Print Page Options
Previous Prev Day Next DayNext

M’Cheyne Bible Reading Plan

The classic M'Cheyne plan--read the Old Testament, New Testament, and Psalms or Gospels every day.
Duration: 365 days
Nueva Traducción Viviente (NTV)
Version
1 Reyes 18

Enfrentamiento en el monte Carmelo

18 Más tarde, durante el tercer año de la sequía, el Señor dijo a Elías: «Preséntate ante el rey Acab y dile que ¡pronto enviaré lluvia!». Entonces Elías fue a ver al rey Acab.

Mientras tanto, el hambre se hizo muy intensa en Samaria. Por eso Acab mandó llamar a Abdías, quien estaba a cargo del palacio. (Abdías era un fiel seguidor del Señor. Cierta vez, cuando Jezabel intentaba matar a todos los profetas del Señor, Abdías escondió a cien de ellos en dos cuevas; metió a cincuenta profetas en cada cueva y les dio comida y agua). Acab le dijo a Abdías: «Tenemos que revisar todos los manantiales y los valles del reino, y ver si podemos encontrar pasto suficiente para salvar por lo menos algunos de mis caballos y de mis mulas». Entonces se repartieron el territorio; Acab se fue solo por un lado, y Abdías se fue solo por otro camino.

Mientras Abdías iba caminando, de pronto vio que Elías se le acercaba. Abdías lo reconoció enseguida y se postró hasta el suelo ante él.

—¿De verdad eres tú, mi señor Elías?—preguntó.

—Sí, soy yo—contestó Elías—. Ahora ve y dile a tu amo: “Elías está aquí”.

—¡Ay, señor!—protestó Abdías—, ¿qué daño te he hecho para que me mandes a morir a manos de Acab? 10 Te juro por el Señor tu Dios que el rey te ha buscado en cada nación y reino de la tierra, desde un extremo hasta el otro ha procurado encontrarte. Cada vez que alguien le afirmaba: “Elías no está aquí”, el rey Acab obligaba al rey de esa nación a jurar que había dicho la verdad. 11 Y ahora tú me dices: “Ve y dile a tu amo: ‘Elías está aquí’”. 12 Apenas yo te deje, el Espíritu del Señor te llevará a quién sabe dónde y cuando Acab llegue aquí y no te encuentre, me matará. Te recuerdo que toda mi vida he sido un fiel siervo del Señor. 13 ¿No te han contado, señor mío, de cuando Jezabel intentaba matar a los profetas del Señor? Yo escondí a cien de ellos en dos cuevas y les di comida y agua. 14 Y ahora tú me dices: “Ve y dile a tu amo: ‘Elías está aquí’”. Si yo hago esto, señor, sin duda Acab me matará.

15 Pero Elías dijo:

—Te juro por el Señor Todopoderoso, en cuya presencia estoy, que hoy mismo me presentaré ante Acab.

16 Entonces Abdías fue a decirle a Acab que había aparecido Elías, así que Acab fue a encontrarse con él. 17 Cuando Acab vio a Elías, exclamó:

—¿Así que realmente eres tú, el alborotador de Israel?

18 —Yo no le he causado ningún problema a Israel—respondió Elías—. Tú y tu familia son los alborotadores, porque se negaron a obedecer los mandatos del Señor y, en cambio, han rendido culto a las imágenes de Baal. 19 Ahora, convoca a todo Israel para que se reúna conmigo en el monte Carmelo, junto con los cuatrocientos cincuenta profetas de Baal y los cuatrocientos profetas de Asera, a quienes Jezabel mantiene.[a]

20 Entonces Acab convocó a todos los israelitas y a los profetas al monte Carmelo. 21 Elías se paró frente a ellos y dijo: «¿Hasta cuándo seguirán indecisos, titubeando entre dos opiniones? Si el Señor es Dios, ¡síganlo! Pero si Baal es el verdadero Dios, ¡entonces síganlo a él!». Sin embargo, la gente se mantenía en absoluto silencio.

22 Entonces Elías les dijo: «Yo soy el único profeta del Señor que queda, pero Baal tiene cuatrocientos cincuenta profetas. 23 Ahora traigan dos toros. Los profetas de Baal pueden escoger el toro que quieran; que luego lo corten en pedazos y lo pongan sobre la leña de su altar, pero sin prenderle fuego. Yo prepararé el otro toro y lo pondré sobre la leña del altar, y tampoco le prenderé fuego. 24 Después, invoquen ustedes el nombre de su dios, y yo invocaré el nombre del Señor. El dios que responda enviando fuego sobre la madera, ¡ese es el Dios verdadero!»; y toda la gente estuvo de acuerdo.

25 Así que Elías dijo a los profetas de Baal: «Empiecen ustedes, porque son muchos. Escojan uno de los toros, prepárenlo e invoquen el nombre de su dios; pero no le prendan fuego a la leña».

26 Entonces ellos prepararon uno de los toros y lo pusieron sobre el altar. Después invocaron el nombre de Baal desde la mañana hasta el mediodía, gritando: «¡Oh Baal, respóndenos!»; pero no hubo respuesta alguna. Entonces se pusieron a bailar, cojeando alrededor del altar que habían hecho.

27 Cerca del mediodía, Elías comenzó a burlarse de ellos. «Tendrán que gritar más fuerte—se mofaba—, ¡sin duda que es un dios! ¡Tal vez esté soñando despierto o quizá esté haciendo sus necesidades[b]! ¡Seguramente salió de viaje o se quedó dormido y necesita que alguien lo despierte!».

28 Así que ellos gritaron más fuerte y, como acostumbraban hacer, se cortaron con cuchillos y espadas hasta quedar bañados en sangre. 29 Gritaron disparates toda la tarde hasta la hora del sacrificio vespertino, pero aún no había respuesta, ni siquiera se oía un solo sonido.

30 Entonces Elías llamó a la gente: «¡Vengan acá!». Así que todos se juntaron a su alrededor, mientras él reparaba el altar del Señor que estaba derrumbado. 31 Tomó doce piedras, una para representar a cada tribu de Israel[c] 32 y usó las piedras para reconstruir el altar en el nombre del Señor. Luego cavó una zanja alrededor del altar con capacidad suficiente para quince litros de agua.[d] 33 Apiló la leña sobre el altar, cortó el toro en pedazos y puso los pedazos sobre la madera.

[e]Luego dijo: «Llenen cuatro jarras grandes con agua y echen el agua sobre la ofrenda y la leña».

34 Una vez que lo hicieron, les dijo: «¡Háganlo de nuevo!». Cuando terminaron, les dijo: «¡Háganlo por tercera vez!». Así que hicieron lo que les dijo, 35 y el agua corría alrededor del altar, tanto que hasta colmó la zanja.

36 A la hora que solía hacerse el sacrificio vespertino, el profeta Elías caminó hacia el altar y oró: «Oh Señor, Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob,[f] demuestra hoy que tú eres Dios en Israel y que yo soy tu siervo; demuestra que yo he hecho todo esto por orden tuya. 37 ¡Oh Señor, respóndeme! Respóndeme para que este pueblo sepa que tú, oh Señor, eres Dios y que tú los has hecho volver a ti».

38 Al instante, el fuego del Señor cayó desde el cielo y consumió el toro, la leña, las piedras y el polvo. ¡Hasta lamió toda el agua de la zanja! 39 Cuando la gente vio esto, todos cayeron rostro en tierra y exclamaron: «¡El Señor, él es Dios! ¡Sí, el Señor es Dios!».

40 Entonces Elías ordenó: «Atrapen a todos los profetas de Baal. ¡No dejen que escape ninguno!». Entonces los agarraron a todos, y Elías los llevó al valle de Cisón y allí los mató.

Elías ora por lluvia

41 Luego Elías dijo a Acab: «Vete a comer y a beber algo, porque oigo el rugido de una tormenta de lluvia que se acerca».

42 Entonces Acab fue a comer y a beber. Elías, en cambio, subió a la cumbre del monte Carmelo, se inclinó hasta el suelo y oró con la cara entre las rodillas.

43 Luego le dijo a su sirviente:

—Ve y mira hacia el mar.

Su sirviente fue a mirar, y regresó donde estaba Elías y le dijo:

—No vi nada.

Siete veces le dijo Elías que fuera a ver. 44 Finalmente, la séptima vez, su sirviente le dijo:

—Vi una pequeña nube, como del tamaño de la mano de un hombre, que sale del mar.

Entonces Elías le gritó:

—Corre y dile a Acab: “Sube a tu carro y regresa a tu casa. ¡Si no te apuras, la lluvia te detendrá!”.

45 Poco después el cielo se oscureció de nubes. Se levantó un fuerte viento que desató un gran aguacero, y Acab partió enseguida hacia Jezreel. 46 Entonces el Señor le dio una fuerza extraordinaria a Elías, quien se sujetó el manto con el cinturón[g] y corrió delante del carro de Acab todo el camino, hasta la entrada de Jezreel.

1 Tesalonicenses 1

Saludos de Pablo

Nosotros, Pablo, Silas[a] y Timoteo, escribimos esta carta a la iglesia en Tesalónica, a ustedes que pertenecen a Dios Padre y al Señor Jesucristo.

Que Dios les dé gracia y paz.

La fe de los creyentes de Tesalónica

Siempre damos gracias a Dios por todos ustedes y continuamente los tenemos presentes en nuestras oraciones. Al orar a nuestro Dios y Padre por ustedes, pensamos en el fiel trabajo que hacen, las acciones de amor que realizan y la constante esperanza que tienen a causa de nuestro Señor Jesucristo.

Sabemos, amados hermanos, que Dios los ama y los ha elegido para que sean su pueblo. Pues, cuando les llevamos la Buena Noticia, no fue solo con palabras sino también con poder, porque el Espíritu Santo les dio plena certeza[b] de que lo que decíamos era verdad. Y ya saben de nuestra preocupación por ustedes por la forma en que nos comportamos entre ustedes. Así que recibieron el mensaje con la alegría del Espíritu Santo, a pesar del gran sufrimiento que les trajo. De este modo nos imitaron a nosotros y también al Señor. Como resultado, han llegado a ser un ejemplo para todos los creyentes de Grecia, es decir, por toda Macedonia y Acaya.[c]

Y ahora, la palabra del Señor está siendo anunciada, partiendo de ustedes a gente de todas partes, aun más allá de Macedonia y Acaya, pues adondequiera que vamos, encontramos personas que nos hablan de la fe que ustedes tienen en Dios. No hace falta que se la mencionemos, pues no dejan de hablar de la maravillosa bienvenida que ustedes nos dieron y de cómo se apartaron de los ídolos para servir al Dios vivo y verdadero. 10 También comentan cómo ustedes esperan con ansias la venida, desde el cielo, del Hijo de Dios, Jesús, a quien Dios levantó de los muertos. Él es quien nos rescató de los horrores del juicio venidero.

Ezequiel 48

División de la tierra entre las tribus

48 »La siguiente lista corresponde a las tribus de Israel junto con el territorio que recibirá cada una. El territorio de Dan está ubicado en el extremo norte; la línea fronteriza sigue la ruta de Hetlón hasta Lebo-hamat y luego continúa a Hazar-enán en la frontera con Damasco, con Hamat por el norte. El territorio de Dan se extiende a lo ancho de todo el territorio de Israel, de oriente a occidente.

»El territorio de Aser queda al sur del territorio de Dan y también se extiende de oriente a occidente. El territorio de Neftalí se ubica al sur del territorio de Aser y también se extiende de oriente a occidente. Luego sigue Manasés al sur de Neftalí y su territorio también se extiende de oriente a occidente. Al sur de Manasés está Efraín, después Rubén y luego Judá; todos los límites se extienden de oriente a occidente.

»Al sur de Judá está la tierra apartada para un propósito especial. Esa porción tendrá trece kilómetros con trescientos metros[a] de ancho y se extenderá al oriente y al occidente igual que los territorios tribales, con el templo en el centro.

»La tierra apartada para el templo del Señor tendrá trece kilómetros con trescientos metros de largo por diez kilómetros con seiscientos metros de ancho.[b] 10 Para los sacerdotes habrá una franja de tierra de trece kilómetros con trescientos metros de largo por cinco kilómetros con trescientos metros de ancho,[c] con el templo del Señor en el centro. 11 Este terreno está apartado para los sacerdotes ordenados, es decir, los descendientes de Sadoc, quienes me sirvieron fielmente y no se extraviaron con el pueblo de Israel y los demás levitas. 12 Esa será su porción especial—la tierra más sagrada—cuando se haga la repartición. Junto al territorio de los sacerdotes estará la tierra donde vivirán los demás levitas.

13 »El terreno asignado a los levitas tendrá la misma dimensión y forma que el terreno que pertenece a los sacerdotes: trece kilómetros con trescientos metros de largo y cinco kilómetros con trescientos metros de ancho. Las dos porciones juntas medirán trece kilómetros con trescientos metros de largo por diez kilómetros con seiscientos metros de ancho.[d] 14 Ninguna parte de esa tierra especial podrá venderse ni será canjeada ni usada por otras personas, pues pertenece al Señor; es tierra consagrada.

15 »Al sur del terreno sagrado del templo, se asignará una franja adicional de tierra, de trece kilómetros con trescientos metros de largo por dos kilómetros con seiscientos cincuenta metros de ancho,[e] para uso público: casas, pastizales y espacios comunes, con una ciudad en el centro. 16 La ciudad medirá dos kilómetros con cuatrocientos metros[f] en cada lado: norte, sur, oriente y occidente. 17 Estará rodeada por ciento treinta y tres metros[g] de campo abierto en cada dirección. 18 Fuera de la ciudad habrá un terreno agrícola que se extenderá cinco kilómetros con trescientos metros al oriente y lo mismo al occidente,[h] por el límite del terreno sagrado. Esta tierra de labranza producirá alimentos para la gente que trabaje en la ciudad. 19 Podrán cultivarla los miembros de las diversas tribus que vayan a la ciudad para trabajar. 20 Todo este terreno—incluidas las tierras sagradas y la ciudad—forma un cuadrado de trece kilómetros con trescientos metros[i] de lado.

21 »Los terrenos restantes, al oriente y al occidente de las tierras sagradas y de la ciudad, pertenecerán al príncipe. Cada uno de estos terrenos medirá trece kilómetros con trescientos metros de ancho, y se extenderán en dirección opuesta uno de otro, hacia los límites oriental y occidental de Israel, con las tierras sagradas y el santuario del templo en el centro. 22 Por lo tanto, la tierra del príncipe abarcará todo lo que esté entre los territorios asignados a Judá y a Benjamín, con excepción de los terrenos separados para las tierras sagradas y la ciudad.

23 »Los territorios asignados a las demás tribus son los siguientes. El territorio de Benjamín está al sur de las tierras del príncipe y se extiende por toda la tierra de Israel de oriente a occidente. 24 Al sur del territorio de Benjamín está el territorio de Simeón, el cual también se extiende de oriente a occidente. 25 A continuación está el territorio de Isacar, con los mismos límites al oriente y al occidente.

26 »Luego sigue el territorio de Zabulón, que atraviesa la tierra de Israel de oriente a occidente. 27 El territorio de Gad está situado al sur de Zabulón, con los mismos límites al oriente y al occidente. 28 La frontera sur de Gad va desde Tamar hasta las aguas de Meriba en Cades[j] y de allí sigue el arroyo de Egipto hacia el mar Mediterráneo.[k]

29 »Estas son las asignaciones que se apartarán como posesión exclusiva de cada tribu. ¡Yo, el Señor Soberano, he hablado!

Las puertas de la ciudad

30 »Estas serán las salidas de la ciudad: en la muralla norte, cuya extensión es de dos kilómetros con cuatrocientos metros de largo, 31 habrá tres puertas y cada una llevará el nombre de una tribu de Israel. La primera llevará el nombre de Rubén, la segunda de Judá y la tercera de Leví. 32 En la muralla oriental, que también mide dos kilómetros con cuatrocientos metros de largo, las puertas llevarán el nombre de José, de Benjamín y de Dan. 33 En la muralla sur, también de dos kilómetros con cuatrocientos metros de largo, las puertas llevarán el nombre de Simeón, de Isacar y de Zabulón; 34 y en la muralla occidental, también de la misma longitud, las puertas llevarán el nombre de Gad, de Aser y de Neftalí.

35 »El perímetro total de la ciudad tendrá una extensión de nueve kilómetros con seiscientos metros[l] y desde ese día, el nombre de la ciudad será: “El Señor está allí”[m]».

Salmos 104

104 Que todo lo que soy alabe al Señor.

¡Oh Señor mi Dios, eres grandioso!
    Te has vestido de honor y majestad.
    Te has envuelto en un manto de luz.
Despliegas la cortina de estrellas de los cielos;
    colocas las vigas de tu hogar en las nubes de lluvia.
Haces de las nubes tu carro de guerra;
    cabalgas sobre las alas del viento.
Los vientos son tus mensajeros;
    las llamas de fuego, tus sirvientes.[a]

Colocaste el mundo sobre sus cimientos,
    así jamás se removerá.
Vestiste a la tierra con torrentes de agua,
    agua que cubrió aun a las montañas.
A tu orden, el agua huyó;
    al sonido de tu trueno, salió corriendo.
Las montañas se elevaron y los valles se hundieron
    hasta el nivel que tú decretaste.
Después, fijaste un límite para los mares,
    para que nunca más cubrieran la tierra.

10 Tú haces que los manantiales viertan agua en los barrancos,
    para que los arroyos broten con fuerza y desciendan desde las montañas.
11 Proveen agua a todos los animales,
    y los burros salvajes sacian su sed.
12 Las aves hacen sus nidos junto a los arroyos
    y cantan entre las ramas de los árboles.
13 Desde tu hogar celestial, envías lluvia sobre las montañas
    y colmas la tierra con el fruto de tus obras.
14 Haces crecer el pasto para los animales
    y las plantas para el uso de la gente.
Les permites producir alimento con el fruto de la tierra:
15     vino para que se alegren,
aceite de oliva para aliviarles la piel,
    y pan para que se fortalezcan.
16 Los árboles del Señor están bien cuidados,
    los cedros del Líbano que plantó.
17 Allí hacen sus nidos las aves,
    y en los cipreses las cigüeñas hacen su hogar.
18 En lo alto de las montañas viven las cabras salvajes,
    y las rocas forman un refugio para los damanes.[b]

19 Creaste la luna para que marcara las estaciones,
    y el sol sabe cuándo ponerse.
20 Envías la oscuridad, y se hace de noche,
    la hora en que merodean los animales del bosque.
21 Los leones jóvenes rugen por su presa;
    acechan en busca del alimento que Dios les provee.
22 Al amanecer, se escabullen
    y se meten en sus guaridas para descansar.
23 Entonces la gente sale a trabajar
    y realiza sus labores hasta el anochecer.

24 Oh Señor, ¡cuánta variedad de cosas has creado!
    Las hiciste todas con tu sabiduría;
    la tierra está repleta de tus criaturas.
25 Allí está el océano, ancho e inmenso,
    rebosando de toda clase de vida,
    especies tanto grandes como pequeñas.
26 Miren los barcos que pasan navegando,
    y al Leviatán,[c] al cual hiciste para que juegue en el mar.

27 Todos dependen de ti
    para recibir el alimento según su necesidad.
28 Cuando tú lo provees, ellos lo recogen.
    Abres tu mano para alimentarlos,
    y quedan sumamente satisfechos.
29 Pero si te alejas de ellos, se llenan de pánico.
    Cuando les quitas el aliento,
    mueren y vuelven otra vez al polvo.
30 Cuando les das tu aliento,[d] se genera la vida
    y renuevas la faz de la tierra.

31 ¡Que la gloria del Señor continúe para siempre!
    ¡El Señor se deleita en todo lo que ha creado!
32 La tierra tiembla ante su mirada;
    las montañas humean cuando él las toca.

33 Cantaré al Señor mientras viva.
    ¡Alabaré a mi Dios hasta mi último suspiro!
34 Que todos mis pensamientos le agraden,
    porque me alegro en el Señor.
35 Que todos los pecadores desaparezcan de la faz de la tierra;
    que dejen de existir para siempre los perversos.

Que todo lo que soy alabe al Señor.

¡Alabado sea el Señor!

Nueva Traducción Viviente (NTV)

La Santa Biblia, Nueva Traducción Viviente, © Tyndale House Foundation, 2010. Todos los derechos reservados.