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M’Cheyne Bible Reading Plan

The classic M'Cheyne plan--read the Old Testament, New Testament, and Psalms or Gospels every day.
Duration: 365 days
Nueva Traducción Viviente (NTV)
Version
Génesis 41

Los sueños del faraón

41 Dos años después, el faraón soñó que estaba de pie a la orilla del río Nilo. En su sueño, vio siete vacas gordas y sanas que salían del río y comenzaban a pastar entre los juncos. Luego vio otras siete vacas que salían del Nilo detrás de ellas, pero eran flacas y raquíticas. Esas vacas se pusieron junto a las vacas gordas, en la ribera del río. ¡Entonces las vacas flacas y raquíticas se comieron a las siete vacas gordas y sanas! En ese momento del sueño, el faraón se despertó.

Después volvió a dormirse y tuvo un segundo sueño. Esta vez vio siete espigas llenas de grano, robustas y hermosas, que crecían de un solo tallo. Luego aparecieron otras siete espigas de grano, pero estaban resecas y marchitadas por el viento oriental. ¡Entonces las espigas secas se tragaron a las siete robustas y bien formadas! El faraón volvió a despertarse y se dio cuenta de que era un sueño.

A la mañana siguiente, el faraón estaba muy perturbado por los sueños. Entonces llamó a todos los magos y a los sabios de Egipto. Cuando el faraón les contó sus sueños, ninguno de ellos pudo decirle lo que significaban.

Finalmente habló el jefe de los coperos del rey: «Hoy he recordado mi falla—le dijo al faraón—. 10 Hace un tiempo, usted se enojó con el jefe de los panaderos y conmigo, y nos encarceló en el palacio del capitán de la guardia. 11 Una noche, el jefe de los panaderos y yo tuvimos cada uno un sueño, y cada sueño tenía su propio significado. 12 Con nosotros, en la cárcel, había un joven hebreo, que era esclavo del capitán de la guardia. Nosotros le contamos nuestros sueños, y él nos explicó el significado de cada sueño. 13 Y todo sucedió tal como él lo había predicho. Yo fui restituido a mi puesto de copero, y el jefe de los panaderos fue ejecutado y atravesado con un poste».

14 El faraón mandó llamar a José de inmediato, y enseguida lo trajeron de la cárcel. Después de afeitarse y cambiarse de ropa, José se presentó ante el faraón. 15 Entonces el faraón le dijo:

—Anoche tuve un sueño, y nadie aquí puede decirme lo que significa; pero me enteré de que cuando tú oyes un sueño puedes interpretarlo.

16 —No está en mis manos el poder para hacerlo—respondió José—, pero Dios puede decirle lo que su sueño significa y darle tranquilidad.

17 Entonces el faraón le contó su sueño a José.

—En mi sueño—le dijo—, yo estaba de pie a la orilla del río Nilo 18 y vi siete vacas gordas y sanas que salían del río y comenzaban a pastar entre los juncos. 19 Luego vi siete vacas flacas y raquíticas con aspecto enfermizo que salían después de las primeras. Jamás había visto unos animales tan lamentables en toda la tierra de Egipto. 20 Entonces esas vacas flacas y raquíticas se comieron a las siete vacas gordas, 21 pero nadie lo hubiera creído, ¡porque después seguían siendo tan flacas y raquíticas como antes! Luego me desperté.

22 »En mi sueño también vi siete espigas llenas de grano, robustas y hermosas, que crecían de un solo tallo. 23 Después aparecieron otras siete espigas de grano, pero estaban infestadas, resecas y marchitadas por el viento oriental. 24 Entonces las espigas secas se tragaron a las siete robustas. Les conté esos sueños a los magos, pero ninguno pudo decirme lo que significan.

25 José respondió:

—Ambos sueños del faraón significan lo mismo. Dios le da a conocer de antemano al faraón lo que está por hacer. 26 Las siete vacas sanas y las siete espigas robustas representan siete años de prosperidad. 27 Las siete vacas flacas y raquíticas que salieron después, y las siete espigas resecas y marchitadas por el viento oriental representan siete años de hambre.

28 »Esto sucederá tal como lo he descrito, pues Dios ha revelado de antemano al faraón lo que está por hacer. 29 Los próximos siete años serán un período de gran prosperidad en toda la tierra de Egipto, 30 pero después llegarán siete años de un hambre tan intensa que hará olvidar toda esa prosperidad de Egipto. El hambre destruirá la tierra. 31 La hambruna será tan grave que borrará hasta el recuerdo de los años buenos. 32 El haber tenido dos sueños similares significa que esos acontecimientos fueron decretados por Dios, y él hará que ocurran pronto.

33 »Por lo tanto, el faraón debería encontrar a un hombre inteligente y sabio, y ponerlo a cargo de toda la tierra de Egipto. 34 Después el faraón debería nombrar supervisores de la tierra, a fin de que almacenen una quinta parte de las cosechas durante los siete años buenos. 35 Haga que ellos reúnan toda la producción de alimentos en los años buenos que vienen y la lleven a los graneros del faraón. Almacene bien el grano y vigílelo para que haya alimento en las ciudades. 36 De esa manera, habrá suficiente para comer cuando lleguen los siete años de hambre sobre la tierra de Egipto. De lo contrario, el hambre destruirá la tierra.

José es nombrado gobernador de Egipto

37 Las sugerencias de José fueron bien recibidas por el faraón y sus funcionarios. 38 Entonces el faraón preguntó a sus funcionarios: «¿Acaso encontraremos a alguien como este hombre, tan claramente lleno del espíritu de Dios?». 39 Así que el faraón dijo a José: «Como Dios te ha revelado el significado de los sueños a ti, es obvio que no hay nadie más sabio e inteligente que tú. 40 Quedarás a cargo de mi palacio, y toda mi gente recibirá órdenes de ti. Solo yo, sentado en mi trono, tendré un rango superior al tuyo».

41 El faraón dijo a José: «Yo, aquí en persona, te pongo a cargo de toda la tierra de Egipto». 42 Luego el faraón se quitó de la mano el anillo con su sello oficial y lo puso en el dedo de José; lo vistió con ropas de lino de la mejor calidad y le puso un collar de oro. 43 Después hizo que José subiera al carro de guerra reservado para su segundo en autoridad, y dondequiera que iba José, se gritaba la orden: «¡Arrodíllense!». Así que el faraón puso a José a cargo de todo Egipto, 44 y le dijo: «Yo soy el faraón, pero nadie levantará una mano ni un pie en toda la tierra de Egipto sin tu aprobación».

45 Luego el faraón le puso un nuevo nombre a José, un nombre egipcio: Zafnat-panea.[a] También le dio una esposa, quien se llamaba Asenat y era hija de Potifera, el sacerdote de On.[b] Entonces José se hizo cargo de toda la tierra de Egipto. 46 Tenía treinta años cuando comenzó a servir en el palacio del faraón, rey de Egipto. Después, cuando José salió de la presencia del faraón, inspeccionó toda la tierra de Egipto.

47 Tal como se había predicho, la tierra produjo cosechas abundantes durante siete años. 48 Todos esos años, José recogió todas las cosechas que crecieron en Egipto y guardó en las ciudades el grano de los campos aledaños. 49 Acumuló grandes cantidades de grano, tanto como si fuera arena a la orilla del mar. Al final, dejó de registrar las cantidades porque había tanto que resultaba imposible medirlo.

50 Durante ese tiempo, antes del primer año de hambre, les nacieron dos hijos a José y su esposa Asenat, hija de Potifera, el sacerdote de On. 51 José llamó a su hijo mayor Manasés,[c] porque dijo: «Dios me hizo olvidar todas mis angustias y a todos los de la familia de mi padre». 52 José llamó a su segundo hijo Efraín,[d] porque dijo: «Dios me hizo fructífero en esta tierra de mi aflicción».

53 Finalmente acabaron los siete años de cosechas abundantes en toda la tierra de Egipto. 54 Después comenzaron los siete años de hambre, tal como José había predicho. El hambre también azotó a todas las regiones vecinas, pero en todo Egipto había alimento de sobra. 55 Con el tiempo, sin embargo, el hambre se extendió por toda la tierra de Egipto también. Cuando la gente reclamó alimento al faraón, él les dijo: «Vayan a ver a José y hagan todo lo que les diga». 56 Entonces, dada la gravedad del hambre en todas partes, José abrió los graneros y distribuyó grano a los egipcios, porque el hambre era intensa en toda la tierra de Egipto. 57 Y llegaba a Egipto gente de todas partes para comprarle grano a José, porque el hambre era intensa en todo el mundo.

Marcos 11

Entrada triunfal de Jesús

11 Mientras Jesús y los discípulos se acercaban a Jerusalén, llegaron a las ciudades de Betfagé y Betania, en el monte de los Olivos. Jesús mandó a dos de ellos que se adelantaran. «Vayan a la aldea que está allí—les dijo—. En cuanto entren, verán un burrito atado, que nadie ha montado jamás. Desátenlo y tráiganlo aquí. Si alguien les pregunta: “¿Qué están haciendo?” simplemente digan: “El Señor lo necesita y él lo devolverá pronto”».

Los dos discípulos salieron y encontraron el burrito en la calle, atado frente a la puerta principal. Mientras lo desataban, algunos que estaban allí les preguntaron: «¿Qué están haciendo, por qué desatan ese burrito?». Ellos contestaron lo que Jesús había dicho y se les dio permiso para llevarlo. Así que llevaron el burrito a Jesús y pusieron sus prendas encima y él se sentó allí.

Muchos de la multitud tendían sus prendas sobre el camino delante de él y otros extendían ramas frondosas que habían cortado en los campos. Jesús estaba en el centro de la procesión, y la gente que lo rodeaba gritaba:

«¡Alaben a Dios![a]
    ¡Bendiciones al que viene en el nombre del Señor!
10 ¡Bendiciones al reino que viene, el reino de nuestro antepasado David!
    ¡Alaben a Dios en el cielo más alto!»[b].

11 Así Jesús llegó a Jerusalén y entró en el templo. Después de mirar todo detenidamente a su alrededor, salió porque ya era tarde. Después regresó a Betania con los doce discípulos.

Jesús maldice la higuera

12 A la mañana siguiente, cuando salían de Betania, Jesús tuvo hambre. 13 Vio que a cierta distancia había una higuera frondosa, así que se acercó para ver si encontraba higos; pero solo tenía hojas porque aún no había comenzado la temporada de los higos. 14 Entonces Jesús dijo al árbol: «¡Que nadie jamás vuelva a comer tu fruto!». Y los discípulos lo oyeron.

Jesús despeja el templo

15 Cuando llegaron de nuevo a Jerusalén, Jesús entró en el templo y comenzó a echar a los que compraban y vendían animales para los sacrificios. Volcó las mesas de los cambistas y las sillas de los que vendían palomas, 16 y les prohibió a todos que usaran el templo como un mercado.[c] 17 Les dijo: «Las Escrituras declaran: “Mi templo será llamado casa de oración para todas las naciones”, pero ustedes lo han convertido en una cueva de ladrones»[d].

18 Cuando los principales sacerdotes y los maestros de la ley religiosa oyeron lo que Jesús había hecho, comenzaron a planificar cómo matarlo; pero tenían miedo de Jesús, porque la gente estaba asombrada de su enseñanza.

19 Esa tarde Jesús y los discípulos salieron[e] de la ciudad.

20 A la mañana siguiente, al pasar junto a la higuera que él había maldecido, los discípulos notaron que se había marchitado desde la raíz. 21 Pedro recordó lo que Jesús había dicho al árbol el día anterior y exclamó:

—¡Mira, Rabí[f]! ¡La higuera que maldijiste se marchitó y murió!

22 Entonces Jesús dijo a los discípulos:

—Tengan fe en Dios. 23 Les digo la verdad, ustedes pueden decir a esta montaña: “Levántate y échate al mar”, y sucederá; pero deben creer de verdad que ocurrirá y no tener ninguna duda en el corazón. 24 Les digo, ustedes pueden orar por cualquier cosa y si creen que la han recibido, será suya. 25 Cuando estén orando, primero perdonen a todo aquel contra quien guarden rencor, para que su Padre que está en el cielo también les perdone a ustedes sus pecados.[g]

Desafían la autoridad de Jesús

27 Nuevamente entraron en Jerusalén. Mientras Jesús caminaba por la zona del templo, los principales sacerdotes, los maestros de la ley religiosa y los ancianos se le acercaron.

28 —¿Con qué autoridad haces todas estas cosas?—le reclamaron—. ¿Quién te dio el derecho de hacerlas?

29 —Les diré con qué autoridad hago estas cosas si me contestan una pregunta —respondió Jesús—. 30 La autoridad de Juan para bautizar, ¿provenía del cielo o era meramente humana? ¡Contéstenme!

31 Ellos discutieron el asunto unos con otros: «Si decimos que provenía del cielo, preguntará por qué nosotros no le creímos a Juan. 32 ¿Pero nos atrevemos a decir que era meramente humana?». Pues tenían temor de lo que haría la gente, porque todos creían que Juan era un profeta. 33 Entonces finalmente contestaron:

—No sabemos.

Y Jesús respondió:

—Entonces yo tampoco les diré con qué autoridad hago estas cosas.

Job 7

»¿No es toda la vida humana una lucha?
    Nuestra vida es como la de un jornalero,
como la de un trabajador que anhela estar bajo la sombra,
    como la de un sirviente que espera cobrar su sueldo.
A mí también me ha tocado vivir meses en vano,
    largas y pesadas noches de miseria.
Tumbado en la cama, pienso: “¿Cuándo llegará la mañana?”;
    pero la noche se alarga y doy vueltas hasta el amanecer.
Mi cuerpo está cubierto de gusanos y de costras;
    se me abre la piel y supura pus.

Job clama a Dios

»Mis días pasan más rápido que la lanzadera de un telar
    y terminan sin esperanza.
Oh Dios, recuerda que mi vida es apenas un suspiro,
    y nunca más volveré a ser feliz.
Ahora me ves, pero no será por mucho tiempo;
    me buscarás, pero ya me habré ido.
Así como las nubes se disipan y se desvanecen,
    los que mueren[a] ya no volverán.
10 Se han ido de su hogar para siempre
    y jamás volverán a verlos.

11 »No puedo evitar hablar;
    debo expresar mi angustia.
    Mi alma llena de amargura debe quejarse.
12 ¿Soy yo un monstruo marino o un dragón
    para que me pongas bajo custodia?
13 Pienso: “Mi cama me dará consuelo,
    y el sueño aliviará mi sufrimiento”;
14 pero entonces me destrozas con sueños
    y me aterras con visiones.
15 Preferiría ser estrangulado;
    mejor morir que sufrir así.
16 Odio mi vida y no quiero seguir viviendo.
    Oh, déjame en paz durante los pocos días que me quedan.

17 »¿Qué son los seres humanos para que nos des tanta importancia,
    para que pienses tanto en nosotros?
18 Pues nos examinas cada mañana
    y nos pruebas a cada momento.
19 ¿Por qué no me dejas en paz?,
    ¡al menos el tiempo suficiente para poder tragar!
20 Si he pecado, ¿qué te he hecho,
    oh vigilante de toda la humanidad?
¿Por qué me haces tu blanco?
    ¿Acaso te soy una carga?[b]
21 ¿Por qué mejor no perdonas mi pecado
    y me quitas la culpa?
Pues pronto me acostaré en el polvo y allí moriré.
    Cuando me busques, me habré ido».

Romanos 11

Misericordia de Dios con Israel

11 Entonces pregunto: ¿acaso Dios ha rechazado a su propio pueblo, la nación de Israel? ¡Por supuesto que no! Yo mismo soy israelita, descendiente de Abraham y miembro de la tribu de Benjamín.

No, Dios no ha rechazado a su propio pueblo, al cual eligió desde el principio. ¿Se dan cuenta de lo que dicen las Escrituras sobre el tema? El profeta Elías se quejó del pueblo de Israel ante Dios y dijo: «Señor, han matado a tus profetas y derribaron tus altares. Yo soy el único que queda con vida, y ahora me buscan para matarme a mí también»[a].

¿Y recuerdan la respuesta de Dios? Él dijo: «¡No, tengo a siete mil más que nunca se han inclinado ante Baal!»[b].

Lo mismo sucede hoy, porque unos cuantos del pueblo de Israel han permanecido fieles[c] por la gracia de Dios, es decir, por su bondad inmerecida al elegirlos; y como es mediante la bondad de Dios, entonces no es por medio de buenas acciones. Pues, en ese caso, la gracia de Dios no sería lo que realmente es: gratuita e inmerecida.

Así que la situación es la siguiente: la mayoría del pueblo de Israel no ha encontrado el favor de Dios que tanto busca. Unos cuantos sí lo han encontrado—los que Dios ha elegido—, pero el corazón de los demás fue endurecido. Como dicen las Escrituras:

«Dios los hizo caer en un sueño profundo.
Hasta el día de hoy, les ha cerrado los ojos para que no vean
    y les ha tapado los oídos para que no oigan»[d].

También David dijo:

«Que su mesa de abundancia se convierta en una trampa,
    en un engaño que los lleve a pensar que todo está bien.
Que sus bendiciones los hagan tropezar,
    y que reciban su merecido.
10 Que sus ojos queden ciegos para que no puedan ver,
    y que la espalda se les encorve para siempre»[e].

11 ¿Acaso el pueblo de Dios tropezó y cayó sin posibilidad de recuperarse? ¡De ninguna manera! El pueblo fue desobediente, por eso Dios puso la salvación al alcance de los gentiles.[f] Sin embargo, él quería que su propio pueblo sintiera celos y la reclamara para sí. 12 Ahora bien, si los gentiles fueron enriquecidos porque los israelitas rechazaron la oferta de salvación de Dios, imagínense cuánto más grande será la bendición para el mundo cuando ellos por fin la acepten.

13 Menciono todo lo anterior especialmente para ustedes, los gentiles. Dios me designó apóstol a los gentiles. Pongo énfasis en esto 14 porque, de alguna manera, quiero hacer que los hijos de Israel sientan celos de lo que tienen ustedes, los gentiles, y entonces yo pueda salvar a algunos de ellos. 15 Pues, si el rechazo de ellos hizo que Dios ofreciera la salvación al resto del mundo, la aceptación de ellos será algo aún más maravilloso. ¡Será vida para los que estaban muertos! 16 Y dado que Abraham y los otros patriarcas fueron santos, sus descendientes también serán santos, del mismo modo que toda la masa de pan es santa porque la porción que se da como ofrenda es santa. Pues, si las raíces del árbol son santas, las ramas también lo serán.

17 Algunas ramas del árbol de Abraham—algunos del pueblo de Israel—han sido arrancadas; y ustedes, los gentiles, que eran ramas de un olivo silvestre, fueron injertados. Así que ahora ustedes también reciben la bendición que Dios prometió a Abraham y a sus hijos, con lo cual comparten con ellos el alimento nutritivo que proviene de la raíz del olivo especial de Dios. 18 Así que no se jacten de haber sido injertados para reemplazar a las ramas que fueron arrancadas. Ustedes son solo una rama, no son la raíz.

19 Tal vez digas: «Bueno, esas ramas fueron arrancadas para darme lugar a mí». 20 Es cierto, pero recuerda: esas ramas fueron arrancadas porque no creyeron en Cristo, y tú estás allí porque sí crees. Así que no te consideres tan importante, más bien teme lo que podría suceder. 21 Pues, si Dios no perdonó a las ramas originales, tampoco[g] te perdonará a ti.

22 Fíjate en que Dios es bondadoso pero también es severo. Es severo con los que desobedecen, pero será bondadoso contigo si sigues confiando en su bondad. En cambio, si dejas de confiar, tú también serás arrancado por completo. 23 Y si el pueblo de Israel abandona su incredulidad, volverá a ser injertado, pues Dios tiene poder para volver a injertarlo en el árbol. 24 Tú, por naturaleza, eras una rama cortada de un olivo silvestre. Por lo tanto, si Dios estuvo dispuesto a ir en contra de la naturaleza al injertarte en un árbol cultivado, él estará mucho más dispuesto a injertar las ramas originales en el árbol al que pertenecen.

La misericordia de Dios es para todos

25 Mis amados hermanos, quiero que entiendan este misterio para que no se vuelvan orgullosos de ustedes mismos. Parte del pueblo de Israel tiene el corazón endurecido, pero eso solo durará hasta que se complete el número de gentiles que aceptarán a Cristo. 26 Y entonces todo Israel será salvo. Como dicen las Escrituras:

«El que rescata vendrá de Jerusalén[h]
    y apartará a Israel[i] de la maldad.
27 Y mi pacto con ellos es
    que quitaré sus pecados»[j].

28 Muchos del pueblo de Israel ahora son enemigos de la Buena Noticia, y eso los beneficia a ustedes, los gentiles. Sin embargo, ellos todavía son el pueblo que Dios ama, porque él eligió a los antepasados Abraham, Isaac y Jacob. 29 Pues los dones de Dios y su llamado son irrevocables. 30 Ustedes, los gentiles, antes eran rebeldes contra Dios, pero cuando el pueblo de Israel se rebeló contra él, Dios tuvo misericordia de ustedes y no de ellos. 31 Ahora ellos son los rebeldes y a ustedes Dios les mostró su misericordia para que[k] ellos también participen de la misericordia de Dios. 32 Pues Dios encarceló a todos en la desobediencia para poder tener misericordia de todos.

33 ¡Qué grande es la riqueza, la sabiduría y el conocimiento de Dios! ¡Es realmente imposible para nosotros entender sus decisiones y sus caminos!

34 Pues, ¿quién puede conocer los pensamientos del Señor?
    ¿Quién sabe lo suficiente para aconsejarlo?[l]
35 ¿Y quién le ha entregado tanto
    para que él tenga que devolvérselo?[m]

36 Pues todas las cosas provienen de él y existen por su poder y son para su gloria. ¡A él sea toda la gloria por siempre! Amén.

Nueva Traducción Viviente (NTV)

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