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M’Cheyne Bible Reading Plan

The classic M'Cheyne plan--read the Old Testament, New Testament, and Psalms or Gospels every day.
Duration: 365 days
Nueva Traducción Viviente (NTV)
Version
Números 25

Moab seduce a Israel

25 Mientras los israelitas acampaban en la arboleda de Acacias,[a] algunos hombres se contaminaron al tener[b] relaciones sexuales con las mujeres moabitas del lugar. Estas mujeres los invitaron a los sacrificios a sus dioses, así que los israelitas festejaron con ellas y rindieron culto a los dioses de Moab. De ese modo Israel se unió al culto a Baal de Peor, lo cual encendió el enojo del Señor contra su pueblo.

Entonces el Señor le dictó a Moisés la siguiente orden: «Detén a todos los cabecillas y ejecútalos delante del Señor, a plena luz del día, para que su ira feroz se aleje del pueblo de Israel».

Así que Moisés les ordenó a los jueces de Israel: «Cada uno de ustedes debe quitarles la vida a los hombres bajo su autoridad que se han unido a rendir culto a Baal de Peor».

En ese momento, mientras todos lloraban a la entrada del tabernáculo,[c] un israelita llevó a una madianita a su carpa ante los ojos de Moisés y de todo el pueblo. Cuando Finees, hijo de Eleazar y nieto del sacerdote Aarón, los vio, se levantó de un salto y salió de la asamblea. Fue y tomó una lanza y corrió detrás del hombre hasta su carpa. Con la lanza, Finees atravesó el cuerpo del hombre y perforó hasta el estómago de la mujer. Entonces se detuvo la plaga contra los israelitas, pero ya habían muerto veinticuatro mil personas.

10 Así que el Señor le dijo a Moisés: 11 «Finees, hijo de Eleazar y nieto del sacerdote Aarón, alejó mi enojo de los israelitas porque demostró entre ellos el mismo celo que yo. Así que dejé de destruir a todo Israel, como pensaba hacerlo a causa del enojo de mi celo. 12 Ahora dile que establezco con él mi especial pacto de paz, 13 por medio del cual doy a él y a sus descendientes el derecho perpetuo al sacerdocio. Pues en su celo por mí, su Dios, él purificó al pueblo de Israel, y los hizo justos ante mí[d]».

14 El israelita que murió con la madianita se llamaba Zimri, hijo de Salu, jefe de una familia de la tribu de Simeón. 15 La mujer se llamaba Cozbi, hija de Zur, jefe de un clan madianita.

16 Entonces el Señor le dijo a Moisés: 17 «Ataca a los madianitas y destrúyelos, 18 porque los agredieron con artimañas y los engañaron para que rindieran culto a Baal de Peor, y también por causa de Cozbi, hija de un jefe madianita, que murió durante la plaga debido a lo que ocurrió en Peor».

Salmos 68

Para el director del coro: cántico. Salmo de David.

68 Levántate, oh Dios, y dispersa a tus enemigos;
    que todos los que odian a Dios corran por sus vidas.
Sóplalos y disípalos como si fueran humo;
    derrítelos como la cera en el fuego.
    Que los malvados perezcan en la presencia de Dios.
Pero que los justos se alegren;
    que se gocen en la presencia de Dios;
    que estén llenos de alegría.
¡Canten alabanzas a Dios y a su nombre!
    Canten alabanzas en alta voz al que cabalga sobre las nubes.[a]
Su nombre es el Señor;
    ¡alégrense en su presencia!

Padre de los huérfanos, defensor de las viudas,
    este es Dios y su morada es santa.
Dios ubica a los solitarios en familias;
    pone en libertad a los prisioneros y los llena de alegría.
Pero a los rebeldes los hace vivir en una tierra abrasada por el sol.

Oh Dios, cuando sacaste a tu pueblo de Egipto,
    cuando marchaste a través de las áridas tierras baldías, Interludio
la tierra tembló y los cielos derramaron lluvia a raudales
    delante de ti, el Dios del Sinaí,
    delante de Dios, el Dios de Israel.
Enviaste lluvia en abundancia, oh Dios,
    para refrescar la tierra agotada.
10 Finalmente allí se estableció tu pueblo
    y, con una abundante cosecha, oh Dios,
    proveíste para tu pueblo necesitado.

11 El Señor da la palabra,
    y un gran ejército[b] trae las buenas noticias.
12 Los reyes enemigos y sus ejércitos huyen
    mientras las mujeres de Israel reparten el botín.
13 Hasta los que vivían entre los rediles encontraron tesoros,
    palomas con alas de plata
    y plumas de oro.
14 El Todopoderoso esparció a los reyes enemigos
    como una tormenta de nieve que sopla en el monte Salmón.

15 Las montañas de Basán son majestuosas,
    con muchas cumbres altas que llegan al cielo.
16 Oh montañas empinadas, ¿por qué miran con envidia
    al monte Sion, donde Dios decidió vivir,
    donde el Señor vivirá para siempre?

17 Rodeado de incontables millares de carros de guerra,
    el Señor llegó del monte Sinaí y entró en su santuario.
18 Cuando ascendiste a las alturas,
    llevaste a una multitud de cautivos;
recibiste regalos de la gente,
    incluso de quienes se rebelaron contra ti.
    Ahora el Señor Dios vivirá allí, en medio de nosotros.

19 ¡Alaben al Señor; alaben a Dios nuestro salvador!
    Pues cada día nos lleva en sus brazos. Interludio
20 ¡Nuestro Dios es un Dios que salva!
    El Señor Soberano nos rescata de la muerte.

21 Pero Dios aplastará las cabezas de sus enemigos;
    aplastará los cráneos de los que aman sus caminos perversos.
22 El Señor dice: «Haré descender a mis enemigos desde Basán;
    los levantaré desde las profundidades del mar.
23 Ustedes, pueblo mío, se lavarán[c] los pies en la sangre de ellos,
    ¡y hasta los perros tendrán su porción!».

24 Ya asoma tu procesión, oh Dios,
    la procesión de mi Dios y Rey mientras él entra en el santuario.
25 Los cantores van adelante, los músicos van detrás;
    en medio hay jovencitas que tocan panderetas.
26 Alaben a Dios, todos los del pueblo de Israel;
    alaben al Señor, la fuente de vida de Israel.
27 Miren, la pequeña tribu de Benjamín va al frente;
    le sigue una gran multitud de gobernantes de Judá
    y todos los gobernantes de Zabulón y Neftalí.

28 Oh Dios, haz que tu poder se presente;[d]
    despliega tu poder, oh Dios, como lo has hecho en el pasado.
29 Los reyes de la tierra traen tributo
    a tu templo en Jerusalén.
30 Reprende a estas naciones enemigas,
    a estos animales salvajes que acechan entre los juncos,
    a esta manada de toros en medio de los becerros más débiles.
Hazlos traer barras de plata como humilde tributo.
    Dispersa a las naciones que se deleitan en la guerra.
31 Que Egipto venga con regalos de metales preciosos;[e]
    que Etiopía[f] le lleve tributo a Dios.
32 Canten a Dios, reinos de la tierra;
    canten alabanzas al Señor. Interludio
33 Canten al que cabalga por los cielos antiguos;
    su poderosa voz truena desde los cielos.
34 Cuéntenles a todos acerca del poder de Dios.
    Su majestad brilla sobre Israel;
    su fuerza es poderosa en los cielos.
35 Dios es imponente en su santuario;
    el Dios de Israel le da poder y fuerza a su pueblo.

¡Alabado sea Dios!

Isaías 15

Mensaje acerca de Moab

15 Recibí este mensaje acerca de Moab:

En una sola noche será reducido a escombros el pueblo de Ar,
    y la ciudad de Kir, destruida.
Tu pueblo irá al templo de Dibón para lamentarse.
    Ellos irán a sus santuarios sagrados para llorar.
Gemirán por la suerte de Nebo y de Medeba,
    y en su angustia se raparán la cabeza y se cortarán la barba.
Vagarán por las calles vestidos de tela áspera;
    de cada hogar y plaza pública saldrá el sonido de gemidos.
Los habitantes de Hesbón y de Eleale gritarán;
    sus voces se oirán hasta en Jahaza.
Los guerreros más valientes de Moab gritarán de terror.
    Se paralizarán de temor.

Mi corazón llora por Moab.
    Su pueblo huye a Zoar y a Eglat-selisiya.
Sube llorando por el camino a Luhit.
    Se pueden oír sus gritos de angustia a lo largo del camino a Horonaim.
¡Hasta las aguas de Nimrim se secaron!
    Las riberas cubiertas de hierba se quemaron.
Desaparecieron las plantas tiernas;
    no queda nada verde.
La gente toma sus posesiones
    y las carga a través del barranco de los Sauces.
Se oye un grito de angustia por toda la tierra de Moab,
    desde un extremo hasta el otro,
    desde Eglaim hasta Beer-elim.
El arroyo cercano a Dibón[a] corre rojo por la sangre,
    ¡pero todavía no he terminado con Dibón!
Los leones cazarán a los sobrevivientes,
    tanto a los que traten de escapar
    como a los que se queden atrás.

1 Pedro 3

A las esposas

De la misma manera, ustedes esposas, tienen que aceptar la autoridad de sus esposos. Entonces, aun cuando alguno de ellos se niegue a obedecer la Buena Noticia, la vida recta de ustedes les hablará sin palabras. Ellos serán ganados al observar la vida pura y la conducta respetuosa de ustedes.

No se interesen tanto por la belleza externa: los peinados extravagantes, las joyas costosas o la ropa elegante. En cambio, vístanse con la belleza interior, la que no se desvanece, la belleza de un espíritu tierno y sereno, que es tan precioso a los ojos de Dios. Así es como lucían hermosas las santas mujeres de la antigüedad. Ellas ponían su confianza en Dios y aceptaban la autoridad de sus maridos. Por ejemplo, Sara obedecía a su esposo, Abraham, y lo llamaba «señor». Ustedes son sus hijas cuando hacen lo correcto sin temor a lo que sus esposos pudieran hacer.

A los esposos

De la misma manera, ustedes maridos, tienen que honrar a sus esposas. Cada uno viva con su esposa y trátela con entendimiento. Ella podrá ser más débil, pero participa por igual del regalo de la nueva vida que Dios les ha dado. Trátenla como es debido, para que nada estorbe las oraciones de ustedes.

A todos los cristianos

Por último, todos deben ser de un mismo parecer. Tengan compasión unos de otros. Ámense como hermanos y hermanas.[a] Sean de buen corazón y mantengan una actitud humilde. No paguen mal por mal. No respondan con insultos cuando la gente los insulte. Por el contrario, contesten con una bendición. A esto los ha llamado Dios, y él les concederá su bendición. 10 Pues las Escrituras dicen:

«Si quieres disfrutar de la vida
    y ver muchos días felices,
refrena tu lengua de hablar el mal
    y tus labios de decir mentiras.
11 Apártate del mal y haz el bien.
    Busca la paz y esfuérzate por mantenerla.
12 Los ojos del Señor están sobre los que hacen lo bueno,
    y sus oídos están abiertos a sus oraciones.
Pero el Señor aparta su rostro
    de los que hacen lo malo»[b].

Sufrir por hacer el bien

13 Ahora bien, ¿quién querrá hacerles daño si ustedes están deseosos de hacer el bien? 14 Pero, aun si sufren por hacer lo correcto, Dios va a recompensarlos. Así que no se preocupen ni tengan miedo a las amenazas. 15 En cambio, adoren a Cristo como el Señor de su vida. Si alguien les pregunta acerca de la esperanza que tienen como creyentes, estén siempre preparados para dar una explicación; 16 pero háganlo con humildad y respeto.[c] Mantengan siempre limpia la conciencia. Entonces, si la gente habla en contra de ustedes será avergonzada al ver la vida recta que llevan porque pertenecen a Cristo. 17 Recuerden que es mejor sufrir por hacer el bien—si eso es lo que Dios quiere—¡que sufrir por hacer el mal!

18 Cristo sufrió[d] por nuestros pecados una sola vez y para siempre. Él nunca pecó, en cambio, murió por los pecadores para llevarlos a salvo con Dios. Sufrió la muerte física, pero volvió a la vida en el Espíritu.[e]

19 Por lo tanto, fue a predicarles a los espíritus encarcelados, 20 esos que desobedecieron a Dios hace mucho tiempo, cuando Dios esperaba con paciencia mientras Noé construía su barco. Solo ocho personas se salvaron de morir ahogadas en ese terrible diluvio.[f] 21 El agua del diluvio simboliza el bautismo que ahora los salva a ustedes—no por quitarles la suciedad del cuerpo, sino porque responden a Dios con[g] una conciencia limpia—y es eficaz por la resurrección de Jesucristo.

22 Ahora Cristo ha ido al cielo. Él está sentado en el lugar de honor, al lado de Dios, y todos los ángeles, las autoridades y los poderes aceptan su autoridad.

Nueva Traducción Viviente (NTV)

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