todos los vasos, para todos los vasos de cada servicio.
15 Oro por peso para los candeleros de oro, y para sus lámparas; por peso el oro para cada candelero y sus lámparas; y para los candeleros de plata, plata por peso para el candelero y sus lámparas, conforme al servicio de cada candelero.
16 Asimismo dio oro por peso para las mesas de la proposición, para cada mesa; del mismo modo plata para las mesas de plata.
17 También oro puro para los garfios, para las bacines, para los incensarios, y para los tazones de oro, para cada tazón por peso; asimismo para los tazones de plata, por peso para cada tazón.
18 Además, oro puro por peso para el altar del incienso; asimismo para la semejanza del carro de los querubines de oro, que con las alas extendidas cubrían el arca del pacto del SEÑOR.
19 Todas estas cosas por escrito de la mano del SEÑOR que fue sobre mí, dijo David, y me hizo entender todas las obras del diseño.
20 Dijo más David a Salomón su hijo: Anímate y esfuérzate, y ponlo por obra; no temas, ni desmayes, porque el SEÑOR Dios, mi Dios, será contigo; él no te dejará, ni te desamparará, hasta que acabes toda la obra del servicio de la casa del SEÑOR.
21 He aquí los órdenes de los sacerdotes y de los levitas, en todo el ministerio de la Casa de Dios, serán contigo en toda la obra; todos voluntarios, con sabiduría en todo ministerio; asimismo los príncipes y todo el pueblo para ejecutar todas tus órdenes.
2 ¶ Pero hubo también falsos profetas en el pueblo, como habrá entre vosotros falsos maestros, que introducirán encubiertamente sectas de perdición, y negarán al Señor que los rescató, atrayendo sobre sí mismos perdición acelerada.
2 Y muchos seguirán sus perdiciones, por los cuales el camino de la verdad será blasfemado;
3 ¶ y por avaricia harán mercadería de vosotros con palabras fingidas, sobre los cuales la condenación ya de largo tiempo no se tarda, y su perdición no se duerme.
4 Porque si Dios no perdonó a los ángeles que habían pecado, sino que habiéndolos despeñado en el abismo más profundo {Gr. tartarus} con cadenas de oscuridad, los entregó para ser reservados al juicio;
5 y si no perdonó al mundo antiguo, mas guardó a Noé, predicador de justicia, con otras siete personas, trayendo el diluvio sobre el mundo de malvados;
6 y si condenó por destrucción las ciudades de Sodoma y de Gomorra, tornándolas en ceniza, y poniéndolas por ejemplo a los que habían de vivir sin temor y reverencia de Dios,
7 ¶ y libró al justo Lot, el cual era perseguido de los abominables por la nefanda conversación de ellos;
8 (porque este justo, con ver y oír, morando entre ellos, afligía cada día su alma justa con los hechos de aquellos injustos);
9 sabe el Señor librar de tentación a los píos, y reservar a los injustos para ser atormentados en el día del juicio;
10 ¶ y principalmente a aquellos que, siguiendo la carne, andan en concupiscencia de inmundicia, y menosprecian la Potestad; atrevidos, soberbios, que no temen decir mal de las potestades superiores;
11 como quiera que los mismos ángeles, que son mayores en fuerza y en potencia, no pronuncian juicio de maldición contra ellas delante del Señor.
12 Mas éstos, diciendo mal de las cosas que no entienden, (como animales naturales sin razón, que naturalmente son hechas para presa y destrucción), perecerán en su perdición,
13 recibiendo el galardón de su injusticia, ya que estiman por delicia poder gozar de deleites cada día. Estos son suciedades y manchas, los cuales comiendo con vosotros, juntamente se recrean en sus engaños;
14 teniendo los ojos llenos de adulterio, y no saben cesar de pecar; cebando las almas inconstantes; teniendo el corazón ejercitado en codicias, siendo hijos de maldición;
15 que dejando el camino derecho han errado, habiendo seguido el camino de Balaam, hijo de Beor, el cual amó el premio de la maldad.
16 Y fue reprendido de su maldad; un animal mudo acostumbrado a yugo (sobre el cual iba sentado) hablando en voz de hombre, refrenó la locura del profeta.
17 Estos son fuentes sin agua, y nubes traídas de torbellino de viento; para los cuales está guardada eternalmente la oscuridad de las tinieblas.
18 Porque hablando arrogantes palabras de vanidad, ceban con las concupiscencias de la carne en disoluciones a los que verdaderamente habían huido de los que conversan en error;
19 prometiéndoles libertad, siendo ellos mismos esclavos de corrupción. Porque el que es de alguno vencido, es sujeto a la servidumbre del que lo venció.
20 Ciertamente, si habiéndose ellos apartado de las contaminaciones del mundo, por el conocimiento del Señor y Salvador, Jesucristo, y otra vez envolviéndose en ellas son vencidos, sus postrimerías les son hechas peores que los principios.
21 Porque mejor les hubiera sido no haber conocido el camino de la justicia, que después de haberlo conocido, tornarse atrás del santo mandamiento que les fue dado.
22 Pero les ha acontecido lo que por un verdadero proverbio se suele decir: El perro vuelve a su vómito, y la puerca lavada a revolcarse en el cieno.
5 Ahora serás cercada de ejércitos, oh hija de ejército; se pondrá cerco sobre nosotros; con vara herirán sobre la quijada al juez de Israel.
2 Mas tú, Belén Efrata, pequeña para ser en los millares de Judá, de ti me saldrá el que será Señor en Israel; y sus salidas son desde el principio, desde los días de los siglos.
3 Pero los dejará hasta el tiempo que dé a luz la que está de parto; y el resto de sus hermanos se tornará con los hijos de Israel.
4 Y estará, y apacentará con fortaleza del SEÑOR, con grandeza del Nombre del SEÑOR su Dios; y asentarán; porque ahora será engrandecido hasta los fines de la tierra.
5 Y éste será nuestra paz. Cuando Assur viniere a nuestra tierra, y cuando pisare nuestros palacios, entonces levantaremos contra él siete pastores, y ocho hombres principales;
6 y comerán la tierra de Assur a espada, y la tierra de Nimrod con sus espadas; y nos librará del asirio, cuando viniere contra nuestra tierra y hollare nuestros términos.
7 Y será el remanente de Jacob en medio de muchos pueblos, como el rocío del SEÑOR, como las lluvias sobre la hierba, las cuales no esperaba ya varón, ni esperaban hijos de hombres.
8 Y será el remanente de Jacob entre los gentiles, en medio de muchos pueblos, como el león entre las bestias de la montaña, como el cachorro del león entre las manadas de las ovejas, el cual si pasare, y hollare, y arrebatare, no hay quien escape.
9 Tu mano se alzará sobre tus enemigos, y todos tus adversarios serán talados.
10 Y acontecerá en aquel día, dijo el SEÑOR, que haré matar tus caballos de en medio de ti, y haré destruir tus carros.
11 Y haré destruir las ciudades de tu tierra, y haré destruir todas tus fortalezas.
12 Y haré destruir de tu mano las hechicerías, y no se hallarán en ti agoreros.
13 Y haré destruir tus esculturas y tus imágenes de en medio de ti, y nunca más te inclinarás a la obra de tus manos;
14 y arrancaré tus bosques de en medio de ti: así destruiré tus ciudades.
15 Y con ira y con furor haré venganza en los gentiles que no oyeron.
14 ¶ Y aconteció que entrando en casa de un príncipe de los fariseos un sábado a comer pan, ellos le acechaban.
2 Y he aquí un hombre hidrópico estaba delante de él.
3 Y respondiendo Jesús, habló a los doctores de la ley y a los fariseos, diciendo: ¿Es lícito sanar en sábado?
4 Y ellos callaron. Entonces él tomándole, le sanó, y le despidió.
5 Y respondiendo a ellos dijo: ¿El asno o el buey de cuál de vosotros caerá en algún pozo, y no lo sacará luego en día de sábado?
6 Y no le podían replicar a estas cosas.
7 ¶ Y observando cómo escogían los primeros asientos a la mesa, refirió una parábola a los convidados, diciéndoles:
8 Cuando fueres llamado de alguno a bodas, no te sientes en el primer lugar, no sea que otro más honrado que tú esté por él convidado,
9 y viniendo el que te llamó a ti y a él, te diga: Da lugar a éste; y entonces comiences con vergüenza a tener el lugar último.
10 Mas cuando fueres llamado, ve, y siéntate en el postrer lugar; porque cuando viniere el que te llamó, te diga: Amigo, ven arriba; entonces tendrás gloria delante de los que juntamente se sientan a la mesa.
11 Porque cualquiera que se ensalza, será humillado; y el que se humilla, será ensalzado.
12 Y dijo también al que le había convidado: Cuando hagas comida o cena, no llames a tus amigos, ni a tus hermanos, ni a tus parientes, ni a vecinos ricos; para que ellos te vuelvan a convidar, y te sea hecha compensación.
13 Mas cuando hagas banquete, llama a los pobres, los mancos, los cojos, los ciegos;
14 y serás bienaventurado; porque no te pueden pagar; mas te será pagado en la resurrección de los justos.
15 ¶ Y oyendo esto uno de los que juntamente estaban sentados a la mesa, le dijo: Bienaventurado el que comerá pan en el Reino de los cielos.
16 El entonces le dijo: Un hombre hizo una gran cena, y llamó a muchos.
17 Y a la hora de la cena envió a su esclavo a decir a los llamados: Venid, que ya está todo aparejado.
18 Y comenzaron todos a una a excusarse. El primero le dijo: He comprado una hacienda, y necesito salir y verla; te ruego que me des por excusado.
19 Y el otro dijo: He comprado cinco yuntas de bueyes, y voy a probarlos; te ruego que me des por excusado.
20 Y el otro dijo: Acabo de casarme, y por tanto no puedo ir.
21 Y vuelto el esclavo, hizo saber estas cosas a su señor. Entonces enojado el padre de familia, dijo a su esclavo: Ve presto por las plazas y por las calles de la ciudad, y mete acá los pobres, los mancos, y cojos, y ciegos.
22 Y dijo el esclavo: Señor, hecho es como mandaste, y aún hay lugar.
23 Y dijo el señor al esclavo: Ve por los caminos y por los vallados, y fuérzalos a entrar, para que se llene mi casa.
24 Porque os digo que ninguno de aquellos hombres que fueron llamados, gustará mi Cena.
25 ¶ Y muchas personas iban con él; y volviéndose les dijo:
26 Si alguno viene a mí, y no aborrece a su padre, y madre, y mujer, e hijos, y hermanos, y hermanas, y aun también su vida, no puede ser mi discípulo.
27 Y cualquiera que no carga su madero, y viene en pos de mí, no puede ser mi discípulo.
28 Porque ¿cuál de vosotros, queriendo edificar una torre, no cuenta primero sentado los gastos, para ver si tiene lo que necesita para acabarla?
29 Para que después que haya puesto el fundamento, y no pueda acabarla, todos los que lo vieren, no comiencen a hacer burla de él,
30 diciendo: Este hombre comenzó a edificar y no pudo acabar.
31 ¿O cuál rey, teniendo que ir a hacer guerra contra otro rey, sentándose primero no consulta si puede salir al encuentro con diez mil al que viene contra él con veinte mil?
32 De otra manera, cuando aun el otro está lejos, le ruega por la paz, enviándole embajada.
33 Así pues, cualquiera de vosotros que no renuncia a todas las cosas que posee, no puede ser mi discípulo.
34 Buena es la sal; mas si la sal fuere desvanecida, ¿con qué se adobará?
35 Ni para la tierra, ni para el muladar es buena; fuera la arrojan. Quien tiene oídos para oír, oiga.
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