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M’Cheyne Bible Reading Plan

The classic M'Cheyne plan--read the Old Testament, New Testament, and Psalms or Gospels every day.
Duration: 365 days
Nueva Traducción Viviente (NTV)
Version
Éxodo 28

Vestiduras para los sacerdotes

28 »Manda llamar a tu hermano Aarón y a sus hijos Nadab, Abiú, Eleazar e Itamar. Apártalos de los demás israelitas para que me sirvan y sean mis sacerdotes. Hazle a Aarón vestiduras sagradas que irradien belleza y esplendor. Instruye a todos los hábiles artesanos, a quienes he llenado con el espíritu de sabiduría, que confeccionen las vestiduras de Aarón, las cuales lo distinguirán como un sacerdote apartado para mi servicio. Las vestiduras que deben elaborar son las siguientes: un pectoral, un efod, un manto, una túnica con diseños, un turbante y una faja. Los artesanos harán estas vestiduras sagradas para tu hermano Aarón y para sus hijos, a fin de que las usen cuando me sirvan como sacerdotes. Por lo tanto, dales tela de lino fino, hilo de oro e hilo azul, púrpura y escarlata.

Diseño del efod

»Los artesanos deberán hacer el efod de lino de tejido fino y bordado hábilmente con hilo de oro e hilo azul, púrpura y escarlata. Constará de dos piezas—el frente y la espalda—unidas en los hombros por dos hombreras. La faja decorativa estará confeccionada con los mismos materiales: lino de tejido fino, bordado con oro y con hilo azul, púrpura y escarlata.

»Toma dos piedras de ónice y graba sobre ellas los nombres de las tribus de Israel: 10 seis nombres en cada piedra, dispuestos según el orden de nacimiento de los hijos de Israel. 11 Graba estos nombres en las dos piedras con la misma técnica que emplea un joyero para grabar un sello. Luego incrusta las piedras en monturas de filigrana de oro. 12 Sujeta las dos piedras sobre las hombreras del efod, pues son un recordatorio de que Aarón representa al pueblo de Israel. Aarón llevará estos nombres sobre sus hombros como un recordatorio continuo cada vez que se presente ante el Señor. 13 Elabora las monturas con filigrana de oro, 14 luego trenza dos cordones de oro puro y sujétalos a las monturas de filigrana, sobre las hombreras del efod.

Diseño del pectoral

15 »Después, con mucho cuidado y gran habilidad, harás un pectoral que se usará cuando se busque una decisión de parte de Dios.[a] Confecciónalo de modo que haga juego con el efod: de lino de tejido fino, bordado con oro y con hilo azul, púrpura y escarlata. 16 Haz el pectoral de una sola pieza de tela, doblada en forma de bolsa cuadrada, de veintitrés centímetros[b] cada lado. 17 Incrusta sobre el pectoral cuatro hileras de piedras preciosas.[c] La primera hilera tendrá una cornalina roja, un peridoto de color verde pálido y una esmeralda. 18 La segunda hilera estará compuesta por una turquesa, un lapislázuli de color azul y una adularia blanca. 19 La tercera hilera consistirá de un jacinto anaranjado, un ágata y una amatista púrpura. 20 La cuarta hilera estará formada por un berilo azul y verde, un ónice y un jaspe verde. Todas estas piedras estarán incrustadas en filigranas de oro. 21 Cada piedra representará a uno de los doce hijos de Israel, y el nombre de la tribu que representa estará grabado en ella como un sello.

22 »Para sujetar el pectoral al efod, prepara cordones trenzados de hilo de oro puro. 23 Luego haz dos anillos de oro y sujétalos a las esquinas superiores del pectoral. 24 Ata los dos cordones de oro a los dos anillos colocados en el pectoral. 25 También ata los otros extremos de los cordones a las monturas de oro que van sobre las hombreras del efod. 26 Luego haz otros dos anillos de oro y fíjalos a los bordes interiores del pectoral, junto al efod. 27 Y haz otros dos anillos de oro y fíjalos a la parte delantera del efod, debajo de las hombreras, justo por encima del nudo donde la faja decorativa se ciñe al efod. 28 Luego sujeta con cordones azules los anillos inferiores del pectoral a los anillos del efod. Así el pectoral quedará firmemente unido al efod por encima de la faja decorativa.

29 »De esta manera, cuando entre en el Lugar Santo, Aarón llevará los nombres de las tribus de Israel cerca de su corazón, en el pectoral sagrado.[d] Esto servirá para recordarle continuamente que él representa al pueblo cuando entra a la presencia del Señor. 30 Dentro del pectoral sagrado meterás el Urim y el Tumim, para que Aarón los lleve sobre su corazón cuando se presente ante el Señor. De este modo, cada vez que Aarón entre a la presencia del Señor, llevará siempre sobre su corazón los objetos que se usan para determinar la voluntad del Señor para su pueblo.

Otras vestiduras para los sacerdotes

31 »Confecciona el manto que se usa con el efod de una sola pieza de tela azul, 32 con una abertura en el centro por donde Aarón pueda meter la cabeza. Refuerza la abertura con un cuello[e] tejido para evitar que se rasgue. 33 Haz granadas de hilo azul, púrpura y escarlata, y sujétalas al borde del manto, alternándolas con campanillas de oro. 34 Las campanillas de oro y las granadas irán en forma alternada por todo el borde. 35 Aarón llevará puesto el manto cada vez que oficie delante del Señor, y las campanillas sonarán cuando entre a la presencia del Señor, en el Lugar Santo, y también cuando salga de allí. Si lleva puesto el manto, no morirá.

36 »Luego haz un medallón de oro puro y grábalo como un sello con las palabras Santo para el Señor. 37 Con un cordón azul, sujeta el medallón a la parte delantera del turbante de Aarón, donde deberá quedar permanentemente. 38 Aarón lo llevará sobre su frente para cargar sobre sí mismo toda culpabilidad de los israelitas cuando consagran sus ofrendas sagradas. Aarón tendrá que llevarlo siempre sobre su frente para que el Señor acepte al pueblo.

39 »La túnica con diseños para Aarón, téjela con tela de lino fino. Con el mismo lino, haz también el turbante. Confecciona, además, una faja y adórnala con un bordado colorido.

40 »Para los hijos de Aarón, confecciona túnicas, fajas y gorros especiales que irradien belleza y esplendor. 41 Viste a tu hermano Aarón y a sus hijos con estas vestiduras, y luego úngelos y ordénalos. Conságralos para que puedan servir como mis sacerdotes. 42 Hazles también ropa interior de lino que usen directamente sobre la piel, y les cubra desde la cadera hasta los muslos. 43 Aarón y sus hijos tendrán que llevarla puesta cada vez que entren al tabernáculo[f] o se acerquen al altar en el Lugar Santo para realizar sus tareas sacerdotales. Así no incurrirán en culpa y no morirán. Esta es una ley perpetua para Aarón y para todos sus descendientes.

Juan 7

Jesús y sus hermanos

Después Jesús recorrió la región de Galilea. Quería alejarse de Judea, donde los líderes judíos estaban tramando su muerte; pero se acercaba el tiempo judío del Festival de las Enramadas, y sus hermanos le dijeron:

—¡Sal de aquí y vete a Judea, donde tus seguidores puedan ver tus milagros! ¡No puedes hacerte famoso si te escondes así! Si tienes poder para hacer cosas tan maravillosas, ¡muéstrate al mundo!

Pues ni siquiera sus hermanos creían en él.

—Este no es el mejor momento para que yo vaya —respondió Jesús—, pero ustedes pueden ir cuando quieran. El mundo no puede odiarlos a ustedes, pero a mí sí me odia, porque yo lo acuso de hacer lo malo. Vayan ustedes; no iré[a] al festival, porque todavía no ha llegado mi momento.

Después de decir esas cosas, se quedó en Galilea.

Jesús enseña abiertamente en el templo

10 Pero después de que sus hermanos se fueron al festival, Jesús también fue, aunque en secreto, y se quedó fuera de la vista del público. 11 Los líderes judíos lo buscaron durante todo el festival y no dejaron de preguntar a la gente si alguien lo había visto. 12 Se oían muchas discusiones acerca de él entre la multitud. Unos afirmaban: «Es un buen hombre», mientras que otros decían: «No es más que un farsante que engaña a la gente»; 13 pero nadie se atrevía a hablar bien de él en público por miedo a tener problemas con los líderes judíos.

14 Entonces, en la mitad del festival, Jesús subió al templo y comenzó a enseñar. 15 Los presentes[b] quedaron maravillados al oírlo. Se preguntaban: «¿Cómo es que sabe tanto sin haber estudiado?».

16 Así que Jesús les dijo:

—Mi mensaje no es mío sino que proviene de Dios, quien me envió. 17 Todo el que quiera hacer la voluntad de Dios sabrá si lo que enseño proviene de Dios o solo hablo por mi propia cuenta. 18 Los que hablan por su propia cuenta buscan su propia gloria, pero el que busca honrar a quien lo envió, habla con la verdad, no con mentiras. 19 Moisés les dio la ley, ¡pero ninguno de ustedes la cumple! De hecho, tratan de matarme.

20 —¡Estás endemoniado!—respondió la multitud—. ¿Quién trata de matarte?

21 Jesús contestó:

—Yo hice un milagro en el día de descanso, y ustedes se asombraron; 22 pero ustedes también trabajan en el día de descanso al obedecer la ley de la circuncisión dada por Moisés. (En realidad, la costumbre de la circuncisión comenzó con los patriarcas, mucho antes de la ley de Moisés). 23 Pues, si el tiempo indicado para circuncidar a un hijo coincide con el día de descanso, ustedes igual realizan el acto, para no violar la ley de Moisés. Entonces, ¿por qué se enojan conmigo por sanar a un hombre en el día de descanso? 24 Miren más allá de la superficie, para poder juzgar correctamente.

¿Es Jesús el Mesías?

25 Algunos de los que vivían en Jerusalén comenzaron a preguntarse unos a otros: «¿No es ese el hombre a quien procuran matar? 26 Sin embargo, está aquí hablando en público, y nadie le dice nada. ¿Será que nuestros líderes ahora creen que es el Mesías? 27 ¿Pero cómo podría serlo? Nosotros sabemos de dónde proviene este hombre. Cuando venga el Mesías, sencillamente aparecerá; y nadie sabrá de dónde proviene».

28 Mientras Jesús enseñaba en el templo, exclamó: «Es cierto, ustedes me conocen y saben de dónde provengo, pero no estoy aquí por mi propia cuenta. El que me envió es veraz, y ustedes no lo conocen; 29 pero yo sí lo conozco porque provengo de él, y él me envió a ustedes». 30 Entonces los líderes trataron de arrestarlo, pero nadie le puso las manos encima, porque aún no había llegado su momento.[c]

31 De las multitudes presentes en el templo, muchos creyeron en él. «Después de todo—decían—, ¿acaso esperan que el Mesías haga más señales milagrosas que las que hizo este hombre?».

32 Cuando los fariseos se enteraron de lo que las multitudes andaban murmurando, ellos y los principales sacerdotes enviaron guardias del templo para arrestar a Jesús. 33 Entonces Jesús les dijo: «Voy a estar con ustedes solo un poco más de tiempo, luego volveré al que me envió. 34 Ustedes me buscarán pero no me encontrarán; y no pueden ir adonde yo voy».

35 Desconcertados por esas palabras, los líderes judíos se preguntaban: «¿Adónde pensará ir? ¿Estará pensando salir del país e ir a los judíos dispersos en otras tierras[d]? ¡Tal vez hasta les enseñe a los griegos! 36 ¿A qué se refiere cuando dice: “Me buscarán pero no me encontrarán” y “no pueden ir adonde yo voy”?».

Jesús promete agua viva

37 El último día del festival, el más importante, Jesús se puso de pie y gritó a la multitud: «¡Todo el que tenga sed puede venir a mí! 38 ¡Todo el que crea en mí puede venir y beber! Pues las Escrituras declaran: “De su corazón, brotarán ríos de agua viva”»[e]. 39 (Con la expresión «agua viva», se refería al Espíritu, el cual se le daría a todo el que creyera en él; pero el Espíritu aún no había sido dado,[f] porque Jesús todavía no había entrado en su gloria).

División e incredulidad

40 Algunos de la multitud, al oír lo que Jesús decía, afirmaron: «Seguramente este hombre es el Profeta que estábamos esperando»[g]. 41 Otros decían: «Es el Mesías». Pero otros expresaban: «¡No puede ser! ¿Acaso el Mesías vendrá de Galilea? 42 Pues las Escrituras dicen claramente que el Mesías nacerá del linaje real de David, en Belén, la aldea donde nació el rey David»[h]. 43 Así que hubo división entre la multitud a causa de él. 44 Algunos querían que lo arrestaran, pero nadie le puso las manos encima.

45 Cuando los guardias del templo regresaron sin haber arrestado a Jesús, los principales sacerdotes y los fariseos les preguntaron:

—¿Por qué no lo trajeron?

46 —¡Jamás hemos oído a nadie hablar como él!—contestaron los guardias.

47 —¿También ustedes se han dejado engañar?—se burlaron los fariseos—. 48 ¿Habrá siquiera uno de nosotros, gobernantes o fariseos, que crea en él? 49 Esa multitud tonta que lo sigue es ignorante de la ley, ¡está bajo la maldición de Dios!

50 Entonces tomó la palabra Nicodemo, el líder que había ido a ver a Jesús:

51 —¿Es legal condenar a un hombre antes de darle la oportunidad de defenderse?—preguntó.

52 —¿También tú eres de Galilea?—contestaron ellos—. Estudia las Escrituras y compruébalo tú mismo: jamás ha salido un profeta[i] de Galilea.

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[Los manuscritos griegos más antiguos no incluyen Juan 7:53–8:11].

53 Así terminó la reunión, y cada uno se volvió a su casa.

Proverbios 4

El sabio consejo de un padre

Hijos míos, escuchen cuando su padre los corrige.
    Presten atención y aprendan buen juicio,
porque les doy una buena orientación.
    No se alejen de mis instrucciones.
Pues yo, igual que ustedes, fui hijo de mi padre,
    amado tiernamente como el hijo único de mi madre.

Mi padre me enseñó:
«Toma en serio mis palabras.
    Sigue mis mandatos y vivirás.
Adquiere sabiduría; desarrolla buen juicio.
    No te olvides de mis palabras ni te alejes de ellas.
No des la espalda a la sabiduría, pues ella te protegerá;
    ámala, y ella te guardará.
¡Adquirir sabiduría es lo más sabio que puedes hacer!
    Y en todo lo demás que hagas, desarrolla buen juicio.
Si valoras la sabiduría, ella te engrandecerá.
    Abrázala, y te honrará.
Te pondrá una hermosa guirnalda de flores sobre la cabeza;
    te entregará una preciosa corona».

10 Hijo mío, escúchame y haz lo que te digo,
    y tendrás una buena y larga vida.
11 Te enseñaré los caminos de la sabiduría
    y te guiaré por sendas rectas.
12 Cuando camines, no te detendrán;
    cuando corras, no tropezarás.
13 Aférrate a mis instrucciones; no las dejes ir.
    Cuídalas bien, porque son la clave de la vida.

14 No hagas lo que hacen los perversos
    ni sigas el camino de los malos.
15 ¡Ni se te ocurra! No tomes ese camino.
    Aléjate de él y sigue avanzando.
16 Pues las personas malvadas no pueden dormir sin hacer la mala acción del día.
    No pueden descansar sin antes hacer tropezar a alguien.
17 ¡Se alimentan de la perversidad
    y beben el vino de la violencia!

18 El camino de los justos es como la primera luz del amanecer,
    que brilla cada vez más hasta que el día alcanza todo su esplendor.
19 Pero el camino de los perversos es como la más densa oscuridad;
    ni siquiera saben con qué tropiezan.

20 Hijo mío, presta atención a lo que te digo.
    Escucha atentamente mis palabras.
21 No las pierdas de vista.
    Déjalas llegar hasta lo profundo de tu corazón,
22 pues traen vida a quienes las encuentran
    y dan salud a todo el cuerpo.

23 Sobre todas las cosas cuida tu corazón,
    porque este determina el rumbo de tu vida.

24 Evita toda expresión perversa;
    aléjate de las palabras corruptas.

25 Mira hacia adelante
    y fija los ojos en lo que está frente a ti.
26 Traza un sendero recto para tus pies;
    permanece en el camino seguro.
27 No te desvíes;
    evita que tus pies sigan el mal.

Gálatas 3

La ley y la fe en Cristo

¡Ay gálatas tontos! ¿Quién los ha hechizado? Pues el significado de la muerte de Jesucristo se les explicó con tanta claridad como si lo hubieran visto morir en la cruz. Déjenme hacerles una pregunta: ¿recibieron al Espíritu Santo por obedecer la ley de Moisés? ¡Claro que no! Recibieron al Espíritu porque creyeron el mensaje que escucharon acerca de Cristo. ¿Será posible que sean tan tontos? Después de haber comenzado su nueva vida en el Espíritu, ¿por qué ahora tratan de ser perfectos mediante sus propios esfuerzos? ¿Acaso han pasado por tantas experiencias[a] en vano? ¡No puede ser que no les hayan servido para nada!

Vuelvo a preguntarles: ¿acaso Dios les da al Espíritu Santo y hace milagros entre ustedes porque obedecen la ley? ¡Por supuesto que no! Es porque creen el mensaje que oyeron acerca de Cristo.

Del mismo modo, «Abraham le creyó a Dios, y Dios lo consideró justo debido a su fe»[b]. Así que los verdaderos hijos de Abraham son los que ponen su fe en Dios.

Es más, las Escrituras previeron este tiempo en el que Dios haría justos a sus ojos a los gentiles[c] por causa de su fe. Dios anunció esa Buena Noticia a Abraham hace tiempo, cuando le dijo: «Todas las naciones serán bendecidas por medio de ti»[d]. Así que todos los que ponen su fe en Cristo participan de la misma bendición que recibió Abraham por causa de su fe.

10 Sin embargo, los que dependen de la ley para hacerse justos ante Dios están bajo la maldición de Dios, porque las Escrituras dicen: «Maldito es todo el que no cumple ni obedece cada uno de los mandatos que están escritos en el libro de la ley de Dios»[e]. 11 Queda claro, entonces, que nadie puede hacerse justo ante Dios por tratar de cumplir la ley, ya que las Escrituras dicen: «Es por medio de la fe que el justo tiene vida»[f]. 12 El camino de la fe es muy diferente del camino de la ley, que dice: «Es mediante la obediencia a la ley que una persona tiene vida»[g].

13 Pero Cristo nos ha rescatado de la maldición dictada en la ley. Cuando fue colgado en la cruz, cargó sobre sí la maldición de nuestras fechorías. Pues está escrito: «Maldito todo el que es colgado en un madero»[h]. 14 Mediante Cristo Jesús, Dios bendijo a los gentiles con la misma bendición que le prometió a Abraham, a fin de que los creyentes pudiéramos recibir por medio de la fe al Espíritu Santo prometido.[i]

La ley y la promesa de Dios

15 Amados hermanos, el siguiente es un ejemplo de la vida diaria: así como nadie puede anular ni modificar un acuerdo irrevocable, tampoco en este caso. 16 Dios ha dado las promesas a Abraham y a su hijo.[j] Y noten que la Escritura no dice «a sus hijos[k]», como si significara muchos descendientes. Más bien, dice «a su hijo», y eso sin duda se refiere a Cristo. 17 Lo que trato de decir es lo siguiente: el acuerdo que Dios hizo con Abraham no podía anularse cuatrocientos treinta años más tarde—cuando Dios le dio la ley a Moisés—, porque Dios estaría rompiendo su promesa. 18 Pues, si fuera posible recibir la herencia por cumplir la ley, entonces esa herencia ya no sería el resultado de aceptar la promesa de Dios; pero Dios, por su gracia, se la concedió a Abraham mediante una promesa.

19 Entonces, ¿para qué se entregó la ley? Fue añadida a la promesa para mostrarle a la gente sus pecados, pero la intención era que la ley durara solo hasta la llegada del hijo prometido. Por medio de ángeles, Dios entregó su ley a Moisés, quien hizo de mediador entre Dios y el pueblo. 20 Ahora bien, un mediador es de ayuda si dos o más partes tienen que llegar a un acuerdo, pero Dios—quien es uno solo—no usó ningún mediador cuando le dio la promesa a Abraham.

21 ¿Hay algún conflicto, entonces, entre la ley de Dios y las promesas de Dios[l]? ¡De ninguna manera! Si la ley pudiera darnos vida nueva, nosotros podríamos hacernos justos ante Dios por obedecerla; 22 pero las Escrituras declaran que todos somos prisioneros del pecado, así que recibimos la promesa de libertad que Dios hizo únicamente por creer en Jesucristo.

Hijos de Dios por medio de la fe

23 Antes de que se nos abriera el camino de la fe en Cristo, estábamos vigilados por la ley. Nos mantuvo en custodia protectora, por así decirlo, hasta que fuera revelado el camino de la fe.

24 Dicho de otra manera, la ley fue nuestra tutora hasta que vino Cristo; nos protegió hasta que se nos declarara justos ante Dios por medio de la fe. 25 Y ahora que ha llegado el camino de la fe, ya no necesitamos que la ley sea nuestra tutora.

26 Pues todos ustedes son hijos de Dios por la fe en Cristo Jesús. 27 Y todos los que fueron unidos a Cristo en el bautismo se han puesto a Cristo como si se pusieran ropa nueva.[m] 28 Ya no hay judío ni gentil,[n] esclavo ni libre, hombre ni mujer, porque todos ustedes son uno en Cristo Jesús. 29 Y ahora que pertenecen a Cristo, son verdaderos hijos[o] de Abraham. Son sus herederos, y la promesa de Dios a Abraham les pertenece a ustedes.

Nueva Traducción Viviente (NTV)

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