M’Cheyne Bible Reading Plan
Las tribus al oriente del río Jordán
(Dt 3:12-22)
32 Los descendientes de Rubén y Gad tenían mucho ganado y al ver la tierra de Jazer y la tierra de Galaad, se dieron cuenta que era un buen sitio para la cría del ganado. 2 Así que fueron y les dijeron a Moisés, a Eleazar el sacerdote y a los jefes de la comunidad:
3 —La región alrededor de Atarot, Dibón, Jazer, Nimrá, Hesbón, Elalé, Sebán[a], Nebo y Beón, 4 que el SEÑOR ha conquistado para el pueblo de Israel, es una tierra buena para la ganadería y lo que tenemos nosotros, tus siervos, es precisamente ganado. 5 Si tienes una buena opinión de nosotros, tus siervos, danos esa tierra, y no nos hagas atravesar el río Jordán.
6 Moisés les dijo a los de Gad y Rubén:
—¿Es que sus hermanos deben ir a la guerra mientras ustedes se quedan aquí? 7 ¿Por qué tratan de desanimar a los israelitas para que no pasen a la tierra que el SEÑOR les ha dado? 8 Eso fue lo mismo que hicieron sus padres cuando los mandé desde Cades Barnea a explorar la tierra. 9 Fueron hasta el valle de Escol y exploraron la tierra, pero ellos desanimaron al pueblo de Israel para que no entraran a la tierra que el SEÑOR les había dado. 10 Ese día el SEÑOR se enojó mucho y juró: 11 “Ninguno de los que vinieron de Egipto de 20 años de edad en adelante, verá la tierra que le prometí a Abraham, a Isaac y a Jacob porque no me han seguido fielmente; 12 excepto Caleb hijo de Jefone y Josué hijo de Nun. Ellos sí han seguido al SEÑOR fielmente”. 13 El SEÑOR se enojó con Israel y los hizo vagar por el desierto durante 40 años, hasta que murió toda esa generación que hizo enojar al SEÑOR. 14 Ahora resulta que ustedes, pecadores, han tomado el lugar de sus padres para aumentar aun más la ira del SEÑOR contra Israel. 15 Si ustedes se ponen en contra de él, entonces él los dejará aun más tiempo en el desierto y ustedes causarán la destrucción de todo este pueblo.
16 Los de Rubén y Gad se acercaron a Moisés y le dijeron:
—Déjanos construir aquí corrales para nuestro ganado y edificar ciudades para nuestras familias. 17 Luego tomaremos las armas para ir al frente de los israelitas hasta que los hayamos llevado a su lugar. Mientras tanto nuestras familias se quedarán viviendo en ciudades amuralladas, a salvo de la gente que habita esta tierra. 18 Nosotros no regresaremos a nuestros hogares sino hasta que todos los israelitas hayan tomado posesión de su herencia. 19 No pediremos que se nos reparta territorio junto con ellos al otro lado del río Jordán, ni más allá, porque ya hemos recibido nuestra herencia al oriente del Jordán.
20 Moisés les dijo:
—En ese caso, si están dispuestos a cumplir su palabra, tomen las armas para ir a la guerra a las órdenes del SEÑOR. 21 Que todos sus combatientes crucen el Jordán, a las órdenes del SEÑOR, hasta que él expulse a todos sus enemigos. 22 Una vez que hayan terminado de ayudar a sus hermanos a tomar posesión del territorio, se cumplirá la promesa que hicieron a Israel delante del SEÑOR. Entonces podrán volver a sus hogares. Este territorio será su propiedad con la aprobación del SEÑOR. 23 Si ustedes no cumplen con todo esto, entonces estarán pecando contra el SEÑOR y tengan plena seguridad de que serán castigados por su pecado. 24 Construyan, pues, ciudades para sus familias y corrales para sus ganados, pero cumplan con todo lo que dijeron.
25 Los de Gad y Rubén le dijeron a Moisés:
—Sí, señor. Haremos tal como tú ordenas. 26 Nuestros hijos, mujeres, ganados y todos nuestros otros animales se quedarán aquí, en las ciudades de Galaad. 27 Nosotros, tus siervos, cruzaremos el Jordán, armados para la guerra, a las órdenes del SEÑOR, tal como tú dices.
28 Luego Moisés dio estas órdenes al sacerdote Eleazar, a Josué hijo de Nun y a los jefes de las tribus israelitas, respecto a los de Gad y Rubén. 29 Moisés dijo:
—Si los de Gad y Rubén cruzan el Jordán con ustedes y van a la guerra a las órdenes del SEÑOR, y conquistan el territorio, entonces les darán en posesión la tierra de Galaad, 30 pero si los combatientes de ellos no cruzan con ustedes para hacer la guerra, entonces les darán un territorio entre ustedes en la tierra de Canaán.
31 Los de Rubén y Gad respondieron:
—Nosotros tus siervos haremos tal como el SEÑOR ha ordenado. 32 Cruzaremos armados a las órdenes del SEÑOR a la tierra de Canaán para la guerra, pero nuestra herencia estará al oriente del Jordán.
33 Así que Moisés les entregó el reino de Sijón, rey de los amorreos y el reino del rey Og de Basán a las tribus de Gad y Rubén y a la mitad de la tribu de Manasés hijo de José. Les dio la tierra con sus ciudades y el área alrededor de ellas. 34 Entonces los de Gad reconstruyeron las ciudades de Dibón, Atarot, Aroer, 35 Atarot Sofán, Jazer, Yogbea, 36 Bet Nimrá y Bet Arán. Las fortificaron y construyeron también corrales para su ganado. 37 Los de Rubén construyeron las ciudades de Hesbón, Elalé, Quiriatayin, 38 Nebo, Baal Megón, cambiándoles algunos nombres, y Sibma. Ellos les colocaron nombres nuevos a las ciudades que reconstruyeron.
39 Los descendientes de Maquir hijo de Manasés fueron a Galaad, la conquistaron y expulsaron a todos los amorreos que vivían allí. 40 Moisés le dio Galaad a los de Maquir hijo de Manasés y ellos vivieron allí. 41 Yaír hijo de Manasés fue, conquistó las poblaciones de los amorreos y las llamó «poblaciones de Yaír». 42 Noba fue, conquistó Quenat y los pueblos cercanos, y le puso su nombre a esa región, Noba.
Tú haces maravillas
Al director. A Jedutún[a]. Canción de Asaf.
1 Clamo a Dios con un grito;
a Dios le llamaré a gritos para que me escuche.
2 El día que atravesé por dificultades busqué al SEÑOR.
Elevé mis manos en oración toda la noche, sin descanso,
pero no recibo consuelo.
3 Pienso en Dios y lloro;
Me pongo a meditar y termino desalentándome. Selah
4 No me dejas dormir;
quiero decir algo pero no puedo
porque estoy demasiado inquieto.
5 Sigo pensando en el pasado,
en cosas que sucedieron hace mucho tiempo.
6 Por la noche, recuerdo mi música,[b] hablo conmigo mismo
y trato de buscar una respuesta.
7 Me pregunto si mi Señor nos ha abandonado para siempre,
si no quiere estar nunca más con nosotros.
8 ¿Nos ha quitado su fiel amor para siempre?
¿Se ha acabado su promesa eternamente?
9 ¿Se ha olvidado Dios de lo que es la compasión?
¿Ha reemplazado su compasión por furia? Selah
10 Luego pensé: «Pobre de mí,
el Altísimo ha dejado de mostrar su poder».
11 Recuerdo las maravillas que hizo el SEÑOR,
las que hizo hace mucho tiempo.
12 Pensaré en todas las obras que has realizado;
meditaré en todo eso.
13 Dios mío, tu manera de actuar es sagrada;
¿qué dios es más grande que tú?
14 Tú eres el Dios que hace milagros;
mostraste tu poder entre las naciones.
15 Con tu poder rescataste a tu pueblo,
los descendientes de Jacob y de José. Selah
16 Dios mío, te vieron las aguas
y temblaron de miedo;
incluso los abismos se estremecieron.
17 De las nubes cayó la lluvia,
hiciste salir de ellas rayos como flechas.
18 Retumbó el trueno de tu voz en el tornado
y tus rayos iluminaron todo;
la tierra entera se sacudió y tembló.
19 Te abriste camino por el mar,
atravesaste las aguas profundas
y no dejaste rastro de tus huellas.
20 Guiaste a tu pueblo como a un rebaño,
por medio de Moisés y de Aarón.
El juicio que vendrá
24 Fíjense, el SEÑOR va a destruir la tierra
y a dejarla vacía.
Él torcerá su superficie
y dispersará a sus habitantes.
2 Todos correrán la misma suerte,
el del pueblo y el sacerdote;
el esclavo y el amo;
la esclava y la señora;
el comprador y el vendedor;
el que recibe en préstamo
y el que presta;
el banquero y el deudor.
3 La tierra será saqueada
y destruida por completo,
porque el SEÑOR lo ha decidido así.
4 La tierra se seca y se marchita.
El mundo languidece y se marchita.
Los de la alta sociedad languidecen.
5 El mundo ha sido contaminado por sus habitantes.
Ellos violaron las leyes de Dios,
desobedecieron sus mandatos.
Han roto el pacto eterno.
6 Una maldición destruye la tierra
y sus habitantes son los culpables.
Tantos han desaparecido
que sólo queden unos pocos.
7 El vino nuevo se daña, el viñedo se daña.
Todos los que eran alegres se entristecen.
8 El festejo con tambores ha cesado.
Ya no se oye el ruido de los que celebraban.
9 Ya no hay diversión con arpas.
Se acabaron los ratos de vino y canto.
La cerveza le sabe mal a quien la bebe.
10 La ciudad está arruinada y desolada;
las puertas de las casas están bloqueadas,
nadie puede entrar.
11 En las calles piden vino a gritos.
Se aguó la fiesta;
la alegría desapareció de la tierra.[a]
12 La ciudad quedó en ruinas,
la puerta está hecha pedazos.
13 Porque así sucederá en medio de la tierra[b] y entre las naciones,
como cuando se cosecha a golpes un olivo,
como cuando se rebuscan las uvas una vez terminada la cosecha.
14 Ellos levantan sus voces.
Cantan de alegría por la grandeza del SEÑOR:
«Griten desde el occidente,
15 alégrense en el oriente.
¡Gloria al SEÑOR!
En las islas del mar,
den gloria al SEÑOR, el Dios de Israel».
16 Desde los confines de la tierra oímos cantar:
«Gloria al Justo Dios».
Pero, les cuento un secreto[c]:
«No hay más que traición en el mundo;
nadie obra de buena fe.
Se le hace mucho daño a la gente».
17 Habitante de la tierra, serás presa del pánico,
caerás en el abismo y en la trampa.
18 Los que huyan del sonido del pánico caerán en el abismo.
Los que escalen el abismo caerán en la trampa.
Porque se abrirán las ventanas del cielo
y se estremecerán los cimientos de la tierra.
19 La tierra se hace añicos,
se desintegra, tiembla fuertemente.
20 La tierra se tambalea como un borracho
y se desploma como una choza.
Su pecado la agobia, la derriba
y no la deja volver a levantarse.
21 Será el momento en que el SEÑOR castigará
a los poderes del cielo[d] y a los reyes de la tierra.
22 Serán reunidos como prisioneros en un hoyo
y encerrados en prisión.
Después de un tiempo serán castigados.
23 La luna se turbará
y el sol se avergonzará,
porque el SEÑOR Todopoderoso
reinará con gran majestad
sobre el monte Sion en Jerusalén,
delante de los ancianos líderes.
2 Hijitos míos, les escribo esto para que no pequen. Pero si alguno peca, tenemos a uno que nos da la confianza de acercarnos al Padre: Jesucristo, el Justo. 2 Él sacrificó su vida para quitar nuestros pecados y no sólo los nuestros, sino los de todo el mundo.
3 Podemos estar seguros de que conocemos a Dios si hacemos lo que él nos manda. 4 Alguien puede decir: «Yo conozco a Dios», pero si no obedece sus mandamientos es un mentiroso y la verdad no está en su vida. 5 Pues el amor llega a su perfección cuando uno obedece lo que Dios enseña. La prueba de que andamos bien con Dios es la siguiente: 6 el que dice que permanece en Dios, debe vivir como vivió Jesús.
7 Mis estimados hermanos, no les estoy escribiendo un nuevo mandamiento, sino el que han tenido desde el principio. Este mandamiento antiguo es el mensaje que ustedes ya han oído. 8 Por otra parte, les estoy escribiendo este mandamiento nuevo que de hecho ha sido demostrado en la vida de Jesús y en la de ustedes. Podemos ver el efecto del nuevo mandamiento porque la oscuridad está llegando a su fin y ya brilla la verdadera luz.
9 El que dice que vive en la luz, pero odia a su hermano, todavía está en la oscuridad. 10 El que ama a su hermano vive en la luz, y no hay nada en su vida que lo haga caer en el pecado. 11 Pero el que odia a su hermano está en la oscuridad, vive en la oscuridad y no sabe a dónde va, porque la oscuridad lo deja sin poder ver.
12 Hijitos, les escribo
porque sus pecados han sido perdonados por obra de Jesucristo.
13 Padres, les escribo
porque conocen al que siempre ha existido.
Jóvenes, les escribo
porque han vencido al maligno.
14 Hijos, les escribo
porque conocen al Padre.
Padres, les escribo
porque conocen al que siempre ha existido.
Jóvenes, les escribo
porque son fuertes;
el mensaje de Dios vive en ustedes
y han vencido al maligno.
15 No sigan amando al mundo ni a lo que hay en él. Si alguno ama al mundo es porque no tiene el amor del Padre. 16 Esto es lo malo del mundo: querer complacer los malos deseos; dejarnos atraer por lo malo que vemos y sentirnos orgullosos de lo que tenemos. Pero nada de eso viene del Padre, sino del mundo. 17 El mundo está llegando a su fin junto con los deseos que hay en él; pero el que hace lo que Dios quiere, vive para siempre.
No sigan a los enemigos de Cristo
18 Hijos, el fin está cerca. Y así como han escuchado que el enemigo de Cristo va a venir, han aparecido ahora muchos enemigos de Cristo; por esto sabemos que el fin está cerca. 19 Los enemigos de Cristo estaban entre nosotros pero se fueron, pues realmente no eran de los nuestros. Si ellos de verdad hubieran sido de los nuestros, se habrían quedado, pero se fueron y así demostraron que ninguno de ellos era realmente de los nuestros.
20 Cristo, el Santo,[a] les dio a todos ustedes el don[b] del Espíritu. Así que todos conocen la verdad. 21 No les escribo porque no conozcan la verdad, sino porque la conocen y porque saben que ninguna mentira viene de la verdad. 22 ¿Quién es mentiroso? El que dice que Jesús no es el Cristo. El que dice eso es el enemigo de Cristo, pues rechaza tanto al Padre como al Hijo. 23 El que rechaza al Hijo, no tiene al Padre; pero el que acepta al Hijo, también tiene al Padre.
24 Asegúrense de mantenerse en la enseñanza que se les dio desde el principio, y de esa manera permanecerán en el Hijo y en el Padre. 25 El Hijo[c] nos ha prometido la vida eterna.
26 Esto que les escribo tiene que ver con aquellos que los engañan. 27 En cuanto a ustedes, tienen el Espíritu como un don que recibieron de Cristo. Ese don vive en ustedes y por eso no necesitan que nadie les enseñe. Ese don les enseña todo porque es verdad y no mentira. Ustedes permanezcan en Cristo, así como ese don les enseñó.
28 Así que hijitos míos, continúen permaneciendo en Cristo para que cuando aparezca estemos confiados y no sintamos vergüenza delante de él cuando regrese. 29 Si ustedes saben que Jesucristo es el justo, sepan también que todo aquel que practica la justicia es hijo de Dios.
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